martes, 8 de junio de 2010

¡ESTO ES ESPAÑA, SEÑORES!

Este viejo Dacio Gil no va a defender nunca a los funcionarios como colectivo global. Bajo la condición genérica de funcionario Dacio Gil ha conocido a seres humanos muy buenos, buenos, regulares, malos y malignos. Considerar a todos en conjunto sería una injusticia. No cabe colocar a todos los funcionarios en el lecho de Procusto para estirar a unos y recortar a otros. Pero hay que sacar la cara por los que se merecen un respeto y la consideración adecuada a sus méritos como seres humanos y como funcionarios profesionales honestos. Hoy más que nunca debe dedicárseles un recuerdo especial a esos funcionarios dignos y honestos que se han visto abocados a un día de huelga que les tiene que producir una enorme desazón y gran desasosiego: El Gobierno no se merece la menor consideración de los funcionarios honestos y profesionales, más allá de la eficacia indiferente que puede exigírseles. Pero los sindicatos llevan lustros alejados de las penurias de este tipo de funcionarios y parece poco lógico que sean los funcionarios quienes apuntalen ahora estructuras parasitarias y obsoletas. Es muy triste tener que decir todo esto pero es la realidad que este Gil no va a defraudar.

Dacio Gil quiere manifestar hoy su amorosa solidaridad con las funcionarias y funcionarios que conoce y por quienes puede poner mucho más que la mano en el fuego por ellas y ellos. Personas todas que sólo con su trabajo y mucho esfuerzo han llegado hasta donde han llegado; nadie les ha regalado nada, no han entrado por la puerta falsa, no han gozado de privilegio alguno y han tenido que estudiar horas y horas y restar cantidad de tiempo a otras distracciones para hacer una mínima carrera en la Administración. Todas ellas y ellos hoy estarán escindidos y sufriendo por no poder secundar una huelga incomprensible por estrictas razones morales y económicas. Ya han visto miserablemente expropiado su salario para entregar ahora de nuevo otra parte de su enteco salario al Erario Público para ser dilapidado por cualquier jeta o estúpido a la menor de cambio. Una y no más Santo Tomás. Quien tenga "caja de resistencia" que haga la huelga. El funcionario honesto es honesto pero no bobo. El Gobierno ha demostrado su incuria, su falta de escrúpulos y su incompetencia pero no es cuestión de regalar más "diezmos" a quienes han dilapidado antes y han declarado el estado de excepción a los funcionarios. A esos, desde luego, no. Que los muertos entierren a sus muertos.

Todo apunta a que esta huelga funcionarial se inscribe en un marco más amplio de agit-prop ideada con mucha antelación por manipuladores profesionales para ir caldeando el ambiente ante las próximas elecciones generales. De la huelga, de las agitaciones y posiblemente de las elecciones generales las funcionarias y funcionarios honestos que Dacio Gil conoce saldrán indefectiblemente escaldados. Y eso que son personas socialmente sensibles y comprometidas. Como siempre pasa con los honestos en este país de sainete, charanga, risa y trinconeo. Si este país no fuera un esperpento, los funcionarios no deberían hacer huelga alguna hasta que los tribunales de justicia (si es que existen para hacer Justicia) se manifiesten sobre la expropiación sufrida por los funcionarios. Si los Tribunales callan o aceptan los desmanes operados por este Gobierno, el funcionario honesto habrá perdido también el derecho a la inamovilidad, a la propia huelga y a los demás derechos. Habrá desaparecido de un plumazo toda una categoría social y jurídica y sus fundamentos construidos durante más de un siglo. Habrán devenido en puros parias desprotegidos.
Resulta imprescindible que aparezca algún juez juicioso e independiente (al menos uno; aunque es mucho esperar, desde luego) que reconduzca la situación jurídica a las reglas de juego rotas unilateralmente por el Gobierno actual. ¿Es tan difícil respetar las reglas de juego? ¿Es tan fragil el contenido de la relación funcionarial? ¿El estado de excepción es estructural para los débiles pero no existe para los violadores institucionales y los mangantes?

Las funcionarias y los funcionarios honestos que Dacio Gil conoce no deberían acudir al mecanismo de la huelga una vez conocido que el Gobierno no respeta las reglas del juego. Deberían gritar ¡Que se vayan todos! e intentar desalojar a quienes les han expropiado en los primeros comicios y en los siguientes. Obtendrán una victoria pírrica, pero algo valdría. Todas las funcionarias y funcionarios honestos a los que hoy quiere homenajear este viejo Dacio Gil no deben cifrar demasiadas expectativas en medidas de presión como la huelga, que sólo apuntalan a los aparatos de los sindicatos. Con una simple huelga a la japonesa el Gobierno quedaría desnudo...y con él sus sociedades de asistencia técnica, y sus contratos de servicios, y sus ETTs, y sus externalizaciones de servicios públicos y sus subvenciones etc., etc., etc.

El marqués de Bradomín y don Ramón María del Valle Inclán no darían crédito a la sinrazón que impera en la piel de toro y sus islas en estos diez años del siglo XXI. Se desmayarían ante una realidad tan colapsada, en la que el bloqueo institucional viene mostrando el rictus de la muerte que desvela todo el secreto de una vida...de unas Instituciones Públicas y una sociedad que perece secundarlas de manera bobina. De un Gobierno que se desconoce a sí mismo, que desconoce los derechos de los empleados al servicio del público y que desconoce -o vulnera a sabiendas- las reglas de la convivencia.

¡Esto es España, Señores!

2 comentarios:

  1. Comparto en gran medida su opinión, D.Dacio, sobre la situación de la función pública española y sobre la cuestionable larga jornada reivindicativa (huelga, paros, concentraciones, manifestaciones ... ¿alguien da más?) convocada para hoy por las lamentables organizaciones sindicales actuales entre los empleados públicos.

    Auténtico desconcierto y rabia contenida provocaron las drásticas, tardías e improvisadas medidas de recorte gubernamental anti-crisis, focalizadas hacia los pensionistas y empleados públicos.

    Desde luego, ante la situación de emergencia sobrevenida por la irresponsabilidad de algunos, la negligencia de otros, la usura especulativa de unos pocos y la pasividad de muchos, todos hemos de apencar con las consecuencias y arrimar el hombro, pero que cada palo aguante su vela equitativamente, no solamente los palos más débiles sosteniendo todo el “tinglao” y los de siempre “de rositas”. ¡Basta ya de tanta hipocresía!.

    A pesar de mi firme rechazo a las formas de actuación de este Gobierno visiblemente “a la deriva” con claro riesgo de naufragio tras renunciar a casi todas sus promesas y compromisos -que ahora deslegitiman la confianza que en su día le dieron las urnas-tampoco puedo aceptar esta huelga de funcionarios unilateralmente convocada para hoy por las organizaciones sindicales (otros que tal bailan) con menosprecio absoluto de la opinión de los colectivos a los que dicen representar, y que con indisimuladas intenciones políticas sólo buscan un “ensayo” para la huelga general ya decidida (¿el próximo 28?) intentando ocultar así su sospechosa y duradera connivencia con el poder y por tanto su cuota parte de culpa en el desastre que se nos avecinaba y que ya tenemos encima. ¿Dos huelgas con tan pocos días de diferencia y además separando a funcionarios del resto de trabajadores?

    Y qué decir de la nefasta e inútil oposición insoportablemente oportunista . . . ellos solitos se retratan, ¡Ay!

    Estoy con usted en sus conclusiones ¡Que la Providencia nos pille confesados!

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  2. Creo que vuelve usted, amigo Gruten, a tener una certera perspectiva. Y no lo digo porque coincida en alguna medida con este viejo Gil. Su comentario me ha animado a elaborar un nuevo post como homenaje a los funcionarios cabales. Me he permitido, incluirle a usted, aunque sin nombrarle, en la orla de los funcionarios a los que va dirigida la enhorabuena de este viejo. Considere, pues, ese post, fruto de su animoso y certero comentario. Es usted por consiguiente promotor del mismo y también recipiendario de mis rosas simbólicas o intangibles. Su espíritu inquieto seguro que conoce las obras que recomiendo. Pero pueden ser interesantes para el dudoso eventual parroquiano que reuna la condición de funcionario público o tenga algún familiar cercano o amigo directo en ese colectivo. Valen también como incitación a los jóvenes de espíritu abierto.
    Ánimo también animoso Gruten.

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