domingo, 27 de junio de 2010

ABRAZAR, SENTIR EL AMOR, ENTRAR EN TRANCE

Por razones de agobio personal que no vienen al caso, el último post contiene -como es ya tradicional en este viejo Gil- una serie de errores mecanográficos que dan la completa impresión de ser ortográficos. A este viejo Dacio Gil no le cabe esgrimir justificación de ningún tipo más allá de los agobios padecidos al intentar elaborar el post a toda prisa y sin entender el Pc desde el que intentaba remitirlo. Débil excusa, desde luego.

Estando como estamos aturdidos de manera bifronte, por un lado por el mundial de fútbol, por otro las cantilenas políticas de la concertación, poco tiempo tenemos los ciudadanos españoles para plantearnos las cosas verdaderamente serias que nos afectan (o que nos expropian o roban). Muchas bufandas y atuendos rojos, mucha excitación previa, pero poca satisfacción parecen sentir los aficionados con el juego de los futbolistas que representan a la Federación Española de Fútbol. O esa es la impresión que viene sacando este viejo Dacio Gil. Pocos abrazos parece haber entre los aficionados tras la consecución de unos goles espectaculares que brillan por su ausencia. Los jugadores parecen enamorar poco a la afición con su juego. Acaso demasiadas expectativas o exceso de cansancio. Dacio Gil quiso pulsar el pasado viernes por la noche in situ, en una gran aglomeración humana, las manifestaciones de emoción colectiva de los aficionados tras el partido con Chile y el resultado fue decepcionante. Se masticaba una especie de depresión colectiva: Así no; así no.

Lo mismo pasa con la política y la trampa del consenso que los dos partidos menos minoritarios se arrojan a la cara a diario. Demasiado chusco. Todo muy manido y manipulado. Aspiración a la escenificación del abrazo del oso. Pero tomado éste en el sentido tradicional político, que en internet hay un debate bizantino sobre el significado de este abrazo. En política es el abrazo al enemigo fingiendo amistad, con la oculta intención de matarlo por asfixia. Eso es lo que pretenden respectivamente las huestes de Zapatero y Rajoy que tanto montan, montan tanto...aunque esto de montar tiene también muchos significados. Limitémonos, sin muchas profundidades semánticas o semióticas, a la frase aplicada a los Reyes Católicos.

Este viejo Dacio Gil siente desde hace relativamente poco tiempo una enorme veneración por el abrazo, por los abrazos. Cree que es una manera esencial e irreemplazable de manifestar amor. Considera que el ser humano necesita abrazar y ser abrazado. Y que el significado del abrazo muchas veces trasciende las palabras. El abrazo es mucho más que un ritual protocolario. Muchas veces se da o se recibe vida con un simple abrazo sincero, sentido. En la mayoría de los casos es una experiencia inolvidable. Una experiencia que vendría a confirmar la superioridad del ser humano. Hay que recuperar el verdadero sentido de los abrazos. Separarlo de las cortesías, los simulacros, los protocolos y los juegos eróticos. Diferenciarlo de los pseudoabrazos de los futbolistas (el manido "se abrazan los jugadores" para dar por terminado un juego) y los políticos abrazafarolas que patentó el periodista J.M. García. Un abrazo sentido de verdad no tiene precio. O, mejor dicho, vale un potosí. Puede serlo y significarlo todo.

Cada cual tendrá su propia concepción del abrazo porque bien dado o recibido es una verdadera experiencia mística. Casi un éxtasis. Quien lo haya experimentado sabrá a lo que se refiere este viejo Dacio Gil. Eduardo Galeano, el lúcido escritor uruguayo, tiene escrito un exitoso libro con esa rúbrica y en tres de sus capítulos dedica una reflexión muy tierna sobre el acto de abrazar. Desde hace unos años -tiempo que Dacio Gil sigue la pista a las maneras de abrazar- tiene noticia de una forma de protección o sanación basada en el abrazo: la abrazoterapia. Abrazos hay de muchos tipos. Cada cual habrá experimentado en ese acto transitivo (¿alguien encantado de conocerse habrá llegado a abrazarse enteramente; habrá llegado al climax consigo mismo?) una transmisión de reconocimiento, afecto, amor o energía. Un abrazo es pura fusión: vida compartida, interacción. O transmisión de vida por una pérdida. Pero fusión a la postre. El summum en este mundo de exacerbado individualismo inducido.

Este viejo Dacio Gil tiene recopilado material para intentar provocar a los hipotéticos lectores, pero una noticia aparecida el domingo 27 en un periódico nacional no le ha dejado escapatoria: le brindaba en bandeja un tema que el usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia verdaderamente siente y tiene muy analizado. La cuestión de las religiones o las concepciones vitales irá apareciendo por esta tribuna. La noticia sobre Mata Amritanandamayi Devi, más conocida como Amma. El corresponsal de ABC en Nueva Delhi lo titulaba Amma y la mística del abrazo. Aunque en el hinduísmo darshan vendría a significar "visión" o mejor "visualización", para Amma es ante todo abrazo. Su religión es el amor y el servicio a los demás. Se dice que en los últimos años ha podido llevar a cabo 30 millones de abrazos. La choza donde nació es hoy un monasterio. Resulta enriquecedor indagar en la vida de Amma y su mensaje de amor. Dacio Gil anima encarecidamente a esa indagación. El artículo referenciado es una buena iniciación. Dacio Gil no lo destripará, se va a limitar a reproducir un párrafo: "Su mensaje es antiguo, pero "la santa" ha abrazado el mundo moderno. Ofrece rezos desde internet. Sus actividades se pueden seguir en Twitter y cuenta con grupos de fans en Facebook. En su Web se celebran subastas de objetos bendecidos o usados por ella. Con fines caritativos. Para ella existen la pobreza espiritual y la material".

Abrazar y ser abrazado de manera sincera es una experiencia mística, un auténtico trance, hoy en desuso por la proliferación protocolaria o mediática de falsos abrazos. Sepamos distinguir el polvo de la paja. Cultivemos la ciencia o religión de los verdaderos abrazos. Casi nadie sabe abrazar de verdad. Existe un déficit de abrazos verdaderos que requiere una terapia específica. En un abrazo auténtico se cobra vida y se entrega vida. Pero hace falta alguien que nos inicie o nos enseñe a abrazar. No es fácil encontrarlo hoy un maestro o una maestra. Dejémonos del manido y ventajista se abrazan los jugadores y practiquemos la compasión y el amor como enseña Mata Amritanandamayi Devi.
Por experiencia habla este viejo Dacio Gil: la vida es un abrazo.

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