miércoles, 30 de marzo de 2011

¿AÚN PIENSAS QUE LAS BESTIAS NO AMAN?

Lleva cuatro días descentrado el viejo Dacio Gil y mira que intenta con denuedo acomodar sus hábitos y biorritmos al cambio horario europeo. Por fin ha acompasado a la nueva hora los diferentes relojes y despertadores desperdigados por su vivienda. A decir verdad no consigue comprender ni el alcance ni las auténticas razones de una medida que produce disonancias en el sueño, en el estómago, en el hambre, en el despertar, en el humor y hasta en el sistema cognitivo de este viejo transido de cansada vejez. Debe de ser que el veterousufructuario de la Tribuna Alta Preferencia ha envejecido demasiado deprisa en estos 10 últimos años, pero no encuentra razón alguna para ensalzar a la élite burocrática europea tan alejada de los hábitos festivos de la realidad horaria mediterránea: ¡Bienvenidos al sur!.

Al menos antes, cuando nos llovían las ayudas FEDER y otras subvenciones camufladas, había que callar sobre la burocracia aristocrática europea, pero ahora que todo son regañinas y recortes: sigamos la teoría de Fernado Fernán Gómez y gritemos fuerte ¡a la mierda! Que nos dejen mantener nuestros hábitos mediterráneos y la peculiar improvisación lumínica que nos caracteriza a los vejetes y a los niños de acá y allá del mar mediterraneo. Es comprensible que quienes están cada semana en los aeropuertos quieran unificación y subversión horaria, pero para quienes jamás hemos salido, como Proust, de nuestra pequeña habitación con diminuto balcón (casas del Instituto de la Vivienda de los años 60) los constantes cambios horarios sólo nos hacen agujeros en el cuerpo y en el alma.

Ni los evolucionados bosquimanos de quienes descendemos, ni los primates evolucionados más lentamente –de los que también descendemos- hubieron nunca de recurrir a modificar el curso natural de las jornadas de caza, de pastoreo o agrícola y recolector. Si, si aquellos que se comunicaban con un lenguaje sencillo (el khoisán) y se entendían nada menos que ¡a besos! (El País 13.3. 2011). Según los datos de Brenna Hennn de la Universidad de Stanford, no necesitaron de burocracias opresoras ni aristócratas de la luz y las bombillas de bajo consumo. Sin embargo, hace unos años algún lobby energético coló de estraperlo esta medida de ajuste horario solar en Bruselas o Estrasburgo sin reparar en que las poblaciones de los países mediterráneos estaban muy agustito con la proyección natural del ciclo solar en sus vidas. El mercado siempre coloca sus presiones suasorias sin reparar en los damnificados. Ya es hora de cuestionarse lo establecido. Hay que imaginar las cosas de forma diferente.

El viejo Dacio Gil huye por lo general de toda propaganda o publicidad. Está harto de las imágenes de Gasol o Nadal anunciando bancos o coches. Está harto de los reclamos consumistas de mujeres 10, o -como gusta decir Cuca- "de plástico"; ambas inalcanzables para un humano normal que cuente con escaso capital económico o simbólico. Pero, como ya ha dejado constancia el viejo Gil en este blog, intenta destacar los anuncios que refulgen por su inteligencia y veracidad, siquiera relativa. Es el caso de Hyundai que ha cambiado el reclamo iconográfico del polícromo tenista Nadal o la larguísima y distinguida sombra de Gasol por un bello amante que parece, en blanco y negro, apaciblemente acurrucado en lo que se intuye un cálido abrazo. La imagen del amante es la de un chimpancé –o acaso un bonobo- presidido por el lema ¿Aún piensas que las bestias no aman? Y una apostilla al pie de la imagen: Otra forma de pensar es posible. Ya es hora de cuestionarse lo establecido. En Hyundai pensamos que para que todo evolucione, hay que imaginar las cosas de forma diferente. Sólo así conseguiremos hacerlas como nadie las ha hecho hasta ahora.

No hace falta ser Umberto Eco, Abraham Moles o cualquier otro reputado semiólogo para captar la excelencia semiótica y la sugerencia intelectual de esta acertada línea de publicidad. Hace pensar en tres niveles de plena actualidad: 1) Porque soplan vientos de radical necesidad de cuestionamiento de todo lo establecido y de la teología económica del desastre. No hay más que constatar el fulgurante éxito del panfleto de Stéphane Hessel y la incapacidad de la sala del Instituto Francés de Madrid para poder albergar a tanta gente deseosa de escuchar,cual cantante de moda, al joven-viejo desobediente francés. 2) La crisis del etnocentrismo basado sólo en determinadas clases de humanos y el auge de la etología. 3) La necesidad de centrar nuestra actividad en profundizar en los sentimientos en general y en el amor en particular.

A regañadientes vamos aceptando los humanos –más allá del “contrato animal” de respeto a nuestras mascotas- que los animales desarrollan y observan reglas sociales y mantienen conductas morales. Desde los legendario estudios de Konrad Lorenz sobre la agresión –quien haya sufrido Mobbing sabe de la valía de los estudios de Lorenz y su transpolación a ámbitos tan sedicentemente humanos como la oficina o la escalera- se ha constatado la similitud de comportamientos entre hombres y animales. Frans De Waal, de la Universidad de Emory, tiene sentado que los chimpancés tienen comportamientos morales, de consolación con los perdedores, en los que se aprecia un alto grado de empatía y superior nivel de conciencia. Afirma que los grupos de primates disponen de normas sociales (protocolos de reconciliación) que pueden asemejarse a la justicia y el derecho. Ciertos primates tienen evidentemente emociones que van más allá de la reconciliación. Y puede que también dentro de esos colectivos existan filósofos de la moral con ascendiente ético sobre el grupo. Y hasta jueces y científicos.

El mismo De Waal, junto Amy S. Pollick ha registrado la actividad de los dos hemisferios cerebrales en 13 bonobos y 34 chimpancés, combinando signos a modo de lenguaje. Constatan que cuentan con interés sexual (desmedido en los enanos de esas especies). Estos investigadores describen signos de “manoseo” (llegan a distinguir entre magreo “hippy” y “yuppi”) y de seducción visual, de voz y movimientos faciales. Han descrito hasta 7 categorías conductuales, que van desde la invitación al juego al intercambio de información sobre locomoción. Está comprobado que los chimpancés incluso superan a los humanos en ciertas tareas de memoria. Hoy es aceptado que loa chimpancés tienen emociones y cultura tal y como se reflejó en el simposio La mente del chimpancé celebrado en Chicago en 2007.

Podría el viejo Dacio Gil demorarse evocando la “reserva cognitiva” de los chimpancés, pero para no hacer fatigoso este post remite al eventual lector al libro de Frans de Waal el mono que llevamos dentro (Tusquets 2007).
Cuando los chimpancés dan pruebas de “excedente de capacidad cognitiva”, los humanos nos agredimos lentre todos por los intereses de unos pocos; nos cargamos deliberadamente instituciones como la seguridad social y vulneramos a a conciencia el derecho y las normas sociales más básicas. Seguro que con cierto adiestramiento los primates podrían crear una Agencia Superior de Investigaciones Científicas para estudiar los comportamientos sociales, asociales, antisociales y desviados institucionalmente del sedicente animal superior evolucionado. Podrían incluso analizar el comportamiento político y electoral de la llamada “elección racional”. Y sobre todo ese desamor actual al que, por inercia o desconocimiento de su esencia, seguimos llamando amor: los intereses han terminado fagocitando la ternura y el amor. Ese amor que con altura de miras nos recuerda el anuncio de Hyundai que conservan y perfeccionan “las bestias”.

Ahora que se ha desempolvado el fetiche de Darwin en su aniversario pasado y se plantea constantemente por los fundamentalista religiosos de toda laya el fantasma del “creacionismo” bueno es que reflexionemos sobre estos extremos "bestiales" aunque sea al hilo de un anuncio comercial de automóviles de todo a 110. Jeremy Rifkin ha recordado que los cerdos de la Universidad de Purdue se sienten atrapados firmemente por el cariño y se deprimen si se les aisla. O Alex un loro gris africano que identifica 40 objetos y 7 colores siendo capaz de aprender conceptos abstractos (en base a la dicotomía mismo y distinto). O Koko, un gorila de 136 kilos con un cociente intelectual de 95 que aprendió a la perfección más de 1.000 signos y entiende varios miles de palabras en inglés, que ya quisiera para sí un principiante de Globish.

Quién sabe. Puede ser que estemos cerca de que en las academias científicas del Reino Animal "inferior o menos evolucionado" en breve se estudie en el laboratorio al funcionario gris, a la política feminista, al rey desnudo y al juez enajenado. Y seguro que se hará con más cariño, respeto y delicadeza que cuando se exhibían en los circos para regocijo general a la mujer barbuda, al hombre elefante, al niño jirafa, la colección de rostros jabarizados, o las charlotadas del bombero torero y su cuadrilla. Y no será necesario ya el personal especializado de animalario que se habrá trocado en ese mundo académico animal en personal de hominolario. Y hablando de esos animalarios que tanto abusan del sufrimiento de las ratas en aras a un pretendido avance científico, Rifkin recuerda que estudios recientes de la química cerebral de las ratas demuestran que éstas, al jugar, sus cerebros liberan grandes cantidades de dopamina, una sustancia neuroquímica asociada con el placer y las emociones de los seres humanos; sólo hay que dejarlas jugar tranquilas. Y apostilla con una frase del científico del comportamiento Steven Siviy (U. Pensilvania): Si creemos en la evolución por selección natural, ¿Cómo vamos a creer que los sentimientos aparecieron de repente, de la nada, con los seres humanos?

Los seres humanos avanzamos, si es que realmente avanzamos (Matt Ridley, el padre del “optimismo racional” cree que sí) mediante grandes autoengaños individuales e institucionales. Que si los animales ("las bestias") son incapaces de suicidarse y del autosacrificio; que si no aman ni se enamoran; que si no se prodigan ternura y sólo se agreden para sobrevivir; que si carecen de stress (stress que si reconocemos a los bancos, ¡Vaya cinismo!); que si no sufren de insomnio y pesadillas; que si los animales carecen del “nosotros la cultura” que caracteriza a los mundos socialdemócratas en extinción; que si carecen de protocolos de cortesía y seducción; que si no se da la homosexualidad entre las hembras, etc., etc., etc. El castrante etnocentrismo bobalicón dominante perfumado de pseudociencia institucionalizada.

Pero a lo que vamos, que el viejo Dacio Gil se pierde por viejo y por indignado. Las bestias se aman, vaya si se aman. Y se aman como debe de ser: como bestias, a lo grande, a lo bestia. Que son capaces del sexo+amistad en que se concreta el amor. Que la exclamación ¡Que animal! ¡Qué manera de besar! tiene su raíz en el reino de las ideas y el amor, si, pero de los animales que consideramos inferiores. Si los animales se enamoran –y se enamoran como puede colegirse traspolando las teorías de la psicóloga Dorothy Tennov en Love and Limerance- llegan a conocer la experiencia mística, intangible, inexplicable, casi sagrada que desafía las leyes de la naturaleza, los convencionalismos sociales y los escrutinios de la ciencia: se enamoran, entran el "estado de imbecilidad transitoria" de los humanos, al que aludía el filósofo Ortega.

¿Qué es mediante feromonas y el olfato? ¿Y qué? Napoleón también conmino a su amada Josefina: Llegaré a París mañana por la noche. No te laves. ¿Qué carecen de sistema límbico? A eso habrá que responder que las polillas imperiales despiertan su atrativo de seducción a través de procesar los aromas procesadas en esa especificidad craneal. ¿Qué no existe nada parecido al galanteo humano? Konrad Lorenz ya advirtió en 1965 que el macho de pato cuchara (spatula clypeata) hace movimientos de bombeo de la cabeza a los que la hembra responde antes del apareamiento y que ésta grita mientras se aparea con un grito “verdaderamente aterrador parecido al grito de agonía de una hembra pisoteada o apresada por un ave de rapiña”. Como también conocemos desde Lorenz que el macho de pato cuchara se pavonea ante los demás por su logro con un “claro movimiento de llamar la atención al emitir un sonido nasal característico de intensidad máxima, que no deja oir en ninguna otra ocasión: chat… chat… chat como si fuera un parloteo”.

¿Qué los animales no son capaces del flechazo, del amor a primera vista, las calabazas y el amartelamiento? Una gorila de nombre Toto, criada en EEUU, durante el ciclo menstrual que duraba tres días, miraba en derredor con inconfundibles ojos de amor. Dicen que podía llegar a sentír flechazos incluso de …¡varones humanos!. En 1988 en la localidad de Vermont (USA) un alce se enamoró perdidamente de la hembra de sus sueños, a la que persiguió durante 76 días emitiendo sonidos galantes y “embestidas amorosas”. La amada era una vaca. Desgraciadamente el alce recibió calabazas y terminó dándose por vencido. Pero nadie pudo negarle que llegó a entrar en trance, se adentró en ese misterio del enemoramiento, esa angustia vital conjugada con euforia que erróneamente creemos privativa de los humanos. ¡Engreídos humanos! Los ejemplos podrían multiplicarse por cientos, sólo hay que observar e intentar conocer en la biología, la etología, la antropología y en la Amorología despojados (¿o es expresión más cabal “desembarazados”, si es que desembarazado -si cupiera, además, el embarazo en varones- no es sinónimo de aborto?) de prejuicios culturales etnocentristas.

Se impone volver sobre estos temas en un momento posterior. El amor no es privativo de especie alguna, lo que pasa es que quienes nos creemos el centro del universoe no sabemos amar, nos perdemos en meandros varios: unas veces el sexo, otras los prejuicios culturales o teológicos, y en muchos casos la falta de audacia para dejarse amar y promover amor encorsetados en esa tan nuestra indefensión aprendida. Cuando nos detenemos a reflexionar sobre el amor ya somos viejos y nuestras cavilaciones se escoran en lo abstracto, en lo fragmentario o en las "batallitas".

Reconozcamos, pues, la excelencia de la publicidad de Hyundai, pero convengamos que tenía razón Francisco de Goya y Lucientes en su incomparable serie de Caprichos: 43. El sueño de la razón produce monstruos; 10. El amor y la muerte; 19. Todas caerán; 20. Ya van desplumados; 23. Aquellos polvos; 38. Bravísimo!; 39. Asta su abuelo; 41. Ni más ni menos; 42. Tu que no puedes; 45. Mucho hay que chupar; 57 La filiación; 58. Tragala perro; 60. Ensayos; 67. Aguarda que te unten, 72 No te escaparás; 77. Unos á otros; 63. Miren que grabes!; 53. Que pico de oro!; 46. Corrección; 40 De que mal morirá?; 37. Si sabrá más el discípulo; 26 Ya tienen asiento…

Los Caprichos de Goya son la otra cara del anuncio de Hyundai.
No es un capricho: ¿Aún piensas que las bestias no aman?

sábado, 26 de marzo de 2011

GREGUERÍAS DESDE ROJIQUISTAN

- Hasta la culta y bella Granada sucumbió al fango rojo. Bandera kilométrica. Patriotismo futbolero. Franquismo en estado puro.

- Alberti no fue a Granada. Carlos Cano se avergonzaría de Rojiquistán. Bourdiou recomendaría un cortafuegos a tanta estulticia. Hasta la Alhambra llora.

- Zapatero va a intentar (eso dice, nadie le cree ya ) combatir el trabajo alegal. Quiere amnistiar a los defraudadores. Lo llama “regularización”. Mientras esquilma a los legales.

- Que se preparen los funcionarios que estas chicas y chicos sólo saben recaudar guindando a sus propios empleados.

- Dolores de Cospedal no es Teresa Cunillera (ni Teresa Fdez de la Vega). Les separan abismos de encanto. ¡No hay comparación! Vale por sí. No parece pelota, ni arribista, ni chivata. Tiene futuro (y muy distinguido presente).

- Según ABC Adolfo Súarez Illana anima ahora a la desobediencia civil, a la rebelión ciudadana. ¿Lo dirá en serio? ¿Obedecerá a una nueva moda de las rebeliones pijas?

- Jean Daniel alaba el suicidio del joven tunecino Tariq Bouazazi. Lo califica de “ejemplar”. Desde Jean Amery nadie habló tan claro. Pero no todo es política, señor Daniel. La dignidad de quien alza la mano contra sí mismo al no entender a la sociedad que oprime.

- Sábado 26: Manifestación a favor de la vida. Seguro que se avergüenzan (y no respetan, no ya ponderar como Daniel) del suicidio. Poco lógicas estas manifestaciones en pleno siglo XXI. Respeto con ellas , si. Pero profiláctico distanciamiento.

- El PP sólo con Cospedal o Aguirre arrasaría electoralmente colocando bajo mínimos históricos a la camarilla del PSOE. Tercera transición. Pero son tibios y confesionales antes que solidarios con sus conciudadanos. Lástima: desperdiciarán una oportunidad histórica de ganarse a casi toda la ciudadanía harta. Y de pasar a la historia política.

- Dejad que los ciudadanos se acerquen a mi debería decir el candidato del PP. Y ni lo hace ni lo dice. ¡Gato, gato!

- Sífilis inoculada en Guatemala. Impunidad guatemalteca sin Castresana presente. Reparaciones extemporáneas EEUU . Como la radiación en Palomares. In illo tempore. Doctrina del Shock.

- Calumnian a Garzón por acudir al Tribunal de Estrasburgo. Y callan sobre la mentira que representa ese peculiar Tribunal del Consejo de Europa. Sólo prosperan en él casos publicitarios. El TEDH a veces humilla a los demandantes de su amparo con su lenguaje y actitud. Erasmo ensalza esta institución europea fallida. Cada cual habla de la feria según le va.

- Merkel ahora antinuclear y antibelicista: elecciones a la vista. Sarkozy paladín en Libia: elecciones a la vista. Pobre Europa sin ideas propias.

- ¡Ay de la democracia en Costa de Marfil! Elecciones relativamente limpias. No aceptación de resultados. Globalización.

- Crisis de la noción de soberanía. Un fondo soberano noruego (de inversión, de pensiones) hurgará en la economía española. Acta de defunción de los viejos conceptos políticos.

- Gobernanza económica europea. Nuevas medidas. Retroceso de un siglo en derechos sociales. ¡Indignaos!

- ¿Mini Madoff? Paradigma de lo que está pasando. No sólo Hitler. No sólo Ruiz Mateos.

- Se adelanta la hora. Ajustar los hábitos primarios. Paulov solar. Reflejos condicionados e inhibiciones. Soluciones biopolíticas.

- Stanislaw Lem. Grande. Y por eso preterido. Cabal reconocimiento.

- Pazo de Meirás. Historia entre literatura y ciencia ficción. Manipularán unos y otros.

- La Junta del Principado de Asturias inserta anuncios (pagados) en la prensa sobre la automedicación. ¿Verdaderamente son necesarios?

- Proyecto de ley de Buen Gobierno en Baleares. Último día de legislatura autonómica. Brindis al sol.

- Los hospitales catalanes reutilizarán sábanas desechables y material quirúrgico. Cuidado con las jeringuillas y el aspergilus.

- La ministra Sinde parece miembra destacada de la internacional situacionista: dice hacer teatro en el parlamento. ¿Teatro también en el tocador? La sociedad del espectáculo (travestido de cultura).

- Encontrarán dragones y beatificación de Juan Pablo II. Cada cual saque sus conclusiones.

- Menudos ojos. ¡De menudos nada! Liz sólo habrá una. Y Dolores de Cospedal dos. Inigualables.

- Regresa Alain de Botton reflexionando sobre el trabajo. Punset intenta copiar al suizo-inglés. De Botton es único. Afortunadamente.

- La intervención bélica en Libia ha pasado la prueba del Congreso. Impotente Congreso.

- La prueba del Congreso: En la Francia del Antiguo Régimen, cuando una mujer sospechaba que su marido era impotente sometía a éste a la “prueba del Congreso”. Unión en público bajo pullas de la multitud y la guasa de las matronas. Si el marido fracasaba en el intento reembolsaba la dote a la mujer y la dejaba libre en tiempos en que no existía el divorcio. El “Congreso”, una ceremonia castradora, fue prohibido por la iglesia el 18 de febrero de 1677. Cada cual extraiga conclusiones.

- Obama anuncia que no visitará Rojiquistán en su próxima gira. Era previsible. Usa calzado MBT, genuinamente americano. No necesita zapatero ni ortopeda.

- Sábado 26 de marzo. Cine en TV: Días de fútbol. El planeta de los simios. Sintomático.

- El viejo Dacio Gil, como Alberti, jamás se integrará en Rojiquistán. O en esa esperanza vive. Aún vive.

lunes, 14 de marzo de 2011

EL EXTREMISTA Y EL COBARDE CONVERGEN EN EL DOLOR. ME QUEDO CON LAS COSAS PEQUEÑAS Y SILENCIOSAS DE LA FELICIDAD

Anda en los últimos tiempos el viejo Dacio Gil intentando comprender el origen de las revueltas humanas contra lo que convenimos en llamar “lo establecido”, al hilo de los movimientos que se viven en los estados árabes del Oriente próximo y medio. No. No lo hace el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia por lo que le repercute en el costo del llenado del depósito de carburante de su supuesto vehículo ni por su duermevela a 110 kilómetros por hora para que se pueda seguir manteniendo el capitalismo del desastre. Lo hace por intentar encontrar las raíces del amor y del odio de los humanos y su sometimiento –y eventual levantamiento indignado-a la servidumbre voluntaria.

Trata el viejo Dacio de encontrar respuestas en los clásicos. En la lectura se ha sumergido de la autobiografía de un pacifista como Sir Bertrand Russell y en el mismo frontispicio de sus memorias se ha topado con una confesión que ha conmovido a este viejo Dacio Gil:
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones , como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.
He buscado el amor, primero porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de ese gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad, esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura mística, la visión anticipada del cielo que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que –al fin- he hallado.
Con igual pasión he buscado el conocimiento. He intentado conocer el corazón de los hombres. He intentado conocer por qué brillan las estrellas. Y he tratado de aprehender el poder pitagórico en virtud del cual el número domina al flujo. Algo de esto he logrado aunque no mucho.
Amor y conocimiento, en la medida en que ambos eran posibles, me transportaron hacia el cielo. Pero siempre la piedad me hizo volver a la tierra. Resuena en mi corazón el eco de gritos de dolor. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos desvalidos, carga odiosa para sus hijos, y todo un mundo de soledad, pobreza y dolor convierten en una burla lo que debería ser la existencia humana. Deseo ardientemente aliviar el mal, pero no puedo, y yo también sufro.
Ésta es mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciese la oportunidad”.

El viejo Dacio Gil ya había admirado la sabiduría de Russell en su recientemente reeditado libro El Poder, pero jamás había visto representada su vida tan fielmente en palabras de otro. Estremecido se encuentra aún leyendo una y otra vez el prólogo de la autobiografía de este sabio. Si se analiza con detenimiento se observará que describe una peripecia personal y un contexto convivencial que parecen pensados para describir la actualidad.

El prólogo trascrito ha hecho recapacitar a Gil en eso de buscar el detenimiento e intentar basarse en los clásicos. En la actualidad, la innovación es más una celada que un estímulo. El ciberprometeo sólo nos está trayendo la servidumbre voluntaria a unas máquinas accionadas por los humanos para controlar a otros humanos. La recentísima recopilación de reflexiones humanas (en este caso nunca demasiado humanas) de Tony Judt (El refugio de la memoria) estremece también por su claridad y honda humanidad. Otro clásico que recientemente se ha ido pero permanecerá para siempre entre nosotros. Ambos eran ingleses; ambos fueron ciudadanos del mundo; ambos sintieron por sus congéneres y no dudaron en levantar la alfombra. Habrá que volver sobre ellos si lo que pretendemos es considerarnos humanos.

En ese intento por comprender el viejo Dacio Gil se sabe acompañado por bastante gente de bien y de conciencia. Sin ir más lejos ayer, mientras conversaban sobre la deriva humana de esta sociedad del desempeño precario, un artista como Julián, que conoce bien las celdillas y compartimentos ocultos de la mente y la sensibilidad humana, le marcó el camino. Lo marcó como marca él casi todas las cosas, sin autobombos, sin ser presuntuoso. Y digo casi todas porque Julián tiene un solo pero muy marcado defecto: es madridista y sobre madridismo no admite matices ni falso pietismo. Pero marcó el camino para indagar sobre los sentimientos y sobre el ser humano. “Busca en los músicos y cantautores –dijo-. Busca en Serrat, en Aute, en Sabina y en cantantes con mensaje”. Y como detalle de autoridad enseguida mostró al viejo Gil su arsenal de datos al respecto. Un arsenal que, como puede suponerse, no dejaba ningún flanco al descubierto. El viejo Dacio Gil quedó persuadido con lo argumentado y probado. De vuelta a su morada escarbó entre sus viejos discos y se le erizaron los escasos pelos de la testa y los muchos de su cuerpo de envejecido oso, recorriéndole un largo escalofrío, cuando se topó con Yo me quedo. Una enciclopedia acústica y moral para intentar bandearnos en los piélagos de fuego de esta convivencia humana dirigida desde oscuras bambalinas.

Si, claro, se trataba del disco de Pablo Milanés. Todo un compendio para náufragos como el viejo Dacio Gil:

Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia,
a quién se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capanga.
Que la Patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la Patria funcionaba bien;
en las canchas y en los pastoreos.

Realmente, Botija, no sabían un corno,
pobrecitos creían que, libertad
era tan sólo una palabra aguda
que muerte, era tan sólo grave o llana,
que cárcel es, por suerte una palabra esdrújula
olvidaban poner el acento en el hombre.

La culpa no era exactamente de ellos,
sino de otros más duros y siniestros
y estos sí, como nos ensartaron
en la limpia república verbal y cómo idealizaron
la vidurria de vaca y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.

Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede, por eso estoy aquí,
mirándote y echándote de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el coco,
ni ayudarte con la tabla del nueve
y acribillarte a pelotazos.

Vos sabes bien que tuve que elegir
otros juegos y que los jugué en serio.
Y jugué, por ejemplo, a los ladrones
y los ladrones eran policias
y jugué, por ejemplo, a la escondida
si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha y era de sangre.

Botija, aunque tengas pocos años,
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides, por eso
no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones.
Todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos miran hipnotizados
son durísimos golpes, son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte,
demasiado suplicio para que se me borre.

Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló o puteó como un loco
que es una linda forma de callar
que tu viejo olvidó todos los números,
por eso no podría ayudarte en las tablas
y por lo tanto olvidé todos los teléfonos
y las calles y el color de los ojos,
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina y en qué barrio,
qué parada, qué casa.

Y acordarme de tí,
de tu carita me ayudaba a callar,
una cosa es morirse de dolor
y otra cosa morirse de verguenza.

Por eso ahora, me podés preguntar
y sobre todo puedo yo responder.
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho
de no hacer lo que no quiere.
Llora no mas, Botija,
son macanas que los hombres no lloran,
aquí lloramos todos,
gritamos, chillamos, moqueamos, berreamos,
maldecimos, porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse,
llorar, pero no olvidés.

El memorable Hombre preso que mira a su hijo –que toda gente de bien debería tener presente siempre- se acompaña en este himno al ser humano con maravillas del amor como Creo en ti (Creo en ti,/porque nada hay más humano/que prenderse de tu mano/y caminar creyendo en ti. Creo en ti,/como creo en Dios/que eres tú, que soy yo,/en ti, Revolución).

Creo en ti viene acompañada por la inigualable exaltación del amor que es Yolanda:
Esto no puede ser no mas que una cancion
Quisiera fuera una declaracion de amor
Romantica sin reparar en formas tales
Que ponga freno a lo que siento ahora a raudales
Te amo
Te amo
Eternamente te amo
Si me faltaras no voy a morirme
Si he de morir quiero que sea contigo
Mi soledad se siente acompañada
Por eso a veces se que necesito
Tu mano
Tu mano
Eternamente tu mano
Cuando te vi sabia que era cierto
Este temor de hallarme descubierto
Tu me desnudas con siete razones
Me abres el pecho siempre que me colmas
De amores
De amores
Eternamente de amores
Si alguna vez me siento derrotado
Renuncio a ver el sol cada mañana
Rezando el credo que me has enseñado
Miro tu cara y digo en la ventana
Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Eternamente Yolanda

Pero también la maravillosa Mirame bien, sobre el amor del otoño humano con la primavera vital ( Mírame bien, no creo ser el hombre/que a cualquier dama asombre/y es que mi mejor tiempo pasó./Te miro bien, provocas que me asombre/gustas a cualquier hombre,/ tu vida comenzó ./Cuando camino junto a ti/llevo una prisa/que mueve a risa y mueve a trágico dolor/No quiero más que siga esta mentira:/tú naciendo a la vida
y a mí que se me va./ ¿Qué quieres tú? Tener una experiencia,/porque tu muchacho no piensa/y sales a buscar algo más que no sea esa gran savia vital/que entorpece la idea/y que no te deja soñar./ ¿Qué quiero yo? Demostrar que no es cierto,/que todo tuvo su momento,/que siempre hay que llenar/cada fase que llega, pues después se va a buscar/y el ocaso te ciega/y él no suele perdonar./ No busques más, no fuerces tu destino,/un día en el camino
tu verdadero amor hallarás./Yo volveré a esa paz deseada/aunque no quiera nada/y allí, recordaré.)

O la no menos grande Te quiero porque te quiero (También te quiero así,/con mis dolores, mis frustaciones,/vivo junto a ti;/sufriendo unidos crecen los amores/odiarte es lo mas fácil para mí. No creo que tu belleza se marchite/si el peso de los años procuró/que otra belleza borre lo más triste/sólo lo más auténtico quedó;/vamos a ver./ Te quiero porque te quiero/ con esa sentencia/quiero abrirme de corazón./Si el amor en mi opinión/es dar todo lo que anhelo/te quiero con más razón).

Anhelamos sentir pero no vivimos en una sociedad perfecta lo que nos aboca a perseguir el amor y el conocimiento casi desesperadamente:
No vivo en una sociedad perfecta
yo pido que no se le dé ese nombre,
si alguna cosa me hace sentir esta
es porque la hacen mujeres y hombres.
Quien la vió nacer, quien la idealizó,
quien vió que cambió a su parecer
le duele que hoy no sea la rosa
que conquistó el jardin de su vida.
No vivo en una sociedad perfecta
yo pido que no se le dé ese nombre,
si alguna cosa me hace sentir esta
es porque la hacen mujeres y hombres.
Quien la hizo nacer, quien participó,
quien la hizo cambiar y no perecer,
no le complacen todas las cosas
pero por esto da ya la vida.
No vivo en una sociedad perfecta
yo pido que no se le dé ese nombre,
si alguna cosa me hace sentir esta
es porque la hacen mujeres y hombres.
El extremista y el cobarde
van convergiendo en su dolor
mientras el resto con amor
trabaja porque se le hace tarde.
Así sucede en los parajes
donde subir te hace mejor
el falso no tiene valor
el verdadero sigue su viaje.
No vivo en una sociedad perfecta
yo pido que no se le dé ese nombre,
si alguna cosa me hace sentir esta
es porque la hacen mujeres y hombres.

O, como dice la letra de Quien me tienda la mano al pasar, Lo único estable es la felicidad,
que no se compra ni se da en caridad:

Recuerdo el día exacto en que te conocí;
iba pegado al cielo y apenas te sentí.
Me descubriste todo de una vez
y hacia tu mano abierta me lancé.

En toda una persona, hube de cambiar;
gente respetable para acometer,
todo un horario fijo para andar,
un diario y la mesa lista: a envejecer.

Era el perfecto aburrido fragor
de una búsqueda al centro del sol
quemando mi muerte.

Después, con los hechos cotidianos fue
que nos proyectamos para hacernos tres.
En la esperanza del que iba a nacer,
mis frustraciones todas las volqué.

Mientras que los hechos hubo que forzar,
todo este triste mundo tendió a fracasar.
Lo único estable es la felicidad,
que no se compra ni se da en caridad.

Era la alegría de un pájaro gris,
con su canto pidiendo morir
porque estaba preso.

Ahora, junto al cielo me voy a quedar;
quien me tienda una mano al pasar
comparte mi suerte.

Solicitada la obligada indulgencia del eventual seguidor de este post por tanta letra del gran y hoy semiolvidado Pablo Milanés (el capitalismo del desastre cuadra mal con su fina sensibilidad de luchador por lo bello y justo), resta sólo ya invitar a cantar Yo me quedo junto a Russell, Judt y cuantos sabios -como Julian que siempre está dispuesto junto a su guitarra a todo lo que sea arte y ayudar a los demás- o aprendices de sabios quieran unirse al coro:
"Yo me quedo con todas esa cosas/ pequeñas, silenciosas/ con esas yo me quedo."


jueves, 10 de marzo de 2011

ALEJARSE DEL AMO Y ACERCARSE AL AMOR: INTENTAR QUE LAS INSTITUCIONES AMEN.

La joven e inquieta Andrea anda en los últimos tiempos intentando desentrañar la esencia y el valor de la democracia. Busca y rebusca fuentes donde encontrar la clave de bóveda que le descubra la razón por la que la democracia es invocada en los más dispares contextos y situaciones humanas, a veces sumamente enojosas. Comenta que ha llegado a la conclusión de que, si no se trata llanamente de un pleonasmo paradójico, es la puerta de entrada de un oxímoron pues duda que en la actualidad llegue a existir en alguna parte una efectiva democracia que sea auténticamente democrática en el sentido sustantivo y no en el meramente formal.
Andrea, tras cumplir su objetivo de ganar unas oposiciones a un cuerpo superior del -como ella misma dice- Estado minotauro, empieza ahora, con paso decidido, el camino de la sabiduría cuestionándose convenciones consolidadas e indagando sobre las verdades históricas.

Con el acervo de doctrina democrática que atesora, Andrea vino hace unas jornadas a recomendar, con ciertos matices, a este viejo Dacio Gil la lectura del pasquín del joven (94 años) Stephane Hessel ¡Indignaos!. Dice que encuentra cierta similitud (no en la extensión, pero sí en el contenido) con otro distinguido joven de 87 años como Gustavo Bueno (Panfleto contra la democracia realmente existente), o, más bien, mantiene que Hessel ha venido a elaborar la versión vulgata y esquemática del denso panfleto de Bueno. Concluye esta pujante estudiosa de la democracia que hay que dar un giro copernicano al sistema de convivencia y postula trabajar por la sociedad decente en vez de por la desgastada sociedad democrática de consumo: ¡Quiere que las instituciones amen!. Ni más ni menos que unas instituciones, como la burocracia en la que ella misma se desempeña, que carecen de sentido moral, terminen amando. Amando en el entendimiento de no humillar a los seres humanos de quienes deberían ser meros instrumentos. Apela a restituir la primacía del ser humano que termine desalojando a la jauría de espectros con mera apariencia humana en los que nos hemos terminado convirtiendo, tal como viene manteniendo desde hace bastante tiempo el profesor Márquez Cruz en la línea de sus clásicos germánicos.

Hay que reconocer que la idea es buena. Es muy buena: intentar que las instituciones amen; que no mientan; que no humillen. Como buena es su fundamentación. La joven panegirista de la “necesidad de la sociedad decente” destaca que sólo hay que volver a los clásicos. Que todo estaba ya planteado por el poeta Esteban de La Boétie, el gran amor (intelectual) de Miguel de Montaigne, al cual el ilustre escéptico dedica unas de las más bonitas reflexiones escritas nunca sobre el amor y la amistad en el capítulo XXVII de sus Ensayos titulado la Amistad.
De la Boétie es el auténtico precursor de la desobediencia civil no violenta que ahora ha retomado Hessel para que los jóvenes (y con ellos todos los demás) salgan (salgamos) de esta indiferencia ante la tiranía del consumo democrático.

Montaigne mantuvo que su relación con el poeta reflejaba la amistad perfecta y que tras su prematura muerte él quedó reducido a “medio hombre”. Apunta este gran pensador que el resto de su vida, incluso su matrimonio con la joven y bella Françoise de la Chassaigne, fue humo comparado con su amistad con el autor del Discurso sobre la Servidumbre voluntaria o Contra uno. El luminiscente ensayista dice que la pérdida de su amigo le sumió en “una noche oscura y enojosa” . Tiene dos frases que es preciso destacar como merecen:
- “Si me preguntan por qué amé a mi amigo, contestaré del único modo que ello pude expresarse: Porque él era él y yo era yo”.
- “A la familiaridad de la mesa asocio al simpático, no al prudente; en el lecho prefiero la belleza a la bondad; en la sociedad del discurso prefiero al sapiente antes que al honrado.”

Curioso es que el llamamiento a a desobediencia civil nos haya terminado introduciendo en los meandros del amor y la amistad de verdad (los pitagóricos creen que el bien es cierto y limitado y el mal infinito e incierto, sostenía Montaigne). Va siendo hora ya, en efecto, de recuperar a De la Boétie, a Montaigne, a Henry David Thoreau, a Bueno, a Sampedro o a Hessel y a cualquier otro que nos llame a la desobediencia civil, a romper la servidumbre voluntaria hacia un solo amo o hacia varios amos. De entonar un ¡Basta ya! en señal de que nos oponemos a las soluciones del “ahí te pudras libremente”, también llamadas biopolíticas, que nos proponen los defensores de este tiránico Estado minotauro que nos ha colocado en una situación de vuelta al desamparo en la que el Estado, en su conformación actual, en breve habrá desaparecido totalmente de la escena. Una vuelta al estado de naturaleza pero consumiendo compulsivamente todo tipo de cosas y servicios.

Tiene razón la inquieta Andrea. Desde esta Tribuna Alta Preferencia también manifestamos el anhelo de que las instituciones sean decentes, de que trabajemos por que las instituciones terminen amando. Obligado es saber distinguir al amo del Amor. Optar por el Amor es más decente. Seguro.

viernes, 4 de marzo de 2011

EL RAYO VALLECANO COMO PARÁBOLA DE DESAMOR INTERESADO.

Este es un país de piratas y bucaneros. Aunque tratemos de aparentar lo contrario, no nos salvamos ninguno, cada cual en su ámbito aplica el spoil system. Nos gusta asaltar y despojar a los demás de la poca o mucha dignidad de la que cuenten en el instante supremo del abordaje. El caso es hacer daño al patrimonio ajeno sin reparar en el perjuicio que con ese comportamiento ocasionamos en vidas y haciendas.

Aquí hasta el Tato ha entrado en “la concursal” (una martingala muy made in spain para perjudicar a los de siempre y beneficiar a la oligarquía de listillos en aumento), se ha socializado tanto que, como pasa siempre, termina pillando a los de siempre, a los de en medio, y a los que han actuado con lentitud impropia de las martingalas del mercado. Cuando el funcionario administrativo se empieza a pensar eso de declararse en “suspensión de pagos individual” aparece la zarpa del Estado y de la justicia para cerrar el grifo (¿que se han creído estos mequetrefes? ¿Que estas medidas están pensadas para seres insignificantes? piensan cíclica y cínicamente los dueños del país y sus esbirros). No se salvan ni el Estado, ni las Cominidades Autónomas, ni los Ayuntamientos, ni la FEMP, ni las empresas del ladrillo, ni los soladores o encofradores con empresa propia, ni las empresas de servicios, ni los partidos políticos ni la propia conferencia episcopal: aquí todos pretenden una “quita” (un pirateo consentido jurídicamente) a sus deudas aprovechando el canguelo del acreedor y la retórica de la crisis mundial.

El viejo Dacio Gil no tiene nada a favor ni en contra del señor Ruiz Mateos, pero si cuenta con informaciones radicalmente verídicas sobre el proceder sumamente heterodoxo del empresario desde tiempos lejanos. Pero la cuestión es quién determina la ortodoxia y cuáles son los umbrales no escritos que no se pueden traspasar aunque los traspasen a diario unos cuantos aureolados de buena reputación. Ya pasó con don Jesús Gil hace años; nada que ver, a pesar del apellido, con este viejo Dacio. El maduro Dacio Gil (aún no había caído en la senectud que ahora porta) sufría mucho en aquella época leyendo las barrabasadas que la prensa transmitía de su colombroño. A tenor de lo que leía y escuchaba, lo consideraba un delincuente. Andando el tiempo se descubrió que la forma de actuar de ese otro Gil la estaban practicando todas las corporaciones públicas y nadie rechistaba. Se destapó toda la corrupción urbanística que ha asolado España con los mismos métodos de la familia Gil (por favor no confundir con la de este otro Gil que ahora escribe). Pero ya el escándalo mediático fue menor. Algo similar ocurrió con don Mario Conde, hombre de fulgurante éxito financiero que cayó en desgracia al adentrarse en el mundo bancario aplicando al descubierto (autocréditos y demás) la misma heterodoxia que otros llevaban años realizando a cencerros tapados. Es lo mismo que los escándalos de las Cajas de Ahorros cuya “concursal” ha sido“regularizada (son muchos los implicados, había que taparlo) en el sibilino orden legislativo dentro del cambiar algo para que nadie cambie. Harta parecía estar ya la oligarquía económica -y también política- de la proliferación de Cajas, cajitas y cajititas. Vino viejo en odres nuevos.

El viejo Dacio Gil tiene una particular aversión a todas las lapidaciones, pero especialmente a las mediáticas. Por lapidaciones y por mediáticas, que son un cóctel explosivo. Se pisotea a personas e instituciones con impunidad mientras idénticos focos de corrupción permanecen en un sospechoso silencio o aparecen edulcoradas para poder regularizarse de matute. Es la historia de España, no vale ahora rasgarse las vestiduras como meapilas. Que Ruiz Mateos es un heterodoxo sin escrúpulos o sin una idea seria del interés común, tiene muchas posibilidades de ser cierto. Pero ¿es que alguien está libre de culpa y puede tirar la primera piedra? ¿No se trata de la típica cortina de humo que tapa el colapso estructural de un sistema que se mantiene a duras penas a costa de los de siempre?

El viejo Dacio Gil es desde muy joven un ser enamorado. Su corazón está traspasado por la flecha de Cupido en forma de rayo. Tiene el corazón rayista, le surcan flujos sanguíneos con una cordial franja diagonal. Nunca ha ocultado su vuelo nupcial. Es más: siempre ha intentado hacer sano proselitismo de su rayismo. Jamás ha ocultado tampoco que no gusta de las heterodoxias de unos ni de otros; esas heterodoxias existentes en todos los ámbitos hispanos. No hurta el pensamiento por el que Ruiz Mateos no es, ni mucho menos, su prototipo de líder ni de santo. El dueño de rumasa ha tenido un grave error impropio de sus ingenierías: plantearse tarde eso de “la concursal”, cuando la oligarquía ya ha malbaratado esa peculiar técnica de regateo y se plantea ya cerrarla bajo siete llaves pues no tolera eso de la socialización de las ingenierías financieras que desacreditan a todo un sistema que se mantiene a flote sólo por su opacidad y su aristocrático envilecimiento selectivo.

Desgraciadamente el futbol ya no es lo que era: una fuente de diversión atlética del hombre (sic). Ahora es una ideología del capitalismo más espurio que se utiliza para amansar o enfervorizar a las masas de todo género. Todos somos culpables de haber llegado a esa situación, unos por acción, otros por omisión. Ya no quedan Santiagos Bernabeus, ni Marcelinos Gil (también jura por sus padres el viejo Dacio Gil que no es familia de aquel honesto panadero que fue presidente del mejor rayito, al que despojaron de la presidencia con métodos mafiosos de acoso). Hoy el mundo del fútbol es una cloaca en la que se alimentan representantes del Estado, de las Comunidades Autónomas, de los Ayuntamientos, de la Corona etc., etc., etc. Panem et ciercenses.

Pero dicho todo eso hay que reconocer que tanto ladrido mediático (con abundantes datos filtrados) contra la familia detentadora de la razón Rayo Vallecano huele a chamusquina. Vale, son piratas ¿y quién no? La prensa -especialmente la de PRISA, pero no sólo esa- viene apostando por romper al Rayo para destripar sus entresijos. Han intentado por todos los medios hacer vomitar a los futbolistas la confesión unidimensional de que la presidenta les paga “bajo cuerda” para santificar con ese dato el circulo vicioso. No quieren otra confesión: ¡los Ruiz Mateos en fase consursal, pagan bajo cuerda en perjuicio de otros acreedores! Este era el titular escandaloso ansiado por la canallesca política y deportiva.

El viejo Dacio Gil tiene una especial sensibilidad rayista pero no puede entender el montaje de los aficionados el pasado miércoles. Sobrecogía observar cómo la masa (sin capacidad de decisión de ningún tipo; mucho menos societal) manifestaba su frustración y descontento. Un descontento lógico pues este año don José Ramón Sandoval -un hijo del pueblo con mucho afán, muchas luces y mucho sentido común- con un puñado de jóvenes ha hecho soñar a una afición con un futbol inequívoco mientras a la canallesca sólo importaba publicitar los "éxitos" de Mou (que no Lou; mucho más excelsa), los cabreos de Cristiano (cristiano es también, por propia confesión, don Josemaría), las exquisiteces de Messi, el marquesado de Del Bosque, o la foto de la Roja en el mensaje de navidad del rey.
Insignificante era para los medios el rayo hasta que se ha masticado el escándalo.

La frustración hace rebelarse a las masas. Pero esas mismas masas no pueden olvidar que cuentan con los abonos más baratos de España para ver fútbol en la Adelante esa; que los Ruiz Mateos han dado cierta estabilidad al Rayo (sí, claro, se han aprovechado de los beneficios de la razón social; por supuesto) y que hoy por hoy son su única solución (no parecen caber “milagros económicos” como los habidos con el trato deferente respecto a las torres de Florentino, o la Peineta de los Gil) máxime estando en situación pre concursal, atados formalmente de pies y manos a los administradores. Da la impresión que la masa ha sido agitada sibilinamente con intenciones ocultas y poco claras. Frustración sí, pero cordura también debe de haber, sopesando todos los elementos en presencia, pues nada, nada es lo que parece…aunque lo parezca al repetirse en todos los medios.

El usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia ama al Rayo. Al Rayo, a la franja roja, no a sus dirigentes ni corifeos. Como ama a España y no a sus instituciones. Como ama a Lou y no al feminismo militante institucional.
Pero un amante en ejercicio debe intentar ponerse en el lugar del otro ejerciendo una mínima empatía. Dejando que el objeto de nuestro amor se explique para ver si nos convencen sus explicaciones. Eso es el amor, esperar la dulzura del otro respondiendo a nuestra propia ternura. El pasado miércoles todo era desparramar y ya se sabe lo que dice Iñaki Piñuel sobre el desparramar en las fases de acoso moral más crueles. El amor lo cura todo y al menos el señor Sandoval merece todo el amor de todos los rayistas, sin distinción de género.

Daba asco ayer noche escuchar “el larguero” en la cadena SER: en un acoso constante del nuevo José María García (todos terminan en la misma cochiquera, también el señor De la Morena) para que Sandoval vomitase contra sus patronos. Era una metáfora de la manipulación desvergonzada que asola España. Menos mal que el señor Sandoval tiene todas las características de ser un hombre enamorado con un grandísimo sentido común. Y unas altas dósis de sano afán. Del afán tan exquisitamente predicado por el Santo Padre Luis Landero en la figura de Don Augusto Faroni.

¡Amo al Rayo! ¡Aborrezco los sinsentidos masificados! ¡Detesto el acoso moral y la manipulación inetersada! Sostiene el viejo Dacio Gil.

miércoles, 2 de marzo de 2011

ELOGIO DE LOU: AMOR A LA VERDAD; AMOR DE VERDAD (y II).

El estado de salud del sistema de convivencia (no sólo económica) bajo el que los individuos nos encontramos sepultados se pulsa fácilmente en el consumo: en la cesta de la compra diaria, en los periódicos, en los bonos “pilates” y, por supuesto, en las librerías. En las buenas librerías, naturalmente; no en las expendedurías de productos de regalo que jamás se leen. Cualquier aficionado o experto en humanidades y ciencias sociales que conozca Buenos Aires sabe que recorriéndose las librerías de las calles Corrientes o Santa Fe tiene una visión panorámica de las preocupaciones de la sociedad en cada momento. Tal cosa ocurre también en las buenas librerías de la capital de España o de cualquier capital de provincias.

El viejo Dacio Gil de vez en vez se deja caer por esas buenas librerías y corrobora en propia persona la teoría expuesta más arriba. Sin ir más lejos, en las últimas apariciones ha comprobado que la preocupación editorial se concentra en muy concretos temas: las bases de la concepción libertaria o el decurso de la idea a través de ilustres anarquistas patrios; la recuperación de todos los trabajos de Schopenhauer; los usos, principios o evolución del pesimismo; también se aprecia una proliferación de ediciones sobre el amor. Recientemente la extraordinariamente bella e inteligente Lou Salomé recomendaba el librito de Alain Badiou que este veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia obligado es que también recomiende a su vez.

Por razones diversas que no vienen al caso –pero que el atento seguidor habrá captado ya- el viejo Dacio Gil busca y rebusca noticias librescas sobre Lou Salomé y Hannah Arendt, para lo que escarba en contracubiertas e índices de los volúmenes expuestos para ser publicitados. Y hete aquí que encontró rastros en el último libro del catedrático de filosofía contemporánea de la UAB Manuel Cruz, último premio Espasa de ensayo 2010 de sugerente título Amo, luego existo. Los filósofos y el amor. Eran 24 páginas sobre Lou (en su relación con Fritz Nietzsche) y 31 páginas sobre el amor de la pupila, Hannah Arendt, y el maestro Martin Heidegger (precisamente recuperado por Peter Sloterdijk en su último libro Ira y Tiempo). Como puede imaginarse, las pulsaciones del viejo Gil se elevaron como si acabase de terminar una media maratón y el aumento de la temperatura corporal hizo que transpirara tanto que a punto estuvo el libro de escurrírsele de entre las manos. Eran los síntomas de este enamorado Gil que de poco sirve ya para el verdadero y completo amor aunque cada vez lo considera un elemento esencial para la vida, como antídoto de la muerte anunciada. Como juvenil amante, el viejo Dacio Gil rebuscó en sus bolsillos los 19.90 euros para llevarse una parte de sus amadas bajo el brazo, como don Alejandro –en aquel entonces soldado distinguido- buscó las pesetillas con las que (don Alejandro siempre fue un señor hasta en las situaciones más adversas) invitar a aquella mujer que desbarató su corazón y a sus amigas. Situaciones como las descritas sólo las puede entender quien verdaderamente haya sentido el impulso del amor irrefrenable, del flechazo. No caben en este campo ni la buena voluntad interpretativa ni el mejor método hermenéutico. Turbación. Encontrarse más y más turbado, tal como recordaba Eduardo Aute recientemente.

Tardó algún tiempo el viejo Dacio Gil en confesarle a Lou el hallazgo del espejo en el que se reflejaba su relación con el autor de La gaya ciencia (Lou sabe del sentimiento hondo que el viejo Gil profesa a la Arendt, pero comprende las bases y los límites de ese sincero compromiso emocional con la investigadora de la condición humana y de la malignidad organizada; no siente celos, la mujer amada por todos los hombres no ha sido nunca prisionera de los celos). Cuando por fin se atrevió a hacer la revelación, Lou no mostró ni sorpresa ni extrañeza: con su sempiterna dulce sonrisa eterna se limitó a señalar que el libro se había basado en otro francés cuyo título más o menos sería “Los filósofos y el amor. Amar, de Sócrates a Simone de Beauvoir” (Aude Lancelin, Marie Lemonnier les philosophes et l’amour. Aimer, de Socrates à Simone de Beauvior. Plon, 2008) y que, además, Cruz ha incorporado, sin citar la fuente, argumentos empleados por Badiou.
Lou no se excusó por lo que el libro dice, pero se notaba que ella entendía que aportaba apenas nada novedoso. Ni siquiera cambió el rictus al conocer que Cruz dice que fue “una mujer rodeada de hombres”, o cuando, con cierta ligereza, afirma también que “se conoce que era masculina por excesiva, su poderosa inteligencia o su firme voluntad, que mutaban, por culpa de su género, en defectos: la llevaban a ser exageradamente egocéntrica e indiferente a los sentimientos de los demás.”

El capítulo se titula ¿Cómo puedes ser tan egoísta? Nietzsche y Lou Andreas Salomé: vivir en un edificio cuarteado. Presenta a Nietzsche con una acusada tendencia a la soledad y con “problemas para las relaciones humanas: inhibición, distanciamiento y falta de compromiso.” En esas coordenadas, añadidas al supuesto egocentrismo e indiferencia a los sentimientos ajenos de Lou, se adivina desde el inicio la tesis que mantendrá Cruz. Sin embargo la conclusión no será exactamente esa, como se verá.

Se destaca que el filósofo sajón se entusiasmó literalmente con Lou (“es sagaz como un águila y valerosa como un león”; “creo que la única diferencia que hay entre nosotros es la edad”; “es la más inteligente de las mujeres”; “nuestras inteligencias y gustos son profundamente afines”; “posee una increíble firmeza de carácter y sabe perfectamente lo que quiere, sin preguntarle al mundo y sin preocuparse de lo que el mundo piense”) y que le embargó una profunda decepción cuando Lou le reconoció que no quería ser, no sólo su esposa, sino su discípula, ni su heredera. El filósofo creyó haber encontrado en Lou su confidente perfecta, un ser semejante y cuando Lou reconoce que ella no es modelo para nadie y que quiere formar su propia vida en libertad (“no represento ningún principio, sino algo más maravilloso, algo que uno lleva dentro, algo vivo, cálido, que grita de alegría y que pugna por salir”) el genio se decepciona y espeta a su amada aquello de“ en usted está ese impulso a un santo egoísmo”. Sin embargo, Cruz no culpabiliza a Lou de la decepción del gran filósofo de la modernidad sino a la dificultad para amar de éste. Se trataría de dos mundos que se atraen, que incluso coquetean (¿se llegaron a besar o no? ¿consumaron su amor en Montesacro?, Lou nunca lo aclara) pero que chocan en su particular “egoísmo” (ambos se imputan egoísmo: él adjetivándo el de ella de “santo”; ella advirtiendo que el egoismo de Fritz era de “gran estilo”).

Cruz afirma que no se trata de que Lou fuese el “amor imposible” de Nietzsche, sino que se trataría de que el amor mismo para el filósofo habría acabado por ser un imposible vital y conceptual. Concibió el amor como un espejo de sí mismo y eso le alejó del verdadero amor: “nosotros” (o el Dos en la concepción de Badiou). Ocupado en otras reflexiones filosóficas muy elevadas, Nietzsche tal vez olvidó que Lou existía por ella misma y si en vez de intentar hacerla una continuación de su vida de brillante filósofo y de su propia inteligencia la hubiera convertido en su ideal de transformación ("el ser del otro") de su vida vivida y por vivir humana, demasiado humana (no sólo mental), tal vez hubieran podido consumar un matrimonio del tipo convencional basado en cierto afecto rayano con el amor. Aunque, conociendo a ambos desde la perspectiva histórica que ahora conocemos, nadie hubiera podido garantizar que no fuese el “matrimonio de conveniencia” al que aspiraba Fritz. O una manifestación modificada del perdurable matrimonio que nuestra musa mantuvo, sin haber encuentro, con Friedrich Carl Andreas.

Lou sonrió cuando el viejo Dacio Gil torpemente le leyó las páginas escritas por Cruz. Eso sí, reconoció que, despojado de ciertas adherencias carentes de salvoconducto, la lectura del libro debe recomendarse dentro de una discusión más amplia sobre el amor: mucho mejor amar que odiar. Aunque el dicho popular mantenga que “quien bien te quiere te hará llorar”. Frase no del todo exacta analizada la amplia vida relacional de Lou.