lunes, 28 de febrero de 2011

ELOGIO DE LOU: AMOR A LA VERDAD; AMOR DE VERDAD (I).

Con estampilla de “urgente” recibe hoy el viejo Dacio Gil una maravillosa postal en la que aparece reflejada en un cielo azul con algodones blancos la Perspectiva Nevski custodiada por las solemnes siluetas del Hermitage a un lado y del Prado al otro. Los cuatro kilómetros de la avenida aparecen plagados de “seiscientos” pilotados por cobradores del frac atascados entre señales de tráfico de 110. El conjunto del collage que aparece en el anverso de la postal es sencillamente espectacular e impresionante. Digno de la sensibilidad de la remitente. La postal –no es preciso esclarecérselo minuciosamente al ilustrado seguidor asiduo de este blog contenedor de deshilvanadas digresiones- procede de la no menos bella Lou. No podía ser de otra manera, dado que ahora tiene su morada en el cielo de San Petersburgo desde donde divisa el mundo entero.

Quiere saber Lou si no dejó de cumplir este viejo corresponsal su promesa bifurcada en dos de no hablar de ella hasta pasadas prudenciales jornadas de la fiesta comercial por excelencia, San Valentín, el eufónico día de los Enamorados. Lo que no sabe la dulce Lou es que el viejo Dacio Gil ha estado sumido estas dos semanas pasadas en un profundo desaliento, en una triste melancolía. Y acaso haya sido más esta última cuestión de ánimo la que ha hecho cumplir escrupulosamente y a rajatabla la promesa asumida y rubricada con un abrazo de los que sólo la petersburguesa sabe dar con ese matiz transitivo del que carecen hoy las manifestaciones de afecto líquido. Tal reconocimiento de desfallecimiento anímico no empece en lo más mínimo la voluntad cumplidora de todas las promesas, contratos y obligaciones varias en las que este viejo Gil pueda verse obligado a embarcarse. Se comprometió a que hablaría de la mujer excepcional pasado un tiempo prudencial y que comenzaría por el propio libro recomendado por ella y así va hacerlo el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia.

En efecto, antes de deshacerse de la especie de “secuestro” al que le sometió este viejo Gil, la mujer excepcional a la que han amado TODOS los hombres animó a este su captor a que hablase en lo sucesivo del amor. Pero del amor con envergadura intelectual, pues sobre tan excelso –y contradictorio- sentimiento se han escrito auténticos tratados intrascendentes. Encareció con dulzura al viejo Gil que, para encuadrar el tema, empezase hablando del libro de Alain Badiou de 2009 que tanto ha impactado a la sociedad francesa. Una vez publicitado el pensamiento amoroso del filósofo ex comunista maoísta, apóstol del Mayo del 68, transformado hoy en desenmascarador de la socialdemocracia europea y reconocido filósofo amador, la universal amada no veía obstáculos para que hablase de ella reflejada en el espejo de Manuel Cruz.

Lou Salomé dio en el clavo como siempre al recomendar al filósofo preocupado por el sujeto. El viejo Dacio Gil siente una debilidad especial por dos filósofos franceses: Alain Badiou y Jacques Rancière. De Ranciére guarda como tesoro su parábola sobre el maestro ignorante y de Badiou su visión del siglo XX dentro de la teoría del sujeto. Don Alain Badiou ya no es un jovenzuelo enamoradizo, pero a sus 73 años ha conseguido con sus conversaciones sobre el amor (El Elogio del Amor. La esfera de los libros. 2011) una obra de arte, de la misma forma que un enólogo decanta de una uva determinada un gran vino. En apenas 100 páginas nos muestra la cara más noble del amor despojada de sus adherencias más interesadas y dañinas. Se nota que el filósofo nacido en Rabat habla por experiencia. Badiou hace girar su construcción amorosa sobre la frase de Fernando Pessoa el amor es un pensamiento, que le sirve para proclamar la raíz revolucionaria de su concepción del amor: “El mundo está lleno de novedades y el amor debe ser incluido en esa renovación. Hay que reinventar el riesgo y la aventura frente a la seguridad y el bienestar.”

El viejo Dacio Gil no quiere destripar el librito ni tampoco le mueve un afán publicitario o de agradecimiento por haber dispuesto de un ejemplar “de cortesía” remitido por la editorial, de esos que terminan adquiriéndose en un librero de antiguo a casi la mitad de su precio. Ante la observación de Lou, este viejo corrió raudo a hacerse con un ejemplar, previo depositar encima del mostrador de una buena librería los 19 euritos de precio por estas escasas 100 páginas Sin embargo el valor del libro es muy superior al de su precio venal. Preocupa a Badiou sobre todo el encuentro. El encuentro amoroso (“usted parte al asalto del otro con el fin de hacerlo existir con usted tal como es”) es el acontecimiento: el amor –dice el filósofo francés- es siempre la posibilidad de asistir al nacimiento del mundo (una construcción, una vida, desde el punto de vista no del Uno sino del Dos). El encuentro es a la vez el comienzo, el proceso, la construcción y la duración. Las cuatro cosas a la vez: el duro deseo de durar.

Las conversaciones de Badiou y Nicolás Truong merecen ser paladeadas con morosidad en busca de uno de los pocos sentimientos que verdaderamente merecen ser vividos plenamente. Al final, como apuntaba Lou antes de partir hacia su observatorio de San Petersburgo, amor es resistencia tal y como asimismo afirma Badiou.

Si algo no quiere jamás hacer el viejo Gil es defraudar a la inteligente Lou, por eso terminará este post con una confidencia del joven Badiou que, hecha a los 73 añitos, incitará de seguro a la lectura de sus otras lúcidas reflexiones al hilo de una conversación sobre el teatro, la política, el arte y la filosofía siempre en el marco de la verdad del amor, del amor de verdad. El reflejo de la imagen de Lou bajo el prisma de Manuel Cruz se hará en una siguiente entrega para que la envergadura apabullante de Lou no se termine difuminando con otras cuestiones colaterales.
Badiou reconoce y reflexiona del siguiente modo:
“Siendo muy joven me impresionó, casi me produjo asco, un pasaje de Simone de Beauvoir en el segundo sexo, donde describe, tras el acto sexual, la sensación que invade al hombre de que el cuerpo de la mujer es insulso y fofo, así como la paralela sensación de la mujer, considerando que el cuerpo del hombre, salvo el sexo en erección, es en general desagradable e incluso algo ridículo. En el teatro, la farsa y el vodevil nos hacen reír por el constante uso de estos tristes pensamientos. El deseo del hombre es el del Falo cómico, de gran barriga e impotente y la vieja sin dientes con los pechos caídos es el porvenir real de toda belleza. La ternura amorosa, cuando uno se duerme en los brazos del otro, sería como un manto de Noé echado sobre todas las consideraciones desagradables”.

Y por si quedasen aún algunas dudas sobre lo atinado de la recomendación de Lou, estas son las bases revolucionarias propuestas por Badiou: “Existe un trabajo del amor y no solamente un milagro. Hay que estar en la brecha, hay que vigilar, hay que reunirse con uno mismo y con el otro. Hay que pensar, actuar, transformar, y entonces, si, como recompensa al trabajo realizado, se encuentra la felicidad. Por supuesto, no es tan sencillo decir Te quiero.

lunes, 7 de febrero de 2011

VIOLENCIA SIMBÓLICA (DE GÉNERO) EN LA ARISTOCRACIA: EL NUEVO CUARTETO DE LA ZARZUELA.

Es tal el hartazgo que tenemos con la insistencia con que nos han metido por todos los medios el romance de la aristócrata por antonomasia y “el funcionario” que todos nos creemos ya o princesas o funcionarias con posibles bodas como las de Sisí. Y mira que hay para hablar y debatir sesudamente sobre aristocracia y sobre funcionarios. Empezando por sus próximas exequias anunciadas y terminando por los nuevos y masivos bautizos de “arrianos”.

El sabio Pierre Bourdieu ya nos tenía prevenidos sobre todo ello: la nobleza de estado; los ritos de admisión e investidura; la distinción; la reproducción; los herederos; sobre la televisión; la dominación masculina; los solteros, etc., etc., etc. Pierre Bourdieu tocó –y nos puso sobre aviso- como nadie hasta ahora de las perversiones institucionales que acechan a diario al ciudadano corriente. Especialmente sus teoría sobre campo (quienes intervienen en cualquier juego son los primeros interesados en que el juego se perpetúe eternamente: luchan por la apropiación del capital que el campo genera ), habitus (no hay estructuras sociales inmodificables, pero sí distribución desigual de sus capitales) y capital simbólico y violencia simbólica (quienes tienen el “poder de hacer cosas con palabras” pueden imponer su visión particular de la realidad, diferenciar socialmente y construir y clasificar grupos sociales; la violencia simbólica no es sino la manifestación de los “ritos de institución” como mecanismo de reproducción social) deberían ser valores imprescindibles del catecismo del buen ciudadano activo. Puede decirse que el sociólogo francés, buen conocedor de la Argelia árabe, nos previno de lo que nos estaría por pasar: nada nuevo bajo el sol, simple revoco lampedusiano.

El viejo Dacio Gil siente una sana devoción por Bourdieu. Por eso no daba crédito a Cuca cuando le anunció la identidad de los nuevos bautizos de arrianos borbónicos. “No puede ser. Venga ya. No me vaciles Cuca.” -espetó abruptamente el viejo Gil a la bella Cuca. Pero, como siempre, Cuca se ajustaba a lo acontecido. El autoproclamado hermano del rey hachemita y de la monarquía jordana se había dejado convencer por sus asesores poniendo su dedazo en cuatro hombres que en adelante serían (ellos y sus descendientes) aristócratas. ¡Cuatro hombres y ninguna mujer! ¡Y todos del Régimen! ¡Madridistas ellos! El viejo Borbón debe de haber perdido muchas facultades al no reparar en que no había ninguna mujer, ni ningún culé, ni ningún rayista, que, hoy por hoy, son los líderes naturales en sus respectivos ámbitos. Hasta los consejeros polisinodiales supuestamente más sesudos y selectos desvarían y demuestran su auténtico nivel liliputiense. Una prueba evidente más del sempiterno sainete. ¡Esto es España, señores!

Lo de hacer marqués al parvenú Del Bosque y no hacerlo “ex aequo” con Luis Aragonés no tiene ni zapatones ni cabeza. Lo mismo que hacérselo a Varguitas olvidando a Sánchez Dragó o a don Fernando Arrabal entre otros muchos, como, verbigracia y visto lo visto, a Slavoj Zizek que también dice amar España. ¿Y qué decir de un madridista derrotado como Villar Mir si el pintiparado del Régimen era Florentino (no Arzuaga sino Pérez)? Parece que los asesores reales han errado "embid-ando" a perdedor. Lo mismo puede decirse de un miembro gris -y mercantil él, como todo el Régimen- de un desacreditado Tribunal (es un decir, pura retórica) Constitucional estando vivo aún Secondat- Jiménez de Parga, imagen viva de la transición de regímenes hispana.

La nueva aristocracia es, en efecto, paradigma de las transiciones hispanas: concatenación desnuda de “bautizos de arrianos”. Sentado lo anterior, hay que reconocer que el cuarteto de la Zarzuela es un auténtico dislate. Los consejeros regios (¡que diferencia de asesores con el atinado australiano del rey tartaja británico de la película de Tom Hooper!) como siempre demuestran defectos consustanciales en las lentes con las que perciben a la sociedad española. Desconocen lo que piensa el pueblo…y los Lobbies femeninos.

El desliz de la omisión de una mujer en los cuatro jinetes de la aristocracia borbónica es de género chico. Dicho esto sin amplio espectro irónico de ninguna índole. ¡Falta -es obvio de toda obviedad- Belén Esteban si lo que se buscaba era un exponente popular! ¡Falta una mujer con apellido y piernas ilustres, como, por ejemplo, Bárbara Rey! ¡Falta una mujer latigazo entre los jinetes como, por ejemplo, Paloma San Basilio! ¡Es muy notoria la ausencia de una bella mujer políglota y popular como Raffaela Carrá! Y faltan otras tantas más, que en el mujerío hay muchas y muy buenas candidatas a Grandes de España para poder salir luego en las revistas tipo Telva.

Y el lobby paritarista silente en este caso como una tumba mora (con perdón respetuoso de Túnez, Egipto, Jordania y otros que han quebrado el tradicional silencio sumiso). El viejo Dacio Gil hubiera propuesto si le hubieran consultado a Lou Salomé como Emperatriz, pero es claro que no están los tiempos para mujeres sólidas. Como tampoco lo están de hombres, como demuestra la dificultad para encontrar bautizables en aristocracia con cierto barníz populista.

Acaso seamos todos republicanos y las cámaras polisinodiales aún no se han percatado todavía de ello: gustan de la vida en diferido. O tal vez les importan un bledo los republicanos por mas que hablen una y otra vez de republicanismo cívico. Son madridistas y ya está. Ni rojos (¡vade retro Satanás!) de La Roja ni gaitas: sólo madridistas más o menos ilustrados y bien situados. Nada de gleba ni sans culottes. Instalados en el Régimen con cierto discreto aroma popular y basta.

Las pocas monarquías supérstites en el universo en pleno siglo XXI se empeñan en salpimentar su campo, su habitus y su capital social con populismo en dosis homeopáticas. Así les va.Y así de cercano tenemos el resultado. Nos hemos salvado de que nombraran marqueses al Dioni o a Roldán pero todo parece puro desatino: Marqués de Del Bosque, Marqués de Vargas Llosa, Marqués de Villar Mir y Marqués de Ibéas (y no de Menéndez, acaso para que no haya confusión con Juanjo Menéndez, pues la aristocracia es muy, pero que muy seria).

Visto lo visto, muy cerca estamos de la esponsorización de la monarquía hispana, que en breve ya no será Borbón sino Hacendado, Porcelanosa, Corte Inglés, Santander o Zara. Se nos ha disipado la esperanza de ver convertidos en marqueses a Sabina, Carrillo, Carod Rovira o similares. Aunque el viejo Dacio Gil se malicia que lo de Zapatero está al caer…

Lou Salomé se inquieta con el constante desvarío Gil con la violencia simbólica. Sostiene que al usufructuario terapéutico de la Tribuna Alta Preferencia le falta amor. Acaso esté en lo cierto. O puede que sólo le muevan los celos por lo de Del Bosque y Villar Mir. A ella, que debe de ser del Rapid de Viena o del Zenit de San Petersburgo.

jueves, 3 de febrero de 2011

TE QUIERO, PERO NO ESTOY ENAMORADO DE TI.

Con esto de los juegos perversos del lenguaje y el inducido –y forzadísimo- recurso a la exhumación de cadáveres para legitimar a los miembros del Movimiento (Pactos de la Moncloa, juramento del niño Príncipe, “el viejo profesor”), la mente de este viejo Dacio Gil es obligada a emprender un "vuelo de retorno” y en los sobresaltados sueños del usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia ya no aparece la recurrente imagen de una negra y estrecha gruta de la que Gil no puede salir una vez se ha introducido difícultosamente en ella. Ahora en todos los sueños aparecen y desaparecen otros objetos negros y redondos, pero no es ya ese desasosegante pasadizo en el que siempre queda atrapado. Ahora son los vinilos los protagonistas de los maltrechos sueños del viejo Dacio Gil, ora EPs, ora LPs. Aquellos vinilos que aún cariñosamente conserva –en esto si que Gil es tradicionalista- pues fueron piezas adquiridas con las primeras soldadas paternas de 45 pesetas semanales.

Ayer, sin ir más lejos, sobresaltado tras interrumpirse la primera vuelta de la fase REM, creyó escuchar una canción conocida dentro de ese sueño. Pero no. No era un sueño. Era una melodía de amor con cierto contenido social que provenía de su compañera de lecho. Por la cama de Gil han pasado ya muchas compañeras de lecho que han comprobado la evolución de su pasión amatoria con el paso de los años: ahora el viejo Dacio Gil es mucho más selectivo, pausado y con secuencias más y más dilatadas; vergonzantemente espaciadas...
Dado que el viejo Gil padece de insomnio, sus compañeras de tálamo sufren también los sobresaltos de las vigilas: constantes cambios posturales, furtivos tientos de ciego en busca de la zona que comporta una consiguiente elevación del tono, muchas veces utilizando la almohada para una más cómoda colocación que amortigüe las súbitas elevaciones de decibelios, inapropiados para esa altas horas de la madrugada. Lo asombroso es que, por lo general y salvadas algunas ruidosas excepciones, las compañeras de cama casi nunca han protestado, dado que dócilmente se dejan tocar los dos puntos clave sin rechistar y respondiendo cabalmente al cada vez menos sensible estímulo de este torpe viejo. Así recuerda su vigilia de la noche pasada. Porque, por impensable que pueda parecer a esas horas de la noche, sus compañeras cantan. Cantan prácticamente de forma ininterrumpida casi cada noche. Que le dan carrete (chino) a Gil, vamos. Y eso que las ha habido compañeras de muy diferentes formas y naturaleza. Desde aquellas a cuatro pilas hasta las más modernas y sofisticadas de botón. Pues, en efecto, las indefectibles compañeras de lecho del usufructuario terapéutico de la Tribuna Alta Preferencia son las radios de transistores que sirven de sonajero al viejo Gil para conciliar y reconciliar el sueño. Es una necesidad vital desde que a los 12 años su padrino le regaló, por Reyes, un relativamente pequeño transistor.

Desde que los programas sedicentemente deportivos han mimetizado toda la porquería de las tertulias y los magacines políticos al aire, el viejo Dacio Gil huye de los programas pseudo deportivos (son ahora un casino, induciendo a apostar en época de carencia de dinero) y suele terminar recalando en Radio 5. Ayer al desvelarse tras un agitado día intentando comprender sin éxito los movimientos sísmicos en el mundo árabe; la malicia política con eso de denominar ¡pacto social…y económico! a un puro recorte de derechos entre la élite del régimen; los dislates de la Universidad Complutense a la que le roban el cobre (que no se bate el cobre por la cultura, vamos) y, empero, se ha dedicado a promotora inmobiliaria donde previsiblemente también le habrán robado hasta los sanitarios, dado que el Tribunal de Cuentas ha presentado serias salvedades; la caza furtiva de subvenciones y solares por parte de los jefecillos de la Universidad Carlos III que tras conseguir sacarle a la UE subvenciones “objetivo 3” (regiones devastadas) por sus sedes de Getafe y Colmenarejo, ahora trata de obtener nuevas subvenciones del alcalde Gallardón y la UE (ahora por universidad “excelente”) instalándose en la capital y remodelando el Mercado Puerta de Toledo, de Madrid, aunque, eso sí, venden en pública subasta el lujoso A8 del rector con sus 80.000 kilómetros del ala, para dar ejemplo de austeridad; el Default en el que se encuentran los municipios madrileños que llevan lustros sin pagar la luz, el agua, la seguridad social, hacienda, a los proveedores y vete a saber a quién más; las Federaciones de Municipios (estatal y regionales) que es de suponer que estén a su vez caninas por falta de aportaciones de sus municipios asociados voluntariamente...pero siguen incordiando con sus ejércitos de empleados semi-públicos; la amenaza de "cierre patronal" de las empresas futbolísticas para los próximos días presionando al Gobierno para que, en su extrema debilidad, conceda una nueva “regularización” que condone todas las deudas trasladándolas a todos los españolitos como se hizo en el mundial del 82 ante el cadaver corpore insepulto de la UCD; el previsible toque de queda tunecino-egipcio que nos vendrá a la española tras el precedente del estado de alarma contra ciudadanos y controladores, toda vez que no habrá razón alguna para no declarar ahora otra medida excepcional contra los prepotentes Florentinos de la Liga Profesional en la anunciada huelga o cierre patronal. Esta olla a presión estallará tarde o temprano salvo que a la teutona señora Marshall ( Gil quería decir Merkel) acompañada de su compañero francés de eje se le ocurra otra fórmula de ingeniería inmaterial para España, similar a su incomprensible e injustificado liderazgo alemán que sorprendentemente en Europa nadie ha osado poner en cuestión siquiera en base a datos tan sólidos como los esgrimidos por Thomas Darmstädt en su escalofriante libro “la trampa del consenso” traducido y prologado en España por el inefable jurista-eurodiputado Francisco Sosa.

En esa polución y agitación nocturna se encontraba el viejo Gil cuando oyó la música que pensó ensoñación, seguida de unas sabias palabras provenientes de una rocosa voz masculina bien impostada de elegante entonación que animaba a rebelarse juvenilmente contra lo que hoy acontece tras esa trunca transición que, por paradójico que pueda parecer, se aireó urbi et orbe como ejemplo de España para el mundo. No, no era el diablo que animaba a la cópula concupiscente. Se trataba de un intelectual que se intitulaba “de izquierdas” y que hablaba de canciones en contexto político, que se negaba (una, dos y tres...) a cantar su canción más emblemática. Terminando con una auténtica soflama contra el camelo del pacto de las pensiones. Tan categórica fue la alocución que hizo trastabillar a la entrevistadora quien, para aligerar la carga, introdujo una pausa musical intentando diluir el evidente climax. En ese preciso instante, el viejo Dacio Gil se separó de su compañera de tálamo y la manoseo agitado en espera que desvelara la palabra anhelada, el nombre; la zarandeó como si tratase de que desvelase por fin la identidad de su oculto amante. Y, si, lo hizo. Lo desveló solícita: se trataba de Patxi Andión, el cantante de la voz quebrada y hoy profesor de elegantes texturas que prepara un recital en breve en el Madrid regido por el PP.
Patxi Andión estuvo genial en sus juicios y el viejo Dacio Gil se sintió comprendido -y a su vez se solidarizó- contra este mundo de hipocresía y violación del lenguaje por parte de todos los beneficiarios del régimen, pero especialmente por los intitulados “de izquierdas”, en detrimento siempre de sus propios conciudadanos más corrientes. El autor de más de 300 canciones, algunas de amor contestatario, presentó su mejor imagen en un contexto de pausado razonamiento bien llevado por la entrevistadora. Otra vez Radio 5. Todo hay que decirlo, para ser justos con la calidad (y también una cierta punzante crítica) que viene demostrando la emisora pública.

Y, cerca de la 1 de la madrugada, entre vigilia y sueño en el contexto de la rebelión juvenil propuesta por el cantante del Rastro madrileño (que tan enfrentado está hoy con Gallardón por un sitio para su tenderete), el viejo Dacio Gil recordó los primeros vinilos de su patrimonio capitaneados por aquel San Francisco de Scott Mckenzie, pero presidido siempre por aquella cantante catalana llamada Gloria que dulcísimamente susurraba “si superas” o "a la vera del camino", pero sobre todo y especialmente aquellas sugerentes estrofas de No estoy enamorada de ti:
El amor es un juego
que nunca aprenderás
sus reglas son como el fuego
que jamás dominarás
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
El amor es un juego
que nunca aprenderás
no hay que tenerle miedo
que de él no escaparás
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
El amor es un juego
que nunca aprenderás
mi pena y tu tormento
el tiempo borrará
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada ti
No no estoy enamorada de ti
pero te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
te quiero como a un hermano.

Eso es lo que el viejo Dacio Gil les trata de decir a sus sempiternas compañeras de tálamo, que las necesita y las quiere pero no puede estar enamorado de ellas, por mas que lo acompañen en los momentos de insomnio. Por lo demás, es sabido por todos que el amor del viejo Gil está reservado a Lou Salomé, que ya se aproxima de nuevo a esta Tribuna, refulgiendo su belleza plural entre tanta medianía.

Es lo que también todos, siguiendo los consejos de Patxi Andión, deberíamos elegantemente decir a los políticos que se han instalado en el sistema democrático español conformando el régimen enquistado mientras parasitan de los demás en él. Lo que deberíamos cantar a la peculiar vía española a la democracia: Te quiero, pero no estoy enamorada de ti.

Para que lo entiendan de una vez. Y o cambien o se vayan todos. Ojalá sea ésta la definitiva y nuestra pena y nuestro tormento se borre con el renacer de nuevas ilusiones, de nuevos amores...de un régimen más limpio y transparente.

martes, 1 de febrero de 2011

¿ASFIXIA O MALA CALIDAD DEL AIRE? DE TRAMPAS EN LA MASTURBACIÓN, MASIVAS AUTOMUTILACIONES GENITALES Y SUICIDIOS COLECTIVOS INDUCIDOS Y SANTIFICADOS.

No cabe duda, Mario Conde es un exponente de esa estirpe de ambles y agraciados jóvenes “reconocidos" por el Estado, como don Pablo Isla y el señor Ruíz Gallardón jr. Parece que miembro tambien de alguna organización secreta o semi-secreta. No en vano es reconocido como abogado del estado. La misma prestancia, la misma brillantez, la misma claridad de ideas y objetivos. Puede que traspasara el “sancta sanctorum” financiero y ello incomodara a los sumos sacerdotes y arquitectos principales del sistema económico prefranquista y del régimen político postfranquista (los gestores de aquellos). Tuvo que pagarlo pasando por la cárcel, tal como ha memorializado en sus libro de recuerdos presidiarios.
Conde es un hombre -como ha quedado dicho- listo y apoyado (no por todos, claro) y describe con meticulosidad la tremenda semejanza de la sociedad supuestamente libre y la sociedad carcelaria: no encuentra diferencias entre ambas; los muros y las rejas no son nada, contra lo que pensaba Michel Foucault. El mismo cinismo, la misma desvergüenza, la misma perversión del lenguaje y las conductas. Las arquitecturas de ambas se asemejan grandemente. Asevera el memorialista presidiario que nos equivocamos una vez más los hombres y la mujeres de bien pensando que el universo carcelario es una realidad hedionda diametralmente distinto a la aromática variedad de la sociedad allende las rejas. El viejo Dacio Gil recomienda la lectura de ese libro que se encuentra ya en las bibliotecas todavía públicas y sin desamortizar aún por las cuadrillas de Zapatero y Rajoy y sin malbaratar por los tercios de representación de un régimen intitulado democrático, como el socialdemócrata Túnez, el turístico, monumental y pivote de contención estadounidense Egipto, o la monárquica Jordania de la reina Rania, tan semejante a doña Letizia. Y si el curioso lector llegase a la biblioteca ya desamortizada por el régimen, siempre podría comprarlo en la barata edición de bolsillo para acrecentar el patrimonio del polifacético emprendedor señor Conde.

El aire, pues, en la cárcel no es más irrespirable que en la sociedad española sedicentemente libre y de orden. Otro máximo exponente del régimen, doña Rosa Aguilar (ejemplo sobresaliente de transfuguismo como la dorada pensionista Almeida o el archi-cátedro-letrado-diputado-secretario-de-estado López Garrido), con el lenguaje achaparrado que le caracteriza, de precisión de mercadillo, nos ha sembrado el desasosiego con la metáfora de la calidad del aire arrojada contra Gallardón o contra la señorita Aguirre (otro paradigma del régimen). Pero hay que reconocer que la metáfora de la señora Aguilar (recaudadora de votos para salvar los muebles del solar andaluz) es sumamente brillante: Denominan calidad del aire cuando quieren decir asfixia, de la misma forma que dicen “baja calidad democrática” para referirse al totalitarismo imperante. Mientras tanto, los españoles son conducidos a la asfixia para poder salvar a los bancos, a las instituciones financieras de chiringuito y salvarse a su vez los tercios de representación del régimen, con la participación hipócrita de la Conferencia Episcopal de Monseñor Cándido Méndez, la Prelatura curial de Mosén Fernández Toxo y la Congregación Empresarial del parvenú institucional Joan Rosell. Pero hay que reconocer que las invectivas de Saldos Arias de doña Rosa Aguilar, aunque no tiene la solidez de Séneca, tienen gracejo. Mira que hablar de trampas en el solitario…

Estos detentadores del poder son hábiles en las técnicas de distracción y en la violación del lenguaje. Con toda solemnidad nos hablan de “pacto de estado” similar a los Pactos de la Moncloa (¡válgame Dios!), cuando lo que en realidad es sólo un simulacro –ni siquiera llega a contubernio- contra los españoles para coludir, de consuno con esos fantasmales mandatarios ocultos financieros, a los segmentos más corrientes y desprotegidos de los españoles: a los de siempre.
¿Pacto de estado? ¿Verdaderamente lo dicen en serio? ¿Tan baja formación tienen? Un pacto de estado (¿hoy qué es el estado; qué queda del estado; los tercios de representación sólo?) en puridad es otra cosa más seria que involucra a toda la sociedad y debe de tener un amplio espectro y una visión panorámica sobre el devenir y no una mera visión de campanario para salir del atolladero inmaterial y las amenazas de los persuasores ocultos financieros. Ni siquiera con la participación tibia de las huestes de Rajoy podría hablarse de auténtico pacto de estado cuando la sociedad se encuentra asfixiada, si no puramente excluída. Los loros de los diarios repiten de manera acrítica sin cesar la cantilena del “pacto de estado” para insulto de los ciudadanos cabales e inteligentes.
El acuerdo estratégico del jefe de los empresarios que sacan tajada de las medidas, de los cabecillas de los sindicatos que también la sacan y los representantes de un gobierno que se mantiene en el garlito incumpliendo hasta el delirio el programa electoral con el que engañó a la ciudadanía en los últimos comicios ¿puede tildarse de pacto de estado sin ruborizarse ninguno de los signatarios? Esto es de locos.

Ciertamente, esta gente sin casi ningún escrúpulo, lo mismo es capaz de sacar la momia y las carrozas del escritor semi-soriano de ¿Qué es ser agnóstico? para legitimar al perenne dorado asalariado público Lissavetzki, reescribiendo la cabal historia que vender los recortes como pacto de estado. Designándose, para mas INRI, como legitimarios legitimistas del alcalde al que zancadilleaban, que nos cuelan de matute unas restricciones brutales de derechos adoptadas de consuno en cuasi-secreto bajo veste de pacto de estado. ¡Nada menos que de Pacto de Estado!

La verdad es que de los beneficiarios del régimen, como doña Rosa Aguilar (como el empleado del Metro Ángel Pérez, o la deportista Inés Sabanés) los ciudadanos corrientes habríamos de esperar más, antes que se nos jubilen doradamente como doña Cristina. Se han instalado en la comodidad del régimen y se olvidaron pronto del “¡compañero a luchar!” Se creen que con el lenguaje de mercadillo les reímos las gracias y tragamos todo. En su delirio terminarán hablándonos (con perdón) de trampas en las prácticas onanistas, en la pura masturbación. Y hasta pueden hacernos caer en las supuestas bondades de la automutilación genital o en el suicidio colectivo para aligerar las arcas del Estado o de la Seguridad Social. Siempre les saldrá un asesorcito (verbigracia el lechoncillo de doña Juana, hoy aspirante a Fiscal o Magistrado por turno oblicuo) que les dirá que eso es posible y legitimable, invocando el antecedente histórico de los 100.000 ciudadanos de Okinawa (Japón) que fueron inducidos al suicidio colectivo antes de la invasión norteamericana de la isla.
La verdad es que todo resulta sórdido y vergonzoso. Unos y otros nos toman por tontos y nos distraen mientras nos cuelan los recortes sin ni siquiera vaselina.

¿Acaso serán, andando el tiempo, Moratinos o Chencho Arias los futuros el ElBaradei de España? Si los medios de comunicación se lo proponen y los persuasores ocultos financieros-mercantiles se empeñan en ello, será posible. Claro que será posible. Todo parece ya posible.

Tan posible como las trampas en la masturbación, la automutilación genital o el suicidio colectivo inducido y asistido, tipo Okinawa. Este aire es de mala calidad y el viejo Dacio Gil se asfixia. ¿Los demás no? ¿Qué tipo de vacuna les han suministrado?

Que paren esta carroza que al viejo Dacio Gil le falta el aire. Prefiere debatir con el otro viejo, el profesor de la capa, el autor de Cabos sueltos. Aunque siquiera le vale poder departir tranquilamente con el honesto Gómez Llorente o con el ex-marido de doña Letizia, ambos profesores también, sobre el silencio. El atronador silencio institucional impuesto.

De estos campechanos de “Saldos Arias” ya no se fía este Gil. Ni un pelo. Ni siquiera de los pelos la calva de cualquier Pichelo o de Rubalcaba…
Acaso todo sea sólo consecuencia del delirium tremens que se viene apoderando del usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preeferencia.