jueves, 3 de febrero de 2011

TE QUIERO, PERO NO ESTOY ENAMORADO DE TI.

Con esto de los juegos perversos del lenguaje y el inducido –y forzadísimo- recurso a la exhumación de cadáveres para legitimar a los miembros del Movimiento (Pactos de la Moncloa, juramento del niño Príncipe, “el viejo profesor”), la mente de este viejo Dacio Gil es obligada a emprender un "vuelo de retorno” y en los sobresaltados sueños del usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia ya no aparece la recurrente imagen de una negra y estrecha gruta de la que Gil no puede salir una vez se ha introducido difícultosamente en ella. Ahora en todos los sueños aparecen y desaparecen otros objetos negros y redondos, pero no es ya ese desasosegante pasadizo en el que siempre queda atrapado. Ahora son los vinilos los protagonistas de los maltrechos sueños del viejo Dacio Gil, ora EPs, ora LPs. Aquellos vinilos que aún cariñosamente conserva –en esto si que Gil es tradicionalista- pues fueron piezas adquiridas con las primeras soldadas paternas de 45 pesetas semanales.

Ayer, sin ir más lejos, sobresaltado tras interrumpirse la primera vuelta de la fase REM, creyó escuchar una canción conocida dentro de ese sueño. Pero no. No era un sueño. Era una melodía de amor con cierto contenido social que provenía de su compañera de lecho. Por la cama de Gil han pasado ya muchas compañeras de lecho que han comprobado la evolución de su pasión amatoria con el paso de los años: ahora el viejo Dacio Gil es mucho más selectivo, pausado y con secuencias más y más dilatadas; vergonzantemente espaciadas...
Dado que el viejo Gil padece de insomnio, sus compañeras de tálamo sufren también los sobresaltos de las vigilas: constantes cambios posturales, furtivos tientos de ciego en busca de la zona que comporta una consiguiente elevación del tono, muchas veces utilizando la almohada para una más cómoda colocación que amortigüe las súbitas elevaciones de decibelios, inapropiados para esa altas horas de la madrugada. Lo asombroso es que, por lo general y salvadas algunas ruidosas excepciones, las compañeras de cama casi nunca han protestado, dado que dócilmente se dejan tocar los dos puntos clave sin rechistar y respondiendo cabalmente al cada vez menos sensible estímulo de este torpe viejo. Así recuerda su vigilia de la noche pasada. Porque, por impensable que pueda parecer a esas horas de la noche, sus compañeras cantan. Cantan prácticamente de forma ininterrumpida casi cada noche. Que le dan carrete (chino) a Gil, vamos. Y eso que las ha habido compañeras de muy diferentes formas y naturaleza. Desde aquellas a cuatro pilas hasta las más modernas y sofisticadas de botón. Pues, en efecto, las indefectibles compañeras de lecho del usufructuario terapéutico de la Tribuna Alta Preferencia son las radios de transistores que sirven de sonajero al viejo Gil para conciliar y reconciliar el sueño. Es una necesidad vital desde que a los 12 años su padrino le regaló, por Reyes, un relativamente pequeño transistor.

Desde que los programas sedicentemente deportivos han mimetizado toda la porquería de las tertulias y los magacines políticos al aire, el viejo Dacio Gil huye de los programas pseudo deportivos (son ahora un casino, induciendo a apostar en época de carencia de dinero) y suele terminar recalando en Radio 5. Ayer al desvelarse tras un agitado día intentando comprender sin éxito los movimientos sísmicos en el mundo árabe; la malicia política con eso de denominar ¡pacto social…y económico! a un puro recorte de derechos entre la élite del régimen; los dislates de la Universidad Complutense a la que le roban el cobre (que no se bate el cobre por la cultura, vamos) y, empero, se ha dedicado a promotora inmobiliaria donde previsiblemente también le habrán robado hasta los sanitarios, dado que el Tribunal de Cuentas ha presentado serias salvedades; la caza furtiva de subvenciones y solares por parte de los jefecillos de la Universidad Carlos III que tras conseguir sacarle a la UE subvenciones “objetivo 3” (regiones devastadas) por sus sedes de Getafe y Colmenarejo, ahora trata de obtener nuevas subvenciones del alcalde Gallardón y la UE (ahora por universidad “excelente”) instalándose en la capital y remodelando el Mercado Puerta de Toledo, de Madrid, aunque, eso sí, venden en pública subasta el lujoso A8 del rector con sus 80.000 kilómetros del ala, para dar ejemplo de austeridad; el Default en el que se encuentran los municipios madrileños que llevan lustros sin pagar la luz, el agua, la seguridad social, hacienda, a los proveedores y vete a saber a quién más; las Federaciones de Municipios (estatal y regionales) que es de suponer que estén a su vez caninas por falta de aportaciones de sus municipios asociados voluntariamente...pero siguen incordiando con sus ejércitos de empleados semi-públicos; la amenaza de "cierre patronal" de las empresas futbolísticas para los próximos días presionando al Gobierno para que, en su extrema debilidad, conceda una nueva “regularización” que condone todas las deudas trasladándolas a todos los españolitos como se hizo en el mundial del 82 ante el cadaver corpore insepulto de la UCD; el previsible toque de queda tunecino-egipcio que nos vendrá a la española tras el precedente del estado de alarma contra ciudadanos y controladores, toda vez que no habrá razón alguna para no declarar ahora otra medida excepcional contra los prepotentes Florentinos de la Liga Profesional en la anunciada huelga o cierre patronal. Esta olla a presión estallará tarde o temprano salvo que a la teutona señora Marshall ( Gil quería decir Merkel) acompañada de su compañero francés de eje se le ocurra otra fórmula de ingeniería inmaterial para España, similar a su incomprensible e injustificado liderazgo alemán que sorprendentemente en Europa nadie ha osado poner en cuestión siquiera en base a datos tan sólidos como los esgrimidos por Thomas Darmstädt en su escalofriante libro “la trampa del consenso” traducido y prologado en España por el inefable jurista-eurodiputado Francisco Sosa.

En esa polución y agitación nocturna se encontraba el viejo Gil cuando oyó la música que pensó ensoñación, seguida de unas sabias palabras provenientes de una rocosa voz masculina bien impostada de elegante entonación que animaba a rebelarse juvenilmente contra lo que hoy acontece tras esa trunca transición que, por paradójico que pueda parecer, se aireó urbi et orbe como ejemplo de España para el mundo. No, no era el diablo que animaba a la cópula concupiscente. Se trataba de un intelectual que se intitulaba “de izquierdas” y que hablaba de canciones en contexto político, que se negaba (una, dos y tres...) a cantar su canción más emblemática. Terminando con una auténtica soflama contra el camelo del pacto de las pensiones. Tan categórica fue la alocución que hizo trastabillar a la entrevistadora quien, para aligerar la carga, introdujo una pausa musical intentando diluir el evidente climax. En ese preciso instante, el viejo Dacio Gil se separó de su compañera de tálamo y la manoseo agitado en espera que desvelara la palabra anhelada, el nombre; la zarandeó como si tratase de que desvelase por fin la identidad de su oculto amante. Y, si, lo hizo. Lo desveló solícita: se trataba de Patxi Andión, el cantante de la voz quebrada y hoy profesor de elegantes texturas que prepara un recital en breve en el Madrid regido por el PP.
Patxi Andión estuvo genial en sus juicios y el viejo Dacio Gil se sintió comprendido -y a su vez se solidarizó- contra este mundo de hipocresía y violación del lenguaje por parte de todos los beneficiarios del régimen, pero especialmente por los intitulados “de izquierdas”, en detrimento siempre de sus propios conciudadanos más corrientes. El autor de más de 300 canciones, algunas de amor contestatario, presentó su mejor imagen en un contexto de pausado razonamiento bien llevado por la entrevistadora. Otra vez Radio 5. Todo hay que decirlo, para ser justos con la calidad (y también una cierta punzante crítica) que viene demostrando la emisora pública.

Y, cerca de la 1 de la madrugada, entre vigilia y sueño en el contexto de la rebelión juvenil propuesta por el cantante del Rastro madrileño (que tan enfrentado está hoy con Gallardón por un sitio para su tenderete), el viejo Dacio Gil recordó los primeros vinilos de su patrimonio capitaneados por aquel San Francisco de Scott Mckenzie, pero presidido siempre por aquella cantante catalana llamada Gloria que dulcísimamente susurraba “si superas” o "a la vera del camino", pero sobre todo y especialmente aquellas sugerentes estrofas de No estoy enamorada de ti:
El amor es un juego
que nunca aprenderás
sus reglas son como el fuego
que jamás dominarás
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
El amor es un juego
que nunca aprenderás
no hay que tenerle miedo
que de él no escaparás
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
El amor es un juego
que nunca aprenderás
mi pena y tu tormento
el tiempo borrará
Te quiero pero
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada de ti
no estoy enamorada ti
No no estoy enamorada de ti
pero te quiero te quiero como a un hermano
te quiero como a un amigo
te quiero como a un hermano.

Eso es lo que el viejo Dacio Gil les trata de decir a sus sempiternas compañeras de tálamo, que las necesita y las quiere pero no puede estar enamorado de ellas, por mas que lo acompañen en los momentos de insomnio. Por lo demás, es sabido por todos que el amor del viejo Gil está reservado a Lou Salomé, que ya se aproxima de nuevo a esta Tribuna, refulgiendo su belleza plural entre tanta medianía.

Es lo que también todos, siguiendo los consejos de Patxi Andión, deberíamos elegantemente decir a los políticos que se han instalado en el sistema democrático español conformando el régimen enquistado mientras parasitan de los demás en él. Lo que deberíamos cantar a la peculiar vía española a la democracia: Te quiero, pero no estoy enamorada de ti.

Para que lo entiendan de una vez. Y o cambien o se vayan todos. Ojalá sea ésta la definitiva y nuestra pena y nuestro tormento se borre con el renacer de nuevas ilusiones, de nuevos amores...de un régimen más limpio y transparente.

1 comentario:

  1. Qué cómodo resulta leer escrito por otro, y mejor, lo que uno piensa y, por pereza, no transcribe.

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