jueves, 23 de agosto de 2012

NO DEJARÁN A NADIE COLGADO.

Está el panorama para no creer a nadie. Encima, los que hablan son los correturnos. A quienes les han obligado a quedarse de guardia para marear la perdíz. Los más mediocres en un universo de mediocres. Un buen barómetro para medir la presión en la que se encuentra el país entero. La verdad es que dan la imagen de “derechona”, de “jóvenes generaciones” que se resisten sin conseguirlo a entrar en la mediana edad y quieren seguir aparentando los ventitantos. Deberían tomar ejemplo de la imagen más distinguida de todo el gobierno. Una imagen con la que se puede estar o no de acuerdo, pero existe unanidad de que es elegante, casi perfecta. Además de unos modales precisos, transmite el señorío de la ropa a medida, tipo Burgos, aunque pueda estar implicado en la construcción de las bombas de racimo. Cualquiera, con ciertos matices, puede llegar a ser presidente del Real Madrid o del C.F. Barcelona, pero para ser presidente del Real Club de la Puerta de Hierro hay que tener pedigree con carta de naturaleza genealógica, a esas distinguidas responsabilidades no accede cualquier parvenu. Los modales –y el porte siempre cuidado- de Don Pedro Morenés y Álvarez de Eulate son verdaderamente exquisitos, envidiables. Denota un enorme capital simbólico. Un señorío que ,lejos de agredir, subyuga, del tipo de José María de Areilza o de don Miguel Boyer Salvador. No hay más que observar con detenimiento el corte de sus camisas, la conjunción armónica perfecta de ambos cuellos, el anatómico y el de la hechura de su camisa. La perfección en lino, en hilo, en popelín o en algodón suizo. Cada gesto, cada ademán, cada cuello de camisa con ballenas, cada corte de traje, la caida de los pantalones, cada par de gemelos, cada uno de sus zapatos muestran lo que es la distinción. Con esos atributos, nada podría tener de extraño que llegase a ser el próximo outsider a Presidente del Gobierno, aunque cabe suponer que para él la política sea sólo una puerta giratoria. Tiene una incomparable mejor planta que Dominique Marie Galouzeau de Villepin, que ya es decir, aunque a éste le arrebató la presidencia de la república  francesa un señor culibajo acostumbrado a los tacones, las zancadillas y las campañas específicas de imagen. Aunque en las democracias mediáticas tal vez el capital simbólico, el lenguaje corporal deba ser más plano, del tipo gallego de don Mariano Rajoy –que, por otra parte, tiene “culo” , porte y pelo de poco deportista- o del tipo sílfide del señor Rodriguez Zapatero -de culo descolgado-, con objeto de no despertar al monstruo de la envidia social que resta votos. Los rojos no usaban sombrero... ni camisas de Burgos...


Lo cierto es que la imagen de don Pedro Morenés cautiva por su clase. Su porte es genuinamente aristocrático, lo que justificaría que haya descuidado su cirriculum funcionarial. Del curriculum conocido de don Pedro, en efecto, no puede extraerse que haya demostrado “culo” para aprobar unas oposiciones aunque conozca sobradamente los meandros de la seguridad de España, tanto exterior como interior o de defensa nacional. Por lo demás, en la perfección que transmite su cuidada imagen, el tener culo sería un demérito estético importante. Transmite una imagen pura de bien vivido. Más impoluta que la de Gallardón, Conde o Isla, por más que la imagen de éstos sea cuidada. Pero hay una tremenda diferencia de grado.

No crea el hipotético lector, si es que lo hubiere, que este largo exordio resulta intempestivo. Viene a cuento porque los dos políticos de guardia que ha dejado el PP para este verano transmiten una imagen bien distinta que la de don Pedro Morenés. Arreglaos pero informales. Ambos son profesores en sus circunscripciones autonómicas respectivas con lo que ello se presta a fabulaciones y deducción de componendas. Ambos juristas y burócratas del partido. De las medias generaciones del PP. Se dice que el segmento femenino de la casta funcionarial del PP (la nobleza de Estado del partido turnante) no traga a estos dos profesores universitarios en servicios especiales, pero ellos tratan a su manera de cuidar la imagen que propagan. Uno trata de parecerse –pero a juicio del viejo Dacio Gil no le alcanza- al Bertín Osborne de hace treinta años, cuando arrasaba entre el mujerio. El otro ha tratado de perfilar una imagen más neutra de niño bien. Condicionantes impuestas por sus respectivos responsables de imagen. Ambos lucen camisas Ralph Lauren (las de don Pedro, sin embargo, deben ser del mejor camisero, dado su perfecta hechura y su armonioso encaje): Además, el valenciano siempre ha lucido gruesos áureos colgantes sobre su cuello. No puede dudarse que quienes aparecen ahora en esta Tribuna Alta Preferencia son don Carlos Floriano Corrales y don Esteban González Pons. Las recientes ruedas de prensa de ambos han sido de una mediocridad aplastante, cuidando el lenguaje al máximo con respecto al llamado Plan Prepara que parece ser un nuevo plan cosmético sin contenido alguno. O, antes al contrario, parece limitador y concebido para expulsar selectivamente a los perceptores actuales. Simple medida de imagen (subsistencia de la nada, o casi) como tantas otras de las que cada vez vamos conociendo más rostros desencajados de las víctimas del desastre económico y convivencial que nos toca vivir. Y lo más triste es que ha terciado en el debate otra correturnos profesional –con otro culo, eso sí, pero no funcionarial- cursi y afectada a más no poder, doña Trinidad Jiménez García Herrera. El trío de la Benzina de la subvención a los parados. Los tres son niños bien españoles de la política. Opositores al buen vivir, al no ir de culo por la vida. No quedarse con el culo al aire. Gastar pólvora del Rey. Clase media acomodada del franquismo. Puertas giratorias que giran con un impulso hacia delante.

Pues bien, a lo que iba, que el viejo Dacio Gil suele perderse en largos introitos. Don Esteban González Pons ha dicho hoy, a cuento del simulacro de mantenimiento del Plan Prepara (con la que se nos tiene preparada  a todos para este otoño) que su partido no va a desentenderse de los colgados. Así de claro. Sin pelos en la lengua. Ante las cámaras de la televisión del gobierno, fichada de la ruinosa telemadrid de Esperanza Aguirre. Varias veces se ha referido don Esteban a los colgados en el corte de la rueda de prensa que ha tenido a bien emitir la 1 de TVE. Promete que ninguno permanecerá colgado. Y lo ha repetido: ninguno quedará colgado. Estos político son expertos en la neolingua enmascaradora pero el mensaje es claro, por más que luego puedan venir a matizarlo a requerimiento de instancias superiores del Gobierno, pues es obvio que Floriano y Pons actúan como subalternos del Gobierno, son la cuadrilla de ocasión, con la estricta y reducida misión de poner el toro en suerte. Mañana previsiblemente la vicepresidenta (los ambiciosos tacones que portan un culo opositor), doña Fátima (el hábito que esconde el culo, que tampoco ha opositado nunca al funcionariado) o el señor de Guindos (un culo tenístico, funcionarial y broker financiero) anunciarán a bombo y platillo las nuevas medidas cosméticas, el I+D+I de la política contra los ciudadanos.

Colgados. Esa es la palabra clave de todo el asunto. A Pons o bien le ha traicionado reiteradamente el subconsciente, o bien no ha encontrado la línea argumental adecuada para vender la bacalada. Saben todos ellos que habrá –que hay ya- muchos colgados por esta crisis de la que el Gobierno es agente activo. Si se rastrea en la definición, un colgado es en primer lugar una persona que, al ver frustradas sus expectativas vitales, se quita la vida colgándose, ahorcándose. Un colgado es también el que se queda sin recursos, absorto en su indefinición vital o su deshecho cívico. Y, en fin, colgado es también el estupefacto, el que ha quedado atrapado entre las sustancias dopantes. Que elija el curioso lector entre las acepciones cultas según sus recursos y creencias. El viejo Dacio Gil entiende que colgado es el que, sin expectativas ni vitales ni laborales ni económicas, suspende su cuerpo en un intento desesperado de bajarse en marcha de un tren que no le convence en absoluto, que parece transportarle inexorablemente al campo de exterminio.

En esto son piadosos y buenos chicos estos clanes del gobierno: no van a dejar eternamente suspendidos los cuerpos sin vida. Procederán a retirarlos para que el resto de las víctimas no sufra con la imagen de la desesperanza. El Bertín Osborne del PP ha afirmado- o le han hecho afirmar como subalterno- que nadie permanecerá colgado. No es que haya dicho que van a intentar disuadir a los suicidas, no, eso no. Dice que no les van a dejar colgados hasta que sus carnes se descomponga, que no les introducirán subrepticiamente en el crematorio como en la Alemania nazi. Acaso les den a esos colgados -mientras sean pocos y no resulte oneroso al banco malo- piadosa cristiana sepultura. Como debe de ser en gente con convicciones firmes como ellos.

El viejo Dacio Gil no quiere explayarse más sobre este tema aunque lo ha analizado para sí detenidamente con razonamientos multicriterio. Cree que aún resta para la solución final. Espera, eso es claro, no ser uno de los colgados que serán retirados por los servicios forenses y funerarios o por las SS (la Seguridad Social). Tampoco aspira a ser incluído en la eventual solución final.

Floriano y Pons, aquellas jóvenes promesas, se han quedado en simple cuadrilla, les ha faltado vergüenza torera. Don Pedro Morenés lo habría dicho de otra forma, acorde con su elegancia natural. Él si que es un primer espada que con su estética encandila a la afición. En el ejército no hay colgados. Se omite su existencia.

A  poetas, colgados, canallas y quijotes se refiere Sabina en más de cien mentiras. Victor Manuel, en la letra de la puerta de Alcalá, alude a trevestis perdidos, guardias pendencieros, pelos colorados, rokeros, insurgentes modernos, complacientes, poetas y colgados. La vida misma y los ciudadanos frente al Poder. Suspendidos. Colgados. 

viernes, 17 de agosto de 2012

CONVENCIÓN DE CULIPARLANTES

Jamás pensó el viejo Dacio Gil que el tema del "clan Soraya" y los abogados del estado metidos a getores públicos y recaudadores privados pudiera dar para tanto. O es que la sociedad civil y la democracia (a no confundir con el chiringuito electoral preparado por don Mario Conde) han tocado fondo o es que la ciudadanía está tan desesperada que no quiere más oir sandeces a los políticos y a los representantes institucionales. Todo el mundo parace haber dicho ¡Basta ya de solemnes majaderías!


Viene toda esta entradilla a cuento porque hace unos días recibió el usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia un mensaje de voz en su contestador telefónico. Era del ilustre miembro de los prejubilados truncos don Eutimio Cañizarreta que le llamaba a capítulo de manera urgente. Le hacía notar que la ATP (Asociación –Trobada- de Truncos Prejubilados) llamaba perentoriamente a consultas al viejo –y tenista veterano- Dacio Gil.

Cañizarreta es una autoridad mundial entre los “analistas de inteligencia”. Año tras año los dirigentes del Master sobre la materia de la Universidad Rey Juan Carlos le persiguen para que participe en sus cursos. Se diría que también pretenden hacerle doctor honoris causa de esa Universidad como a don Félix Sanz Roldán. También Cañizarreta mantiene a varias familias (y muchas más si hubieran contabilizado todas las relaciones estables mantenidas con mujeres 10 a lo largo de su azarosa vida). Cuenta con la amistad de Vladimir Putin y de Leon Panetta y conoce personalmente a Ettore Gotti Tedeschi, banquero del Vaticano. Tiene contactos al más alto nivel con el  M16 y con el ministerio de seguridad chino. Dice tener las claves del asesinato de  Gereth Williams y de la deserción de Yu Qiansheng. Ha confraternizado en noches locas con Francisco Paesa y mantiene una relación más que fraternal con Duane Dewey R. Clarridge, el ex agente de la CIA de 79 años que dirige desde la psicina de su chalet cerca de San Diego (California) una CIA privada. Cañizarreta, como Paesa y Clarridge, considera que los servicios de inteligencia están plagados de burócratas y abogados. Como el norteamericano, Cañizarreta ha vivido parte de su vida al filo de lo imposible, lo que le ha comportado un aura especial entre las mujeres más espectaculares del planeta provocando la envidia, no siempre sana, de la mayoría de burócratas, leguleyos y militares metidos a espías. El bueno de Eutimio se sabe al dedillo el mérito y la capacidad requeridos para acceder a los puestos funcionariales de delegados del CNI en el extranjero, asimilados a la legación diplomática. Tiene datos y detalles de la nueva secretaria de La Casa y ha mantenido relaciones con bellas espías que envidiarían la mayoría de los mortales. Junto a Dewey participa con frecuencia en congresos de la American International Security Corporation. Ni que decir tiene que el afamado historiador londinense del espionaje, John Keegan, recientemente fallecido, ha tenido siempre a Cañizarreta como fiable garganta profunda de los meandros de la inteligencia civil y militar.

La llamada de Cañizarreta inquietó en grado sumo al viejo Dacio Gil, imaginando que querría hablarle de los múltiples escándalos (internos y externos) que asolan a la policía entre los que Interligare es sólo la punta del iceberg. El viejo Dacio Gil ya se ha detenido sobre esta materia en varios posts, incluso antes de que Eutimio Cañizarreta se incorporase con todos los honores a la ATP (asociación de truncos prejubilados). Quedó sorprendido, sin embargo, cuando le anunció que quería hablar de bottom. De inmediato creyó Gil que querría hablarle del escritor suizo Alain de Botton o de su reciente último libro Religión para ateos.  Por de Botton el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia siente una especial admiración por su exitoso tránsito desde la reflexión del amor al de la divulgación de la ciencia, incomparablemente más cabal y atractivo que el emprendido por la factoría Punset. Pero no, Cañizarreta no se había siquiera planteado hablar del autor suizo. ¡Quería hablar de traseros! Y ahí creyó encontrar Gil la clave hermenéutica del mensaje cifrado: supuso que se referiría al número del 30 de julio de la revista Interviú (una revista predominantemente de culos y tetas) en cuya portada aparecen los olímpicos culos de Patricia Serrapio y Ana Torrijos y que en la páginas 18 (a la la 21, la inmediatamente anterior al reportaje sobre las dos atletas) se contiene un artículo titulado “El cajero del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, jubilado en 2010, desvió a las cuentas de un amigo pintor y de su hija 1.600.000 euros. El funcionario que (se) pagaba demasiado.” Pero supuso mal, aunque Cañizarreta y Gil habían intercambiado hace tiempo información sobre este caso y era dable que fuese el motivo de la llamada. El viejo Dacio Gil tiene criterio al respecto y tiene perfectamente contextualizado el caso Fernando Belinchón, por lo que no habrá más remedio que manifestarse en breve. Pero tampoco era éste el motivo de la citación, aunque en el momento procesal oportuno el viejo Dacio Gil deberá volver, por puro imperativo moral, sobre este escándalo institucional institucionalizado.

Nunca pudo imaginar que los cultos integrantes de la ATP, la mayoría funcionarios a los que se les han recortado los atributos, se plantearan siquiera hablar de culos a nivel informal, por más que todo en España vaya como el culo. Pero era claro que estaba siendo convocado por sus hermanos truncos para hablar formalmente de la repercusión de su último post. En un intento de eludir los rigores estivales, había sido convocado en el banco a las 8,30. Y allí que se presentó a comparecer el viejo Dacio Gil con sus papeles bajo el brazo.

A toro pasado se puede afirmar que la crisis de extinción de la clase media funcionarial y no funcionarial ha socavado las bases científicas de los prejubilados truncos del banco pues todos aparecieron provistos de fina artillería y su proverbial y potente aparataje dialéctico. Era relator, por supuesto, Cañizarreta que hizo una sintética introducción conectada con aquellas memorables e interminables sesiones pasadas sobre capital erótico y déficit sexual masculino. Una vez puesto el tema en lidia comenzaron los fuegos cruzados de reflexiones varias. Florencio Atarazana, inspector de aduanas, comenzó saludando el contenido del post pero haciendo notar que se había omitido mencionar a otras jerarcas del trasero sublime. Que había olvidado Gil  -sostenía Atarazana- mentar el mejor culo en acción, de movimientos siempre armónicos, el de la modelo colombiana Lorena Orozco. En esa línea contundente, el comerciante filatélico Arturo Cañete apuntó a la casi caribeña Eva Mendes y a la colombiana Sofía Vergara.  Félix Tendero, estanquero con cava propia, objetó que el mejor trasero deportivo es el de Bar Rafaeli aparecida recientemente haciendo pareja con Rafael Nadal, otro culo cotizado, aunque para Tendero la imagen más cautivadora de Rafaeli es en la que aparecía con su cuerpo cubierto de lodos a las orillas del mar muerto. El catedrático de estética José Argote mencionó como ineludible la culminación ascendente de las bellas piernas de Nieves Álvarez como icono esencial en la materia a lo que Cañete adicionó a Eugenia Silva. Modesto Monge, titular de un concesionario automovilístico, quiso destacar la imagen juvenil, casi adolescente de Natalia Vodinova y de Edie Campbell.Tras una erudita discusión, el notario Carlos Castroviejo introdujo el tema de los cánones estéticos que adornan a todas y cada una de las jóvenes modelos de la marca Intimissimi en lo que de inmediato fue replicado por Ernesto Bonanova que apuntaló la afirmación de que la figura cimera era, sin discusión, la modelo de Valentino Natalia Vodinova. Jesus Arroyo, estilista de interiores, recomendó no cegarse con los iconos juveniles y patrocinó se valorase la belleza madura de Inés de la Fressange. Manolo Soria, que es bailarín del Ballet Nacional,  quiso destacar el valor coadyuvante de la lencería que realza tanto culos como bustos. Habló del papel de la lencería de lujo como la que diseña Velérie Delafosse para la firma Eres que ha optado, en época de pesimismo, por los tonos alegres que pongan en apuros el tradicional negro que tanto realza a la mujer,  proclamando que la ropa íntima debe de resistir un examen próximo y minucioso y ser distinguida desde lejos. Soria defendió la obsolescencia de los tangas y el auge de los coulottes y los  comfortisse bra  sin costuras, cierres ni aros; las transparencias; los encajes y las braguitas vintage de talle alto. Apunta la proliferación de corsés y fajas. En este punto Abdón Cantero, guardia civil de tráfico, quiso destacar las fajas de la firma Slim & Lift Aire con bandas triangulares especiales para reducir la tripa y una banda en forma de V en la parte trasera para subir ligeramente los glúteos, o las de la marca Janira Secrets, de silueta perfecta con efecto tanga, vientre plano y efecto silueta anti cartucheras. Lejos, eso sí, de las fajas champions  Spanx. Enzo Curto, veterano profesor de tenis, replicó que a esos coadyuventes glúteos no se les puede llamar en puridad lencería sino mercería barata y que, de siempre, las fajas han sido tenídas como armaduras contra el sexo y el erotismo. Mariano Villalba, registrador de la propiedad, intervino en una cuestión de orden para defender el papel de la alta corsetería que hoy en la neolingua se denominaría "lencería moldeadora" con gran cantidad de productos como bragas-faja, shapers,  girdlies (fajas con liguero), bodyshapers, fajas-falda, enterizas, fajas-pantalón corto, fajas-pantalón largo, camiseta, corpiño  y demás fajas que  levantan los glúteos y la moral de sus portadoras de cierta edad haciendo visible lo devenido  invisible. Villalba, que se tiene por un Casanova toco-mani-culeador (expresión empleada en las noches desveladas en los jardines de las caballerizas de la UIMP allá por los albores de los años 80 del siglo pasado) sostiene que no son un obstáculo para los juegos eróticos y la relación galante, aunque  a los prejubilados truncos, que perdimos su técnica práctica hace tiempo, sólo nos cabía creerle a pies juntillas. En esos temas, los truncos ya sólo practicamos el deporte virtual de la contemplación o la imaginación, ni furtivos e ingenuos spanks ni cachetitos rijosos nos atrevemos a repartir en un trasero de campeonato. Crecido por esa aseveración, el subteniente Ramírez abrumó a la consurrencia con sus datos de 2010: 216 millones de prendas de corsetería vendidas; 52,2 millones de euros gastados (frente a los 100 de las francesas); 141 millones de bragas vendidas (en ciclos cuatrimestrales); el 92 % de las mujeres usa alguna vez lencería moldeadora; 6 de cada 10 usan esa lencería con iniciales fines eróticos y un 20% usa liguero y corsé de forma regular. Arreciaron las protestas sobre la fiabilidad de los datos pero no se presentó ninguna impugnación formal, sólo el doctor Vázquez apuntó tímidamente que 30 minutos de patinaje refuerzan los glúteos y los mantienen musculosos y juveniles con mayor efectividad que subir escaleras. Uno de los más jóvenes, Matías Santerbás, de 63 años, preguntó si alguien sabía si aún seguían existiendo los "maravillosos" (sic) sujetadores Belcor, Intima Cherry o Warner's que tan bien aprendió a desabrochar en su juventud. No hubo respuesta audible para el secretario que levantaba el acta. 


Felipe Asturias, administrador superior del Estado, propuso analizar los contenidos exclusivos de los calendarios de la marca Pirelli y la sensibilidad de sus sucesivos iconos anuales, con los traseros de Rinko Kikuchi o de Melgosia Bella en el de 2012, o el de Naomi Campbell en el de 1995. Todas, desde las míticas Sophia Loren o Yamila Díaz hasta el cénit que vendrá con el anunciado para 2013 con Adriana Lima embarazada o Kyleigh Kuhn, Liya Kebede, Petra Nemcova en la nueva visión (vestida) del fotógrafo Steve McCurry.
Desde el otro extremo del banco, Eliodoro Aceitón, cajero de Bankia, apuntó el tema de la mano que mece el culete en la sala Billionaire de Marbella, es decir: la mano de Flavio Briatore posándose sobre el espectacular trasero de la no menos  espectacular Elisabetta Gregoraci. Y, en fin, para aportar persepectiva -aunque se salía del tema a tratar-, Amilcar Barca, sobrecargo de Iberia, planteó dos casos que ponen en aprietos muchas cosas, entre otras la lencería y los interiores. Por el lado masculino, el caso del hombre del enorme paquete sospechoso detenido en el aeropuerto de San Francisco obligado a mostrar sus enormes atributos del calibre 43: Jonah Falcon. Por el lado femenino, las medidas explosivas y fuera de control sostenible de la modelo Jordan Carver.

Pero el verdadero debate lo suscitó el catedrático de Semiología en la Facultad de Comunicación de la universidad de Teruel, Humberto Réplika, que planteó los usos y giros del lenguaje referidos al culo. Casi nuca neutros y asexuados pero, sorprendentemente, en su mayoría con connotaciones negativas, impropias de unas credenciales anatómicas tan maravillosas, apetecibles, cautivadoras y ensoñadoras. Réplika hizo una prolija enumeración de expresiones  diversas cuyos detalles, definiciones y traducciones  omite ahora reproducir el viejo Dacio Gil  para no hacer más fatigosa su lectura. Como puede apreciarse, no aparece la expresión "tener culo para aprobar oposiciones" que empleaba el periodista Palomo en ABC:

Perder el culo. Caraculo. Poner el culo en posición. Apretar el culo. Ponerse hasta el culo. Tener culito de bebé. Quedar con el culo al aire. Ir de culo. Culear. Pegarse el culetazo. Partirse el culo por algo. Estar con el culo en la pared. Encularse. Culero. Tonto del culo. Culiparlante. Patada en el culo. Culo de mal asiento. Estar como el culo. Cristal de culo de vaso. Culin de vino. Hacer un culo pollo. Pasar del culo. Estar hasta el culo de alguien. Pensar con el culo. Ir de culo y contra el viento. Lamer el culo. Tener el culo cuadrao. Quedar a culo pajarero. Tener el culo pelao.¡Mueve el culo!. Estar en el culo del mundo. Culo veo culo quiero. O la expresión coloquial acalorada “…Y que no me entere yo que ese culito pasa hambre”.

Con la erudición del hermano semiólogo prejubilado trunco quedaron todos los cofrades boquiabiertos. Nunca antes el Umberto Eco hispano había osado tratar -al menos en la Logia- estos temas mundanos. Ante el aluvión de expresiones populares, el tecnólogo y experto en I+D+I, Abdon Colilla, nos previno a todos de que está más próximo de lo que pensamos el advenimiento del culete instrumental asexuado. Notició el artilugio inventado por Nabuhiro Takahashi llamado SHIRI (culo en japonés) que detecta –y parece provocar- diferentes emociones a los tactos humanos. Según parece, se pone y, a su vez, puede llegar a poner. Una especie de robot-culo que, al parecer, intenta reproducir los movimientos acompasados de los glúteos de la colombiana Lorena Orozco aunque es extremadamente improbable que lo consiga con el éxito que acompaña siempre a ésta, y que termina colocando al espectador en la fase más avanzada e incontrolable del cachetito espontáneo. Takahashi mantiene que con sus nalgas artificiales ha procurado ajustarse al lenguaje no verbal de las humanas y los humanos (“Quise utilizar el culo para reflejar emociones como el miedo, la alegría o la relajación”- dice Colilla que dijo el inventor. "El miedo es una emoción muy humana -muy viva- por lo que se expresa con fuerza tras un azote"). Si es cierto que las nalgas del robot responden a los cachetitos con temblores, a las caricias con un bamboleo lento señal de relajación y con placer a un manoseo cariñoso y galante, el robot es desde ya un enemigo de envergadura para Lorena Orozco y las demás portadoras y portadores de culos aristocráticos. Aunque lo malo no será sólo eso, sino -lo que es peor- que el sexo y la atracción sexual se deslicen por los ya proverbiales derroteros eróticos individualistas y solitarios de los  japoneses. Fue preguntado Colilla por Andrés Larra, acomodador en del Teatro Español, por el efecto que el invento podría tener en el imperio nipón de los sinsexo y en el papel desempeñado por las geishas y su tradicional kirei (guapa, limpia y pura). El ponente no quiso -o no supo- responder. Señaló, eso sí, que él no era luddita y que no propondría quemar los Shiri inventados por Takahashi. Agregó que las niñas japonesas cada vez tratan de parecerse más a las muñecas occidentales, que ya no aspiran al kirei sino al  kawai. Querrían ser más "monas" que guapas, realzando el culo.
A punto de levantar la sesión, el tímido trobero Ovidio Nasón, de la fábrica nacional de moneda y tiembre, levantó su apocada voz y dijo: "Está muy bien eso del avance científico en estos temas de mayor o menor intimidad. No me he atrevido a intervenir antes, cuando se trataban los temas de la lencería y la corsetería, pero mucho cuidado con los avances científicos que pueden terminar por desconfigurarnos como seres humanos. Del fetichismo erótico podemos pasar, sin darnos cuenta, a la clasificación registral policial. ¿Habeis tenido noticia de la lencería Gorgeous Garters? ¿No ha llegado a vuestros oidos el invento de los británicos Edward y Lucinda  Hale? Puede ser el caballo de Troya para el control, la extorsión y el chantaje. Imaginaos por un momento que el amante regala a su amada un fenomenal fetiche de lencería negra, de seda o de encaje, y es entregado como presente erótico ("vamos a probar este juguetito que le he comprado a mi bomboncito para engalanar su panderito"). Imaginaos que la mujer (o la amante, o la querida, o la secretaria, o la cuidadora del dependiente) se lanza a serle infiel y, cuando en pleno tiki-taka se le sube el ritmo cardiaco, se le eleva la adrenalina, le invade la oxitocina y es presa de un alto grado de humedad producto del climax y la excitación, automáticamente, por medio del microchip incorporado,  llega un mensaje al telefóno móvil del obsequiso amante informándole de que la dama le está siendo infiel en esos precisos momentos y sólo Dios sabe qué medidas de represalia puede tomar el caballero (o la policía o los extorsionadores). Eso en el más limpio de los supuestos en el que la mujer se haya preparado o se encuentre en el umbral del paraíso (o lo haya consumado hace un instante, dependiendo de sus habilidades conjugadas con las de su partenaire) para el goce. Lo malo es que la adrenalina, la humedad y el ritmo cardiaco también suben  cuando se produce un robo, una discusión -laboral o no- o un accidente de coche: en esos casos también es avisado el amante de la infidelidad no consumada (al menos en ese preciso momento de angustia y miedo). En esos casos (y tal vez tampoco en los otros, pues no debe ser noticia bomba agradable descubrir on line la infidelidad) el avance científico-tecnológico presenta su peor cara. En resumidas cuentas -continuaba Ovidio a modo de conclusión : cuidado con la nueva lencería inteligente que puede estar aproximándonos al espionaje afectivo sin detective interpuesto metido en el armario o debajo de la cama junto al orinal." La convención guardó un estupefacto silencio. El reloj del Ayuntamiento daba  las 1.30 a.m. 
El científico Abdón Colilla no quiso adentrarse en esas tierras movedizas (que no culos movedizos, que a lo mejor no le hubiera importado del todo) de los aspectos filosóficos de los culos y la lencería coadyuvante robotizados en el ocaso (aparente) de la civilización occidental. Tampoco se definió si en estos momentos de crisis institucional  generalizada sería aconsejable que una agencia pública como el CSIC viniese a propiciar la creación de un Centro Mixto -y multidisciplinar- sobre culos sintientes y provocadores y lencería microfísica. De seguro, sus pensamientos invocaban secretamente a Mandelbrot mientras peroraba postreramente sobre el invento japonés... 

Eran cerca de las 2 de la madrugada cuando los prejubilados truncos decidimos por unanimidad levantar la sesión y convocar otra para más adelante con la rúbrica  recortes de las pensiones  y  postración definitiva del lumpenfuncionariado mediante nuevas minas-anti-pagas-extraordinarias.

De recogida hacia su casa, impactado por el nivel de erudición de los culiparlantes, el viejo Dacio Gil seguía dándole vueltas a las puertas giratorias y la nobleza de estado y su razón instrumental. Encontraba pocas razones para estar esperanzado con lo público. Trataba de encular todas esas nalgas con el asfixiante mundo vigilado que nos abruma cada vez con más precisión. Trataba de imaginar cuántos culos podrán caber, verbigracia, en la mandanga esa de la sociedad civil  y democracia patrocinada por Mario Conde. Y cuántos de ellos estarían ya secretamente vigilados. 

Alarmado por sus súbitos pensamientos, trató de detener el giro de su mente al modo más genuinamente budista. No quería ni pensar en el futuro que aguarda a los trabajadores en el seno de las empresas (públicas y privadas) en su mundo íntimo: un mundo extremadamente vigilado y penitenciario  en el que el empresario no se verá obligado a respetar nada, ni siquiera la información contenida en el disco duro del ordenador del empleado. Los derechos a tomar por culo. Síntoma inequívoco de un acoso ya generalizado. Banalidad del mal en acción. Culos robotizados. Truncos prejubilados que nada quieren ya con las instituciones que antes reputaron sólidas y solidarias. Refugiados parecen estar en el academicismo -y en la fantasia erudita- sobre traseros y a esos o similares temas parecen querer dedicarse con ahinco en lo sucesivo.

Sin duda, algo les viene decepcionando de un tiempo a esta parte. Parecen apretarles los zapatos y sangrarles los callos pisoteados una y otra vez con falta de decencia. Les queda lo de siempre…lo tangible... aunque de escaso alcance ya en su edad tardía. Truncos también en el goce (apenas visual) de esas partes anatómicas… naturales, pues recelan de inventos para solitarios como el de Nabuhiro Takahashi y, mucho más, del de los esposos Hale. No creen en esa sociedad de consumo prometeica. A ese aparatejo con apariencia de pandero (ni la sombra de la respingona protuberancia animada de la Kardashian o la Orozco) y a las damas que eventualmente puedan lucir sospechosas prendas de  lencería o corsetería eróticas si acaso sólo cabrá susurrarles muy, pero que muy bajito, aquello que se solía uno  atrever a cantar cuando se jugaba al bingo familiar casero en torno a la mesa camilla: Cinco, Cinco...