martes, 25 de diciembre de 2012

EL GRAN EYACULADOR.


De niño uno tiende a pensar que su Rey es un ser pluscuampotente, que ninguna actividad ni mujer se le resiste. Tiende a atribuirles capacidades superiores a las normales. Uno se muestra incapaz de imaginarlo impotente, desnudo o acuclillado esforzándose en abluciones sobre el sanitario. Andando el tiempo se van desvaneciendo las certezas y comienzan a surgir las dudas en relación con las cohortes de validos, favoritas, amantes, secretarias de alta dirección, jefes de prensa y demás advenedizos que tienden a poblar la Corte. Cohortes múltiples en la Corte única. Algo parecido ocurre con las reinas. No necesariamente es ésta una tendencia histórica privativa de los Borbones. Sic transit gloria mundi. En definitiva, cuando uno carece de la información y los conocimientos suficientes –e, incluso, cuando está sobradamente documentado- piensa que su Rey es el gran eyaculador. Se fantasea con sus dotes naturales y sobrenaturales; con sus posturas y aventuras. Si su potencia política y social –y la económica si añadimos su familia política y sus allegados- es de derecho divino, su capacidad eyaculadora debería de ser extraordinaria tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. Son cuestiones casi axiológicas que los gabinetes de prensa, las bien retribuidas estructuras administrativas de las Casas Reales, hacen que nos penetren cada día un poquito más. Perfuman con aristocrático saber nuestro ecosistema. Pero, no, por Dios, no somos penetrados físicamente por estos egregios (recios y regios) eyaculadores. Es una cuestión de ingeniería suasoria motivada por la necesidad social de certezas institucionales que tenemos los humanos.

Hay, sin embargo, otro tipo de eyaculadores nobles y regios. Puro antecedente de las aristocracias actuales. Son también metáfora social. Eyaculadores que se han corrido mil y una veces. Que es obligado que se sigan corriendo con elegancia y distinción. Se tienen ganado a pulso el status de mitos sementales. Frankel es el último exponente de esta aristocracia eyaculadora. 200 amantes al año es una buena cifra. Así, año tras año, tras haber demostrado en el campo de batalla su valía. De esa especie de Nacho Vidal cobrará su Casa Real 200.000 euros por relación… ¡Y sin tener que vender las exclusivas fotográficas a las revistas del corazón o terminar participando en esos programas del corazón de vómito presto!. Frankel eyaculará sobre sus bellas y escogidas partenaires con esmero y calma. Sin precipitarse, sin eyaculación precoz. Asesorado por los mejores científicos y mamporreros institucionales del príncipe Khalid Abdullah. Unos tanto y otros tan poco. Unos matarían por eyacular con tranquilidad y otros hasta llegan a cansarse de tan distinguida actividad y necesitan al mamporrero, al maestro de safaris, al jefe de prensa o al director de protocolo que le seleccione las mejores chicas. Ya lo apuntaba el príncipe Yassupov, curtido en mil aventuras amatorias cortesanas, cuando reflexionaba, atrapado en su adictiva pasión por la joven y perfecta diosa amatoria Michéle en la novela de José Luis Álvarez La caza del zorro: “Querer comprender el mundo…Ese esfuerzo inútil me recuerda siempre la imagen de la princesa María Luisa, aquella tarde, en las caballerizas de Santa Margherita, cuando trató de chupársela al caballo. Lo único que consigue uno es atragantarse.” Al accedido recientemente a la categoría de gran eyaculador, ganador 13 debies de Ascot e hijo de Galileo y Kind, le dedicaba unas sentidas letras Fernando Savater en El País del 30 de octubre de 2012. La Polla de potrancas se denomina aquella carrera hípica latinoamericana que supo ganar el gran jinete uruguayo Irineo Leguisamo (Legui). Frankel nunca ganó ese Grand Slam de carreras pero hoy por hoy es la polla de potrancas.

Pero, la verdad, hablar de los grandes aristócratas eyaculadores turba a los no iniciados. En esos casos el subconsciente se traslada de inmediato a la figura del Gran Masturbador plasmada por Dalí. Al viejo Dacio Gil no le cabe  entrar en este caso en cuestiones estéticas; carece de cualificación suficiente. Hay otro gran masturbador de infausto recuerdo político que sí puede ser calificado por Gil. No cabe duda, no puede ser otro que el señor Rodriguez Zapatero, gran masturbador social, político y económico. El mismo que recientemente -en alarde de fina intelectualidad- nos recordaba, al hilo del macromontaje Mas-referendum del que se benefician PP y CIU, una verdad más de su pensamiento Alicia: La obviedad de que España es… ¡una democracia jurídica! Con lo que está cayendo en el devastado mundo jurídico y judicial hispano, el miembro de la entelequia Consejo de Estado, recuerda una obviedad vacía de contenido. El que nace barrigón tontería que lo fajen...

Pero sí. Existe, efectivamente, un gran eyaculador. Al viejo Dacio Gil le impone respeto pero le gusta mirarlo en su posición de dominador activo. El usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia gusta incluso de sumergirse en alguno de los fluidos que emanan de sus entrañas. Le pasa como como a aquel protagonista del cuento de Joaquín Leguina contenido en su libro Cuernos: le gusta mirar casi a hurtadillas, como de reojo, escuchar sus bramidos y bufidos previos y posteriores a la eyaculación y relajarse con sus poluciones. Eso sí: intentando no atragantarse como la princesa Margarita con el alazán de la novela La caza del zorro.

El viejo Dacio Gil siempre ha sentido la duda de si eso del Cielo y el Infierno no serán cuentos chinos que modulan desde tiempos ancestrales el miedo y pánico humanos. Con Umberto Eco, alberga Gil la duda de si las sucesivas transformaciones de la tradición cristiana han terminado trastocando las cualidades de uno y de otro lugares y en la actualidad no sea preferible el Infierno al Cielo. Dada la belleza de los lugares a los que el ser humano ha puesto denominaciones tales como Garganta del infierno o pequeño infierno, cabe albergar serias dudas. Cuenta la tradición que a la entrada de la imponente iglesia de La Compañía (de Jesús, de los jesuitas) en Quito, iniciada en 1605 y terminada en 1768 albergando en su seno más de 7 toneladas de oro, se instalaron unas mamparas para que los indígenas (al parecer “infrahumanos” a criterio de los colonizadores y cristiniazadores) no pudieran introducirse en el templo y mezclarse con los creyentes. A ambos lados de aquel receptáculo preventivo y cribatorio se instalaron en 1626 sendos cuadros de Hernando de la Cruz de inequívoca influencia en el proceso de aculturación de los indígenas que, entretanto, retenidos en la entrada, escuchaban los cánticos litúrgicos y aspiraban el incienso que inundaba el templo: a la derecha de la entrada El Infierno; a la izquierda El Juicio Final. Llama mucho la atención el cuadro de El Infierno pues en él trataron de plasmarse los 7 pecados capitales y se aprecia en la parte baja del enorme lienzo la figura de Mariano Rajoy ejerciendo su profesión junto a prostitutas, mercaderes avaros y codiciosos así como los demás pecadores con rostros asustados por la proliferación de llamas, serpientes,  cuerpecillos de jorobados y de los más diversos tiznados Luciferes y Satanases. El impacto iconográfico del enorme cuadro es grande, ciertamente, pero no puede olvidarse que la historia ha juzgado de diferente manera, según la época, las inequívocas pulsiones humanas y animales del amor. Aquellas sempiternas preguntas que se va planteando todo amante tienen cabida en el contexto: ¿Qué culpa tengo yo de estar perdido en esta soledad que me desgarra lentamente todo mi universo? ¿Por qué caminos me perdí? ¿Adónde me llevó el amor? ¿Qué culpa tengo yo de ir detrás de un sueño? ¿De qué me debo arrepentir si no hay pecado en amor? ¿Qué culpa tengo yo de dar la vida por un beso? ¿Qué culpa tengo yo de ser amante, de dar amor así, a manos llenas? Cuestiones todas que inmortalizase Rocío Jurado en la canción Volcán de amor y fuego.

El agudo lector habrá asociado ya las reflexiones de este viejo Dacio Gil sobre por qué le gusta sumergirse en los flujos que expulsa el gran eyaculador. Incluso habrá llegado a la certera conclusión que ese imponente sujeto no puede ser otro que la garganta ardiente o el pequeño infierno, el volcán Tungurahua, en estos días totalmente activo expulsando nubes de vapor y ceniza y emitiendo incandescente lava por su cráter. Al viejo Gil le sorprendió el virulento desperezamiento del gigante Tungurahua el pasado viernes 14 entrado ya el mediodía. Se encontraba en Baños de “Agua Santa” (para otros sólo de Tungurahua, a pesar de la influencia “milagrosa” de la virgen de la iglesia de los dominicos de aquella bella localidad) para relajarse en las aguas termales que manan a más de 70 grados directamente de la misma pared del volcán junto a una larga cola de caballo de agua bien fría. Ya en 2004 el viejo Gil quedó impactado por este lugar y sus aguas mineralizadas amarillas que dejan el cuerpo y la mente en la más absoluta relajación. En uno de los baños termales de esta segunda estadía, a pesar de la incomodidad los cercanísimos bramidos y explosiones del volcán cada tanto en tanto, se acercó a Gil uno de los muchos amables lugareños para confraternizar con quien, por su aspecto de Papá Nöel, parecía un foráneo que se encontraba en la gloria y le espetó de súbito: "El infierno no puede ser tan malo como dicen si causa tanto bien a todo el mundo. ¿No le parece?" Y, en efecto, el Tungurahua (garganta ardiente en quechua) debe de ser así, pues los ecuatorianos se acercan a los baños sin miedo alguno a las eyaculaciones de la imponente mole que manifiesta gran vitalidad y  pasión salida de sus entrañas. Como un hombre grande, el Tungurahua brama y bufa cuando se corre, suelta vapores y esperma magmático, vuelve a derramar sus rugidos y esparce su calorcito. Así una y otra vez en corto espacio de tiempo. Lo hace cada vez con más frecuencia, con una cadencia de minutos. Se manifiesta como un ser multiorgásmico que proyecta su energía y placer sin decrecer su semen volcánico. Si las aguas, que constantes fluyen de su enorme y cálida panza, causan tanto bien, ¿cómo puede ser que su enorme corrida, en el climax de su estado pasional, pueda llegar a causar enormes destrozos humanos y materiales?  Las pasiones son así cuando se desbordan, sin duda. Y el ser humano no es sino una insignificante molécula en el inmenso e indominable marco de la naturaleza.

El viejo Dacio Gil anheló recurrir en aquellos instantes a Vicente Araña Saavedra, sabio y descreído vulcanólogo -ya jubilado- del CSIC que enseñó a Gil, allá por 1999 ( cuando la reactivación del Tungurahua y la devastadora erupción de los bancos malos en Ecuador; precisamente antes de que la insólita estructura administrativa del CSIC manifestase su más cruda faz de desnudo Mobbing para con el viejo Dacio Gil), al tratar sobre posibles convenios y subvenciones de la red vulcanológica hispana, que los volcanes tienen también vida sexual propia. En homenaje al Tungurahua, a Ecuador, a los ecuatorianos y, por supuesto, a ese canario de pura cepa que es Vicente Araña, deléitese el lector de este post con este extracto de la entrevista del periódico La Opinión de Tenerife de 24 de octubre de 2011:

Usted ha dicho alguna vez que los volcanes tienen más vida interior que algunas personas, y que, incluso, gozan de una prodigiosa vida sexual...
-Eso es completamente cierto. Al Popocapepelt, por ejemplo, el emblemático volcán situado a las afueras del D.F, sus vecinos mexicanos le llaman don Gregorio. Y hay cientos de leyendas sobre aventuras sexuales y amores despechados entre volcanes y volcanas, a las que llaman así por su morfología más curvulenta o que evoca a los órganos femeninos. En algunos lugares, se suele decir que la erupción de un volcán obedece a que ha montado en cólera a causa de los celos, porque su volcana se la ha pegado con otro volcán...
En general, ¿son más coléricos los volcanes que las volcanas?
-Su cólera está más documentada. Hay leyendas muy curiosas, como, por ejemplo, la relativa a la formación volcánica de Fuerteventura. Se dice que la causa de que allí apenas sí se han creado regueros de pequeños volcanes, muy planos y alineados por la superficie, obedece a las huellas de un volcán muy grande que, enfurecido por los celos, salió corriendo a sumergirse en el mar y los pisó a su paso...

¿Alguien duda de quién es el Gran Eyaculador? Volcán de amor y fuego.
En otra ocasión, si Gil logra documentarse sobre ello, habrá que hablar de las Virgenes Multiorgásmicas…





sábado, 8 de diciembre de 2012

CULONAS, PAJAS, CIENCIA Y BIENVIVIR.



España es cada vez más frecuentemente un país poco serio. El gran y recientemente desaparecido Agustín García Calvo siempre puso sobreaviso de la falta de seriedad de la RAEL y de todas las academias de la lengua. O estás instalado en el Establishment o no cuentas para la academia. Eso es lo que ocurre ahorita mismo en el trance de incorporar un jurista a esa institución que acompañe a Eduardo García de Enterría. Se barajan dos nombres: Por un lado, Santiago Muñoz Machado, epígono de Enterría y, en su día, asesor de un importante grupo de comunicación. Los poderes en  conflicto de la epoca se encargaron de lapidarlo, literalmente. Por otro lado, Antonio Garrigues, cabeza visible del Bufete Garrigues, Lobby por excelencia entre los españoles, representante de importantes intereses privados que giran en derredor de lo público. Ocioso es conjeturar quién devendrá en académico: Garrigues sin duda alguna. Y, sin embargo, si algún jurista prestigioso tiene contraídos méritos suficientes, ese es Alejandro Nieto García que viene utilizando en todas sus obras un prístino castellano que refulge más que el de, verbigracia, Cebrian. Lo que pasa es que Nieto, un sólido jurista público, ha escudriñeado, cual antropólogo con métodos de entomólogo, los lugares más recónditos –y fétidos- de las organizaciones formales, dejando al descubierto que lo único que prevalece es el interés informal, el inconfesado: de eso saben también –pero callan- Machado y, por supuesto, Garrigues. A este paso, Alex Grijelmo, desconocido por casi todos, terminará siendo, de prisa a efe y tiro porque me toca, también académico de la lengua. 

El largo exordio viene a cuento porque el viejo Dacio Gil utilizó todos sus contactos informales para presentarse al premio anual que tiene instituido la ATP (asociación de truncos prejubilados). El de este año es especial, pues trata de conmemorar 1812. En la ATP rige escrupulosamente el principio de mérito y capacidad: además de un currículo y una memoria, quien opta al premio debe de aceptar someterse a un examen de rapidez mental y disposición científica. Ni que decir tiene que, dado que en la ATP se encuentra afiliada la creme de la creme de la intelectualidad, obtener el premio no es moco de pavo, se necesitan mil y un recursos… de todo orden. A tal fin, gastó su soldada –además de en las exacciones municipales que manu militari chupan de la nómina del viejo Dacio Gil- en invitar a comer a amigos y conocidos en orden a que arrimasen el hombro a la causa y, especialmente, en halagar a los detentadores del poder informal: sabido es que en una organización formal no eres nada sin el apoyo de los jefes informales. Eutimio Cañizarreta, con su buen saber hacer, ha sido un inestimable introductor de la embajada del viejo Dacio  Gil.

Había llegado a oídos del veterousufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia que el ansiado premio estaría esta vez sumamente competido por lo que el viejo Gil contrató a un coach de la escuela de Bernardino Lombao para que pusiese su mente como la tabla abdominal de Aznar. En el proceso de selección pasó todas las cribas pero hubo de hacer frente a la pregunta de desempate. Esta era del siguiente tenor: "Enumere a la mayor brevedad las cinco mejores piernas del mundo". Gil tembló al escuchar la cuestión dirimente. Rápidamente le vino a la cabeza Messi, luego Cristiano, más tarde Michu, pero se atascó ahí, no le salían más piernas universales del momento. Angustiado, en estrategia desesperada, dirigió sus pensamientos a las últimas preocupaciones de la ATP y contestó sin vacilación: 1. Beyoncé Knowles; 2. Jessica Alba; 3. Sofía Vergara; 4. Cameron Diaz y 5… (para el quinto lugar hubiese Gil apostado por Adriana Lima pero su subconsciente se dirigió a una gloria nacional de larga trayectoria y dijo: Concha Velasco).
Por su informador dentro del tribunal sabe Gil que nadie como él se acercó al target. Sólo erró en la patriótica Concha Velasco. Le cabe el honor a Gil de haber acertado cuatro de las cinco y de no haberse dejado aturdir por tanto fulbol narcotizante. Ese buen planteamiento (todo oposición necesita una concienzuda preparación) le deparó la obtención del premio: un viaje generosamente pensionado, como los que se solían hacer en las épocas gloriosas de la administración española, que llevaba por lema: culonas, pajas, ciencia y bienvivir, para conmemorar 1812. Y hete aquí que el viejo y achacoso Dacio Gil escribe esta entrada desde el Ecuador pues la conmemoración de la ATP no versaba sobre La Pepa sino sobre el pensamiento y los descubrimientos de Alejandro Von Humbolt.

El viejo Gil no tuvo que preparar concienzudamente su viaje pues lo generoso de la dotación del premio le permitió hacerse acompañar por Cuca que prepara cada uno de los detalles cual si de una agencia de viajes se tratara. La clarividencia de la edad tardía habían permitido dilucidar con solvencia cómo conciliaría Gil el placer de las culonas y las pajas con la compañía femenina. Lo de la ciencia y el bienvivir era en esta caso lo de menos pues sabido es el lecho fraudulento (social al menos) en el que suele dormir la pretendida ciencia. Lo del bienvivir es una cuestión que ya ha sido destacada varias veces en esta Tribuna por lo que huelgan mayores comentarios.

La propia llegada de Gil al aeropuerto de Quito vino a representar el primer sobresalto. La próstata de Gil no perdona en los viajes largos y nada más aterrizar en el aeropuerto urbano de Quito le entraron unas irremediables ganas de orinar atizadas por los largos trámites migratorios. Al alcanzar apresuradamente y tras grandes retenciones por fin el mingitorio, Gil se topó con lo que creyó una pegatina electoral o de turismo (en velada alusión tal vez a Papallacta, Baños de Tungurahua y similares) descartado que pudiese tratarse de una alusión subliminal a las culonas. Rezaba así: “Apunta al centro. Buenos baños, buena gente”. Con las prisas y las retenciones, el viejo Gil comprobó de manera personal lo atinado del mensaje higiénico y lo desatinado de su forma de apuntar al centro: El chorro de Gil salió sin fuerza y en direcciones múltiples como si se tratase de una gastada metralleta de feria. No mojado en ti, cual le hubiera cantado a la culona sino mojado él y mojados todos los alrededores. Ese es un inexorable axioma que los viejos aprenden con la práctica. Y Gil no consigue olvidarlo en todo el viaje: intenta apuntar al centro para hacerse acreedor a buenos baños y a la consideración de buena gente. Hace lo que está en su mano…pero nunca al centro...

Noviembre y diciembre, ya casi verano, es la mejor época para ver a las culonas e intentar comérselas. Hay bastante gente que consagra todo un año a soñar con irse comiendo con delectación una por una (o en grupo, según las posibilidades y gustos de cada cual) a sus culonas. Las culonas no eran la primera prioridad del viejo Gil, aunque a nadie le amarga un dulce. El viejo Dacio Gil creía venir convenientemente  aleccionado, pues sobre culos han versado varios de los últimos seminarios en la ATP, aunque sus gustos no se centran en exceso en las culonas. Las culonas le suelen provocar de entrada un vuelco…en el estómago. Es la hormiga culona (atta laevigata)  un manjar pero no para el paladar del viejo Dacio Gil por mas que sea un exquisito plato sólo posible entre los meses de noviembre y diciembre, primavera austral, en que estas pobres insectos sociales aparecen en tierras de Zamora, casi limítrofes con Perú. La hormiga culona es un formícido volador de color café que penetra en la tierra formando grandes hoyos y llega a alcanzar los 2,5 ò 3 cm de largo. En el cantón de Chinchipe se las prepara de tres maneras: tostadas; en forma de torta como la tortillita de camarones y en un jugoso caldo. El viejo Dacio Gil ha de confesar de que en esta ocasión, a pesar de las fortísimas tentaciones, no consumó el pecado.

Lo de las pajas si es más refinado y personal. La paja te evita enojosas situaciones y en estas cuestiones es mejor estar mil veces amarillo que una colorado. Para una buena paja son necesarios, además de un fuerte deseo, unos sueños especiales y unos recuerdos a la vez buenos y malos, casi de amor y desamor. El viejo Dacio Gil necesitaba con todas sus fuerzas las pajas. Una necesidad vital. Sólo le pasaban por la cabeza las pajas suaves y selectas. El viejo Dacio Gil goza y sufre con la piel (“hambre de piel” denominan los norteamericanos a sus excesos virtuales y su necesidad de cálidos abrazos y besos). Por eso, y por muchas cosas más, se ha alegrado este viejo del reciente premio otorgado por la UNESCO a los sombreros de paja toquilla que se elaboran en las regiones de Azuay y Manabí en el Ecuador. Elogia el destierro del error denotativo del Panama Hut (un hat transmutado en hut), dado que los mejores sombreros se elaboran en Cuenca y en Montecristi, en el Ecuador. Una de las razones, aunque no la única ni más importante de intentar obtener el premio, era hacerse con auténticos sombreros de paja toquilla que, adamás de resaltar su poco eminente testa, cubrieran a ésta de las agresiones solares que le han hecho pasar varias veces por el quirófano tras resultar fallidas varias terapeúticas. ¡Los sombreros de paja toquilla son los mejores del mundo y nada tienen  que ver con los horrorosos tocados de confeccion  industrial de origen chino! Ecuador bien vale un sombrero de paja toquilla.

En verdad el destino del premio de la ATP era para investigar sobre el envejecimiento y elaborar un book para una ulterior discusión en próximo seminario sobre el arte del envejecimiento activo. Con mimo y con detalle preparó el viejo Gil su viaje a Vilcabamba, al Valle sagrado de los longevos. Vilcabamba es en realidad un valle sagrado porque la vida es de una tranquilidad incomparable. Un lugar rodeado de montañas en el que, según se cuenta y se puede constatar, sus habitantes superan con creces por lo general los 100 años de existencia. Leyenda y errores registrales al margen, el viejo Gil soñó durante mucho tiempo beber las naturales  y oxigenadas aguas que manan en su páramo. Los rigores de la higiene hacen que ese agua se encuentre hoy embotellada en botellas de plástico: tributo a la modernidad. El viejo Dacio Gil recomienda para inundarse de paz y postularse para matusalén  un precioso hotel llamado El descanso de Ramses en el que la paz y la naturaleza te penetran en un contexto de un circo de montañas. Un valle a 1500 metros de altitud rodeado de montañas de casi 4000 metros. El viejo Gil promete seguir dando guerra tras atiborrarse de las aguas y la paz de Vilcabamba. Los destrozos del estado post-post-social amenazan con tener a los supervivientes trabajando (o haciendo que trabajan y cotizando a las SS) hasta los 100 años y para llegar a esas cotas hay que estar entrenado. El viejo Dacio Gil ya ha hecho lo que estaba en sus manos a pesar de los bruscos altibajos sufridos en su tensión arterial de tanto subir y bajar desde los 4000 metros. Y para reparar la presión y atesorar energía el viejo Dacio Gil se encuentra en la actualidad sumergiéndose en aguas y lodos procedentes de volcanes activos, aunque no se ha encontrado aún con ningún científico del CSIC y sus redes de emergencia sísmica y vulcanológica. De habérselos encontrado los habría invitado a degustar las hormigas culonas tocados con sombreros de paja toquilla y bebiendo sin parar aguas de Vilcabamba y jugos de todas clase, presididos por los de tomate de árbol.

Y es que el premio de la ATP tenía una incuestionable relación con la Ciencia y el bienvivir. Hoy se suele proclamar que la ciencia, la innovación y las tecnologías son los saberes para el bienvivir. O sea: como las religiones cuando los proclamados descubridores esquilmaron cualquier vestigio de civilización precedente. Los seres humanos iniciados buscan siembre bienvivir aunque tenga que ser a costa de lo que vivan los demás. Bienvividos los hay en todas las profesiones y algunos no han dado nunca un palo al agua. Ahora el CSIC –por poner sólo un ejemplo pedestre- ha anunciado un plan de ajuste anticrisis. Algo se estará cociendo en las cocinas de la Agencia estatal y bueno es decir que viene el lobo cuando la época precedente ha estado plagada de caimanes, víboras, zorras, ladrones, parientes, niños y militares sin graduación que han cometido mil y un desmanes. Mérito y capacidad denominaban al garlito. Todo ello refulge para la historia, no cabe el tabla rasa. Material para victimólogos. Algunos en el contexto selvático han seguido con sus códigos de bienvivir. Y también había culonas y culones por oposición; algunos elaborando y elucidando sesudas pajas mentales.

Pero sobre ello no quiere pensar ahora el viejo Dacio Gil. Reflexiona sobre cómo sobrevivieron los ecuatorianos al crash de 1999. Sumergido en aguas a 52 grados trata Gil de tomar apuntes para la dolarización encubierta que se nos avecina en España. Los ecuatorianos ya nos sacan 13 años de ventaja. 
Veremos qué sucede tras el 28 de diciembre…



lunes, 19 de noviembre de 2012

Y TE DEJASTE AMAR POR MÍ SIN PREGUNTAR.

El viejo Dacio Gil acabó el fin de semana realmente acalambrado, además de con la decepción propia de las derrotas deportivas. Su cuerpo declinante no está ya preparado para 20 horas de deporte, por más que haya sido en tiempo no excesivamente lejano un mediano deportista y algo mejor tenista. Calambres en cada milímetro del cuerpo, agotamiento psíquico. De nada ha servido que el viejo Gil se hubiese concentrado a nivel del mar para aislarse de agresiones externas perversas y para intentar contrarrestar la velocidad de bola en la pista de madera centroeuropea. Pero tantas horas frente a la televisión tratando de ayudar a meter la bola entre las líneas checas o de desviarla hacia afuera en las nuestras es una hazaña que acaso no pueda volver a reeditar el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia. A pesar de los estratégicamente sopesados preparativos el resultado ha sido una derrota aceptada olímpicamente. Una derrota más al viejo Gil no le afecta si es propia pero le duele especialmente por dos tenistas que merecen todo el encomio por lo que representan de lucha y ausencia de ñoñería glamourosa. Ferru ha demostrado en 2012 lo que ya se sabía: que es un enorme deportista y que, en cuanto a técnica de tenis, nada tiene que envidiar a los Nadal o Djokovic. El viejo Gil tiene predilección, empero,  por Nicolás Almagro y su estético revés a una mano. Tiene mucho mérito el murciano pues, de alguna manera, su condición y aspecto nada pijo le han provocado segregaciones injustas entre los niños bien del tenis español y hasta ser rescatado por Ferrero había sido emparedado por la mafia tenística barcelonesa-madrileña. A pesar de todo ello –y su mala cabeza contingente-, Almagro ronda siempre el top 12 mundial con sus enfados, apoyado en su prodigioso swing de revés a una mano y con sus crisis puntuales de autoestima. En conjunto, Almagro ha hecho un altísimo papel en Praga y por detalles mínimos no batió a Berdych. En un quinto punto, sobre madera, y en la altitud centroeuropea bastante hizo. Y, sobre todo, porque delante tuvo un genio del tenis de los que ya no quedan, heredero directo del francés Fabrice Santoro y similar en discontinuo talento a Marcos Baghdatis: imprevisible, con muñeca mágica, talento imaginativo, no mecánico, con múltiples alternativas de juego. Yerra quien, al compararlo con la demostración de número 1 de Ferrer, considere que Almagro ha fracasado. Sólo los profanos en tenis pueden pensar eso. Almagro ha iniciado la necesaria transición del tenis español más allá de los miedos generalizados y las lesiones de Nadal: el historial de victorias se escribe con dolorosas derrotas: fracasos exitosos suelen llamar a esto los “coaches”


En ese retiro voluntario para no molestar ni ser molestado, el viejo Dacio Gil casi se olvidó de la conversación telefónica mantenida la pasada semana con el hermano de la ATP Eutimio Cañizarreta para inquirirle qué había de verdad o qué de martingala en todo ese affaire del generalísimo David Petraeus. De Cañizarreta, a pesar de su perfil mutante propio de su arriesgada y bien retribuida (en dinero y en especies sublimes) profesión o profesiones ya tiene hecha una magra semblanza en esta Tribuna, necesariamente breve en una vida tan intensamente vivida en la que, para desgracia de la masculinidad, todas las hazañas no pueden publicitarse como debería ser debido. El bueno de Cañizarreta no quería hablar de esos temas mediante unos teléfonos rigurosamente vigilados sin previa autorización judicial, “cosas de la seguridad” –dijo. Citó a Gil, dado que las previsiones meteorológicas anunciaban lluvias, en desguaces Latorre en el depósito descubierto de chatarras de la derecha según se entra; sostuvo, sin réplica por parte de este Gil, que eso era lo más discreto y adecuado. Con puntualidad británica propia de Scotland Yard apareció Eutimio enfundado en trenka gore-tex que opacaba su sempiterno aspecto de dandy. Tras las salutaciones protocolarias el donjuanesco casanova (si es que no fuese tal calificación un oxímoron inaceptable en cualquier caso) amablemente disparó toda una batería de preguntas sin mayor transición: ¿Tu, con tu colección de diplomas en la universidad del escepticismo, también has picado el anzuelo? Bah.., como todos, estás cayendo en la ingenuidad más infantil: eres igual de manipulable. ¿Es que no hiciste la mili? ¿Ya no recuerdas lo que veías allí? ¿No dices conocer sistemas electorales y mecanismos de persuasión que distorsionan eso que llaman la elección racional? ¿Realmente crees que los nuevos Aníbales o Escipiones Emilianos de los imperios mantienen periodos de abstinencia sexual como los de la bella Pamela Anderson para que la líbido no distorsione sus inteligentes trabajos o que sean de natural asexuados o se encuentran en situación de supernumerarios en las aventuras galantes? ¡Vamos hombre, Dacio, no me seas cabeza de chorlito! A los generales Pretaeus y Allen y a cualquier militar de los de siempre o de los de ahora, en sus correrías bélicas, les es aplicable la frasecita de la escultural rubia en relación a Dancing with the Star (“Estoy a prueba. Es difícil no pensar en sexo cuando tienes a un hombre sudoroso pegado a ti todo el día. Siento lascivia. Pero lo intento, lo intento”) en todos los casos. Lo que pasa es que en el ejército actual en medio de las guerras mediáticas proliferan las bellas reporteras, espías, personal con graduación o tropa. Las generalas y algunas coronelas ya están demasiado maduras y se les ha pasado ya el arroz guerrero…al menos entre los pares…porque con la muchachada pudiera ser otra historia… -Dacio asentía en silencio con la cabeza, groggy ante tal ensalada de golpes dialécticos que estaba recibiendo en pleno rostro en un contexto fantasmal de pertinaz llovizna en medio de un auténtico cementerio de esqueletos de coches desvencijados y violentados en su ya raquítica osamenta metálica. Víctimas también –pero del otro bando- de la acción del hombre como esas que la DGT recordaba en publicidad pagada a toda página ayer 18 de noviembre, día mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico. En las guerras y en los accidentes de tráfico –pensaba para sus adentros el viejo Dacio Gil- la verdad es la primera víctima: en unos casos por tanques, drones e infantería real o imaginaria; en otros por aseguradores, abogados, jueces , fiscales y tablas reglamentarias pretendidamente objetivas.

Algo más calmado Cañizarreta, tras el trabajo sucio de su artillería dialéctica, aseveró lacónicamente que el caso era consecuencia de disputas institucionales dentro de un pulso electoral que se conjeturaba igualado. Como el existente entre las policías,  o entre la policía nacional y la guardia civil: juegos de fuerzas, sólo que,en este caso, entre CIA y FBI con la guerra de Afganistán y las elecciones por medio. No leas esas cosas Gil que te vas a volver más gil. Dedica los sábados a disfrutar de esos suplemetos para mujeres que anexan los diarios por un módico precio. -Enseguida entraron en juego los bombardeos aéreos argumentales: ¿No viste la semana pasada el magazine dominical de un diario que insertaba una "imagen infográfica" en un anuncio con apariencia de información (un "remitido" de unos hospitales privados) en el que aparece un bien formado culo de una mujer sólo vestida con unas gafas y un turbante operatorio, sugiriendo estar lista para una operación sin bisturí para esculpir su figura? ¿Y tampoco el de esta semana en el mismo magazine (página 19) y en forma igualmente de "remitido" de la misma red de hospitales, en el que aparece una bellísima mujer frente a un barroco espejo con el pelo recogido y sólo cubierta por un corsé blanco de encaje a medio ajustar sobre el que se impone, imperial en su mensaje icónico, un culo de una belleza excepcional bajo la leyenda "Recuperar las formas. Los últimos avances tecnológicos permiten modelar, alisar y reafirmar el cuerpo en una sesión en poco más de una hora"? Míralo, si puedes; parece haber pasado todos los controles, pero se acelera el corazón sólo de mirarlo. Pues no hay que ser Tzvetan Todorov para descrubir que las nuevas guerras y espionajes se llevan a cabo en medios de comunicación y nuevas tecnologías. Y parecen incruentas, sin bajas ni daños colaterales. Parece regir por todos lados el "Sálvese quien pueda", como todo en esta crisis. ¿Es que no has reparado en las calidades estéticas de los anuncios de Intimissimi, Canova, escenario de fondo (en sus dos versiones) y Un dia en Roma? Tu vista parece estar devastada de tanto leer cosas aparentemente serias. ¿No te quedas extasiado con la radical belleza de Desta Hailé en el anuncio de Gayubo? ¿No te ha llamado la atención el rojo culo de Tena protective underwear? ¿No has puesto atención en la que se nos avecina con los anuncios de las hermanas Cruz en la firma L’agent provocateur? ¿Acaso el culo perfecto que contextualiza el anillo de turmalina y zafiros de las firmas Hemmerle, De Grosogono y Bulgari te ha pasado desapercibido? ¿Y te ha pasado lo mismo con el primer plano de espalda y culo ejemplares que sirven de escenario para el collar de diamantes, platino y tanzanita de Tiffany? ¿Es que no te has fijado en la perla Morellato que luce, insinuando su bello busto, Irina Shayk? Déjate de gaitas, Gil, y analiza las nuevas modalidades de guerra y espionaje total y contraespionaje que acechan por todas partes. La vida –y el mercado… y el disfrute- está en otra parte, tal como anunciase Kundera. Ni Patraeus, ni Allen, ni Paesa, Sanz Roldán ni todos los demás somos de plástico. Hoy hay mucha mujer bella y ambiciosa en todos los frentes. Son mujeres de carácter y lo saben; por eso usan lencería de la firma Gemma en la línea my personality. Y prepárate para lo que se anuncia del desembarco de los pitillo push-up de Marie Claire o los de Yamamay Slim  que se anuncian como recuperadores de silueta con su uso prolongado. A mi –continuaba Eutimio- con esto de los pitillos me pasa como con las oposiciones al CNI, que no a todas valen ni sientan bien; que hay algunas portadores de esas prendas que hacen decaer la libido a bajo cero como el bromuro, aquella sustancia que subrepticiamente se suministraba a la tropa en los cuarteles franquistas. Los pitillo, como el fumar, unas veces hacen bien y otras mucho mal recíproco, agente y paciente; son prendas para juventud o para la primerísima mediana edad indefinida bien esculpida. Bienvenidas sean las mujeres, sobre todo para ampliar nuestros cánones estéticos y comerciales en cualquier tipo de guerra o espionaje emocional o afectivo. Déjate de sandeces solemnes sobre espionaje, Gil. Contextualízalo en eso de los mensajes suasorios en el juego perverso de la elección racional en las que decidía el voto femenino. Ya es hora de que nosotros, con lo que hemos vivido, con la cantidad de situaciones que hemos abrazado y en las que nos hemos metido en mil y una noches de aventuras, nos entrengamos efectivamente en el envejecimiento activo (y tan activo, hasta completar la vida laboral a los 80 años, tal como van las cosas), la solidaridad intergeneracional (con hijos y nietos viviendo a nuestras expensas) y la lucha por suprimir los límites de edad y las fragilidades jurídicas y debilidades psicológicas y emocionales que nos terminarán asolando a todos. Al fin y al cabo esa reciente novela-éxito de la británica Hillary Boyd, Los jueves en el parque, enseña que es posible la pasión de los abuelos sexagenarios mientras los nietecitos juegan por el parque en derredor. Y, si a pesar de cuanto te vengo diciendo, quieres profundizar en los secretos del espionaje y el amor en el océano de libros existentes, léete el de R. y D. Bear la vida en (la) compañía, que creo que está en Crítica, pues en él, entre otras sugerentes cosas, se contiene la siguiente frase : “Si no puedes mantener una relación amorosa en secreto, es que no sirves como agente”. Han hecho explotar la frase (o la relación) en el preciso momento en que interesaba. Sólo porque interesaba, porque en EEUU y en la Conchinchina quien esté libre de cualpa que tire la primera piedra… Y punto y final, amigo Gil, que ya no pienso hablar nada más sobre este asunto de porterillas.

Prosiguió amablemente Cañizarreta hablando de la acertada  nueva orientación de los debates adoptada por la ATP (asociación de truncos prejubilados)  y terminó proponiendo a Gil que auspiciase el establecimiento como santo civil (absolución del Santo Padre Luis Landero mediante) al vivido y polifacético mendocino recientemente fallecido Leonardo Favio y como himno de la entidad alguna de las canciones del  cantante del amor de voz grave y cineasta de cierto éxito. Apuntó que son un compedio sobre las cosas que sienten los amantes misteriosos y apasionados de cualquier edad, también generalísimos y espías. Y propuso elegir entre las bastantes que se refieren al amor y al desamor cantado de una forma tan convincente que parecen fruto de vivencias biográficas: La conocí en el parque; cómo poder saber si te amo; como un mendigo; quisiera morir ahora de amor; aquella noche de verano; como me duele la piel; tiemblas; que extraño es el amor; amar o morirqué te dirás mañana; sos mi religión; más que un loco; porque yo te amo; quiero aprender de memoria; ella esla cita...

Y en su recuerdo podríamos cantar todos al comienzo y al final de cada sesión general -afirmó Eutimio Cañizarreta a modo de conclusión-, a capella  como solemos hacer, las emocionantes  Anotaciones para Carola; Y te dejaste amar por mi:  El barquito de papel.  Expresan nuestras vicisitudes de lectores, amantes, frágiles y devenidos infotogénicos. Truncos en muchas cosas Gil, como la carrera del generalísimo yanki.

Deshechos todos los eventuales entuertos y ya Gil sin albergar duda alguna, ambos miembros de la ATP abandonamos el desguace de coches y nos prometimos perseverar en el envejecimiento activo y en el cultivo de otros ámbitos mucho más profundos que la política, las elecciones y el espionaje. Además, para ligar o enamorarse ya tenemos noticia de que no sólo hay que pasear por el parque -aún público por poco tiempo- a la perrita o al canario. A cualquiera, civiles, militares o espias, se nos puede aparecer el enamoramiento en el parque entreteniendo los jueves (¿o será cualquier día de la semana ahora que la tribu va a vivir toda junta?) a los nietitos... Mientras los espías y paparazzi a lo suyo: apostados detrás de los bancos, o de los chopos...o leyendo hasta enloquecer uno tras otro todos los correos electrónicos...

jueves, 15 de noviembre de 2012

UN SISTEMA JURÍDICO ABISAL.


La reciente crisis que padece el mundo occidental –que no es tan reciente y que es perfectamente recurrente- no es sólo una crisis del capitalismo. Tiene su raíz en zonas muy profundas en las que no cabe ni la transparencia ni la iluminación solar. La mampostería de nuestros edificios de convivencia se ha ido haciendo con materiales de derribo y de escasa calidad. La hipocresía y el cinismo son los principios esenciales de las instituciones y por eso el sistema de resolución de conflictos es puro decorado de cartón piedra: se mira pero no puede tocarse. Si lo tocas y sientes te duelen el alma y la cartera. Quien, transido de una inusitada buena fe y esperanzada esperanza en el llamado Derecho (con mayúscula, sin que sirva de precedente), intenta ventilar sus eventuales diferencias dentro de la legalidad vigente tiene todas las papeletas para terminar saliendo trasquilado: el juego de los círculos concéntricos del lenguaje institucional terminarán devorando sus esperanzas y violando para siempre sutilmente su buena fe. No hay que ser Mary Douglas para desconfiar –hoy más que nunca- de los voceros institucionales y sus escuderos los medios de desinformación social. Las instituciones se han acostumbrado desde que el mundo es mundo a una prédica impúdicamente falsaria. Mienten a conciencia y se justifican con la débil argumentación de que hay que mantener embridado el fantasma de la “alarma social”. Es completamente normal que cuando el más humano del común de los mortales descubre la tostada que hay detrás de toda normalidad institucional, se tope de bruces con un sistema radicalmente anómico e injusto (en el que priman los intereses informales sobre las proclamaciones solemnizadas) caiga en depresión y se cuestione de qué sirve la vida si al final  por el abuso se decide la jornada.

Sólo los patológicamente ingenuos albergarán la esperanza de que el titular (o su sustituta si se tercia cuando las cosas vengan mal dadas, o así lo decida sibilinamente el titular para eludir propias responsabilidades) del juzgado de  instrucción 51 de los de Madrid va a intentar arrojar luz sobre los excesos de la fiesta mortal de Halloween. Con una “pulcra concepción corporativa” el juez tratará de salvar la responsabilidad de las instituciones implicadas (el mayor ayuntamiento de España), salvaguardando con ello sus propias posibilidades de carrera. Y en esa dialéctica, que Dios pille confesado al que,despistado, pasase por allí en tan infausta deshora. Esa es la tiranía del statu quo y así la entienden escrupulosamente Sus Señorías con un espíritu corporativo que se mama desde su entrada por las múltiples puertas falsas de la carrera judicial (inhumados vergonzantemente los cristianos principios de mérito y capacidad) o internalizado naturalmente desde los primeros balbuceos de sus contactos con el preparador que les socializa de manera incruenta con el sistema. Descarnada ética corporativa, para entendernos.

Viene todo este exordio a cuento porque el viejo Dacio Gil columbra más por viejo que por lo que es: un pobre diablo. A palos ha aprendido la desidia y la vagancia judicial (y ahora quizás la temeridad descontrolada del espíritu corporativo chalaneador y potencial huelguista) que se esconden tras sus solemnes proclamaciones. El sistema jurídico, como no podía ser de otra manera siendo como es un aparato instrumental, no se salva de la falta de transparencia y claridad que padecemos. No penetra en él siquiera un tibio y tenue rayo de sol. Su sima es tan profunda y sucia que cualquier reflexión sobre el orden y el desorden, la culpabilidad y la inocencia, el ser y el no ser, la forma y lo informe, la vida y la muerte es puro divertimento de instalados o ansiosos de pisar las más refinadas alfombras o asistir a los cócteles de mayor lujo. El ciudadano corriente ni estará invitado ni se le esperará de mero espectador.

Pocos jueces y fiscalitos –acaso ninguno- habría ayer en las manifestaciones habidas en toda España. Presionan con la huelga pero odian en su fuero más interno mezclarse con la gente. Se autoperciben granados sociales. Lo han mamado desde biberón del ingreso en la carrera judicial o fiscal, constituye la parte esencial de sus entrañas. Están para servir al poder, sea este visible institucionalmente o no.
Un hombre con una visión tan atinada respecto al mundo de los jueces como el director teatral Ernesto Caballero lo ha vuelto a recordar en su brillante puesta en escena de Doña Perfecta, del burocratólogo canario, el en su tiempo denostado "garbancero", Benito Pérez Galdós. Sin aparecer en escena el juez periquito de la localidad de Orbajosa, la obra  aplica a rajatabla los principios y reglas de la tiranía de lo establecido: todos, desde caballuco o Licurgo hasta la Santa Madre Iglesia personificada en don Inocencio ajustan florentinamente sus diferencias sin un solo salivazo ni empellón; ni siquiera un improperio. Doña Perfecta como símbolo de la deformada institucionalidad democrática que asola España.

Y antes de seguir permita el eventual lector –si es que lo hubiere- que el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia destaque como merece el elenco de actores que se desempeñan en el teatro María Guerrero de Madrid bajo la dirección de Ernesto Caballero. Prácticamente todos ellos sacan un alto rendimiento a su personaje: Lola Casamayor, Alberto Jiménez, Israel Elejalde… todos, hasta las hermanas Troyas (las jóvenes y brillantes D. Bernardo, M. Gas y V. Vega cuya primera escena junto al tren es verdaderamente cimera) convertidas por Caballero en conciencia social difusa y cronistas de Orbajosa, además de objeto de deseo de la comunidad masculina toda. Mención especial merece para el viejo Dacio Gil, que la analizó con especial ojo crítico, Karina Garantivá que logra su mejor registro a las órdenes de Ernesto Caballero. Para el viejo Gil tiene la Garantivá un atractivo sensual enorme que se nota que tiene prendado a Caballero como director. En una atinada crítica en elperiodistadigital se dice “nos gusta esta Rosario que hace Karina Garantivá, tan lejos del registro habitual en nuestras actrices jóvenes, tan nada guapa y tan poco mona, tan real a pesar de su vertiginoso enamoramiento, tan loca sin serlo”. El viejo Dacio Gil comparte las alabanzas pero sólo si “lo nada guapa y poco mona” se circunscribe al papel de Rosario pues Karina Garantivá es una mujer con una belleza singular y un enorme encanto sensual además de una actriz que mejora con cada papel que representa.

Doña Perfecta en la versión final adoptada por Caballero es la representación exacta de la deriva de la democracia española, tan hipócrita, tan pegada a los intereses y alejada de los afectos. Ocasión única para ver reflejada en el espejo plano, no cóncavo ni convexo de las elecciones con agenda de discusión pactada de antemano, la imagen del colectivo drama dramatizado de los españoles en sus instituciones. No parece haber pasado el tiempo ni evolucionado las relaciones  institucionales.

Quien también tiene una idea precisa y cabal del sistema de garantías en el capitalismo socialdemócrata es el británico Ken Loach que en su último pulcro producto, La parte de los ángeles, muestra una descarnada semblanza del sistema jurídico británico, sus sistemas de compensación comunitarios y las remotas salidas de los miembros del lumpen para poder sobrevivir dentro el sistema. Loach tiene una fina sensibilidad para describir estéticamente los submundos que la gente llamada de orden se niega no ya a reconocer, ni siquiera a ver, en ese desorden organizado que hemos convenido en llamar la crisis. Capitalismo y lumpenproletariado; integrados y apocalípticos virtuales; ventajistas de chaleco, cuello blanco y labia pseudocientífica coexisten sin convivir con excluidos, lunáticos, perdidos, raterillos compulsivos y pendencieros. Sus único hilos conductores remotos son el whisky de malta y las inevitables trampas para sobrevivir dentro del capitalismo inmaterial de casino y puja. Para sobrevivir y promocionarse tanto el sistema establecido como el lumpen necesitan de las trampas y el engaño. La falsa ciencia y el sistema judicial y policial hacen el resto estableciendo las diferencias de grado: las aristocracias de los palacios y de los albañales; demonios en las instituciones y ángeles en las cloacas y el submundo. Los atildados timadores bajo los focos y los flashes en las subastas, los excluidos en la subrepticia oscuridad de cavas y bodegas. Intereses multinacionales en la planta noble. Afectos maridados con desdichas en tiendas de campaña o lagares. ¿Y dónde los amores?

La crisis y el descrédito del conjunto del sistema jurídico son graves y paradigmáticos. Nadie da con la fórmula para detener un desmoronamiento capitaneado por el primer iconoclasta del reino, el señor Ruiz Gallardón sólo preocupado por intereses corporativos que le aúpen a una presidencia del gobierno que, a no dudar, sería mucho más oprobiosa que la del gnomo Zapatero. Para colmo, el muy ladino quiere exportar su modelo de modernización jurídica a Guatemala. No conforme con los terremotos y la violencia institucional que asolan al país centroamericano quiere inocularles los virus de un modelo delirante de domolición planificada sin otros modelos de sustitución. El sistema jurídico hispano vislumbra el hundimiento y cada cual agita el espantajo del interés general que encubra sus propios interés privativos-corporativios. Antonio Hernández Gil, un hombre del régimen jurídico, bien instalado de cuna, desde las páginas de ABC viene hablando de miedo y de moral para mantenerse en el mayor colegio de abogados de España en espera de dar el salto a la presidencia del Consejo General de la Abogacía y, quizás, al tribunal constitucional. Mientras tanto se presta a ser el letrado de la reina Sofía en el litigio civil sobre la propia imagen de la consorte contra la empresa de adulterios discretos (¡el orden siempre ha demandado infidelidades y adulterios discretos! ¡Faltaría más!) Ashley Madison. Por su parte, Javier Gómez de Liaño imparte doctrina de vez en vez en su medio natural, El Mundo, sobre las bondades del sistema jurídico y judicial mientras cobra suculentas minutas por sus trabajos de insider e iniciado. Otro tanto hace Baltasar Garzón -en El País, claro- desde la distancia en espera de una rehabilitación más suntuaria que la de Liaño. El celebrity Javier Cremades –también desde el mismo diario de PRISA- blande el pretendido interés general de los abogados –a cuya cohorte de Madrid aspira a presidir como catapulta de carrera y celebridad- para sus interés inconfesos, precisamente hoy que nadie cree en los abogados ahogados con tantas Legalitas, Mapfre y M M recurre multas de tráfico  y demás martingalas e institutos, asociaciones de víctimas de todo, sindicatos de manos y calzones limpios y observatorios jurídicos de la propia Nada. Y, en fin –y cómo no-, el fiscal guatemalteco por excelencia –el de los silencios en el caso del rocambolesco “suicidio institucional por poderes” del abogado Rodrigo Rosenberg Marzano-, sale ahora con la discusión bizantina, propia del juridicismo más rancio, de la primacía de la cláusula rebus sic stnatibus frente al viejo brocardo que esgrimen los ejemplares malos (hoy todos los bancos, banqueros, bancarios y abogados de estos son malos a los ojos de los ciudadanos) del pacta sunt servanda aunque contengan cláusulas exorbitantes. Todos los ejemplares citados son bienvividos. Prototipos del sistema. Todos tratan de prevalerse del caos y el desconcierto imperante en el tema de los desahucios para granjearse la simpatía de la ciudadanía indignada. Cada uno de ellos, en su medio de deformación natural, juega con sus interés inconfesos y blande el trapo de la solidaridad con la cuidadanía. ¡Mentira! Cada cual va a lo suyo y trata de cobrar ventaja en sus pulsos institucionales o institucionalizados: colocarse en los puestos que otorgan canonjías, presionar al gobierno para consolidar privilegios para el futuro.

El derecho y su versión instrumental jurídica y judicial-fiscal es hoy un bien mostrenco. Un bien abandonado, a la deriva. Nadie cree en él como sistema de resolución de conflictos, ni siquiera el juez del 51 de los de instrucción de Madrid a pesar del dolor social padecido tras tanto despropósito: simple expediente corporativo.

Siempre se ha dicho que el Derecho es el lenguaje del poder. Lo malo es que ahora el poder es más invisible que antes y no reside ya en las instituciones. El derecho –decían los cultos- es la ciencia del orden establecido. Hoy el orden establecido es deletéreo. Se decía también que la mejor forma de hacer una sociedad conservadora era aumentando el número de propietarios. La perezosa jurisprudencia habida sobre los arrendamientos contribuyó a que todo quisque quisiese ser propietario. Creían serlo al suscribir sus hipotecas. Craso error. La legislación de principios del siglo pasado protege a los prestamistas. Los políticos siempre han estado auspiciados por prestamistas y otras mafias. Los políticos hacen y reforman las leyes. Y los ciudadanos, en la lógica de la Orbajosa de Galdós y Caballero,  nos solemos tapar nariz, ojos y oídos para que la fiesta siga y nos lleguen las migajas. Un sistema social no llega al delirio si cada cual no contribuye con su parte alícuota. Víctimas pero también verdugos. Voluntarios, eso si. Se llegó a considerar que el sistema no se podía hundir porque estaba implicado todo el mundo. Sólo algunos funcionarios y probos ciudadanos no participaron del engaño colectivo: ni se hicieron agentes de ventas, ni comisionistas, ni colocadores de preferentes, ni soladores sub-sub-sub contratistas, ni alardeaban de coches de potente cilindrara ni de 4X4. Helos ahí ahora pagando los primeros los destrozos de otros que aún guardan réditos en negro y en b aunque aparentan quiebra. Los cataclismos no distinguen a los honrados de la misma forma que en las burbujas se envidia y distingue a los que se pavonean entre signos externos.

Hace falta desahuciar a todo el sistema de garantías institucionales. Se hace precisa una revolución ética. Nada de reformas ni transiciones. Nada de infidelidades y adulterios discretos.

Pero nadie crea que esta entrada titulada un sistema jurídico abisal es un ejercicio de pesimismo. Nada de eso. Puestos a lanzar latinajos, aceptemos que ya no vale eso del Estado quo utimor (del cual usamos), que ha sido esquilmado por unos y por otros. Cuando todo está perdido, antes del recurso extremo a la muerte voluntaria, cabe la vía optimista que sorprendentemente aporta Ken Loach en su magnífico último film la parte de los ángeles: arrebatar las malas artes y los chantajes institucionales de los instalados en el sistema (ya ostenten Auctoritas o Potestas) y practicar sus mismas metodologías mafiosas que han venido practicando protegidas por vinateros selectos, mafias internacionales, jueces, policías, fiscales y altos funcionarios.

Y el que carezca de esos arrestos pero le falte cuajo para la muerte voluntaria debería conformarse con leer e ilustrarse sobre los clásicos como Piero Calamandrei, Adolfo Ravá o Francesco Carnelutti. O buscar la inspiración en aquellos otros clásicos más recientes como el asesor de Allende, el chileno Eduardo Novoa Monreal (El derecho como obstáculo al cambio social) o el jurista y diplomático cordobés Ernesto Garzón Valdés que viene advirtiendo sobre “la calamidad moral”, “el velo de la ilusión” o las instituciones suicidas. O versarse sobre las juristas guatemaltecas Rosa A González y Gladys E. Figueroa (derechos humanos en Guatemala). Sin olvidar los ya clásicos -por olvidados- teóricos del "uso alternativo del derecho" Pietro Barcellona (Alzata con pugno), Luigi Ferralloli (derechos y garantías. La ley del más débil) cuyos postulados han sido sistemáticamente ignorados por los magistrados españoles. O, sin ir más lejos en tiempo y en espacio, interesarse por los trabajos de María José González Ordovás (ineficacia, anomia y fuentes del derecho).
Incluso, los extremadamente tibios y pacatos (esos que proliferan en la magistratura española como setas en primavera y en otoño) pueden encontrar en un libro tan ecléctico como el de Wolfang G. Friedman (el derecho en una sociedad en transformación) un hontanar de dudas sobre esa verdad pretendidamente absoluta que aplican selectivamente a rajatabla sólo a los más débiles: Sed lex, dura lex.  

Quien, con independencia de criterio, discrepe en la actualidad de la enjundiosa camelística que siempre impregna los asertos de Ruiz Gallardón y sus adláteres puede constatar de primera mano la inaplicabilidad real  de  este  sistema jurídico abisal en el que es imposible siquiera un levísimo rayo de luz que nos permita distinguir en la oscuridad a pesar de tanto propagandista interesado.



viernes, 2 de noviembre de 2012

AGUSTÍN, LIBRE: SIEMPRE NUESTRO.


La desoladora noticia le ha sobrecogido al viejo Dacio Gil mientras, para alejarse del tremendo ruido electoral que nos percute sin piedad, contemplaba la belleza de un mar con forma de mujer. No estaba completamente embebido en el mar-mujer porque se encontraba leyendo a otro gigante de pelo crespo, decir brillante y admirador del amor y la mujer-guitarra; a Félix Grande y su monumental y emotiva Las Rabáiyátas de Horacio Martín. Desprevenido como estaba para asimilar el hachazo, el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia se ha sumido en un profundo duelo del que le será difícil salir. Recientemente había venido a la Tribuna don Agustín para recordarnos a todos qué es el pueblo, cómo hay que entender la realidad de la institucionalidad democrática y dónde estan los fundamentos de las raíces humanas de la indignación y la disidencia. Lo hizo escoltado de lo más granado de la inteligencia actual: Zygmunt Bauman e Ignacio Sotelo. La imagen de los tres sabios se proyectaba larga, fecunda, hermosa, llena de contenidos.

Agustín García Calvo fue siempre un valiente. Reunía desde muy joven todas las cualidades para ser encumbrado por el régimen franquista: de cuna acomodada, de una camada de universitarios que apuntaban ya como figuras literarias, de brillantez intelectual simpar, jovencísimo catedrático de instituto y, casi simultáneamente, sucesor en la cátedra salmanticense de Unamuno y Tovar; todo apuntaba a un futuro jalonado de laureles dentro de una institucionalidad española provinciana y pacata. Pero a don Agustín –al jovencísimo, inquieto y viandante Agustín- ese traje y corbatita ocuros y esa camisa blanca sin esperanza le quedaban ostensiblemente estrechos, su potencialidad hacía estallar unas costuras que amenazaban con paralizar todos y cada uno de los movimientos de su fecunda mente. Enfrentarse al franquismo (al primer franquismo, al que luego han ido sucediendo los posteriores, con otros nombres y otros hombres) era opositar a los fuegos del infierno. Don Agustín, consciente de que siempre era el número 1 en cualquier oposición, decidió ser libre y por ello perdió la cátedra a una edad en la que otros más mediocres siguen llevando la cartera del cátedro para ir haciendo méritos para poder alcanzarla rondando los 40. Eso le costó también sinsabores y presiones cercanas. La suerte estaba meditada y echada: intentaría ser libre y a fe que lo ha conseguido hasta que ha decidido partir hacia otros  montes preñados de eterna primavera. También los Dioses tienen sus secuelas de múltiples huérfanos con duelos irresueltos.

Desgraciadamente el viejo Dacio Gil es un hombre insignificante, del montón. Su extracción social y cronológica no le permitieron ser de los privilegiados que se codearon con don Agustín en sus academias (Escuela de estudio libre) aledañas a la gran vía madrileña, o en los cafés Manuela o Ruiz, pero por allí se le podía encontrar siempre rodeado de bellas ninfas y de acólitos. Tampoco pudo Gil ser de la élite que peregrinaba mensualmente a su santuario de los bajos de La Boule d’Or en París, pero ha tomado buena nota de los relatos de Azúa, Sánchez Dragó, Sánchez Ferlosio, Escudero, Savater o Racionero sobre sus encuentros báquicos, intelectuales y lingüísticos con el Maestro. Siempre disidentes.

Tras el honesto exilio, Leguina y Amancio Prada, entre otros, recuperaron a Agustín García Calvo como necesaria luminaria, aunque el espíritu naturalmente disidente y rebelde no le permitieran traspasar el umbral de la institucionalidad. Afortunadamente la editorial Lucina, su medio natural de expresión, permitió el contacto con unos seguidores inquebrantables. Recelaba de los medios de manipulación de masas pero antológicas son sus lejanas columnas en El País, La Razón y en algún suplemento dominical. El Ateneo de Madrid y una memorable reciente conferencia en la Fundación March, en la que repasa su texto vital y su contexto social, han sido los medios de espresión de su pensamiento.

La niña de sus ojos ha sido, a no dudar, Lucina su cuidada editorial zamorana. En ella hemos podido beber sus alumnos de la UZLED (universidad zamorana libre de educación a distancia). Al hilo de sus cuidados lenguaje y presentaciones teníamos oportunidad de reflexionar junto al Maestro sobre el poder, los medios de masas, los deportes, el amor, la felicidad, la pareja y tantos temas más. El hoy casi inencontrable texto cartas de negocios de José Requejo es un prodigio de formas y de fondo, que recuerda de alguna manera al gran Fernando Pessoa.

Este desconsolado –por viejo y por devoto del Maestro- Dacio Gil carece de las cualidades elementales para hacer una semblanza de un gigante como Agustín García Calvo por eso, en símbolo de sentido homenaje, transcribe una vez más, en estas épocas de enorme ruido electoral planetario, el artículo del diario El PAÍS de 24 de mayo de 1993 que condensa su firme –¡y muy actual, a pesar de los casi 20 años transcurridos!- convicción sobre las deformaciones institucionales de la democracia: ¡No vote! ni deje de votar. Hay cosas que hacer del gran AGUSTÍN GARCÍA CALVO:

Si todavía se cree usted que en unas elecciones democráticas se está jugando algo que le importe al público para nada, entonces este anuncio no vale para usted. Ande y vote. Si, después de tantos años (y siglos) de Democracia, cree V. todavía que el cambio de las caras y nombres de los figurones de turno va a tocar al Sistema en algo que no sea cambiar para seguir igual, si piensa V. que alguno de ellos puede hacer otra cosa que lo que está mandado, o sea, en definitiva, servir al Desarrollo, o sea al Capital, que es lo mismo que el Estado, si piensa que alguno de ellos va a poder, por ejemplo, mover un dedo contra la Banca o contra el Automóvil o contra la Televisión, en ese caso, deje V. de leer este anuncio, y pase al grueso de las hojas de este mismo Rotativo, que le ofrecerán abundantemente las declaraciones de Fulano o de Mengano y las diatribas de Zutano con Perengano, y las correcciones de las listas electorales y cómo anda la temperatura de los sondeos o pronósticos de las Agencias autorizadas.

En fin, si sigue V. dispuesto a aguantar el gasto milmillonario de dinero, de pinos papeleros y de horas preciosas que le va a costar a V. la fiesta de las Elecciones, y lo recibe con la misma paciencia y naturalidad que los caprichos de los vientos y las lluvias, entonces es que no nos entendemos y que no era con V. con quien estábamos hablando.

Pero, si no tiene V. tanta fe y tanta paciencia, si sospecha V. que en el Desarrollo se cumple (y mejor que nunca) lo que ya su abuelo le decía de que, con otros collares, los mismos perros, puede que sea momento de que atienda V. a las razones que en esta Agencia le ofrecemos, y que discurra con nosotros a ver qué es lo que podemos hacer ante esta avalancha la gente de sentido común que quede por acá abajo.

Farsa periódica

No votar, por supuesto. Pero las cosas han llegado a tal estremo, el Desarrollo se ha desarrollado tanto, que ese NO de "no votar" se ha quedado demasiado corto; que con la astención no basta (y hasta puede tranquilizarle baratamente la conciencia, y que crea V. que con astenerse ya está haciendo "algo positivo", o sea, en definitiva, votando a su manera), y que hace falta inventar maneras más eficaces de decirle NO a esta periódica farsa y estafa milmillonaria con que el Poder aburre y entretiene juntamente a su Masa de Personas.

La astención, mire usté, no puede ser un método suficiente, porque nunca puede llegar a ser tanta (digamos: menos de un 15% de votantes entre los censados, menos de un 5% de la población) que los dejara a Ellos, como se dice, en bragas, y denunciara por sí misma el engaño y que la gente se ha dado cuenta de que las Elecciones y Votaciones pertenecen íntegramente al Aparato del Poder y que a la gente no le sirven para nada (para nada más que para dejarse convertir en Masa de Personas).

Y a lo mejor se hace usted ilusiones al respecto, y sueña con esas tasas de astención del 80 y tantos % o del 90. Pero no se las haga usted: ese camino está cerrado. Cierto que nos cuentan que en Estados Unidos, donde no en vano llevan padeciendo el Régimen más tiempo, se han alcanzado en ocasiones tasas halagüeñas. como del 30 y pocos % de votantes; pero eso lo más que puede mostrarle es la potencia del engaño, y cómo el Estado (o sea, el Capital) puede llegar a arreglárselas con margen tan escaso para seguir como si nada, haciendo creer que Él representa al pueblo y que en las votaciones se espresa la voluntad del pueblo.

Pues no: a pesar del inestimable apoyo de los sencillamente perezosos (que es también una legítima manifestación del hastío y del escepticismo popular, y sin ellos poco íbamos a hacer los astencionistas a conciencia), con todo, la astención no puede llegar a ser tanta, por la propia ley de las Mayorías: así como, dentro de la votación, la Mayoría vota siempre lo que está mandado (y en esa seguridad se funda el Régimen Democrático), así también, antes de la votación, aquellas personas de la Masa que tengan que decidir si votar o si no votar, acabarán siempre, en su mayoría, yendo a votar, como está mandado y como es natural y conforme a las conciencias respectivas. Así que...

No: no puede V. quedarse tan tranquilo con no votar en estas Elecciones, con no participar positivamente con su voto en este tejemaneje y en el sempiterno recuento de la Mayoría, no: la istitución de las Elecciones y del Voto es demasiado importante y fundamental para el Dominio como para que nos podemos contentar con eso.

Hace falta encontrar maneras más ingeniosas y eficaces de decir NO a la Votación en bloque, NO al Sistema Democrático entero y en su pleno desarrollo, de hacer ver cómo la gente se vuelve de espaldas a esa fúnebre fiesta y se dedica en tanto (como si no retumbaran los bombos ni relampaguearan los mascarones) a seguir con sus inventos y tareas por acá abajo.

Y a buscar con nosotros esos métodos de decir NO es a lo que esta Agencia, modesta en sus contingentes, pero no en sus ambiciones, le está invitando por el presente anuncio.

Ya se irán encontrando. El camino se hace; precisamente por eso "no hay camino". Imagine lo que sentimos de los líderes y Sindicatos que proclaman por las paredes "Sin empleo no hay Futuro", haciéndoles el caldo gordo a los Productores de la Nada y Creadores de Puestos de Trabajo.

Pero el pueblo no tiene Futuro. Porque es que, a diferencia de Usted y de un servidor, el pueblo nunca muere. Por eso no tiene Futuro. Por eso tiene que irlo haciendo.



A partir de ahora las peregrinaciones (los años santos Lucinanos) a ver los Codex Agustinus y a recibir los panes que no saben su masa buena ya no habrán de ser a la conventual Zamora sino a esos montes preñados de eterna primavera con aromas de blancos azahares sobre la tierra.

Agustín García Calvo. Siempre libre. Gigante entre gnomos. NUESTRO por los siglos de los siglos.







viernes, 19 de octubre de 2012

VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y ESTATUTO DE LAS VÍCTIMAS.



Abocados estamos inexorablemente a esa falacia cognitiva que es en la actualidad la “jornada de reflexión”. Las campañas electorales han devenido, por definición, ruido empaquetado que produce aturdimiento inducido. Eso parece ser lo que se pretende: que no haya reflexión ni elección racional. Viene pasando desde hace bastante tiempo atrás. Muñecos somos todos de las empresas de marketing político. Eslabones instrumentales para intentar dotar de cierto matiz de legitimidad a las camarillas que dominan las bambalinas y se van repartiendo cargos y canonjías elección tras elección. Pura ley de hierro de las oligarquías. Este año con las tres elecciones autonómicas de primera división unidas en casi el mismo lapso de tiempo hay una marcada novedad: la agenda electoral ha venido establecida por el espantajo del independentismo. En esto los catalanes de CiU han vuelto a saber cobrar ventaja: con una mano agitan el guante del independentismo con sus banderas y escarapelas y con la otra mano –desnuda de mitones para poder cazar al vuelo hasta el último céntimo- se llenan las alforjas con los dineros propuestos por el gobierno, detraídos de los presupuestos generales del estado, si se prestaban a llevar a cabo la maniobra de distracción. Lo han hecho siempre así, pero esta vez, dados los gravísimos problemas pendientes de solucionar, parece haberse ido demasiado lejos por parte de promotores y ejecutores del nuevo “agio” electoral. En un monumental esperpento, gallegos, vascos y catalanes debatiendo sobre Mas o menos independencia o centralismo. Aquí ya no hay programa o planes futuros de actuación concreta, todo se ha reducido a hablar de Mas arrinconando los aspectos que afectan a los bolsillos y a la propia vida de todos los ciudadanos . A saber cuántos dineros “reservados” (los dichosos costes ocultos de transacción) ha costado esta monumental campaña de distracción. Los políticos de todas las adscripciones sin distinción deben de estar inmersos hasta el corvejón en esta pomada porque nadie ha levantado –ni tímida ni enérgicamente-la voz denunciando tamaña mascarada. Los telediarios y los periódicos han monopolizado hasta ayer mismo el marco informativo con este debate constitucionalmente inane que beneficia sobremanera a los “nacionales” y a los “catalanistas (PP y CiU y otros más en vía de regreso en los otros comicios). Un debate que ha dejado pinzadas en su esencia a las demás fuerzas políticas –salvo el caso singular del PNV al que la argucia electoral le ha pillado con los deberes hechos-. Han quedado todos en bragas, si no es en cueros, pero aparentando que están luciendo sus mejores ternos electorales. Lo mismo dicen que es para evitar  “los males de la Patria”. Y, como puede suponerse, esta mascarada innecesaria a estas alturas del partido entre rescate y rescate, cuesta un porrón de millones que dicen que no disponemos de ellos.

Sólidas razones de peso habrán habido (?) para los tres adelantos electorales casi simultáneos (con la coda de las catalanas en día laborable) que no han sido explicadas claramente a la ciudadanía que, con su voto o su abstención, va a otorgar relativa carta legitimatoria a los vencedores electorales. El viejo Dacio Gil columbra que esta ingeniería electoral tiene mucho que ver con la “escisión” autonómica que se avecina volviendo a las falsas dos divisiones primigenias constituyentes (con Navarra y luego Canarias y Valencia como espectadoras expectantes). Ya se sabe que cuando se alude en el lenguaje culto a “racionalización” se está transmitiendo la idea de embridamiento. Racionalización autonómica, pues. Luego se venderá o no como un diseño de pizarra como aquél que blandió el sr. Guerra tras el fiasco de la LOAPA, pero parece claro que es el pistoletazo de salida para otro tipo de autonomismo. Entretanto, los miembros de la academia dale que te pego a disertar sobre federalismo cuando lo que parece que se tiene planeado es una nueva centralización “racionalizada” con leves aromas federales. La cláusula de comercio que muestra de nuevo su faz de imperativo categórico.

Desde el punto de vista interno del debate electoral, todo apunta a que la operación Emperador es un nuevo cuento chino de los muchos que pueden propalarse desde el ministerio del interior. Una nueva operación Puerto que podría quedarse también en agua de borrajas. Y puede resultar que todo se disuelva como un azucarillo (o una sustancia dopante, o una autotransfusión) por las implicaciones que pueda tener en las inversiones chinas en España. Cuesta creer que las autoridades policiales y financieras se muestren incapaces de detener la ingente y constante fuga de capitales al exterior, a los paraísos fiscales insulares, y hayan demostrado tanta eficacia con los cajones de euros en cartonaje chino. Como los asesores financieros de Botín pero en todo a cien: deslocalización de los dineros. Desde esta Tribuna Alta Preferencia parece que se divisa borrosamente una nueva distracción destacando las capacidades del Estado central en seguridad y ¡hasta en inmigración! No es lo mismo hablar de “los chinos” que de Mario Conde o de la saga Ruiz Mateos, para entendernos. Y los réditos electorales para quienes venden la visión centralista parecen netos…

Con todas estas escaramuzas electorales, habrá que irse preguntado hasta dónde estamos llevando a la llamada postdemocracia cuando hemos pasado de la condición –y su estatuto jurídico consiguiente- de súbditos, a la de pretendidamente ciudadanos y después a la de consumidores. Ahora, con la democracia sin ciudadanos, hemos pasado, como por arte de magia, a tener el estatuto de víctimas tal como lo pavonea el fiscal y petulante protopolítico ministro de Justicia Ruíz Gallardón. En este tema lleva completamente la razón Hester Collyer, la atormentada, enamorada e insatisfecha protagonista de la película The deep blue sea, cuando, al referirse al Fiscal General del Estado, partenaire tenístico y de promoción social de su marido oficial, el juez Sir William Collyer, asevera sentenciando: “¡Los fiscales siempre petulantes!”. Así parece ser el reino de las tierras. Desde esa jactanciosa distancia profiláctica, personajes como los fiscales tratan de aparentar que escriben la historia social de una comunidad. Aunque sea con reformas huecas para ocupar los titulares de los diarios en campañas electorales subestatales.

Habíamos convenido que el Estado de derecho nos había convertido en ciudadanos y ahora en esta escombrera que es el estado postsocial advertimos que hemos alcanzado el estatuto jurídico de víctimas y –según nos adelanta el cursi fiscal siempre político- podremos participar como tales en procedimientos y procesos de todo tipo. La cuestión radica en determinar si participaremos en nuestra condición individual cada vez más desfalleciente de seres humanos o esperarán a que lo hagamos con el aspecto con el que se les permitió comparecer a los judíos en su cita con el gas Ziklon B dentro de un estricto orden alemán que pareció contar con el consentimiento de la gran mayoría de la comunidad internacional. Mala defensa de nuestro acervo de intereses tendremos en esa tesitura de semi-cadáveres conducidos a la solución final. Y esa tesitura hoy parece posible.

Lo peor de todo está en lo que el ministro no ha desentrañado: quienes ostentarán el papel de verdugos. Será, sin duda, el desarrollo reglamentario el que perfilará los contornos de los verdugos oficiales, de los forzosos y de los voluntarios y de sus organizaciones formales e informales. Todo son hasta ahora conjeturas a la luz de la advocación del ministro del ramo. Habrá que esperar a ver cómo se desarrolla el lenguaje y los actos institucionales. De momento el viejo Dacio Gil ha vuelto a colocar en posición de lectura sus libros sobre maltrato, acoso, organizaciones tóxicas, dimisión interior, manipulación, desestabilización psíquica y violencias varias; incluidas las institucionales en sus diversas modalidades. Lugar destacado ocupan ya sobre su mesa de trabajo las obras de Leymann, Hirigoyen, Goldhagen, Piñuel, González de Rivera y demás expertos.

A pesar de su ya provecta edad, habida cuenta que el déficit de caja va a mantener en activo a los funcionarios hasta los 80 años, el viejo Gil piensa que tal vez empapándose de nuevo de la ciencia de la victimología pueda encontrar un hueco para colarse de rondón en los escalafones judiciales sin tener que opositar a codazos y recomendaciones con otros candidatos, ahora que los funcionarios judiciales van a estar generosamente retribuidos pues –de ser cierto lo que dice el ministro del ramo- parece que han sido repudiadas definitivamente las “sustituciones” a través de las cuales han hecho carrera infinidad de jueces y magistradas.
La realidad discurre siempre más veloz que los sueños, pues el viejo Dacio Gil se ha topado hoy con una noticia impactante que pudiera haber asestado el golpe de gracia a su eventual e inconfesa ambición de practicar el deporte que practica alguna magistrada de calzarse togas y mucetas para poder perseguir a ciudadanos de bien por imaginarios y delirantes delitos de calumnias a su señoría. En la página 40 del diario Información  de hoy se recoge que un jovencísimo recién egresado de la Universidad de Alicante ha obtenido plaza (BOE 18.10.2012) de magistrado suplente en la Audiencia Provincial de Alicante. La noticia lo dice todo y hace ocioso cualquier comentario adicional o sueño modernizador.

De nada parecen servir las proclamaciones del afectado ministro de justicia. Ni abriendo las 24 horas para atender a todas las víctimas los juzgados cumplirían su misión constitucional. De nada sirve proclamar derechos variopintos y estatutos diversos si de un plumazo fiscal (tasas exorbitantes) la justicia se hace inalcanzablemente onerosa para el común de los mortales.

Víctimas somos una gran mayoría. El acoso institucional (hard o soft, que tal da) es tan desmedido que ya no somos soberanos ni al intentar localizar nuestro nombre en los listados expuestos en los zaguanes del colegio electoral. Nos hacen votar –si es que lo hacemos- con el pensamiento rápido y relegando el pensamiento despacioso racional a un plano secundario y fatigoso. Es evidente que ya no podemos votar racionalmente pues hemos sido brutalmente condicionados en nuestras emociones desde instancias institucionales.
No hace falta haberse empapado de las añagazas que enumera –cabalmente argumentadas- el premio nobel Daniel Kahneman para afirmarlo. No hay más que observar en derredor. Oscura alternativa tenemos: siervos, ciudadanos, consumidores...víctimas.


martes, 9 de octubre de 2012

OXIGENAR MOMIAS


España sigue enfrascada en una incomprensible y onerosa campaña institucional de distracción. Todo parece apuntar a que las aristocracias del régimen y sus asesores de imagen han pactado esto del independentismo y las elecciones autonómicas como cortina de humo para ganar tiempo y seguir sacando capitales del territorio español. No es nada nuevo, ya ha pasado en otras latitudes como en Argentina en 2001: cuando los “iniciados” ya habían expatriado todos sus capitales y esquilmado las reservas del país, todo estaba dispuesto para reconocer el Default en perjuicio de quienes menos capacidad de maniobra, recursos y perpectivas han tenido siempre. Institucionalmente aquí parece estar pasando lo mismo. En mentes mínimamente racionales e informadas este constante si, no, de nuevo si, de nuevo no que contenía aquella canción la tarara  que recuperase para el patrimonio hispano ese folclorista erudito segoviano que es Ismael: el rescate sí; el rescate no; el rescate madre que NO pago yo, parecen cantar nuestros políticos y tecnócratas. Algunos, con cierta malicia, apuntan a que esta concatenación de elecciones incomprensibles se han concebido como elemento de chantaje o meramente dilatorio a los acreedores.

La experiencia histórica pone de manifiesto que tras los grandes fastos (olimpiadas, exposiciones universales, campeonatos deportivos etc.) aparece siempre la bancarrota tras un goteo constante de agujeros y desbarajustes económicos, presupuestarios y de corrupción en la contratación, pues tan corrupto es el que da como el que toma. Según esta lógica histórica a puntito estarán de estallar los escándalos económicos de las recientes olimpiadas de Londres. Vértigo da intentar hacerse la representación mental de lo que se descubrirá en Brasil dentro de unos años, rebasados el campeonato de fútbol, las olimpiadas y el boom del ladrillo que suelen acompañar al “desarrollo económico” del que se benefician irrespetuosamente unas pocas empresas multinacionales aunque a su rebufo se terminan lucrando las élites corruptas de las instituciones varias y los políticos de turno. El viejo Dacio Gil tal vez no llegue a ver la explosión de la corrupción en Brasil (a quien dejarán caer en caída libre), pero sí las generaciones más jóvenes. Esa es la lógica instrumental del capitalismo global.

Hace unos años, no tantos, nos llenábamos la boca hablando de mcdonalización de la sociedad o la toyotización de las organizaciones. Era el primado indiscutible e indiscutido de esa teología que hemos conocido como  calidad totalnormalización institucional. Raro ha sido el organismo público–el CSIC incluido- que no dilapidaba sus presupuestos de formación en cursitos de ese calibre presididos por transparencias, diagramas y retroproyecciones que repetían los lemas al uso de eficacia y eficiencia. Y nada extrañaba la proliferación de contingentes chiringuitos destinados exclusivamente a sangrar –con la connivencia de los responsables públicos- los presupuestos de las administraciones con letanías malamente digeridas de procedencia norteamericana o japonesa. Piadosamente, dando ejemplo de recogimiento y humildad humana, podemos inquirir ahora la pregunta del millón. ¿De qué han servido y qué legado nos han comportado todas aquellas monsergas extraídas de Tom Peters, López de Arrortúa y compañía? Pues es evidente: para movilizar un mercado (sospechosamente boyante en aquellas fechas) de intangibles inmateriales que nos ha hecho devenir en la actual crisis, pasando por la ingeniería financiera y presupuestaria y la Nueva Gestión Pública que lo ha devastado todo. Todos éramos ricos. España era un nuevo Eldorado, o eso nos hacían creer. Ahora la cruda realidad aprieta y los espectros de unas cajas esquilmadas legal o ilegalmente nos producen vértigo por la sima (puro cono de deyección) en la tendremos que instalarnos quienes ya carezcamos de las fuerzas imprescindibles para emigrar con la misma dignidad que lo hicieron nuestros antepasados.

Quien no tiene preocupación alguna por el futuro económico (es ubicuo y multiforme por naturaleza) es el ex Valdepeñaskari manchego José Bono que carece de otra empatía que la de consigo mismo aunque aparenta –sólo aparenta- preocuparse por los demás. El nuevo melenudo carece de visión panorámica descendente.  Uno de los más genuinos representantes hispánicos del “cacicato estable” acaba de presentar el primer tomo de sus memorias que le permiten seguir en el candelabro y en su vida acomodada. Se ignora quién ha sido su negro o amanuense, pero el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia, que ha hojeado el libro de marras, no le augura un sitial destacado en la historiografía memorialista española. De entre los memorialistas españoles vivos el mejor texto sin discusión hasta el momento es el de Jorge Verstrynge pues en los recuerdos recogidos por el tangerino se aprecia un componente de verdad y profundidad del que los demás libros carecen a primera vista. Al fin y al cabo Verstrynge es un hombre ilustrado y con un background internacional y personal del que carece el albaceteño. Acaso, de manera especial, porque la verdad institucional sólo la pueden propalar quienes han sido descabalgados con cierta violencia y no se empeñan en seguir viviendo como procónsules pisando callos y cabezas.

Aquellas Memorias de un maldito de Verstrynge enriquecen a quien  acude a ellas con ánimo de comprender el subsuelo de la institucionalidad y no sólo por el morbo del actuar hueco de las celebridades en sus relaciones palaciegas. El autor las presentó en público en 1995, cumplidos los 50 años, muy joven para lo que se estila en la piel de toro en el tema de desvelar secretos institucionales, pero contienen los enjundiosos juicios de un albatros. Por ejemplo (p. 151)  puede leerse la sigueinte reflexión “¡Si el pueblo supiera cuán poco cuenta en las decisiones de los políticos!... si supiera que éstos sólo le temen en el momento de sublime soberanía, en los segundos o fracciones de segundo entre cerrar el sobre de la papeleta y meterla en la raja de la urna”.

Para el viejo Dacio Gil la perla principal de entre las muchas que contienen esas memorias de un maldito es la contenida en la página 94, en la que el autor reflexiona al hilo de un consejo vital de su padrastro, René, al que el viejo Gil reconoce por lo leído gran categoría humana y filosófica siquiera sólo por lo que traduce el consejo: “Se lo que quieras, lo importante es que hagas lo que te gusta. Pero no seas nunca policía, que es feo fisgar y delatar, ni juez, que quien lo es y duerme tranquilo, es que no tiene conciencia, ni militar, por lo mismo, ni cura, porque se aprovechan de la debilidad de los hombres, ni banquero, porque se es por herencia, o sea, sin mérito; o por saber robar legalmente, o sea, sin ética…”. El viejo Dacio Gil tiene a gala haberse apropiado de tan sabio consejo y trata de esgrimirlo las poca veces que algún joven requiere su ayuda amiga.

Jorge Verstrynge murió para la política institucional víctima del fuego cruzado amigo y enemigo y tras una fiera campaña del diario “regeneracionista”. Por eso sus memorias son un rico vergel (a diferencia de las recientes del de Salobre) para hacerse con la cabal semblanza de cómo pueden funcionar los partidos y los políticos de la derecha como Bono, ya  militen en uno o en otro partido turnante o en los adyacentes. Tómese como ejemplo lo apuntado sobre, en aquellos momentos, un futurible como Alberto Ruíz Gallardón: “Descarté a Alberto Ruiz Gallardón (en la directiva de las juventudes de AP) por venir propuesto por hombres de Laureano López Rodó, es decir, por el Opus Dei…” Cuando el memorialista  hace recuento de su candidatura a la alcaldía de Madrid destaca que colocó a Gallardón junior “como número cinco (así me lo había rogado su padre, y la verdad es que no me venía mal un jurista ni que su padre me debiera un favor, que por cierto jamás agradeció: aún no sabía yo que los prohombres de la derecha española creen merecerlo todo y, por lo tanto, no tener que agradecer nada a nadie)”. Apunta también que, tras el 23 F los Gallardones –padre e hijo, es decir: Gallardón y Gallardín- trataron de resucitar la extrema derecha a través de colocar a Alberto al frente de una fórmula vertebrada en torno a una asociación de excombatientes. “Así-dice- los Gallardones se quitaban la careta”. Tras la destitución del profesor tangerino como secretario general de AP su sucesor sería Alberto Ruíz Gallardón “un perfecto facha cuya definición política se resumía entonces en No soy tan religioso como debiera (revista Tiempo 15.9.86)".
A pesar de desvelar importantes datos de los Gallardones, Verstrynge concluye sus memorias con generosidad y altitud de miras reconociendo que su opinión sobre Gallardón hijo había mejorado y conjeturaba que daría guerra en el futuro.

Alberto Ruíz Gallardón acaba de abrir un enorme boquete en la aparentemente homogénea política antifuncionarios del gobierno Rajoy: ha negociado bajo cuerda privilegios inadmisibles con las asociaciones de jueces que se habían levantado en armas egoistas (en togas y puñetas) contra las instituciones (el gobierno, el CGPJ y la sociadad misma): ni límite de moscosos, ni congelación de oposiciones, ni eliminación de bufandas, ni sustituciones ajenas, ni limitaciones en las bajas por enfermedad… A los privilegios y excepciones se han unido, por su cara bonita de aristócratas de Estado, los fiscales por aquello de que don Alberto es miembro del cuerpo.
Allá por finales de los años 80 del siglo pasado, ya los socialistas con las tan cacareadas leyes de incompatibilidades y de medidas para la reforma de la función pública mostraron la vía para establecer excepciones a las rígidas restricciones funcionariales: Por goteo se fueron excepcionando de los recortes a los altos cuerpos funcionariales (el funcionariato) que parasitan en la administración pública para provecho propio, de sus integrantes y de los grupos (los intereses del sector) a los que representan. Era el "cuerpo a cuerpo" en pos de la excepcionalidad. El rigor de aquellas leyes lo terminaron sufriendo los de siempre: subalternos, auxiliares, administrativos y personal vario y sin clasificar. Estos leguleyos públicos metidos desde pequeñitos a políticos desprecian al pueblo que les vota y al que dicen representar y gestionar. Su santo y seña es Carl Schmitt y su teoría del poder como mecanismo para impartir, a conveniencia espuria, excepciones a la regla general, del Estado de excepción permanente tan clarividentemente puesto al descubierto por Giorgio Agamben.

Lamentablemente, toda esta clase política y sus escuderos los que se autoproclaman nobleza de Estado, son esencialmente insolidarios. Su deporte es el de oxigenar momias como palanca para obtener sus privilegios. Emplean una técnica que parece infalible: El Sí, Ministro, tras haber amenazado con huelgas y paralizaciones varias. Con permanente desprecio del interés general y de los ciudadanos. El método de siempre que termina dejando con el culo al aire a todos los gobiernos, desenmascarando la falsa coherencia técnica de sus medidas. Bandolerismo de cuello blanco: Robar a todos aquellos otros parias para dárselo selectivamente a los nuestros.

Lo que nos queda por ver aún...