miércoles, 30 de junio de 2010

FE DE ERRORES: AQUEL "MINÓN" TENÍA RETOCADO SU CUERPO MILÍMETRO A MILÍMETRO Y ESTÁBAMOS AVISADOS.

Las provocaciones de este viejo Dacio Gil van teniendo su resultado, lo que vendría a demostrar que hay algunos seguidores ocultos de esta Tribuna Alta Preferencia. La peleona, discreta, optimista y servicial funcionaria Cuca M. Muflón (Dama Dama para sus amigos funcionarios y demás familiares) ha remitido un cordial y enjundioso correo a modo de reconvención a este viejo Gil, referido al último post en el que afirmaba que ninguna mujer había advertido a este Gil sobre unas nalgas operadas. Como siempre, Cuca ha dado en el clavo y ha dejado constancia una vez más de su memoria prodigiosa, aunque ella diga que los hombres, deformamos los recuerdos porque quedamos embobados ante aquella aparición.

Hace tres años –cuando el Gobierno de España mantenía aún la saludable y secular tradición, oculta al resto de la sociedad, de pagar viajes transatlánticos a sus funcionarios aderezados con dietas internacionales detraídas de los fondos de reptiles para periodistas y fondos reservados para espías, confidentes y policías secretas- con ocasión de una de esas vacaciones funcionariales “todo incluido sin cargo” que ese año había tocado en Punta del Este, ya en el regreso, en el aeropuerto internacional de Carrasco entró una mujer de apariencia más que espectacular cubierta con un carísimo mini-vestido que apenas le cubría algo su liso abdomen. Aquella aparición desenvuelta turbó la galvana de todos los viajeros masculinos allí congregados para partir a diferentes destinos e incomodó en grado extremo al género femenino también esperando su vuelo respectivo. La situación es difícil reflejarla ahora con una rememoración fidedigna (a pesar de que Cuca M. Muflón ironice con que se quedó indelebre en la cabeza de chorlito de los hombres presentes): Imaginen una aparición de, por ejemplo, Brigitte Bardot con 20 años. Una mujer espectacular que se sabía tal y se pavoneaba a conciencia ante la pasmada concurrencia. Resultó ser argentina y posiblemente actriz, aunque eso nunca lo supimos a ciencia cierta. Cuando nos acercamos a ella comprobamos que tendría –y a lo mejor se queda corto este Gil- unos 45 años. Todos los hombres pretextamos fútiles excusas para acercarnos a aquel trocito de tela en tan inmenso, erecto y sostenido cuerpo.

La situación resultaba embarazosa ya que funcionarios solemnes y hasta siesos como el jefe de área Ramón Arriala, el jefe de oficina Mateo Pierdes, el subdirector adjunto de Cuca M. Muflón, don Simón Sinsitio, el ex Director General de Tributos don Juan Pérez de Munguía o el jefe de servicio –y sindicalista- Frasco Botiller se movían excitados sin ton ni son por toda la sala de embarque hasta colocarse a milímetros de esa diminuta isla textil en tan proceloso océano de carne prete. La valiosa Cuca M. Muflón fue la única que mantuvo el tipo y la calma desde el principio, como cabalmente me recordaba en su amble correo y nos dijo a todos los allí congregados, funcionarios, consortes y civiles aferrados todos a nuestras cajas de alfajores, nuestros bolsos de mano y demás objetos comprados en la Duty-Free, las siguientes palabras: “Parecéis escolares. ¿Pero no veis que esa mujer es de plástico? ¿Sois incapaces de percataros que es una mujer artificial, que está operada desde el pelo hasta las uñas de los pies? ¿Podéis ser tan ingenuos y caldorros?" Ni Arriala, ni Pierdes, ni Sinsitio, ni Pérez, ni Botiller, ni yo, ni ninguno de los demás funcionarios (las funcionarias y las esposas civiles –ya lo he dicho- se removían incómodas en sus asientos, como el resto de mujeres de diversas nacionalidades que esperaban su vuelo) nos dimos en ese momento por enterados, lo que da una idea de nuestro grado de excitación (que no era comparable al de algunos árabes y latinoamericanos en auténtico estado de shock ante lo que veían sus ojos).

Cuando aquel trocito de tela cara estratégicamente colocado en más o menos la mitad de aquel inmenso universo de apretadas carnes incitadoras a la concupiscencia tomó el vuelo hacia el aeroparque Jorge Newberry de Buenos Aires la sala de embarque múltiple de Carrasco volvió a recobrar la calma entre susurros y comentarios más o menos tórridos. Habían transcurrido alrededor de treinta minutos de conmoción más o menos abierta o soterrada, según los casos. Todo el mundo coligió que la piba era argentina.

Partido el vuelo de Aerolíneas y recobrada la normalidad, todos hubimos de convenir que, como siempre Cuca M. Muflón llevaba razón: pelo larguísimo (a saber si extensión) color rojizo; cejas postizas; cara con toda la piel estirada; pómulos hialurónicos; labios prominentes inyectados de botox; pechos hirsutos de silicona; tabla abdominal trabajada en gimnasio y puede que operada también; nalgas esculpidas; larguísimas piernas sin manchas, ni arrugas ni rastro de celulitis; uñas de pies y manos esculpidas. La ínfima parte del cuerpo cubierta por el escueto trapo de marca, al menos Dacio Gil no llegó a descifrar nada de sus características morfológicas. Tan azarados estaban los funcionarios escudriñando carne que nadie reparó en la ubicación de los pliegues o las cicatrices, a los que nos había aludido desde el inicio la sagaz Cuca M. Muflón.

Dacio Gil, si quiere ceñirse a la verdad, debe de reconocer que deslizó una inexactitud en el anterior post. Sí que fue advertido alguna vez de un culo operado. Claro que sí. Cuca M. Muflón lleva toda la razón en su correo y obligado es reconocerlo. Dacio Gil recuerda perfectamente aquella anécdota (cuál no sería la impresión causada por la mujer-robot, “la mujer de plástico” en las cabezas de chorlito de los concurrentes, en certera expresión de Cuca).
No es necesario corroborarlo –como ha sugerido Cuca- cursando un correo colectivo a Ramón Arriala, Mateo Pierdes, Frasco Botiller, Simón Sinsitio , Andrés y algún otro funcionario que, sin haber alcanzado la jubilación, todavía recuerde aquellos viajes vacacionales “gratis total” de 20 días en paradisiacas playas con los que la administración del Estado tenía contentos a sus funcionarios cada año a la mayoría de excepción de rango. Reinaba la camaradería y la interrelación entre los distintos cuerpos. Cuerpos funcionariales incomparables con el de aquella argentina requeterretocada pero vistosa al primer golpe. Eran tiempos en que ser funcionario imprimía carácter. La administración lo hacía –con buen criterio según se ve retrospectivamente- para mantener el compromiso público de sus funcionarios, para elevar el ánimo funcionarial y para que aquellos conocieran mundo y los vivales de los administrados o el sector no se las quisieran dar con queso o les propusieran cohecho. No como ahora: todo tan triste y tan crispado… Algunos lo llamaban bufandas. Quitaban el frió y acallaban los posibles descontentos…y alguna que otra cosilla sin importancia.
¡Qué tiempos aquellos, verdad Cuca!

A esa mujer tan juiciosa y cabal que conoce los entresijos de los ministerios como nadie hay que reconocerle su mérito y su afán de que este viejo Dacio Gil no incurra en inexactitudes en esta Tribuna Alta Preferencia. Cuca M. Muflón (Dama Dama para los amigos y compañeros funcionariales) lleva razón: Ella y sólo ella advirtió a un colectivo grande de funcionarios en general y a este viejo Dacio Gil en particular que aquella mujer de 1.90 metros de altura y 105-60-105 de medidas (eso sí, que ya no cumpliría los 45 años) se había sometido a gluteoplastia y a otras muchas operaciones estéticas. Lo advirtió Cuca, que no ha necesitado de nada de eso para llamar la atención como mujer bandera. Acaso por eso detectó de inmediato las reparaciones e imposturas que presentaba el cuerpo de aquel aparente minón argentino.

¡Tienes razón Cuca: Los hombres, sea cual sea su edad, siempre pensando en lo mismo y son incapaces de discernir entre bellezas de la naturaleza e ingeniería estética!

martes, 29 de junio de 2010

ESTÉTICA, MODA Y TIRANÍA DEL ESTILISMO: EL MERCADO DE LA BELLEZA Y LA ATRACCIÓN.

Cuando se es jovenzuelo uno no suele reparar en determinados detalles estéticos de las mujeres. Con la edad, sin embargo, el hombre se detiene en atributos muy concretos de las damas: el alma, el vestido, el calzado, la discreción, la elegancia de los gestos, el cuello, los tobillos, las manos, la piel, el pelo. Detalles, en fin, que en la juventud o no reparaba o desconocía su innato valor estético.

Este viejo Dacio Gil en la edad tardía en la que se encuentra instalado a su pesar no sabe, verbigracia, distinguir los labios y los senos de las mujeres operadas. Nunca sabe qué decir cuando una de las mujeres que puedan acompañarle le advierte cada vez con más frecuencia eso de "mira esa mujer con los labios (o esas tetas) operadas". Pero hasta ahora ninguna mujer le ha avisado para que pose su mirada sobre unas nalgas operadas. Posiblemente porque sus interlocutoras no imaginan ni distinguen tampoco cuáles pueden ser operadas y cuales no. Francamente, Dacio Gil no sabe distinguir una operada estética o una sin operar. Sabe sólo, eso sí, distinguir en una playa el cuerpo de una jovencita y el de una joven y así sucesivamente. Lo demás, la verdad es que no. Tal vez porque desde siempre le ha disgustado y le incomoda la desnudez imperante en playas y piscinas. Acaso porque se haya quedado estancado en el fetichismo de la vestimenta. Aunque Dacio Gil en la actualidad divise casi desnudo la sociedad que le rodea desde la suciedad de un tonel rodeado de cachivaches inútiles y papeles y libros, como Diógenes.

La prensa de este mes viene proclamando que se avecina la culomanía y este Gil pensaba que la noticia se referiría a que, como todos los veranos, las señoras de cualquier edad quieren lucir palmito, incluidas las nalgas. Pero no; parece que lo que se aproxima es la exaltación del trasero masculino (Dacio Gil cree haber dado muestras suficientes de no ser sospechoso en ese mundo, aunque...). Este mundo no hay quien lo entienda: por un lado las mujeres se han incorporado al incómodo, desagradecido y traidor mundo del trabajo que antes copaban los hombres y, por contra, los hombres (bajo un generoso epígrafe que abarcaría gays, metrosexuales, frikis, tatuados, rapados, depilados, osos y demodés) parecen haberse entregado al mercado cosmético felicitario antes exclusivo de las mujeres bien. Es cierto que las estadísticas demuestran que en lo primero que se fijan las mujeres (y, un suponer, los gays) es en el trasero del hombre. De ahí el éxito sexual de los toreros, ya que ni siquiera Carlos Escolar Frascuelo es culigordo o culicaído a sus 60 años como la mayoría de los de su género. Parece, pues, que con la liberación homosexual los hombres se han lanzado frenéticamente al mercado de tan importante señal sexual: gluteoplastias; Up-Forms; Skinshape; Banana subglútea; plataformas vibratorias; spinnin; anticelulíticos y quemagrasas. Dacio Gil no va a entrar -ni le interesa más allá de la tendencia sociológica- en ese debate del erotismo de las nalgas masculinas, se limita a constatar su existencia en la prensa. Por lo demás, carece de objetividad y gusta y admirará mientras pueda de otros culos semejantes a al multimillonariamente asegurado de Jennifer López u otras mujeres que, aunque orgullosas de su trasero, jamás lo asegurarían por cantidad alguna, aunque tengan aseguradas las miradas furtivas y frescachonas de muchísimos admiradores e incógnitos pretendientes. Pura cuestión de género.

Justo es reconocer que a lo largo de la historia muchos hombres han perdido el juicio por un culo, por varios culos o tal vez, si recaían como animales humanos, por muchos culos. Dacio Gil reniega de la política actual escatológica hecha con el culo, pero si siente que aún se desequilibra (aunque sea ya sólo cual sumidero, como con gracia apunta Vicente Verdú; pero sí que pierde el sentido) al ver unos gluteos femeninos cincelados por el pedalear sobre la bicicleta, el subir escaleras o simplemente fruto divino de los genes acertados o del gratuito y selectivo don de la naturaleza. Seguro que tatarabuelo de este Gil, el orangután, no reparaba tanto en el culo pelao de las orangutanas. Algo habrá influido la capacidad de ensoñación y fantasía del hombre y su entrenamiento en esa dirección. El filósofo argentino Juan Pablo Fleinmann dice que vivimos una época de culocracia, que los diseñadores de moda han terminado por crear la mujer culo y el hombre culo. En algunos lugares de latinoamérica al culo se le denomina cola para remarcar nuestro origen animal. Y las mujeres latinoamericanas parecen las únicas ya que lucen con galanura prendas que realzan la colita, que no debe confundirse con otro atributo masculino que culturalmente abjura en todo caso del diminutivo, que no es empleado ni siquiera en la jerigonza erótica de la pareja.

Dacio Gil quería hablar hoy de cabello y de peinados fundamentalmente femeninos y hasta aquí viene embrollado en otras cosas ¿Qué tendrá que ver el culo con las témporas?

En otra noticia de prensa del mes de junio en un diario alicantino se advertía de que el pelo largo gana otra generación, que las mujeres mayores de 50 años llevaban ahora el pelo largo como símbolo de juventud, independencia y modernidad requeridos en el entorno laboral. Otro de los axiomas que a Dacio Gil se le diluía en la nada como un grano de sal. Hasta ahora había hecho suya como axiológica una confidencia hecha hace ya muchos años por un gentleman hispano-norteamericano que le dijo que para un hombre maduro una calva digna era un atributo de encanto para las mujeres, lo mismo que el pelo por los hombros refulgía en una bella mujer de la buena sociedad. Desde aquella confidencia Dacio Gil siempre ha sentido cierto pudor ante una peluca o un peluquín o, mucho más, ante un peinado cruzado a los Anasagasti o entretejido de un extremo a otro como cierto profesor de filosofía que las pasaba canutas los días de viento. Y por las mismas razones se ha sentido incómodo ante una mujer cercana a los sesenta años con el pelo por la cintura o todavía más largo. Lo identificaba indefectiblemente a una mujer estancada en el tiempo, que no había superado la adolescencia y no hubiese evolucionado. Pensaba que con el paso del tiempo las mujeres debían acomodar la longitud de su cabellera inversamente a su edad: el pelo por los hombros reivindicaba la serena belleza. Y a fe que distinguidas mujeres maduras ha conocido Dacio Gil con el pelo limitado por los hombros. Con independencia de la moda a lo garson, el cardado de la cantante Lulú, el brushing de Los Ángeles de Charlie, el planchado, el pelo afro, el pelo a capas o el pelo de leona. Las crestas, al saber y entender de este Gil, son propias de jovencitas o de tribus urbanas.

Sea como fuere, lo cierto es que con el derrumbe sociológico del ideal mujer-esposa y el auge de las solteras de más de 4o y las separadas y divorciadas de más de 50 (y es de suponer que también las medio pensionistas de esas edades que mimetizan a las vanguardistas) y la preponderancia del modelo de las triunfadoras y empresarias se busque destacar hábitos juveniles y estética teenager. La competencia es muy dura y este viejo Gil conoce una mujer que solía decir que la decrepitud de una mujer muy bella es un acontecimiento más trágico que la ruina del multimillonario. No le faltaba razón: la belleza desbordante de una mujer no merece comparación con el vil metal ni con el becerro de oro. Pongamos las cosas en su justo sitio.

Los escépticos economicistas , por contra, mantienen que el resurgimiento del pelo largo en la mujer madura es sólo consecuencia de las nuevas tecnologías (las extensiones, las planchas de cerámica, los tratamientos sistémicos de precios astronómicos. Dacio Gil quiere mantener una postura ecléctica y se decanta por pensar que con la llegada de la culocracia y el trasero perfecto las mujeres tratan de conducir la mirada del hombre a lo largo de su cabellera hacia esa proción de su cuerpo que hacía milagros y que ahora con las promesas de la guteoplastia y la traseroestética no se debe renunciar a nada, aunque segundas partes nunca fueron buenas.

Y puesto a rememorar andanzas Dacio Gil se visualiza a sí mismo de jovenzuelo purasangre hace muchos muchos años mirando y persiguiendo traseros de las turistas que pululaban alegres por el lago Martianez en Tenerife. ¡Menudo chasco! Al sobrepasarlas para admirar furtivamente la belleza de tan excelso atributo comprobaba que correspondía a suecas y alemanas de cerca de 70 años. Muy morenas y sumamente cuidadas sus arrugas. Eso si.

Los años no perdonan a este viejo Dacio Gil y siempre ahuyenta a sus eventuales oyentes con sus digresiones incongruentes. De nuevo lo accesorio se ha comido a lo esencial: hoy de los que quería hablar -además de los anterior- es de crisis económica, Auschwitz, Nefertiti, chapapote y estropajo de pelo. Habrá que hacerlo en otro post. Todo sea por haber dado noticia de la culocracia que nada tiene que ver con el Lobby gay ni con la política en las antípodas corporales del cerebro donde debería residir la inteligencia. El que no se haya perdido por un buen culo y la que no se haya jactado de un trasero de champions que tire la primera piedra...

lunes, 28 de junio de 2010

¿SERÁN TONTOS O MALVADOS O SIMPLEMENTE ES QUE APARENTAN ESTAR POR ENCIMA DEL BIEN Y DEL MAL?

A este viejo Dacio Gil no deja de rondarle por la cabeza la responsabilidad de la burocracia de la UE en toda esta crisis financiera. Considera imposible que los Comisarios Europeos con responsabilidades económicas carezcan de cualquier responsabilidad. Resulta inverosímil que nadie en la UE haya tenido responsabilidades y que los responsables hayan sido sólo los funcionarios que preparaban los documentos contables a los jefes de los ejecutivos griego, húngaro, español y portugués, entre otros. Salvo que no se nos esté contando la verdad -cabalmente lo que se malicia este viejo Gil-, alguien en el seno de la UE debería haberse imaginado lo que podía suceder. Por ejemplo el Comisario Europeo de Economía hasta el 27 de noviembre de 2009 y ahora Vicepresidente y Comisario de Competencia que precisamente hoy en la presentación de un libro de su conmilitón Luis Berenguer ha dicho solemnemente: " si no hubiera sido por las tensiones sobre la deuda pública de hace dos meses, ya se habría empezado a abandonar el régimen especial de ayudas a la reestructuración bancaria. Sin embargo -precisó- la situación aconseja prudencia, por lo que se mantendrá este régimen especial de ayudas de Estado ante el riesgo sistémico en el sector financiero. Tenemos claro que la economía de la Unión Europea no debe prolongar por mucho tiempo las ayudas de Estado, que en un marco normal no hubieran sido autorizadas", concluyó Almunia.

Y ayer mismo en una entrevista en la cadena SER vino a decir el mismo señor Almunia que la UE ha valorado el "coraje" del Gobierno para llevar a cabo la reforma laboral y ha calificado de "extraordinariamente importante" que se vaya a tramitar como proyecto de ley en el Congreso de los Diputados, con el objetivo de que "se recojan aspectos concretos y opiniones" de los grupos parlamentarios que "hasta ahora no se habían podido tener en cuenta".

Este viejo Dacio Gil no sale de su asombro al comprobar el desparpajo con el que hablan estos hombres, como si estuvieran por encima del bien y del mal. El mismo sr. Almunia, cuando era Comisario de Economía, en septiembre de 2009 se mostró optimista ya que la situación económica -decía ufano- había mejorado notablemente desde el segundo trimestre del año 2009, apuntando ya unas mejores perspectivas de crecimiento en el segundo semestre. Alertando, sin embargo de que la incertidumbre reinaba todavía y, aunque la recuperación podía sorprender positivamente a corto plazo, quedaba todavía por ver si sería o no sostenible.

Estos hombres parecen estar por encima del bien y del mal, pero este viejo Dacio Gil siempre recuerda las palabras de Alejandro Nieto en la introducción de su libro España en astillas, allá por el año 1993. Dacio Gil lo va a trascribir íntegro sin quitar ni añadir nada. Si Alejandro Nieto no miente -y no hay ninguna razón para pensar que así sea- don Joaquín Almunia no está por encima del bien y del mal. Antes al contrario. Compruebenlo ustedes personalmente en la descripción del sabio Alejandro Nieto:
Me dejaron en herencia mis padres, además de ciertos terrones en Valladolid y majuelos en Palencia, una afición tan desmedida a escribir, que a los cinco años, sin la ayuda de nadie, aprendí a hacerlo y desde entonces lo he practicado como si la vida me fuera en ello. Pero mi profesión de jurista me hace, para bien de lectores, poco peligroso ya que me dedico de ordinario a publicaciones técnicas dirigidas sólo a especialistas
(…) Con sorpresa de todos tuvieron tanto éxito mis colaboraciones (colaboraciones periodísticas en EL PAIS), que en poco tiempo pude vivir de ellas; mas la alegría fue breve porque a los días de la gloria y el vino sucedieron los de la rosa, y con sus espinas me coronaron los de fuera y más de un gallo del corral vio con gusto la llegada del capador que le quitaba del medio posibles rivales. El caso es que en el Ministerio para las Administraciones Públicas acertaron a desatar un incendio dos articulillos míos titulados “la virtud recompensada” y “la piqueta”…Considere el lector avisado qué penitencias tan grandes pueden imponerse a pecadores tan livianos. Porque el resultado fue que me pusieron en la calle sin dar tiempo a que se publicara un tercer artículo que –lo reconozco- ya había perdido la candidez de los anteriores y llevaba una chispa de mala intención.
No se crea, con todo, que la historia terminó con ese episodio. El tiempo disponible y la vesania persecutoria de Joaquín Almunia no parecían tener límites, y todavía no me explico cómo la tomó conmigo con tanta fuerza, teniendo como tenía entonces tantos enemigos de mayor envergadura. La cólera de los espíritus pequeños puede ser desmesurada como sucedió en nuestro caso, y de no haberle echado a él antes, no sé dónde habría tenido yo que esconderme. Por lo pronto, y al margen por completo de mis actividades periodísticas, pretendió privarme de todos mis cargos públicos, con tanta desgracia (para mí, más que para él), que resultó que no tenía ni uno sólo retribuido. Despechado por tal resbalón descubrió, al fin, que una editorial en la que él tenía buena mano había contratado dos libros míos, y, sin pensarlo más, ordenó el incumplimiento de los contratos y la destrucción de las galeradas, ya compuestas, de dos obras tan alejadas de la crítica política como un estudio histórico de los Montes de Toledo, que empezaba en el siglo XIII, y un análisis jurisprudencial de las tasas y contribuciones especiales de la Telefónica en el ámbito municipal.
¿Para qué seguir con un relato tan miserable? Paso por alto, para ahorrar al lector vergüenza ajena, otras persecuciones más dolorosas, porque todo ello es anecdótico y lo único que interesa aquí es constatar (a sabiendas de que él no se atreverá a contradecirme y más tan ocupado como está en gastarse alegremente el dinero de Argentaria y de otros pesebres) cómo un Ministro del Gobierno puede perder el tiempo tan tontamente en aventuras de pequeño calibre, que, junto a otras, llegaron a impedirle que arreglara la Función Pública, las Comunidades Autónomas y otras fruslerías de su competencia. La verdad es que, aunque escaldado, salí con vida de la aventura y aun con ganas de otras, como verá quien leyere hasta el final esta historia; pero la verdad es que, si hubiera tenido que comer de la pluma, flacos habrían terminado mis hijos.


Sigue este viejo Dacio Gil dándole vueltas a los interrogantes que percuten su ánimo. ¿Será que nos engañan estos políticos que ahora predican con la fe del converso un ultraliberalismo de postguerra? ¿No tendrá cosas que callar y hasta ocultar el Comisario Almunia? Con razón a través del fútbol tratan de narcotizarnos a todos los ciudadanos y ciudadanas, pues no debe de ser oro todo lo que reluce en la aristocracia institucional europea. Tan tontos tan tontos no habrán de ser. Acaso sólo se lo hagan. Por razones económicas personales o por táctica y estrategia. Aunque esta última hipótesis es ya mucho suponer.
Por favor, si alguien tiene una respuesta fiable, hágasela llegar a este viejo Gil, aunque sean las cuatro de la madrugada y se despierte sobresaltado. Le desasosiega en alto grado la representación teatral a la que se nos obliga a asistir a todos, como si estuviéramos en un internado de curas.

domingo, 27 de junio de 2010

ABRAZAR, SENTIR EL AMOR, ENTRAR EN TRANCE

Por razones de agobio personal que no vienen al caso, el último post contiene -como es ya tradicional en este viejo Gil- una serie de errores mecanográficos que dan la completa impresión de ser ortográficos. A este viejo Dacio Gil no le cabe esgrimir justificación de ningún tipo más allá de los agobios padecidos al intentar elaborar el post a toda prisa y sin entender el Pc desde el que intentaba remitirlo. Débil excusa, desde luego.

Estando como estamos aturdidos de manera bifronte, por un lado por el mundial de fútbol, por otro las cantilenas políticas de la concertación, poco tiempo tenemos los ciudadanos españoles para plantearnos las cosas verdaderamente serias que nos afectan (o que nos expropian o roban). Muchas bufandas y atuendos rojos, mucha excitación previa, pero poca satisfacción parecen sentir los aficionados con el juego de los futbolistas que representan a la Federación Española de Fútbol. O esa es la impresión que viene sacando este viejo Dacio Gil. Pocos abrazos parece haber entre los aficionados tras la consecución de unos goles espectaculares que brillan por su ausencia. Los jugadores parecen enamorar poco a la afición con su juego. Acaso demasiadas expectativas o exceso de cansancio. Dacio Gil quiso pulsar el pasado viernes por la noche in situ, en una gran aglomeración humana, las manifestaciones de emoción colectiva de los aficionados tras el partido con Chile y el resultado fue decepcionante. Se masticaba una especie de depresión colectiva: Así no; así no.

Lo mismo pasa con la política y la trampa del consenso que los dos partidos menos minoritarios se arrojan a la cara a diario. Demasiado chusco. Todo muy manido y manipulado. Aspiración a la escenificación del abrazo del oso. Pero tomado éste en el sentido tradicional político, que en internet hay un debate bizantino sobre el significado de este abrazo. En política es el abrazo al enemigo fingiendo amistad, con la oculta intención de matarlo por asfixia. Eso es lo que pretenden respectivamente las huestes de Zapatero y Rajoy que tanto montan, montan tanto...aunque esto de montar tiene también muchos significados. Limitémonos, sin muchas profundidades semánticas o semióticas, a la frase aplicada a los Reyes Católicos.

Este viejo Dacio Gil siente desde hace relativamente poco tiempo una enorme veneración por el abrazo, por los abrazos. Cree que es una manera esencial e irreemplazable de manifestar amor. Considera que el ser humano necesita abrazar y ser abrazado. Y que el significado del abrazo muchas veces trasciende las palabras. El abrazo es mucho más que un ritual protocolario. Muchas veces se da o se recibe vida con un simple abrazo sincero, sentido. En la mayoría de los casos es una experiencia inolvidable. Una experiencia que vendría a confirmar la superioridad del ser humano. Hay que recuperar el verdadero sentido de los abrazos. Separarlo de las cortesías, los simulacros, los protocolos y los juegos eróticos. Diferenciarlo de los pseudoabrazos de los futbolistas (el manido "se abrazan los jugadores" para dar por terminado un juego) y los políticos abrazafarolas que patentó el periodista J.M. García. Un abrazo sentido de verdad no tiene precio. O, mejor dicho, vale un potosí. Puede serlo y significarlo todo.

Cada cual tendrá su propia concepción del abrazo porque bien dado o recibido es una verdadera experiencia mística. Casi un éxtasis. Quien lo haya experimentado sabrá a lo que se refiere este viejo Dacio Gil. Eduardo Galeano, el lúcido escritor uruguayo, tiene escrito un exitoso libro con esa rúbrica y en tres de sus capítulos dedica una reflexión muy tierna sobre el acto de abrazar. Desde hace unos años -tiempo que Dacio Gil sigue la pista a las maneras de abrazar- tiene noticia de una forma de protección o sanación basada en el abrazo: la abrazoterapia. Abrazos hay de muchos tipos. Cada cual habrá experimentado en ese acto transitivo (¿alguien encantado de conocerse habrá llegado a abrazarse enteramente; habrá llegado al climax consigo mismo?) una transmisión de reconocimiento, afecto, amor o energía. Un abrazo es pura fusión: vida compartida, interacción. O transmisión de vida por una pérdida. Pero fusión a la postre. El summum en este mundo de exacerbado individualismo inducido.

Este viejo Dacio Gil tiene recopilado material para intentar provocar a los hipotéticos lectores, pero una noticia aparecida el domingo 27 en un periódico nacional no le ha dejado escapatoria: le brindaba en bandeja un tema que el usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia verdaderamente siente y tiene muy analizado. La cuestión de las religiones o las concepciones vitales irá apareciendo por esta tribuna. La noticia sobre Mata Amritanandamayi Devi, más conocida como Amma. El corresponsal de ABC en Nueva Delhi lo titulaba Amma y la mística del abrazo. Aunque en el hinduísmo darshan vendría a significar "visión" o mejor "visualización", para Amma es ante todo abrazo. Su religión es el amor y el servicio a los demás. Se dice que en los últimos años ha podido llevar a cabo 30 millones de abrazos. La choza donde nació es hoy un monasterio. Resulta enriquecedor indagar en la vida de Amma y su mensaje de amor. Dacio Gil anima encarecidamente a esa indagación. El artículo referenciado es una buena iniciación. Dacio Gil no lo destripará, se va a limitar a reproducir un párrafo: "Su mensaje es antiguo, pero "la santa" ha abrazado el mundo moderno. Ofrece rezos desde internet. Sus actividades se pueden seguir en Twitter y cuenta con grupos de fans en Facebook. En su Web se celebran subastas de objetos bendecidos o usados por ella. Con fines caritativos. Para ella existen la pobreza espiritual y la material".

Abrazar y ser abrazado de manera sincera es una experiencia mística, un auténtico trance, hoy en desuso por la proliferación protocolaria o mediática de falsos abrazos. Sepamos distinguir el polvo de la paja. Cultivemos la ciencia o religión de los verdaderos abrazos. Casi nadie sabe abrazar de verdad. Existe un déficit de abrazos verdaderos que requiere una terapia específica. En un abrazo auténtico se cobra vida y se entrega vida. Pero hace falta alguien que nos inicie o nos enseñe a abrazar. No es fácil encontrarlo hoy un maestro o una maestra. Dejémonos del manido y ventajista se abrazan los jugadores y practiquemos la compasión y el amor como enseña Mata Amritanandamayi Devi.
Por experiencia habla este viejo Dacio Gil: la vida es un abrazo.

jueves, 24 de junio de 2010

SOSTENERLA. DURA, DURA, DURA.

Vivimos tiempos en los que imperan las palabras milagro, los conceptos ómnibus. En tiempos como los actuales en los que el totalitarismo invade todos los ámbitos, el lenguaje –vulnerable en toda época, por su propia esencia comunicativa- no podía resultar indemne. En el Estado de desecho en el que los políticos europeos en general y los españoles muy en particular, han malbaratado un sistema de garantías jurídicas conseguido con sangre, sudor y lágrimas por los ciudadanos a lo largo de muchos años, el lenguaje a perdido su precisión para ser utilizado por el poder como emboscada.
Un ejemplo característico de cuanto antecede es el palabro sostenible. Opera como moderno bálsamo de fierabrás: sirve tanto para un roto como para un descosido. Como la voz planificación en la época del Opus Dei. Como eficiencia para los tecnócratas de finales del siglo XX. Dentro de la rigurosa separación entre gobernantes y gobernados en la que el ser humano vive desde siempre, el lenguaje sirve como argamasa para conjurar el hastío de los ciudadanos. Para intentar impedir las revueltas motivadas por el desencanto. Más o menos como cualquier comunidad de vecinos, para entendernos.

Pero vayamos al grano que este viejo Dacio Gil se pierde en exordios innecesarios. O tal vez no tan innecesarios. El caso es que en la rabiosa actualidad todo es sostener: a los bancos, a la economía, al Estado social, al medio ambiente etc., etc., etc. Hasta la función fisiológica por excelencia (no se alarmen, que no es nada escatológica; también es, en su alícuota, amorosa) del hombre se ve sugestionada por el voquible en cuestión. El hombre a lo largo de su vida –y mucho más en la edad tardía- lucha por sostenerla. Como hacía el Pereira de Antonio Tabucchi. Como sostiene su amor el enamorado o la enamorada. Como sostiene el andamio al albañil, o la escalera al bombero. Como sostiene Zapatero sus iniciativas insostenibles, propias de un dictadorzuelo de opereta: el que confunde solución de los problemas colectivos con estado de excepción. ¿Sostendrán los políticos alguna cuestión más que sus propios peculios honorables o mezquinos?

El caso es que Sostener es hoy la cuestión. En eso los europeos estamos a la zaga de los latinoamericanos que se utilizan una palabra inequívoca que no se presta a la ambiguedad ni al juego de las libres asociaciones: sustentar. Así, en vez de sostenibilidad hablan de sustentabilidad, con lo que de un plumazo erradican la anfibología, la ambivalencia. En muchas cosas deberíamos aprender de los latinoamericanos.

La propia rúbrica de este post es deliberadamente ambivalente. Aunque bien pensado no tanto. El hombre y la mujer cambian, como el lenguaje. ¿Se imaginan hablar de sustentador en vez del tradicional sostén o el más moderno sujetador? Sería impensable. No cabe la confusión. Sin embargo con sostenibilidad si que existe ambivalencia. ¿Se imaginan que se dijera sujetabilidad de los bancos o de la economía? En el subconsciente del ciudadano gravitaría el fantasma pétreo de la inmutabilidad. Por eso los políticos europeos no lo usan. Utilizan un vocablo que evoca sexualidad, abrazo, hasta compromiso: sostenibilidad. Tanto en mujeres como en hombres. En el bando del género masculino (o medio pensionista) la idea de sostenibilidad conduce, en el juego de la libre asociación de ideas, a Viagra. Es decir, que los Poderes serían el Viagra: te garantizan la sostenibilidad. El goce perpetuo. Vamos, que los publicistas políticos no se atreven a llamar a las cosas por su nombre: obscenamente priapismo de la economía, del medio ambiente, de los bancos. Sólo por un cierto pudor lingüístico, no por decencia, ni por deontología, que no la tienen.
Así que es un lío. Como el que intencionadamente ha querido hacerles este viejo Dacio Gil.

Como el propio título del post pone de manifiesto, hoy quería hablarles de tenis (¿o realmente no?). Entre ayer y hoy se ha producido un auténtico acontecimiento. En Wimblendon ha acontecido un hecho memorable: dos tenistas medios y sobre todo sacadores han mantenido un partido maratoniano, como los de antaño de Juan Gisbert en Copa Davis ¡11 horas y 5 minutos de tenis! ¿Se imaginan la tortícolis de ayer de los espectadores de los laterales y del juez de silla? ¿Pueden hacerse una representación mental de la fatiga muscular del epicóndilo de John Isner y de Nicolás Mahut? El partido en el Lawn Tennnis Club británico sí que ha sido un prodigio de sostenibilidad. Y los games del quinto set duran, duran, duran: 70 a 68. Como la viagra, como la economía y el medio ambiente de la UE. Como el priapismo de los ciudadanos vulgares, puesto que los elitistas y estetas dirán que eso no es realmente tenis. Como las pilas Duracell. Como, desgraciadamente, la lectura de la novela el ilustre zapatero. ¡Oh, no, perdón!: la ilustre fregona del espía Cervantes. Aunque ésta en una novela más bien breve.

Este viejo Dacio Gil ya tiene una nueva frustración que acumular a su zurrón. El no haber podido asistir en directo a tan memorable partido. Frustración y enojo directamente proporcional al de cualquiera de las empresas televisivas que ayer en el mundo estuviese televisando en directo el evento mientras los decepcionados anunciantes (o sponsors o patrocinadores como se dice ahora para encubrirlos) se hacían cruces por los perjuicios ocasionados. O el pobre realizador de televisión allí, al pie del cañon. Sí, de acuerdo, ya se sabe que no son dos estilistas, que basan su juego en el saque. Pero, señores, cualquier hombre –y no sólo deportista- y su partenaire aspira a eso: a sostenerla mucho rato y que el juego dure, dure, dure. Al menos para poder contarlo…
Rindamos un homenaje, y Dacio Gil el primero, a los tenistas Isner y Mahut. que a partir de ahora deberían ser los patrones de los amantes y de los campeones de la pornografía. Y la fecha de ayer 23 de junio de 2010 la indicada para conmemorar la duración del sol, de los días, del tenis, de todo...

(Espera este viejo Dacio Gil que sus amables lectores, si los hubiere realmente -lo que es harto improbable- sepan dirigir la festividad de este post, que en modo alguno pretende ofender a nadie).

lunes, 21 de junio de 2010

ANALISTAS DE INTELIGENCIA, PROFESIÓN EUFEMÍSTICA INTEMPORAL.

Definitivamente, el tema de los espías es rabiosamente actual. Lo que significa que el ciudadano es más que nunca considerado como sospechoso. O que el Poder es consciente de que nada es como parece. Que conoce y reconoce que el engaño, la hipocresía y el cinismo son los valores superiores de la convivencia. No en vano es el Poder quien fomenta la hipocresía y el cinismo, pues es el primer interesado. Primero el eclesiástico, luego el político, más tarde el civil, posteriormente el militar y ahora el mediático y el económico.

Este viejo Dacio Gil sigue recopilando información sobre espías y cada vez está más convencido que, a pesar de las proclamaciones democráticas, nos encontramos en un mundo rigurosamente vigilado y censurado. Hoy mismo El País encabeza una noticia relativa a que el futbolista Anelka no sirve como espía. Dentro del rifi-rafe que asola a la sección francesa de fútbol (¡el fútbol, sólo el fútbol preocupa al mundo entero, mientras merman de manera espectacular los derechos ciudadanos!) se destaca la poca capacidad para el espionaje de aquel fichaje millonario del Real Madrid. Cómo si el espionaje tuviese alguna característica positiva en un mundo de desconfianza humana. Ayer otra noticia destacaba que la sede del servicio secreto de Mali había sido atacada, imputándoselo a seguidores de Al Qaeda. Y así una larga lista si se rastrean retrospectivamente los periódicos.

Dacio Gil andaba con la mosca tras la oreja pero leyendo tranquilamente el periódico un domingo le saltaron todas las alarmas. En efecto, hace unos días (el domingo 13 de junio) El País dedicaba toda una página a un curso inquietante: El Master universitario de Analista de Inteligencia propulsado por el CNI (“la casa” de los espías); el Ministerio de Defensa (donde más espías hay por metro cuadrado, aún hoy que ya no hay reclutas ni conscriptos), la universidad Juan Carlos I y la universidad Carlos III. ¡Gato, gato! Quienes conocen el funcionamiento de la universidad española no se escandalizan ni se preocupan: dicen a este viejo Gil que es sólo un “chiringuito” de los muchos que se inventan en la universidad para allegar subvenciones, que sólo es necesario tener amigos en las instituciones. Resulta que ahora los espías se denominan analistas de inteligencia. En la cultura de la sospecha en la que nos movemos, la tapadera ahora es “el mercado” que llegaría hasta el rastreo de los blogs. Lo que eufemísticamente se llama metodologías del ciclo de inteligencia. O sea, ni más ni menos que otro oxímoron como eso de la policía científica… Dicen que estas metodologías se terminarán imponiendo dentro de las empresas y las organizaciones. ¿No les recuerda a la asfixiante delación de los regímenes totalitarios? Dacio Gil se encuentra ciertamente asustado. No encuentra ninguna diferencia entre totalitarismo y democracia. O mejor dicho, asistimos, dicho sea sin ambages, al totalitarismo democrático. O a la deformación totalitaria de la democracia. Espías, detectives, operadores de videovigilancia, policías secretas, inspectores de Hacienda, funcionarios de aduanas, chivatos, delatores, confidentes, censores son profesiones con futuro. Ahora bajo la rúbrica eufemística de analistas de inteligencia. Leyendo la biografía del nuevo director de las dieciséis agencias de espionaje de EEUU, James Clapper, este viejo Gil augura muy poco futuro a las facultades de Ciencias Políticas: dado el deterioro irreversible de la política y el auge de la cultura de la sospecha esa facultades trocarán su nombre por el de facultades de Inteligencia, Sospecha, Vigilancia y Espionaje. La relación de materias puede imaginarse…no se necesita demasiada inteligencia.

Pero a lo que vamos, Dacio Gil se comprometió a desvelar el lado “espía” de determinados hombres de letras españoles, y este viejo Dacio se tiene por un hombre de palabra. Comenzaremos por el hombre de letras espía por excelencia, don Francisco de Quevedo y Villegas.

En realidad, poco se llega a saber con certeza de la vida de los espías; aparecen y desaparecen, viajan de un confín a otro, y sus hitos biográficos presentan no pocas oscuridades, ficciones y hasta contradicciones. Como buenos espías. Se sabe, eso sí, que todos han vivido…y mucho, como quedó reflejado en el post anterior intercalado por el homenaje a don José Saramago. Posiblemente esa vida exprimida al máximo es lo que les permite verter en literatura todo lo que han visto y llegado a hacer. Experiencias que jamás alcanzarán a la mayoría de los mortales: lo mejor y lo peor de este mundo. La grandeza y la miseria de los seres humanos. Y Francisco de Quevedo no es una excepción en todo eso. Antes al contrario.

Dacio Gil tiene debilidad por Quevedo, por sus sátiras, por su pesimismo irónico, hasta por sus lentes. Pendenciero desde su juventud (mató en duelo a un estudiante y huyó de España para eludir el arresto y la pena); con muchos amoríos (de pago en muchos casos); trato con el hampa sevillana; correrías con el que luego sería Duque de Osuna; conocido en la época como Francisco de Quebebo por su afición al morapio; liberalidad económica y múltiples cohechos (“untar estos carros para que no rechinen” dicen que decía); jugosas retribuciones reales, etc., etc., etc. Como puede suponerse siendo desde su juventud amigo de correrías de Pedro Téllez, su vida discurre en paralelo a la de éste. Además de la pensión de la Corona y del reconocimiento como Caballero de la Orden de Santiago, recibía una generosa financiación irregular del Duque de Osuna, que le llegó a encomendar una conjura contra el gobierno de Venecia designándole como muñidor de la conspiración y la insurrección para el día de la Ascensión de 1617. Todo estaba perfectamente preparado por Quevedo, pero algún agente “doble” (el espionaje no es nada sin el contraespionaje: como el matrimonio sin el adulterio) había advertido al Consejo de los Diez que gobernaba en Venecia y el complot fracasó. Se cuenta que se disfrazó de pordiosero y se adhirió a la turbamulta que lo buscaba para matarle. Naturalmente el gobierno español negó cualquier participación. Andando el tiempo Quevedo compareció ante el Consejo de Estado y ha quedado constancia documental de su intervención no sólo como espía sino como conspirador y, por ende, de la existencia de agentes dobles. Las vicisitudes posteriores del Duque de Osuna y del propio Quevedo son conocidas: destierro y confinamiento en su heredad de Torre de Juan Abad; indulto por el Conde Duque de Olivares; extraño obligado matrimonio con la viuda Esperanza de Aragón, Señora de Cetina, que duraría apenas tres meses; aparición del libelo contra Quevedo titulado el tribunal de la justa venganza que lo tilda de “ Maestro en horrores, doctor en desvergüenzas, licenciado en bufonadas, bachiller de suciedades, catedrático de vicios y protodiablo entre los hombres”; posterior ensañamiento contra él del Conde Duque de Olivares y hasta de Richelieu, acusándolo de relaciones con el espionaje francés; encierro en la prisión de San Marcos en León.
Francisco de Quevedo murió desengañado pero muy vivido en Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, donde se llevó a la tumba muchos secretos. Destino de los buenos espías: conocer lo que los demás ignoran y llevárselo con él en silencio. Su azarosa y frenética vida le aportó todos los materiales para su obra literaria. Pero la vida muy vivida no hace a un buen literato. Hace falta talento e ingenio. Y Quevedo los tenía.

Nadie duda de la categoría literaria de Miguel de Cervantes. Quien no ha disfrutado de la lectura del Quijote tiene múltiples referencias del escritor español por excelencia. Te trata del libro de los libros. Dacio Gil tiene que reconocer que, incitado por Don Alejandro, sintió auténtico deleite en la segunda lectura de El Quijote. Tiene las dos ediciones leídas completamente subrayadas. No quiso releer la edición subrayada previamente. El Quijote leído sin prisas produce auténtica delectación. La vida de Cervantes, empero, es una concatenación de enigmas aún por descifrar. Se sabe que un percance como soldado le hizo ser conocido para la posteridad como el manco de Lepanto, pero poco se conoce sobre su azarosa vida. Incluso se ha llegado a afirmar que hubieron dos coetáneos con el mismo nombre y parecida vida. Propio de un espía. Se sabe que también Cervantes participó en un duelo hiriendo a Antonio Segura, aparejador real y que, ante la sentencia de que “le fuese cortada la mano derecha”, huyó de España. Se sabe también que fue un eterno “pretendiente” de empleos públicos y que no abandonó nunca esa aspiración: solicitó todo tipo de oficios públicos (la tapadera del funcionariado es la mayoritaria en los espías) y llegó a ser comisario real de cereales y aceite.

Fue el norteamericano Harold Bloom el primero que destacó que Cervantes actuó como espía en Orán y Portugal. Hasta ese momento la mayoría de los biógrafos e historiadores aludían sólo a una “misión especial” (M. Fernández de Navarrete), “trabajo temporal secreto al servicio del Rey” (M. Fernández Álvarez), “breve y peligrosa misión de consolación” (J. Cannavaggio), “mensajero del Rey” (M. Mc Kendrick). Manuel Fernández Álvarez puso en duda siempre la condición de espía de Cervantes, pero aceptaba que “el rey quería obtener información de lo que pasaba en el Mediterráneo, para estar al tanto de lo que pasaba en las plazas portuguesas”, “Felipe II se preocupa por la posible pérdida de Orán”, consideraba que envió a Cervantes “como mensajero especial para dar órdenes sin dejar documentos, de boca a boca” y concluía su documentada biografía del manco de Lepanto afirmando que la misión era peligrosa, pero sin mayores complejidades, puesto que se limitaba a transmitir un mensaje regio. La gloria literaria española por excelencia fue, sin embargo, un agente secreto, un agente experto que recogía información. Y en el Archivo de Simancas queda constancia documental de la orden de pago de su estipendio fraccionado (50 escudos para la ida y 50 a la vuelta). Este viejo Dacio Gil ni quita ni pone espía, pero la labor secreta existió y son grandes los interrogantes sobre su alcance así como el de los cuatro intentos previos de fuga de Argel y los indultos subsiguientes. Fue espía, pero quedémonos con estos datos: 1. Cervantes fue un eterno pretendiente de empleos públicos en el servicio exterior (históricamente la mayor tapadera de espías): Contaduría del nuevo Reino de Granada; gobernación de la provincia de Soconusco (Guatemala); contador de galeras en Cartagena de Indias; corregidor en la ciudad de La Paz (Bolivia. 2. Su vida presenta múltiples enigmas aún sin resolver.

Ya a vuela pluma este viejo Gil apuntará muy comprimidamente que también fue espía y conspirador -contra Alfonso XIII y contra la II República-, Josep Pla (junto a Carlos Sentís y Eugenio D´Ors). Como “agente conocido” vigilaba en Francia los movimientos de armamento y financiación de la II República, lo que facilitaba los sabotajes y el robo de municiones. Además, a bordo del yate del Cónsul de Dinamarca, interceptaba las comunicaciones de los barcos republicanos. Pla aparecía y desaparecía en Francia. En 1939 apareció en Barcelona con las triunfantes tropas de Franco. Murió en una especie de exilio interior ampurdanés. Desde muy joven este notario frustrado fue un personaje peculiar: fue expulsado del internado del colegio marista en el que se encontraba porque le descubrieron de escapada en un burdel con otros compañeros. Dacio Gil ha conocido la literatura de este escritor muy recientemente, gracias a una librería de lance.

También fue espía y censor el Nobel Camilo José Cela. Aspectos que han sido aireados por la prensa contemporánea y son de sobra conocidos. Dacio Gil sólo ha leído de él La colmena y rol de cornudos.
Y muchos más espías femeninos y masculinos habrá en la literatura y el periodismo español, pero este viejo Dacio desconoce su condición.

Espías hay, pues, en todas la profesiones y actividades humanas. Hoy posiblemente hay más espías femeninas que masculinos. Aunque siempre las Madames que regentaban casas de lenocinio han sido consideradas como agentes múltiples. Desde Mata Hari a Josephine Baker espías femeninos notorias ha habido también en todas las actividades. Y en la nómina actual del CNI español destacan frecuentes nombres femeninos (algunos que cambian de nombre por aquello de facilitar la labor secreta). Existe un libro de Laura Manzanera titulado Mujeres espías (Destino, 2008) que este viejo dacio no ha podido consultar, seguro que arrojará datos interesantes.
Las épocas de crisis socio-económicas y de postguerra como la actual se prestan a un aumento del espionaje y la delación. Nadie se salva. Mucho se habla de Alianza de Civilizaciones y por el contrario prolifera el espionaje y la traición. Hipocresía pura. En orden a todo lo apuntado, quédense con estas recientes noticias de prensa: 1. La crisis multiplica por cinco los encargos de detectives (29 de mayo); 2. Las denuncias ciudadanas sobre videovigilancia se disparan (3 de junio); 3. Hacienda investiga a 2,6 millones de parados, divorciados y empresas en quiebra (5 de junio).

En otro post habrá que hablar de el espionaje en el mundo científico. En los años de la transición, el diario el Pais alertó de la existencia, desde la época franquista, de un posible servicio de espionaje en el CSIC bajo la apariencia de una sociedad de estudios. En la reciente obra Ciencia y fascismo (A. Gómez y A.F Canales; Ed. laertes 2010) que este Dacio Gil hojeó en la Feria del Libro, se apunta asimismo que el CSIC sirvió como canal irregular de financiación a un instituto secular, así que pudo ser también quizás un fondo de reptiles.

Armand Mattelart viene avisando desde hace mucho sobre los peligros de la obsesión institucional por la seguridad y las nuevas tecnologías. Su último libro en España, “Un mundo vigilado” pretende concienciarnos de la amputación de derechos y libertades bajo el manto de la democracia mediante dispositivos de vigilancia cada vez más sofisticados. Los espías deberían ser en ese contexto figuras de museo. Sin embargo han renacido con mayor auge. No se trata ni de Música Celestial ni de Libros de Caballerías. ¿Qué futuro nos aguarda? Esa es la cuestión. No sólo de literatura vive el hombre.

domingo, 20 de junio de 2010

LA COALICIÓN LUSITANA DE LOS SOÑADORES FELICES

Dacio Gil se encuentra hoy triste. Es hoy algo más huérfano. Se ha ido don José. Europa se descapitaliza aún más. A este paso Europa va a quedar reducida sólo a un inmenso museo. Como pasa siempre, algunos también habrá que se alegrarán de la partida de don José de entre nosotros. Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares, Alexander Search, Chevalier de Pas, Antonio Mora, Coelho Pacheco y don Fernando Pessoa seguro que se alegran de contar a su lado con don José. Ellos le esperaban desde el 30 de noviembre de 1935 y no será para menos su contento. Quien más celebrará departir con don José será, sin duda, Ricardo Reis. Y no sólo porque don José le designó protagonista indirecto de uno de sus libros. Dedicara un libro a este poeta identificándole con nombre propio, haciendo don José una excepción en eso de los protagonistas innominados. A un poeta de muy incierta fecha de nacimiento. Por eso don José dedicó todo un libro al año de su muerte de este ilustre Ricardo Reis.

Ante la atenta mirada de don Fernando, todos los enumerados más arriba –hasta el jovenzuelo Alexander Search- se pelearán por escuchar las historias que les pueda contar a partir de ahora don José: sobre el hombre, sobre Europa, sobre el sentido de la vida, sobre las instituciones, sobre la bondad, sobre los malignos. A buen seguro departirán todos ellos sobre el “mensaje” de la literatura. De seguro, cuando todos ellos lleguen a juntarse en algún café o en algún Ateneo del más allá, debatirán sobre el eterno problema de Lusitania y los lusitanos; las sociedades secretas; la hidalguía de esa península que es Iberia. Es difícil columbrar quién llevará la voz cantante, siendo como son todos unos tímidos y algo pesimistas. Tímidos pero muy educados, por lo que cabe pensar que otorgarán la palabra el recién llegado. Aunque sería sumamente sorprendente que don Fernando no reciba a don José con un discurso de salutación. Acaso sea un discurso a dos voces junto con Bernardo Soares. Y no sería extraño tampoco que empezaran el discurso de bienvenida con aquella frase del libro del desasosiego que tanto les cuadra a todos: ¡Felices los que sufren, con unidad! Aquellos a quienes la angustia altera pero no divide, que creen, aunque en la incredulidad, y pueden sentarse al sol sin pensamiento oculto.

Casi se puede afirmar que Don José, que jamás perderá su condición de provocador intelectual, incitador al pensamiento, saludará a sus nuevos compañeros polemizando sobre la soledad que espera alcanzar en aquél lugar. Les dirá que está allí pero que no les necesita a ninguno de ellos. Que quiere estar en la libertad tranquila, que espera de ellos que sean “esclavos nobles” y “siervos inteligentes”. Don Fernando al escuchar estas provocaciones se removerá discreto en su silla (¿habrá allí un café llamado A Brasileira y un Chiado en pequeñito?) y captará al instante que Don José les está reconociendo a todos, a él y a sus heterónimos, su talla intelectual.

Estando tan necesitada Europa de personas con la sensibilidad humana de José Saramago mucho se teme este viejo Dacio Gil que entre todos no se propongan crear allí un Lobby ibérico, ahora que Portugal y España han perdido casi todo su crédito en la Europa ultraliberal del siglo XXI. Que, a no tardar, preparen una coalición electoral de no inscritos para refundar la Europa humana fuera del economicismo imperante que aspira a desechar a la mayoría de los trabajadores. O, al menos, de una Europa que aspira a dejar a los trabajadores sin los derechos tradicionales.
El programa de tan peculiar coalición electoral ya estaría elaborado en la forma que más le gusta a este viejo dacio Gil, en forma de Ensayo: 1. Ensayo sobre la Ceguera, para el tema Europeo y la humanización de Europa; 2. La caverna para la defensa de la artesanía y la consideración humanizante de los consumidores; 3.EL hombre duplicado, para el tema de las migraciones, las identidades y el reconocimiento de los yoes y los otros; 4. Ensayos sobre la lucidez sobre derechos y libertades, Defensa y Política Interior y Régimen Electoral; 5. El libro del desasosiego para sensibilidad y lenguaje poético .
Actuarían todos como colegio, como Gobierno en la sombra, en base a las siguientes áreas y coordinadores:
1. Juventud: Chevalier de Pas, de la fracción Pessoa;
2. Asuntos Exteriores: Alexander Search, también de la fracción Pessoa;
3. Asuntos Europeos y Sanidad: la mujer del médico del Ensayo sobre la ceguera, de la fracción Saramago;
4. Régimen Electoral, Gobernación y derogación de estados de excepción: el también innominado protagonista de Ensayo sobre la lucidez, también de la fracción Saramago;
5. Agricultura y Medio Rural: Alberto Caeiro, de la fracción Pessoa;
6. Infraestructuras: Álvaro de Campos, fracción Pessoa;
7. Comercio: Bernardo Soares, asimismo de la fracción Pessoa;
8. Artesanía y defensa de los consumidores: Cipriano Algor, protagonista de la Caverna, de la fracción Saramago;
9. Justicia y Registro Civil: Tertualiano Máximo Alfonso, protagonista de el hombre duplicado, de la fracción Saramago;
10. Sensibilidad y Cultura poética: Fernando Pessoa;
11. Relaciones Institucionales y problemas humanos: José Saramago.

Aún no podemos saber si esta coalición electoral propondrá el voto en blanco, pero de las ideas expuestas por sus dos líderes ya podemos imaginar cuáles serán sus ideas-fuerza:
a) En materia de funcionarios: No es tedio lo que se siente. No es pena lo que se siente. Es un deseo de dormir con otra personalidad, de olvidar con aumento de sueldo (F. Pessoa).
b) En materia de “crisis” y medidas financieras, laborales y fiscales: La democracia está bloqueada. Debe de haber una oposición ciudadana al estado de excepción y de sitio y a la suspensión de un plumazo de las garantías constitucionales (J Saramago).
c) En materia de Cultura: La responsabilidad de tener ojos cuando los demás parecen haberlos perdido (J. Saramago).
d) En materia de acción política y reformas: Un reformador es un hombre que ve los males superficiales del mundo y se propone curarlos agravando los fundamentales…Gobierna quien es alegre porque para ser triste es preciso sentir. Manda quien no siente F. Pessoa).

Este viejo Dacio Gil a partir de ahora estará nuevamente huérfano, pero alberga la esperanza de que este Lobby lusitano, esta coalición electoral, nos conducirá con lucidez hacia la refundación de una Europa más humana y menos comercial y económica. Don José Saramago se habrá encontrado con los suyos en el más allá y es de esperar su influencia no sólo en la isla ibérica. No se nos ha ido definitivamente don José. Sólo va a tomar nuevas posiciones para hacernos reflexionar, para que tomemos la responsabilidad de pensar. De seguro don José animará a Pessoa a hacerse comprender, a abandonar el papel de “proscrito de lo perdido.” Arrasarán en próximos comicios, por la ausencia de auténticas alternativas.

jueves, 17 de junio de 2010

PREVARICACIONES DE LA RAZON DE ESTADO, ESPÍAS, LITERATURA Y TECNOLOGÍAS INQUISITORIALES.

Posiblemente sean esas coincidencias de la vida que no dejan de ser una simple combinación aleatoria de sucesos. Pero este viejo Dacio Gil está algo mosca porque en los últimos días sólo descubre entre líneas historias de espías. Pasa como cuando uno se compra un aparato de aire acondicionado o unas gafas. Que entes no reparaba en ellos y una vez que detiene la mirada comprueba la cantidad de esos adminículos que hay por el mundo. Analiza sus particularidades y lo tiene por objeto de observación y conversación

Lo malo no es que proliferen adminículos sino que este Gil se viene fijando en que lo que han proliferado a lo largo de la historia son los espías, a pecho descubierto o escondidos bajo muy diferentes profesiones. Se dice que es “la segunda profesión más antigua del mundo”, después de la prostitución. Puede decirse que acompaña al hombre como a su sombra: practique la elegancia de sentar un espía a su mesa. Y si la historia se suele terminar repitiendo, no existen razones sólidas para pensar que los espías eran sólo un producto de la guerra fría. Antecedentes hay en la Biblia y en las epopeyas de Homero. Este viejo Dacio Gil se ha topado en alguno de los trabajos que ha desempeñado en esta vida con personajes sobre los que era advertido: “cuidado con lo que dices ante fulanito que es un espía”. En su juventud, en la época del General Franco, este usuario de la Tribuna Alta Preferencia no le daba importancia y acudía al espía de turno para encargarle un reloj o unas gafas Ray-Ban de aviador de las traídas de matute de Canarias. El conseguidor tenía fama de violento (se contaban las más variadas leyendas de violencia en las que habría participado) pero el botín de calzarse unas gafas de aviador merecía la pena. Más adelante, ya en época constitucional, en otro trabajo fue igualmente advertido por su jefe sobre un compañero también espía (que luego la prensa lo identificó en un altercado de Fuerza Nueva). Y otros espías o “espiíllas” ha tenido este Gil en otros trabajos. De lo que cabe extraer una conclusión: los espías, los confidentes y los delatores han existido siempre y en todo régimen. Nunca han desaparecido ni han sido fruto de un determinado momento histórico. Posiblemente sea innato a la condición humana y sea requisito necesario para la pervivencia de cualquier tipo de instituciones. Inherente al ejercicio del poder y connatural al ser humano, a un tipo de ser humano. Dacio Gil cree que no podría ser nunca un espía. Por principios. Aunque, como veremos, ha habido espías ilustres.

Conversando de libros, de historia y de iniquidad humana con un dilecto amigo –casi un hermano-, docto y fino analista que puede llegar a descomponer intelectualmente con acierto cualquier situación humana, salió a relucir hace unos días el nombre de Arthur Koestler que entre las muchas cosas que hizo en su agitada y a veces tormentosa vida una fue la de ser espía. Leyendo el último libro de Ignacio Sotelo este Viejo Dacio Gil comprobó no sin dolor en la página 119 que ni más ni menos que el padre de la ciencia administrativa, catedrático de Viena, y autor de una amplísima obra sobre Ciencia del Estado, Hacienda Pública y Teoría de la Administración, Lorenz von Stein, ¡era confidente y tenía un sobresueldo de la policía! Y leyendo el ABC del 23 de mayo, en un artículo sobre espías y traición Hugh Thomas cuenta la historia de dos personajes de la guerra civil española que trabajaban para el servicio secreto ruso. Uno de ellos Kim Philby (el célebre Kim de la novela de Rudyard Kipling) cuya autobiografía Mi vida silenciosa desnuda al servicio secreto británico. Su amigo y subordinado Graham Greene siempre destacó sus aspectos humanos: fino observador que tamizaba todo por su tartamudez –como otro ilustre espía, William Somerset Maughan-. Hugh Thomas, por el contrario destaca su vis sanguinaria y asesina de tres periodistas en Caudel, cerca de Teruel el 31 de diciembre de 1937.

Este viejo Dacio Gil es un convencido de que los espías, delatores y confidentes no son una excepción, son un requisito del mundo vigilado en el que nos desenvolvemos, que nada es lo que parece como vienen enseñando los grandes sabios. El espía es una necesidad de las organizaciones y un instrumento del poder más sórdido. Quizás en algún momento fuese sólo una profesión para espíritus fríos y objetivos. Pero la realidad es que cuando se ahonda en las cavernas y las cloacas humanas, el sujeto termina prevaliéndose de sus conocimientos sobre la debilidad humana. Y eso vale para los espías, los delatores, los confidentes, los confesores, los jefecillos, los agentes e inversores financieros, los periodistas y cualquiera que reciba información confidencial. Así es la gloria del mundo: sic transit gloria mundi. No puede extrañar, por ello, que grandes literatos hayan sido espías, censores o correctores. Y que la mayoría hayan sido muy, pero que muy viajados como el inefable Francisco Paesa, capaz de morir, resucitar y volver a morir varias veces. Paesas hay más de los que pensamos. Incluso el sistema de evaluación científica de publicación de trabajos no se libra de estas miserias humanas. Algún día hablaremos en esta tribuna sobre los fraudes en la tribu científica, sus sectas y sus organizaciones parasitarias.

El mundo del espionaje no se detiene con los autores literarios citados anteriormente. El optimista Voltaire del anterior post era conocido en su tiempo como “el señor multiforme” o “el espejo danzante”. Dicen que se hizo espía en –cómo no- en Inglaterra y que desarrolló su actividad en Austria y Prusia, tras ofrecerse varias veces a la Corte para tal labor. Cuentan que una vez escribió a Richelieu proponiéndole la paz con Prusia y que concuía la misiva con “hacer la paz, señor, si se quiere de verdad, es muy sencillo…” (casi idéntica frase a la que empleó cierto presidente del gobierno español muy contemporáneo sobre la tarea de gobierno… A Voltaire su labor de espía le valió para observar al ser humano en diferentes vicisitudes. Asimismo le granjeó disgustos. Parece que sus últimas palabras fueron "¡Dejadme en paz!"

La vida del autor de Robinson Crusoe recuerda también en algo a la de los célebres Amedo y Domínguez, tras sus apuros económicos decidió hacerse espía mantenido por el portavoz de la Cámara de los Comunes. Como espía se llamó Alexander Goldsmith. Tras llegar a ser director-espía de un periódico Daniel Defoe llevó una vida misteriosa y solitaria. Tal vez de la vida de los espías sacó Defoe el material para su exitoso libro. Mantuvo siempre a capa y espada que nunca revelo lo que debía mantener oculto, que nunca traicionó a su señor o a un amigo.

También fue espía Rabelais, inquieto y por ello tránsfuga o tránsfuga y por ello inquieto: franciscano, benedictino, civil, médico, profesor, de nuevo benedictino, autor de Gargantúa y Pantagruel, diplomático, espía… Dacio Gil siente una especial predilección por el gigante comedor y bebedor Pantagruel y por su autor que se atrevió a burlarse de la educación de la época. Vinculado casi siempre al papado se pasó a defender los intereses de la Corona y por un tiempo –como todos los espías- desapareció. Se le atribuyen dos frases antes de su óbito, a cual más ingeniosa: 1. Bajad el telón, la farsa ha concluido. 2. No tengo nada de valor, debo mucho, y el resto se lo dejo a los pobres.

Estos espía literatos eran por lo general muy mujeriegos o, para ser más exactos con las excepciones bisexuales, promiscuos. Graham Greene no se salió de la línea general. Dicen que le gustaba “pecar fuerte” (según parece, le ponía hacer el amor detrás de los altares de las iglesias) para luego “arrepentirse fuerte”. La vida del prolífico autor de el tercer hombre, el factor humano o Monsieur Quijote fue una constante sexo-dolor-religión-verdad. Jamás desveló ninguno de sus líos amorosos y prohibió cualquier mención nominativa a sus biógrafos. Es la paradoja de la doble vida de los espías. Y más de éste que era subordinado de Kim Philby, que fue un espía sin tapujos (no aceptó la tapadera de funcionario de comercio, del British Council o marino o aviador). Dimitió de espía, para dedicarse al periodismo free-lance (acaso otra tapadera) argumentando: “me voy porque esto del espionaje es como trabajar en una oficina”. Más o menos como Vladimir Putin.

John Le Carré (David John Moore Cornwell) es otro conspicuo representante de los literatos espías. Naturalmente también británico. Le Carré ha defendido como nadie la predisposición de los escritores al espionaje. El escritor practicaría la traición y por eso son reclutados por la comunidad secreta. Dacio Gil debe reconocer que, aunque ha visto varías películas basadas en sus libros, no ha leído absolutamente nada de este autor inglés que se autodefine como tránsfuga y traidor. “Procedo de una estirpe de fugitivos…Mi padre era un timador y un presidiario, O sea, un perfecto espía.”

Las letras españolas no se libran de ilustres literatos espías (o censores) conocidos: Quevedo, Cervantes, Pla o Cela. Pero sobre ellos nos detendremos en el siguiente post.

Retengamos únicamente que los espías existen y en mayor medida de lo que creemos (mire discreta y cautelosamente a su alrededor por si le persigue el espía en el que parece haberse transformado –con la laicidad imperante- el tradicional ángel de la guarda). Que resulta incontestable que nos encontramos en un mundo estrechamente vigilado por dispositivos técnicos de vigilancia, además de espías. Que ni siquiera el onanismo tiene garantía alguna hoy de practicarse en la soledad absoluta. Que la historia del espionaje es el testimonio del frágil equilibrio entre la excepción y la regla. Que la lógica de la sospecha ha existido siempre. Que estas prevaricaciones de la razón de Estado funcionan en todo tiempo, también en las regiones más oscuras de las sociedades democráticas. Que cada ruptura con el Estado de derecho –como la acontecida recientemente con los funcionarios o la legislación laboral- lleva aparejado un asilvestramiento de la democracia, una regresión de los valores que supuestamente la fundamentan.

Asistimos impasibles a una metamorfosis del ciudadano en sospechoso. El sedicente sistema de garantías es un mero decorado de cartón piedra. Los espías son el antecedente histórico de las tecnologías inquisitoriales que nos sacan el dinero, nos controlan y nos tienen sometidos al engaño.

Y lo peor de todo es que, de momento, esas tecnologías no son capaces de escribir como los literatos sobre los que nos hemos detenido hoy y nos seguiremos deteniendo en el próximo post. Los artefactos no pueden traicionar con su galanura.

martes, 15 de junio de 2010

REGENERACIONISMO OPTIMISMISTA: MÁS ALLÁ DEL MUNDIAL DE FUTBOL.

No quiere parecer este Dacio Gil un viejo desconfiado y gruñón. El atento lector habrá observado que el usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia intenta aferrarse a cualquier tabla de optimismo. O por mejor decir, intenta encontrar explicaciones optimistas a la crisis (en realidad las crisis) que nos asola por varios frentes. En el fondo, como todos los iconos (sabios) a los que rinde devoción, este Gil es un optimista que de tanto en tanto se defrauda y decepciona. Aunque no quiere quedar reducido a un Sísifo permanentemente intentando subir la pesada carga por la pendiente cada vez que ésta indefectiblemente se termina desplomado. Y mucho menos pretende precipitar a los demás a tan inacabable tarea.

La realidad española es cada vez más similar a la que aconteció tras la voladura del acorazado Maine. La explosión y sus autores e incitadores es un turbio asunto histórico que no ayuda en el momento actual. Pero sí la situación social que se desencadenó en 1898. La estructura social es muy distinta, ya que el nivel de instrucción es mucho mayor en este siglo XXI y hay muchos más intereses materiales diseminados entre la población. Pero la sensación de desastre (el auge actual del capitalismo del desastre desarrollado por la canadiense Naomi Klein) es la misma y se aprecia la misma preocupación institucional por mantener el tono social y la estabilidad de la Corona y de las demás agencias políticas: El rey Juan Carlos como aquella reina Regente; Felipe Gonzalez como Silvela o Cánovas; todos intentando salvar los muebles. Pero la clase política es infatigable (es lógico: fuera de la política hace mucho frío) y nadie querrá aceptar la paternidad del desprestigio: los culpables serán los de fuera, los otros. Lo que pasa es que, al haber hoy un mayor nivel de instrucción en la población, es de suponer que el regeneracionismo habrá de cundir entre la población en mayor medida ahora en 2010 que lo que arraigó en 1898. Ayer fueron una minoría selecta de intelectuales. Hoy debería ser una mayoría de ciudadanos responsables. Pero bien entendido que la solución no es sólo cambiar al partido turnante. Al igual que en la Argentina de 2001 el grito unánime ¡Que se vayan todos! terminó en nada, el clamor de 1898 de ¡Los políticos a la vida privada; el pueblo a la vida pública! también terminó en nada. Y mucho cabe temer que en 2010 ocurra lo mismo: rodarán pocas cabezas y continuarán los mismos intentando seguir disfrutando de las nuevas sinecuras tras un leve maquillaje institucional. Es la sempiterna historia de gobernantes y gobernados, rigurosamente separados.

A pesar de que el panorama no es nada optimista, este Dacio Gil intenta rebuscar en la sabiduría de la vida para encontrar al maestro optimista que le guíe o le aconseje. Ignacio Sotelo en enero de 1981 terminaba su trabajo "el concepto sociológico de crisis" con estas palabras: "La experiencia más extendida es que, si queremos sobrevivir, tenemos que aprender a convivir con la crisis, y que el afán de acabar con la fuente de toda crisis, es un espejismo, que sólo agrava la crisis, con el riesgo creciente de la destrucción de la humanidad en una conflagración atómica". Sotelo, con su sabiduría, viene, desde hace bastantes años ya, aportando luz a este desconcertado Dacio Gil, aunque es de suponer que don Ignacio no sea hoy muy optimista como vendrían a demostrar las conclusiones de su reciente libro relativo al Estado Social, en el que se posiciona sobre la inexistencia de soluciones socialdemócratas al actual sistema de convivencia humana de raíz europea. En Luis Rojas Marcos encuentra también este Gil un elemental armazón sobre el optimismo que no termina de propulsar al usufructuario de esta tribuna, aunque pueden proponerse sus consejos a los demás si lo que se quiere es ser un "optimista realista". En los escritos ya tradicionales Francesco Alberoni se encuentran razonamientos para ser optimistas, posiblemente porque se expresa como un sociólogo que recomienda, como Frankl, el enamoramiento el amor. Aspectos éstos de enamoramiento y amor sobre los que habrá que hablar en lo sucesivo para intentar un punto de apoyo que posibilite superar la presente crisis y el estado de excepción que viene acompañándola.

Habrá que empezar inscribiéndonos en las clases del Doctor Pangloss, dejarnos aconsejar por el sabio maniqueo Martín, escuchar el optimismo de Cándido y reflexionar de la mano de Voltaire en la traducción de Leandro Fernández Moratín de Cándido o el optimismo. Si no nos resultara suficiente lo anterior podríamos intentar, de la mano de Leonardo Sciascia (Cándido o un sueño siciliano) fomentar si no nuestro optimismo, si al menos el amor por los seres humanos que aman a los seres humanos escuchando las impertinentes preguntas de Cándido Munafo y las respuestas del sacerdote Antonio Lepanto. Tras unas y otras nos toparemos con el Amor, porque las cosas siempre son sencillas. Y el amor es sencillo aunque sus consecuencias complejas. las cosas sencillas sólo las complicamos las mujeres y los hombres. La sempiterna historia de la estupidez humana de la que no se salvan ni la economía ni la información.

Si intentamos trascender a Voltaire (Sciascia parece más pegado al terreno, parece un optimista muy bien informado) en aquello de que el optimismo es la manía de seguir pensando que todo está bien cuando las cosas van mal, acaso encontremos el camino positivo. En la "sociedad- casino" en la que nos encontramos, tenemos depositados todos los ahorros en la selección de futbol como lenitivo a nuestra depresión colectiva. Los representantes institucionales sueñan con una foto junto a la copa del mundo. Hemos empezado en Sudáfrica como en el Mundial de España, que terminó produciendo la gran depresión del "porco governo" que antecedió al triunfo electoral del PSOE. La historia nunca se repite de manera idéntica pero...
Si la selección de futbolistas españoles terminara eliminada a las primeras de cambio, posiblemente asistiríamos al desastre nacional y los restantes desastres financieros y europeos serían paradójicamente considerados secundarios. Esas son las consecuencias de la sociedad del espectáculo y de la histeria de los medios de comunicación. Sociológicamente considerada, la decepción del Mundial de naranjito fue un desastre para los hombres, que eran mayoritariamente los hinchas y forofos. Hoy se han incorporado muchas mujeres a la simbología futbolera. De producirse -ojalá que no, por el bienestar momentáneo de la comunidad-, sería un desastre intersexual o de ambos géneros; aunque en Sudáfrica sólo pateen el balón los aristocráticos representantes del género masculino.

Decepcionados también con el futbol, tendremos que lanzarnos a la búsqueda de la mejor agencia matrimonial y de contactos, para que nos vaya preparando el casamiento de don pesimismo que sabe distinguir como nadie entre las falsas ilusiones y los peligros acechantes en esta sociedad y doña optimista que, enfundada en la roja y tocada con todo tipo de bufandas, es un prodigio en reconocer las posibilidades que presentan los retos que apuntan nuevas condiciones favorables para la convivencia. Las agencias mercantiles matrimoniales de prestigio, tan comunes hoy en día ante la incomunicabilidad humana, terminan consiguiendo ayuntamientos impensables e incluso imposibles. Seamos optimistas ahora que los otros Ayuntamientos se han quedado desnudos y han enfilado su faz recaudatoria hacia los coches y las motocicletas. No queda otra que regenerarnos con optimismo. Todo sea por las nuevas generaciones.

lunes, 14 de junio de 2010

EL AJUSTICIAMIENTO DE CUALQUIER HOMBRE HONRADO: RICHELIEU Y HOY.

Un fraterno amigo de este viejo Dacio Gil que en su juventud gustaba de las mujeres maduras, contaba que frecuentaba a Richelieu y a Mazarino en sus elegantes sedes del paseo de Eduardo Dato y que allí se daban encuentro mujeres y hombres para tomar una copa y entablar amigable conversación y lo que subsiguiera después. Este Gil puede testificar que las sedes de ambos cardenales se encontraban atestadas los viernes por la noche, pues Richelieu y Mazarino resultaron ser sendos casi colindantes pubs en los que ligaba personal con cierta categoría, entre los que sobresalían separadas y separados. O eso decían ser. Hoy deben haber quedado algo "demodés" y Dacio Gil cuando pasa por el paseo de Eduardo Dato en Madrid siente cierta nostalgia de su fraternal amigo y compañero de fatigas juveniles. Asimismo, la mención a Richelieu evoca siempre a este Gil dos preciosas ciudades francesas, por un lado, la preciosa localidad marítima de La Rochelle; por otro la no menos bella población interior de Compiègne.

Una inquieta y amable comunicante remitió hace unos día a este viejo Dacio Gil un correo con una frase del cardenal Richelieu que ha dejado trastornado al usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia. Dice así: "Que me den seis líneas escritas de puño y letra del hombre más honrado del mundo y encontraré motivo para hacerle ahorcar". Este viejo Gil de inmediato ha reconocido en ella la situación actual de la justicia española. Si no de toda (que siguiendo a Nieto, eso parece) sí al menos de un sector mayoritario de la justicia. Si uno repasa el estado actual de la justicia comprueba que la entropía se ha apoderado de este sistema humano de sedicente resolución de conlictos, que ha quedado reducido lamentablemente a un sistema de aplazamiento indefinido de soluciones en el que prima la irresponsabilidad organizada. Los ciudadanos la sufragamos y la sufrimos.

En la justicia española actual si, por ejemplo, uno decide decir la verdad descarnada (pero la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad) corre el riesgo de que intenten procesarlo por injurias y calumnias cuando, sin ir más lejos, a los terroristas de ETA se les permite decir en juicio barbaridades mucho mayores. Alejandro Nieto llama facilismo judicial a lo que está sucediendo en los órganos judiciales, que intentan que todo el mundo mire para otro lado cuando a juezas y jueces un caso les incomoda o piensan que no se lo podrán quitar de un plumazo formal. Desafueros provocados por juezas y jueces puede este Dacio Gil citar en buen número. Sobre todo relativos a la auténtica impunidad con la que actúan los representantes del Poder Público Estatal despreciando una y otra vez el derecho vigente: auténtica impunidad guatemalteca. Como ejemplo paradigmático, algún día este viejo Dacio Gil exhumará en esta tribuna el cadáver del abogado Rodrigo Rosenberg Manzano que anunció con antelación mediante una grabación audiovisual que iba a ser asesinado institucionalmente. Se trata de un caso gravísimo de la "razón de Estado" ocurrido en pleno siglo XXI, ejemplificador de lo que está sucediendo en el mundo. Como es de suponer, la respuesta institucional ha sido (con la participación del Fiscal español Carlos Castresana) negar la mayor y propalar que el abogado planificó su propia muerte: esto es, que lo suicidaron. El tema es tan gravísimo que será tratado como se merece en un próximo post. Quede únicamente la reseña de que situaciones similares ocurren en España, aunque pueda parecer imposible: se percibe un inconfundible aroma a impunidad guatemalteca a la que no son ajenos ni jueces ni fiscales que operan ya como auténticas instituciones fallidas a las que los ciudadanos conformes parecerían haberse acomodado a aceptar resignadamente. Como siempre hace, este viejo y dolorido Dacio Gil no habla ni a humo de pajas ni como agua de borrajas: todo tiene un fundamento, una justificación y un respaldo. Debe quedar claro que es de plena y radical aplicación a la realidad española del siglo XXI la frase de Richelieu remitida por tan íntegra y justiciera comunicante: "Que me den seis líneas escritas de puño y letra del hombre más honrado del mundo y encontraré motivo para hacerle ahorcar."

Para ilustrar el presente post Dacio Gil acudió a su biblioteca para documentarse sobre el cardenal con tan mala fortuna que sólo tiene referencia documental de tan ilustre gabacho por un libro sobre la guerra de los 30 años, tres enciclopedias y Los tres Mosqueteros de Alejandro Dumas. En esa operación de rebuscar en su extensa colección de biografías de personajes ilustres y no ilustres ha perdido exactamente una hora. Por el contrario, Wikipedia en un santiamén ha aportado una abigarrada secuencia de datos que han terminado inquietando a este viejo Dacio Gil: que si persecución a determinados estamentos; que si destrucción de todas las fortalezas interiores; que si la creación de impuestos (las célebres gabelas) que crujieron a los segmentos más pobres de la sociedad, excluidos nobles, burguesía y clero; que si fomentó los servicios de espionaje del Estado y los funcionarios recaudadores; que si llevó a cabo la centralización del poder; que si Nosotros la Cultura; que si murió multimillonario; etc., etc., etc. Por otra parte, en la novela de Dumas se le presenta como malvado.

¿No les suena todo a la Europa de pleno siglo XXI?

domingo, 13 de junio de 2010

EL OPTIMISMO DE UN FILÓSOFO POLÍTICAMENTE INCORRECTO.

Obligado es que vaya por delante la aclaración de que este viejo Dacio Gil no pretende en modo alguno hacer un ejercicio de erudición. Antes al contrario, únicamente pretende incitar a recuperar la funesta manía de pensar aunque ello nos merme cierta cuota de felicidad. La incitación en el presente post estaba en los ciudadanos conformes fuertemente vigilados y en el diluvio de per-suasiones y di-suasiones que a diario nos cala hasta los huesos. Además incitaba a considerar los clichés y estereotipos, en suma los “corses” con los que nos movemos. La frase del filósofo a descubrir era también un elemento a la recapacitación.

Como fiel seguidor de este blog desde el inicio, Gruten ha vuelto a dar en el clavo identificando al autor e incorporando un buen florilegio de atinados aforismos como el que dice “La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.”. Gruten ha sabido desliar el ovillo desde el primer post del usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia que se titulaba Aurora. Y Aurora es un conjunto de cinco libros de nuestro filósofo en el que vierte consideraciones sobre la moral, la filosofía, el arte y la propia vida. Con ese dato enriquecido por los abundantes conocimientos, Gruten (que se presenta siempre bajo veste de una humildad que no se compadece con su acervo de conocimientos) ha llegado atinadamente a descifrar que el autor es Friedrich Wilhelm Nietzsche, aquel filósofo que atronó con “Yo soy dinamita. Contra todo lo creído, exigido, santificado…”

De Nietzsche se destaca que fue el fortalecedor del nihilismo; que sirvió de sustrato para el nazismo; que vertebró una teoría trágico-vitalista; que secundó a Shopenhauer en su pesimismo; que fue un fatalista sobre el futuro; que representó cierto cinismo; que era un hombre de constante salud quebradiza; que le atormentó su amor por Lou Andreas Salomé; y que fue un filósofo que tras abrazarse desconsolado en plena vía pública a un caballo que estaba siendo maltratado por su dueño, terminó demenciado comiéndose sus propios excrementos. Todos tópicos, pues si bien algunos son verídicos otros como ser sustentador del nazismo han quedado absolutamente refutados por recientes investigaciones: ni los mandamases nazis leyeron nunca a Nietzsche, ni éste escribió nunca nada sobre la raza aria (al contrario, sintió siempre gran respeto por los judíos ni conjeturó ni animó el advenimiento del totalitarismo político. En medio de esos clichés la frase que el año nuevo de 1882 escribió en Sils, mientras se restablecía de un empeoramiento en su enfermedad a la orilla del lago, como inicio del cuarto libro de “la gaya ciencia” (o “el gay saber” para que no haya susceptibilidades de género) desconcierta por su arrebatador optimismo y asertividad.

Hace unos años sólo los muy leídos como Gruten o los seguidores del filósofo sajón y los especialistas o académicos hubieran detectado la identidad del autor. Sin embargo hay un elemento que permite identificarlo, la utilización del modismo latino “Amor Fati” (más o menos, amor al destino). Con el advenimiento de internet las cosas se han facilitado mucho. Umberto Eco en un artículo de 2006 (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=775943) advertía de los peligros de Wikipedia; reparos que ha mantenido recientemente en 2008(http://www.elpais.com/articulo/portada/sienta/totalmente/feliz/cretino/elpepusoceps/20080330elpepspor_8/Tes), pero hace bien poco en una entrevista en El País (http://www.elpais.com/articulo/portada/Umberto/Eco/Desgraciadamente/futuro/Europa/sera/Italia/elpepusoceps/20100425elpepspor_8/Tes) ha dicho, entre otras muy jugosas cuestiones, textualmente lo siguiente: “yo soy muy crítico con Wikipedia, porque contiene noticias falsas. Las hay también sobre mí, falsas y no falsas, pero utilizo Wikipedia, porque si no, no podría trabajar. Mientras escribo, por ejemplo, Tirso de Molina y no me acuerdo de cuándo nació, voy a Wikipedia y lo miro, en cambio antes tenía que coger la enciclopedia y tardaba media hora. Antes los apocalípticos no usaban estas cosas: escribían a mano con la pluma de ganso.” Eso es precisamente lo que este viejo Dacio Gil quiere destacar. Que Wikipedia coadyuva enormemente a disponer de una información complementaria. Que un uso prudente de ese instrumento enciclopédico espontáneo facilita mucho las cosas. Por ejemplo, en el caso presente, solo indicando “Amor Fati” nos facilita el significado, el autor y pone a nuestra disposición una de las muy horrorosas traducciones (es atinado aquí el “traduttore traditore!”) disponibles de Nietzsche, que confunde más que aclara, aunque es una de las existentes en español.

Salvo que se disponga del acervo demostrado por Gruten, que además aporta un granado florilegio de brillantes aforismos del autor (como la atinadamente complementaria: “Mi fórmula para expresar la grandeza del hombre es no querer que nada sea distinto, ni en el pasado, ni en el futuro. No sólo soportar lo necesario sino amarlo."), Wikipedia facilita mucho las cosas. Debe de ser reconocido así, como hace el sabio semiólogo de Alessandría.

Gruten una vez más enriquece este post y demuestra su acervo cultural. En otros casos, seamos claros, Wikipedia nos facilita una primera etapa de identificación y conocimiento. Y eso debe de ser saludado con justeza

La frase de 1882 es a juicio de este Gil muy apropiada a los tiempos que corren. Nietzsche nos puede ayudar como brújula para el futuro. En esa línea se manifiesta el provocador y nietzscheano Peter Sloterdijk, sobre el que nos tendremos que detener próximamente con cierto detalle.

viernes, 11 de junio de 2010

CIUDADANOS CONFORMES EN LA SELVA SUASORIA: CLICHÉS Y ESTEREOTIPOS

En esta sociedad de buenos y malos espectáculos, más parecida a una selva suasoria cargada de castigos (ciertos) y recompensas (a veces evanescentes, a veces falsas) los ciudadanos conformes fuertemente vigilados hemos de movernos entre los clichés y los estereotipos. Esa regla general admite muy pocas excepciones. Desde el fútbol que amenaza con ser durante un mes nuestra única dimensión, hasta la pseudopolítica. Desde las magnificencias de la organización de la ciencia en los países de segunda y tercera división, hasta las nuevas y viejas aristocracias. Desde la música a las letras. Se hace difícil en los tiempos que corren de la caducidad de la información detener la mirada y el alma en contemplación de un ser humano, una obra de arte o simplemente un acontecimiento trivial de los que acontecen cotidianamente. Tampoco se salva de esta tendencia la literatura o la filosofía.

Hoy este viejo Dacio Gil, pasado ya el ruido (¡Ay, la caducidad!) de la situación de los funcionarios y el estado de excepción, quiere proponer un juego que es casi un acertijo. Va a colocar una cita de un autor que tiene ya un claro encasillamiento y siempre es destacada una característica de él que le acompaña junto a alguna más. Siempre le acompañan esos calificativos, con lo que para el jugador que se preste a este juego que propongo, le será difícil identificar a primera vista al autor. Si se analiza detenidamente el texto, sin embargo, hay elementos que permiten identificarlo. El usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia dará un dato más: se trata de un filósofo.

Cuando el curioso jugador descubra al autor, se dará cuenta que los clichés y los estereotipos, incluidos los culteranos, fallan muchas veces. O traicionan. O confunden. La vida misma. O su excepción.
Además, de otra parte, comprobará otras cuestiones instrumentales que comentaremos en otro post.

Quiero aprender cada día más, ver la necesidad y la belleza de las cosas, y así llegaré a ser uno de los que las embellecen. Amor fati: ¡que esta divisa sea desde ahora mi pasión! No voy a entablar combate alguno contra la fealdad; no quiero acusar a nadie, ni siquiera a los acusadores. Mi única negación será la indiferencia. En resumidas cuentas: quiero ser algún día un hombre que sólo diga ¡sí!

miércoles, 9 de junio de 2010

EL EJEMPLO MORAL DE LOS FUNCIONARIOS HONESTOS EN MEDIO DE LA BULLANGA EXISTENTE EN EL RUEDO IBÉRICO

Habrá que dejar que se serenen los ánimos mediáticos. Ya habrá tiempo de hacer un cabal análisis retrospectivo. Pero algunas cosas han quedado meridianamente claras. Hoy, como pasa siempre en el día después, todos los implicados en la escenificación (el Gobierno fallido y los sindicatos trepadores y pesebristas) sacan pecho y entonan "hemos ganado". En un contexto tan prolongado en el que todo está manipulado, el manipular ahora unos y otros los datos es un pecado venial. Los sindicatos lo vienen haciendo desde hace mucho en las distintas administraciones. Con el PP sacan tajada porque ese partido prefiere comprarlos y colocarlos para que le garanticen la "paz social" (?) y silencien sus desmanes. Con el PSOE, son tratados de manera nepotista y raro es el jerifalte sindical que no se ha encumbrado al grupo A de la función pública por los caminos más sinuosos. Las disposiciones adicionales y transitorias del la ley de Medidas de la Función Pública son sólo una pequeña anécdota con lo que ha sucedido después con los castos principios "mérito y capacidad" violados repetida y sistemáticamente por ese violador en serie que goza de impunidad guatemalteca llamado nepotismo.

Dacio Gil ha conocido un jerifalte sindical que cuando llegó a jefe de personal no quería oír ni hablar de su pasado (y presente) sindical: era un auténtico tirano, reptando ante las jefaturas. Cualquier funcionario puede poner el ejemplo de cualquier sindicalista promovido a grupo A en cualquier administración: por lo general son manipuladores de los que sólo cabe desconfiar. De sindicalistas no usaban corbata. Como grupo A no se la quitan. En el caso de las sindicalistas del género femenino Dacio Gil puede airear una a la que se le preparó específicamente una prueba para acceder sin trabas a ese grupo: es un ejemplo de la malignidad más absoluta. Su lista de víctimas es interminable.

Los funcionarios honestos y cabales -los oportunistas y los "tibios" no, como es de suponer- recelan de los sindicatos. Ayer estaban, a no dudar, escindidos. Y hoy tampoco estarán satisfechos. Lo poco que puede pulsar este viejo Gil el ambiente de los funcionarios honrados y cabales (que son, además, los más comprometidos y socialmente implicados) conduce a considerar que estos funcionarios están hartos de ver ilegalidades de todo orden: pésima organización inducida adrede; "camarillas" de chivatos y súbditos; (M.I.A) Mediocridad Inoperante Activa; ejércitos enteros de personal de empresas (arrendamientos de servicios, auditorías externas, asistencias técnicas, personal de ETTs, personal de confianza, etc., etc., etc.) haciendo labores funcionariales y los funcionarios haciendo labores que las empresas tienen encomendadas por contrato de servicios; secretarias de Directores Generales que no son funcionarias sino que son empleadas de las empresas de arrendamiento y muchas irregularidades más. Hecha la ley, hecha la trampa: esas personas de las empresas, asesoradas por los propios directivos públicos, se hacen con pruebas y demandan luego en la jurisdicción social al organismo público y ¡Zas! Ya son fijos, y luego funcionarizados en la élite.

Las funcionarias y funcionarios cabales que esto viejo dacio Gil conoce ven todo eso y ya callan. Sensatamente. Hace tiempo que perdió las fuerzas para rebelarse. Toda la Aristocracia del Estado es igual sea quien sea el que gobierna: la élite funcionarial se lava las manos, sólo va a consolidar su máxima retribución, no existe la solidaridad ni vertical ni horizontal con los demás funcionarios, más allá del puro verbalismo. Podría decirse que, con honrosas excepciones, la administración es deliberadamente una organización tóxica y a los políticos no les interesa en modo alguno cambiar ese patrón perverso: lo necesitan así para campar a sus anchas despreciando la legalidad con descaro. Por eso se prima el incumplimiento generalizado y la aplicación estricta de un derecho que no se estudia en las universidades ni se aprende en los temas de oposición: el Derecho Cínico. De unos sindicatos que conocen todo esto y que obtienen "sinecuras" por su silencio ¿qué se puede esperar? Lo que esperan los funcionarios honestos y probos: Nada, a lo sumo la mentira y la manipulación.

El funcionario honesto y cabal se ha manifestado ayer de la única manera coherente a su conciencia. Es decir, intentando que lo le quiten ni un ápice más de su escuálido zurrón. Eso no quita para que en su fuero interno consideren con toda la razón del mundo que unos y otros de los actores de este sainete de bancarrota estatal sean Alí Babá y los 400.000 ladrones.

Dacio Gil quiere homenajear a las sufridas funcionarias y funcionarios por los que puede poner más que las manos en el fuego y felicitar su actitud coherente con su conciencia honrada. Y como presente intangible quiere ofrecerles -ya que no puede unas rosas (pero no las marchitas del Gobierno)- unos intangibles en forma de lecturas sobre funcionarios:

1) El hombre roto. Tahar Ben Jelloun. Anagrama 1994. La conmovedora historia de Mourad, un humilde funcionario marroquí honesto a carta cabal en un mundo de corrupción administrativa. Tahar Ben Jelloun es un magnífico escritor muy respetado y referente moral imprescindible. Cualquiera de los funcionarios honestos que Dacio Gil conoce se verá reflejado en él y reflejada la irracionalidad de las organizaciones corruptas.

2) La guerra de Fink. Martin Walser. Lumen 2000. Stefan Fink es otro funcionario honesto (este alemán) al que intentan -y logran- desalojar de su puesto con imputaciones falsas de un partido político. Es el debate interior entre el honor de la condición de funcionario y la propia conciencia. Termina venciendo la persona tras una larga batalla personal e institucional. El tribunal contencioso administrativo también participa en la Omertá o ley del silencio que le imponen. Martin Walser no necesita presentación: presenta los universos kafkianos como lo que son, mucho más frecuentes en la vida real de lo que parece.

3) España en astillas. Alejandro Nieto. Tecnos 1993. Contiene artículos muy atinados sobre la realidad administrativa. Especialmente la virtud recompensada y la piqueta. En este último (p. 119) Nieto concluía: "Con lo cual surge la última pregunta inquietante: ¿no será que el Estado procura deliberadamente quedarse solo? ¿No será que los políticos pretenden aislarse, para que nadie les moleste en el ejercicio de su profesión, y después de haber prescindido de los funcionarios quieren también apartar a los ciudadanos?". Alejando Nieto es imprescindible para hacerse una representación mental atinada de la realidad de la función pública. Viene clamando, como es de suponer, en el desierto. Una joya, como toda su obra. Se trata de un libro dificilmente encontrable.

4) Funcionario Público. Dolores Medio. Ed Destino. 1972. La historia humana de Pablo Marín un funcionario de correos que vive con estrecheces pero prima su honestidad a carta cabal. No sabe aprovecharse, no es ventajista. Dolores Medio ha descrito en sus novelas realistas a la denominada clase media funcionarial. Tanto funcionario público como Diario de una maestra describen a la perfección el mundo funcionarial.

5) El desierto de los tártaros. Dino Buzzati. Ed Gadir 2008. La carrera profesional del honesto y vocacional oficial Giovano Drogo en la Foztaleza Bastiani. La espera del ser humano. La vida oficial de un hombre en un vacío institucional inmenso. Una obra maestra, como Un Amor.


Y como en este mundo de la red hay intrépidos que acceden a cualquier documento histórico, es recomendable el programa de La Clave de TVE dirigido por J.L. Balbín titulado "Los Funcionarios", en cuyo debate participaron entre otros Alejandro Nieto, Alfonso Guerra, Enrique Veloso (creo recordar) y Jesús Vicente Chamorro. Antes del debate se exhibió la película de Il Cappoto de Alberto Lattuada, adaptación del relato de Nicolás Gogol el abrigo o el capote (puede encontrarse, junto con otros cuatro relatos, en Historias de San Petesburgo. Alianza 1998). Un muy humilde funcionario municipal apellidado De Carmine que vive con grandes estrecheces y sólo dispone de un abrigo muy muy desgastado. Su ilusión es zurcirlo y remendarlo, pero termina encargándose uno. Alcanzada la ilusión del capote a medida, su vida no deviene a mejor.

Reconocimiento, ánimo y enhorabuena a los funcionarios honestos y cabales que una vez más han demostrado sentido común y buen juicio en esta escombrera institucional que es la España de 2010. Debatiéndose contra su propia conciencia que repele el estado de excepción del Gobierno, no han permitido que les diezmasen aún más su magro estipendio. No se han prestado a la bullanga. Han mantenido su dignidad ante los manipuladores. ¿Cuál será su destino si el estado de excepción se mantiene?