Jamás pensó el viejo Dacio Gil que el tema del "clan Soraya" y los abogados del estado metidos a getores públicos y recaudadores privados pudiera dar para tanto. O es que la sociedad civil y la democracia (a no confundir con el chiringuito electoral preparado por don Mario Conde) han tocado fondo o es que la ciudadanía está tan desesperada que no quiere más oir sandeces a los políticos y a los representantes institucionales. Todo el mundo parace haber dicho ¡Basta ya de solemnes majaderías!
Viene toda esta entradilla a cuento porque hace unos días recibió el usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia un mensaje de voz en su contestador telefónico. Era del ilustre miembro de los prejubilados truncos don Eutimio Cañizarreta que le llamaba a capítulo de manera urgente. Le hacía notar que la ATP (Asociación –Trobada- de Truncos Prejubilados) llamaba perentoriamente a consultas al viejo –y tenista veterano- Dacio Gil.
Cañizarreta es una autoridad mundial entre los “analistas de inteligencia”. Año tras año los dirigentes del Master sobre la materia de la Universidad Rey Juan Carlos le persiguen para que participe en sus cursos. Se diría que también pretenden hacerle doctor honoris causa de esa Universidad como a don Félix Sanz Roldán. También Cañizarreta mantiene a varias familias (y muchas más si hubieran contabilizado todas las relaciones estables mantenidas con mujeres 10 a lo largo de su azarosa vida). Cuenta con la amistad de Vladimir Putin y de Leon Panetta y conoce personalmente a Ettore Gotti Tedeschi, banquero del Vaticano. Tiene contactos al más alto nivel con el M16 y con el ministerio de seguridad chino. Dice tener las claves del asesinato de Gereth Williams y de la deserción de Yu Qiansheng. Ha confraternizado en noches locas con Francisco Paesa y mantiene una relación más que fraternal con Duane Dewey R. Clarridge, el ex agente de la CIA de 79 años que dirige desde la psicina de su chalet cerca de San Diego (California) una CIA privada. Cañizarreta, como Paesa y Clarridge, considera que los servicios de inteligencia están plagados de burócratas y abogados. Como el norteamericano, Cañizarreta ha vivido parte de su vida al filo de lo imposible, lo que le ha comportado un aura especial entre las mujeres más espectaculares del planeta provocando la envidia, no siempre sana, de la mayoría de burócratas, leguleyos y militares metidos a espías. El bueno de Eutimio se sabe al dedillo el mérito y la capacidad requeridos para acceder a los puestos funcionariales de delegados del CNI en el extranjero, asimilados a la legación diplomática. Tiene datos y detalles de la nueva secretaria de La Casa y ha mantenido relaciones con bellas espías que envidiarían la mayoría de los mortales. Junto a Dewey participa con frecuencia en congresos de la American International Security Corporation. Ni que decir tiene que el afamado historiador londinense del espionaje, John Keegan, recientemente fallecido, ha tenido siempre a Cañizarreta como fiable garganta profunda de los meandros de la inteligencia civil y militar.
La llamada de Cañizarreta inquietó en grado sumo al viejo Dacio Gil, imaginando que querría hablarle de los múltiples escándalos (internos y externos) que asolan a la policía entre los que Interligare es sólo la punta del iceberg. El viejo Dacio Gil ya se ha detenido sobre esta materia en varios posts, incluso antes de que Eutimio Cañizarreta se incorporase con todos los honores a la ATP (asociación de truncos prejubilados). Quedó sorprendido, sin embargo, cuando le anunció que quería hablar de bottom. De inmediato creyó Gil que querría hablarle del escritor suizo Alain de Botton o de su reciente último libro Religión para ateos. Por de Botton el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia siente una especial admiración por su exitoso tránsito desde la reflexión del amor al de la divulgación de la ciencia, incomparablemente más cabal y atractivo que el emprendido por la factoría Punset. Pero no, Cañizarreta no se había siquiera planteado hablar del autor suizo. ¡Quería hablar de traseros! Y ahí creyó encontrar Gil la clave hermenéutica del mensaje cifrado: supuso que se referiría al número del 30 de julio de la revista Interviú (una revista predominantemente de culos y tetas) en cuya portada aparecen los olímpicos culos de Patricia Serrapio y Ana Torrijos y que en la páginas 18 (a la la 21, la inmediatamente anterior al reportaje sobre las dos atletas) se contiene un artículo titulado “El cajero del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, jubilado en 2010, desvió a las cuentas de un amigo pintor y de su hija 1.600.000 euros. El funcionario que (se) pagaba demasiado.” Pero supuso mal, aunque Cañizarreta y Gil habían intercambiado hace tiempo información sobre este caso y era dable que fuese el motivo de la llamada. El viejo Dacio Gil tiene criterio al respecto y tiene perfectamente contextualizado el caso Fernando Belinchón, por lo que no habrá más remedio que manifestarse en breve. Pero tampoco era éste el motivo de la citación, aunque en el momento procesal oportuno el viejo Dacio Gil deberá volver, por puro imperativo moral, sobre este escándalo institucional institucionalizado.
Nunca pudo imaginar que los cultos integrantes de la ATP, la mayoría funcionarios a los que se les han recortado los atributos, se plantearan siquiera hablar de culos a nivel informal, por más que todo en España vaya como el culo. Pero era claro que estaba siendo convocado por sus hermanos truncos para hablar formalmente de la repercusión de su último post. En un intento de eludir los rigores estivales, había sido convocado en el banco a las 8,30. Y allí que se presentó a comparecer el viejo Dacio Gil con sus papeles bajo el brazo.
Viene toda esta entradilla a cuento porque hace unos días recibió el usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia un mensaje de voz en su contestador telefónico. Era del ilustre miembro de los prejubilados truncos don Eutimio Cañizarreta que le llamaba a capítulo de manera urgente. Le hacía notar que la ATP (Asociación –Trobada- de Truncos Prejubilados) llamaba perentoriamente a consultas al viejo –y tenista veterano- Dacio Gil.
Cañizarreta es una autoridad mundial entre los “analistas de inteligencia”. Año tras año los dirigentes del Master sobre la materia de la Universidad Rey Juan Carlos le persiguen para que participe en sus cursos. Se diría que también pretenden hacerle doctor honoris causa de esa Universidad como a don Félix Sanz Roldán. También Cañizarreta mantiene a varias familias (y muchas más si hubieran contabilizado todas las relaciones estables mantenidas con mujeres 10 a lo largo de su azarosa vida). Cuenta con la amistad de Vladimir Putin y de Leon Panetta y conoce personalmente a Ettore Gotti Tedeschi, banquero del Vaticano. Tiene contactos al más alto nivel con el M16 y con el ministerio de seguridad chino. Dice tener las claves del asesinato de Gereth Williams y de la deserción de Yu Qiansheng. Ha confraternizado en noches locas con Francisco Paesa y mantiene una relación más que fraternal con Duane Dewey R. Clarridge, el ex agente de la CIA de 79 años que dirige desde la psicina de su chalet cerca de San Diego (California) una CIA privada. Cañizarreta, como Paesa y Clarridge, considera que los servicios de inteligencia están plagados de burócratas y abogados. Como el norteamericano, Cañizarreta ha vivido parte de su vida al filo de lo imposible, lo que le ha comportado un aura especial entre las mujeres más espectaculares del planeta provocando la envidia, no siempre sana, de la mayoría de burócratas, leguleyos y militares metidos a espías. El bueno de Eutimio se sabe al dedillo el mérito y la capacidad requeridos para acceder a los puestos funcionariales de delegados del CNI en el extranjero, asimilados a la legación diplomática. Tiene datos y detalles de la nueva secretaria de La Casa y ha mantenido relaciones con bellas espías que envidiarían la mayoría de los mortales. Junto a Dewey participa con frecuencia en congresos de la American International Security Corporation. Ni que decir tiene que el afamado historiador londinense del espionaje, John Keegan, recientemente fallecido, ha tenido siempre a Cañizarreta como fiable garganta profunda de los meandros de la inteligencia civil y militar.
La llamada de Cañizarreta inquietó en grado sumo al viejo Dacio Gil, imaginando que querría hablarle de los múltiples escándalos (internos y externos) que asolan a la policía entre los que Interligare es sólo la punta del iceberg. El viejo Dacio Gil ya se ha detenido sobre esta materia en varios posts, incluso antes de que Eutimio Cañizarreta se incorporase con todos los honores a la ATP (asociación de truncos prejubilados). Quedó sorprendido, sin embargo, cuando le anunció que quería hablar de bottom. De inmediato creyó Gil que querría hablarle del escritor suizo Alain de Botton o de su reciente último libro Religión para ateos. Por de Botton el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia siente una especial admiración por su exitoso tránsito desde la reflexión del amor al de la divulgación de la ciencia, incomparablemente más cabal y atractivo que el emprendido por la factoría Punset. Pero no, Cañizarreta no se había siquiera planteado hablar del autor suizo. ¡Quería hablar de traseros! Y ahí creyó encontrar Gil la clave hermenéutica del mensaje cifrado: supuso que se referiría al número del 30 de julio de la revista Interviú (una revista predominantemente de culos y tetas) en cuya portada aparecen los olímpicos culos de Patricia Serrapio y Ana Torrijos y que en la páginas 18 (a la la 21, la inmediatamente anterior al reportaje sobre las dos atletas) se contiene un artículo titulado “El cajero del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, jubilado en 2010, desvió a las cuentas de un amigo pintor y de su hija 1.600.000 euros. El funcionario que (se) pagaba demasiado.” Pero supuso mal, aunque Cañizarreta y Gil habían intercambiado hace tiempo información sobre este caso y era dable que fuese el motivo de la llamada. El viejo Dacio Gil tiene criterio al respecto y tiene perfectamente contextualizado el caso Fernando Belinchón, por lo que no habrá más remedio que manifestarse en breve. Pero tampoco era éste el motivo de la citación, aunque en el momento procesal oportuno el viejo Dacio Gil deberá volver, por puro imperativo moral, sobre este escándalo institucional institucionalizado.
Nunca pudo imaginar que los cultos integrantes de la ATP, la mayoría funcionarios a los que se les han recortado los atributos, se plantearan siquiera hablar de culos a nivel informal, por más que todo en España vaya como el culo. Pero era claro que estaba siendo convocado por sus hermanos truncos para hablar formalmente de la repercusión de su último post. En un intento de eludir los rigores estivales, había sido convocado en el banco a las 8,30. Y allí que se presentó a comparecer el viejo Dacio Gil con sus papeles bajo el brazo.
A toro pasado se puede afirmar que la crisis de extinción de la clase media funcionarial y no funcionarial ha socavado las bases científicas de los prejubilados truncos del banco pues todos aparecieron provistos de fina artillería y su proverbial y potente aparataje dialéctico. Era relator, por supuesto, Cañizarreta que hizo una sintética introducción conectada con aquellas memorables e interminables sesiones pasadas sobre capital erótico y déficit sexual masculino. Una vez puesto el tema en lidia comenzaron los fuegos cruzados de reflexiones varias. Florencio Atarazana, inspector de aduanas, comenzó saludando el contenido del post pero haciendo notar que se había omitido mencionar a otras jerarcas del trasero sublime. Que había olvidado Gil -sostenía Atarazana- mentar el mejor culo en acción, de movimientos siempre armónicos, el de la modelo colombiana Lorena Orozco. En esa línea contundente, el comerciante filatélico Arturo Cañete apuntó a la casi caribeña Eva Mendes y a la colombiana Sofía Vergara. Félix Tendero, estanquero con cava propia, objetó que el mejor trasero deportivo es el de Bar Rafaeli aparecida recientemente haciendo pareja con Rafael Nadal, otro culo cotizado, aunque para Tendero la imagen más cautivadora de Rafaeli es en la que aparecía con su cuerpo cubierto de lodos a las orillas del mar muerto. El catedrático de estética José Argote mencionó como ineludible la culminación ascendente de las bellas piernas de Nieves Álvarez como icono esencial en la materia a lo que Cañete adicionó a Eugenia Silva. Modesto Monge, titular de un concesionario automovilístico, quiso destacar la imagen juvenil, casi adolescente de Natalia Vodinova y de Edie Campbell.Tras una erudita discusión, el notario Carlos Castroviejo introdujo el tema de los cánones estéticos que adornan a todas y cada una de las jóvenes modelos de la marca Intimissimi en lo que de inmediato fue replicado por Ernesto Bonanova que apuntaló la afirmación de que la figura cimera era, sin discusión, la modelo de Valentino Natalia Vodinova. Jesus Arroyo, estilista de interiores, recomendó no cegarse con los iconos juveniles y patrocinó se valorase la belleza madura de Inés de la Fressange. Manolo Soria, que es bailarín del Ballet Nacional, quiso destacar el valor coadyuvante de la lencería que realza tanto culos como bustos. Habló del papel de la lencería de lujo como la que diseña Velérie Delafosse para la firma Eres que ha optado, en época de pesimismo, por los tonos alegres que pongan en apuros el tradicional negro que tanto realza a la mujer, proclamando que la ropa íntima debe de resistir un examen próximo y minucioso y ser distinguida desde lejos. Soria defendió la obsolescencia de los tangas y el auge de los coulottes y los comfortisse bra sin costuras, cierres ni aros; las transparencias; los encajes y las braguitas vintage de talle alto. Apunta la proliferación de corsés y fajas. En este punto Abdón Cantero, guardia civil de tráfico, quiso destacar las fajas de la firma Slim & Lift Aire con bandas triangulares especiales para reducir la tripa y una banda en forma de V en la parte trasera para subir ligeramente los glúteos, o las de la marca Janira Secrets, de silueta perfecta con efecto tanga, vientre plano y efecto silueta anti cartucheras. Lejos, eso sí, de las fajas champions Spanx. Enzo Curto, veterano profesor de tenis, replicó que a esos coadyuventes glúteos no se les puede llamar en puridad lencería sino mercería barata y que, de siempre, las fajas han sido tenídas como armaduras contra el sexo y el erotismo. Mariano Villalba, registrador de la propiedad, intervino en una cuestión de orden para defender el papel de la alta corsetería que hoy en la neolingua se denominaría "lencería moldeadora" con gran cantidad de productos como bragas-faja, shapers, girdlies (fajas con liguero), bodyshapers, fajas-falda, enterizas, fajas-pantalón corto, fajas-pantalón largo, camiseta, corpiño y demás fajas que levantan los glúteos y la moral de sus portadoras de cierta edad haciendo visible lo devenido invisible. Villalba, que se tiene por un Casanova toco-mani-culeador (expresión empleada en las noches desveladas en los jardines de las caballerizas de la UIMP allá por los albores de los años 80 del siglo pasado) sostiene que no son un obstáculo para los juegos eróticos y la relación galante, aunque a los prejubilados truncos, que perdimos su técnica práctica hace tiempo, sólo nos cabía creerle a pies juntillas. En esos temas, los truncos ya sólo practicamos el deporte virtual de la contemplación o la imaginación, ni furtivos e ingenuos spanks ni cachetitos rijosos nos atrevemos a repartir en un trasero de campeonato. Crecido por esa aseveración, el subteniente Ramírez abrumó a la consurrencia con sus datos de 2010: 216 millones de prendas de corsetería vendidas; 52,2 millones de euros gastados (frente a los 100 de las francesas); 141 millones de bragas vendidas (en ciclos cuatrimestrales); el 92 % de las mujeres usa alguna vez lencería moldeadora; 6 de cada 10 usan esa lencería con iniciales fines eróticos y un 20% usa liguero y corsé de forma regular. Arreciaron las protestas sobre la fiabilidad de los datos pero no se presentó ninguna impugnación formal, sólo el doctor Vázquez apuntó tímidamente que 30 minutos de patinaje refuerzan los glúteos y los mantienen musculosos y juveniles con mayor efectividad que subir escaleras. Uno de los más jóvenes, Matías Santerbás, de 63 años, preguntó si alguien sabía si aún seguían existiendo los "maravillosos" (sic) sujetadores Belcor, Intima Cherry o Warner's que tan bien aprendió a desabrochar en su juventud. No hubo respuesta audible para el secretario que levantaba el acta.
Felipe Asturias, administrador superior del Estado, propuso analizar los contenidos exclusivos de los calendarios de la marca Pirelli y la sensibilidad de sus sucesivos iconos anuales, con los traseros de Rinko Kikuchi o de Melgosia Bella en el de 2012, o el de Naomi Campbell en el de 1995. Todas, desde las míticas Sophia Loren o Yamila Díaz hasta el cénit que vendrá con el anunciado para 2013 con Adriana Lima embarazada o Kyleigh Kuhn, Liya Kebede, Petra Nemcova en la nueva visión (vestida) del fotógrafo Steve McCurry.
Desde el otro extremo del banco, Eliodoro Aceitón, cajero de Bankia, apuntó el tema de la mano que mece el culete en la sala Billionaire de Marbella, es decir: la mano de Flavio Briatore posándose sobre el espectacular trasero de la no menos espectacular Elisabetta Gregoraci. Y, en fin, para aportar persepectiva -aunque se salía del tema a tratar-, Amilcar Barca, sobrecargo de Iberia, planteó dos casos que ponen en aprietos muchas cosas, entre otras la lencería y los interiores. Por el lado masculino, el caso del hombre del enorme paquete sospechoso detenido en el aeropuerto de San Francisco obligado a mostrar sus enormes atributos del calibre 43: Jonah Falcon. Por el lado femenino, las medidas explosivas y fuera de control sostenible de la modelo Jordan Carver.
Pero el verdadero debate lo suscitó el catedrático de Semiología en la Facultad de Comunicación de la universidad de Teruel, Humberto Réplika, que planteó los usos y giros del lenguaje referidos al culo. Casi nuca neutros y asexuados pero, sorprendentemente, en su mayoría con connotaciones negativas, impropias de unas credenciales anatómicas tan maravillosas, apetecibles, cautivadoras y ensoñadoras. Réplika hizo una prolija enumeración de expresiones diversas cuyos detalles, definiciones y traducciones omite ahora reproducir el viejo Dacio Gil para no hacer más fatigosa su lectura. Como puede apreciarse, no aparece la expresión "tener culo para aprobar oposiciones" que empleaba el periodista Palomo en ABC:
Perder el culo. Caraculo. Poner el culo en posición. Apretar el culo. Ponerse hasta el culo. Tener culito de bebé. Quedar con el culo al aire. Ir de culo. Culear. Pegarse el culetazo. Partirse el culo por algo. Estar con el culo en la pared. Encularse. Culero. Tonto del culo. Culiparlante. Patada en el culo. Culo de mal asiento. Estar como el culo. Cristal de culo de vaso. Culin de vino. Hacer un culo pollo. Pasar del culo. Estar hasta el culo de alguien. Pensar con el culo. Ir de culo y contra el viento. Lamer el culo. Tener el culo cuadrao. Quedar a culo pajarero. Tener el culo pelao.¡Mueve el culo!. Estar en el culo del mundo. Culo veo culo quiero. O la expresión coloquial acalorada “…Y que no me entere yo que ese culito pasa hambre”.
Con la erudición del hermano semiólogo prejubilado trunco quedaron todos los cofrades boquiabiertos. Nunca antes el Umberto Eco hispano había osado tratar -al menos en la Logia- estos temas mundanos. Ante el aluvión de expresiones populares, el tecnólogo y experto en I+D+I, Abdon Colilla, nos previno a todos de que está más próximo de lo que pensamos el advenimiento del culete instrumental asexuado. Notició el artilugio inventado por Nabuhiro Takahashi llamado SHIRI (culo en japonés) que detecta –y parece provocar- diferentes emociones a los tactos humanos. Según parece, se pone y, a su vez, puede llegar a poner. Una especie de robot-culo que, al parecer, intenta reproducir los movimientos acompasados de los glúteos de la colombiana Lorena Orozco aunque es extremadamente improbable que lo consiga con el éxito que acompaña siempre a ésta, y que termina colocando al espectador en la fase más avanzada e incontrolable del cachetito espontáneo. Takahashi mantiene que con sus nalgas artificiales ha procurado ajustarse al lenguaje no verbal de las humanas y los humanos (“Quise utilizar el culo para reflejar emociones como el miedo, la alegría o la relajación”- dice Colilla que dijo el inventor. "El miedo es una emoción muy humana -muy viva- por lo que se expresa con fuerza tras un azote"). Si es cierto que las nalgas del robot responden a los cachetitos con temblores, a las caricias con un bamboleo lento señal de relajación y con placer a un manoseo cariñoso y galante, el robot es desde ya un enemigo de envergadura para Lorena Orozco y las demás portadoras y portadores de culos aristocráticos. Aunque lo malo no será sólo eso, sino -lo que es peor- que el sexo y la atracción sexual se deslicen por los ya proverbiales derroteros eróticos individualistas y solitarios de los japoneses. Fue preguntado Colilla por Andrés Larra, acomodador en del Teatro Español, por el efecto que el invento podría tener en el imperio nipón de los sinsexo y en el papel desempeñado por las geishas y su tradicional kirei (guapa, limpia y pura). El ponente no quiso -o no supo- responder. Señaló, eso sí, que él no era luddita y que no propondría quemar los Shiri inventados por Takahashi. Agregó que las niñas japonesas cada vez tratan de parecerse más a las muñecas occidentales, que ya no aspiran al kirei sino al kawai. Querrían ser más "monas" que guapas, realzando el culo.
El científico Abdón Colilla no quiso adentrarse en esas tierras movedizas (que no culos movedizos, que a lo mejor no le hubiera importado del todo) de los aspectos filosóficos de los culos y la lencería coadyuvante robotizados en el ocaso (aparente) de la civilización occidental. Tampoco se definió si en estos momentos de crisis institucional generalizada sería aconsejable que una agencia pública como el CSIC viniese a propiciar la creación de un Centro Mixto -y multidisciplinar- sobre culos sintientes y provocadores y lencería microfísica. De seguro, sus pensamientos invocaban secretamente a Mandelbrot mientras peroraba postreramente sobre el invento japonés...
Eran cerca de las 2 de la madrugada cuando los prejubilados truncos decidimos por unanimidad levantar la sesión y convocar otra para más adelante con la rúbrica recortes de las pensiones y postración definitiva del lumpenfuncionariado mediante nuevas minas-anti-pagas-extraordinarias.
De recogida hacia su casa, impactado por el nivel de erudición de los culiparlantes, el viejo Dacio Gil seguía dándole vueltas a las puertas giratorias y la nobleza de estado y su razón instrumental. Encontraba pocas razones para estar esperanzado con lo público. Trataba de encular todas esas nalgas con el asfixiante mundo vigilado que nos abruma cada vez con más precisión. Trataba de imaginar cuántos culos podrán caber, verbigracia, en la mandanga esa de la sociedad civil y democracia patrocinada por Mario Conde. Y cuántos de ellos estarían ya secretamente vigilados.
Alarmado por sus súbitos pensamientos, trató de detener el giro de su mente al modo más genuinamente budista. No quería ni pensar en el futuro que aguarda a los trabajadores en el seno de las empresas (públicas y privadas) en su mundo íntimo: un mundo extremadamente vigilado y penitenciario en el que el empresario no se verá obligado a respetar nada, ni siquiera la información contenida en el disco duro del ordenador del empleado. Los derechos a tomar por culo. Síntoma inequívoco de un acoso ya generalizado. Banalidad del mal en acción. Culos robotizados. Truncos prejubilados que nada quieren ya con las instituciones que antes reputaron sólidas y solidarias. Refugiados parecen estar en el academicismo -y en la fantasia erudita- sobre traseros y a esos o similares temas parecen querer dedicarse con ahinco en lo sucesivo.
Sin duda, algo les viene decepcionando de un tiempo a esta parte. Parecen apretarles los zapatos y sangrarles los callos pisoteados una y otra vez con falta de decencia. Les queda lo de siempre…lo tangible... aunque de escaso alcance ya en su edad tardía. Truncos también en el goce (apenas visual) de esas partes anatómicas… naturales, pues recelan de inventos para solitarios como el de Nabuhiro Takahashi y, mucho más, del de los esposos Hale. No creen en esa sociedad de consumo prometeica. A ese aparatejo con apariencia de pandero (ni la sombra de la respingona protuberancia animada de la Kardashian o la Orozco) y a las damas que eventualmente puedan lucir sospechosas prendas de lencería o corsetería eróticas si acaso sólo cabrá susurrarles muy, pero que muy bajito, aquello que se solía uno atrever a cantar cuando se jugaba al bingo familiar casero en torno a la mesa camilla: Cinco, Cinco...
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