martes, 24 de julio de 2012

DE CULOS ARISTOCRÁTICOS.


El viejo Dacio Gil tiene a Andrés Ortega por un fino analista de la realidad política y social. Tal vez su único acusado defecto haya sido prestarse a ser miembro del oscuro gabinete dirigido por José Enrique Serrano en la Moncloa en le época negra del  gnomo Zapatero. A pesar de ello, su capacidad de análisis debe servir para convertir en venial su pecado de colaboración con el insulso tándem Zapatero-Serrano. Recientemente ha publicado un libro junto a Ángel Pascual-Ramsay (¿Qué nos está pasando?) que apunta cosas interesantes a la par que inquietantes perspectivas de futuro. Pascual-Ramsay es un profesor de ESADE que últimamente, haciendo proselitismo de las decaídas escuelas de negocios, clama contra el funcionariato que viene pastoreando España desde tiempo inmemorial (hay que reformar el funcionariato y la judicatura, que parecen perviven en el siglo XIX). Funcionariato sería el gobierno de los cuerpos de élite funcionariales. Emplea el voquible funcionariato como sinónimo de  mandarinato de los altos cuerpos, en la misma acepción que Pierre Bourdieu (La noblesse d'Etat: grandes écoles et espirit de corps) lo hacía cuando analizó ese peculiar estilo de sociabilidad y de manejo del capital social-simbólico de relaciones al que agudamente calificó de  Nobleza de Estado. El propio Pascual-Ramsay se posicionaba recientemente sin tapujos en una columna en el diario EL PAÍS : "Debemos para ello liberalizar la economía, rompiendo el corporativismo que la tiene atenazada, y que resulta en un mercantilismo plutocrático dominado por las grandes empresas, en connivencia con los poderes públicos y en detrimento de la mayoría de empresas y emprendedores. Debemos reformar la Administración, para acabar con el corporativismo conservador del alto ‘funcionariato' y su práctica monopolización de la vida política." Ese funcionariato, representado por los abogados del Estado tipo Soraya Senz, que parece consentir -si no auspiciar- que vayamos hacia un inexorable desastre.

Pierre Bourdieu lo dejó plasmado con tremenda claridad y crudeza:

La moral del servicio público que gustan de profesar los altos funcionarios o patrones “tecnocráticos” encuentra sin duda algún fundamento objetivo en las disposiciones heredadas de un medio familiar que, tanto en el caso de la burguesía de vestimenta como en el caso de las fracciones asalariadas de la pequeña burguesía, fomenta el interés por los negocios y el culto al dinero: todo pasa en efecto como si los individuos salidos de estas fracciones de clase no pudieran afrontar los negocios más que al término de un rodeo legitimador por el aprendizaje escolar y el servicio público que les conducen a administrar los negocios ya hechos más que a hacer los negocios todavía por hacer, con todos los riesgos y todos los compromisos que ello puede implicar (…)

Pocos grupos dirigentes han reunido jamás tantos principios de legitimación tan diferentes, y que, aunque en apariencia contradictorios, como la aristocracia de nacimiento y la meritocracia del éxito escolar o de la competencia científica, como la ideología del “servicio público” y el culto a las ganancias disfraza como exaltación de la productividad, se combinan para inspirar a los nuevos dirigentes la certeza más absoluta de su legitimidad. La gran burguesía. Ese conjunto de linajes, casi todos parisinos, de banqueros, de industriales, de grandes patrones de Estados y de grandes burgueses de vestimenta, entre los cuales se redistribuyen el conjunto de posiciones de poder económico y político, a merced de las “vocaciones” y de las cooptaciones, con discontinuidades aparentes en la cadena mecánica de las sucesiones –pudiendo el hijo del banquero convertirse en profesor de la facultad de derecho, mientras que el hijo del profesor de medicina puede devenir patrón del Estado- tiende a ejercer en todos los ámbitos de la práctica un poder equivalente al poder sobre el capital económico que le asegura su capacidad de movilizar el capital financiero. La interpenetración del sector público y del sector privado, la coexistencia del modo de reproducción familiar y de un modo de reproducción de componente escolar corregido por el juego de la cooptación –que tienen en común hacer de la cultura y del arte de vivir burgués, muy ampliamente reconocidos como realizaciones de excelencia humana,la condición del acceso al poder económico-, todo ello hace de la combinación histórica así realizada un forma altamente eufemizada y sublimada de poder, que las denuncias ordinarias dejan intacta, a falta de cuestionar los fundamentos de la creencia que le es otorgada.”

Claro y demoledor el sociólogo francés que buceó en la distinción y en el capital simbólico.

Viene todo esto a cuento porque el diario ABC del pasado 22 de julio insertaba en su cuadernillo Los domingos de ABC (pp 62 a 64) un artículo de Graciano Palomo que llevaba por título Una generación para cambiar a España. Ni que decir tiene que el artículo se mueve en un mar de tópicos (incluídos los del éxito en el aprendizaje y la excelencia en el conocimiento, analizados por Bourdiou en la cita transcrita) y denota su marcada tendencia a ensalzar a los nuevos santos civiles, a la nueva camada de “reconocidos socialmente a través del Estado”. Se trataba, como no podía ser de otra manera, de los abogados del Estado que, de un tiempo a esta parte, han decidido asumir todas las parcelas de poder en la gestión pública (en espera de marchar o retornar a la privada por el simple giro de la puerta) ya que el asesoramiento al Estado lo han despreciado, dejándolo en exclusiva al mercado, en manos de las grandes corporaciones  de abogados nacionales e internacionales. Ellos y ellas ya no tienen a bien asesorar o litigar a favor del Estado. El periodista Palomo alude a la "gloriosa"promoción de abogados del Estado de 1996, el llamado “Clan de Soraya” entre quienes cree apreciar gran preparación técnica, discreción y trabajo. El artículo es interesante porque el curioso e inquieto lector podrá detectar la endogamia y la cantidad de “puertas giratorias” que se establecen entre los miembros y miembras de esta pujante aristocracia continuadora de los también gloriosos Osorio García, Conde, Isla y demás próceres nacionales que, antes que ellos, opositaron también al cuerpo nacional de abogados públicos. A juicio del viejo Dacio Gil el más descollante -y el que aporta un mayor lustre intelectual a esta aristocracía jurídica con aficiones de gestión en el mercado y en lo público- con diferencia es Luis María Cazorla Prieto, una mente extraordinariamente sólida y estructurada. Esta nobleza de Estado, por lo demás, aspira a ser reconocida con el  mismo timbre de honor que se atribuía a la sangre azul de la nobleza tradicional. Y para eso, en la sociedad que nos movemos hoy, es imprescindible que ciertos medios de comunicación propaguen a los cuatro vientos las pretendidas virtudes teologales que vendrían a atesorar. 
Pero lo que verdaderamente ha dejado atónito al usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia es una enigmática frase que aparece casi al final del artículo: “Este elenco de personas que demostraron tener “culo” para aprobar unas oposiciones muy duras y en general con cierto sentido de Estado y de su servicio…” La frase ha desconcertado por completo a Gil, pues, por lo general, jamás ha reparado antes en los culos de los opositores a leguleyos/as del Estado y menos aún en el culo de doña Soraya. La atención del viejo Gil siempre se focaliza en sus tacones y a la ambición desmedida que rezuma la susodicha. A las 8 miembras de la promoción del 96 que aparece en la fotografía facilitada por el ABC es imposible pulsarles la calidad de sus glúteos, lo mismo que a los 22 grises trajeados miembros masculinos de la citada promoción: Ni sus culos, ni su sentido del Estado ni su idea de servicio público están al alcance de poder ser ponderados con el visionado de la foto. Después de la lectura del ABC sabemos, eso sí, que son “listos del culo” pero no sabemos muy bien por qué. Pudiera ser que la mención al culo sea porque han calentado banquillo muchas horas estudiando, convocatoria tras convocatoria, pero muchas horas de banquillo producen un culo flácido y no el culo distinguido, duro y cautivador propio de nadadoras u otros deportistas. Al menos sobre el culo de María Dolores de Cospedal, otra conspicua representante de la nobleza de Estado, sabemos algo más, ya que lucía un trasero distinguido, apenas velado por un elegante terno de gris y negro, en aquella boda institucional del año celebrada en octubre de 2010.

Sea como fuere, el viejo Dacio Gil no entiende eso del culo para aprobar unas oposiciones. No quiere siquiera pensar en aquello de la “promoción canapé” para obtener plaza en unas sedicentemente reñidas oposiciones púb(l)icas. Mucho menos evocar aquellas notas características del cacicato estable que la sabiduría popular puso su paternidad en boca de don Antonio Maura y que terminaron por hacerse máximas incontrovertibles del actuar y el derecho administrativos: Al amigo el culo; al enemigo por el culo; al indiferente la legislación vigente.
Debe, pues, de de tratarse de un error de criterio en anatomía en el que habría incurrido el periodista Palomo. Parece haber confundido el culo con las témporas. O, al menos, los codos con el culo. Las epicondilitis con las almorranas, por ceñirnos a las patologías que les son propias a los respectivos atributos.
Codos en el estudio sí, pero…¿culo? Algo habrá querido dejar traslucir subliminalmente el periodista Palomo (el palomo mensajero de la nobleza de Estado) que el viejo Dacio Gil no acierta a comprender al no estar imbuido de la jerga periodística, por no estar ducho en las claves del lenguaje semi-culto de los periodistas.

El viejo Dacio Gil ya se ha posicionado con anterioridad sobre los culos en esta tribuna y hasta se ha pegado algún tremendo batacazo desde ella ante la visión impactante de algunos culos espectaculares. Reconoce que existe toda una jerarquía sobre culos, y recientemente el periódico La vanguardia (http://videos.lavanguardia.com/20120720/54327767863/los-mejores-traseros-de-barcelona.htmlm ) ponía en conocimiento general la elección de los mejores traseros de Barcelona, remedando a aquella brasileña y aquel francés que en 2008 fueron declarados en París los mejores culos del mundo. Justo es reconocer también que en las bodas se suele establecer una espontánea competición sobre culos al estilo blanquísimo de Pippa Middelton. La vestimenta y la dedicación femenina por destacar bellamente su presencia juegan a favor de obra. Pasa lo mismo las noches de los viernes en primavera y verano en las grandes urbes cuando las quinceañeras lucen sus escuetas minifaldas o mínimos pantaloncitos. Son el máximo exponente a la Pasión trasera, de la devoción por la reta-guardia: del culete que reta al guardia. Pasión que no sólo la acaparan los culitos de las quinceañeras, la retaguardia pluscuamperfecta de Kim Kardashian o los traseros imperiales de Rihanna o Jennifer López, pues también bellezas de cierta edad como Jane Fonda o Daphne Selfe lucen unos reversos espectaculares que cuestionan las huellas del paso de  los años. Esa pasión tampoco conoce de razas, etnias o colores pues ¿alguien duda de los traseros de la hindú Anouska Shankar, de la ucraniana Natasha Yarovenko o de la cubana Camila Castro? Tampoco en base a las tallas cabe jerarquizar los culos pues para unos el modelo es el escueto de la china Shu Pei o el plano y longilíneo de la rubia del anuncio de DKNY; para otros, los más moderados y ponderados, subyugarán los canónes medios de la brasilera Raica Oliveira o las redondeadas formas perfectas de Lizzie Miller o Kriten Stewart; mientras que para otros el ideal estético residirá en el rotundo, sólido, inapelable y XXL size trasero de la norteamericana Candice Huffline. Por supuesto, no cabe  hacer una clasificación disociada por sexos pues es sabido que la mayoría de las mujeres –según confiesan ellas mismas- suelen fijarse en primer lugar en los atributos glúteos de los hombres, tipo Matt Schiermeier o Jakub Stefano. Pero sobre esto tampoco cabe ser demasiado determinante ya que para otros y otras los traseros que realmente cautivan son los del maniquí Andrej Pejic, o del músico Bill kaulitz. O los de Lady Gaga, Agyness Deyn, Lulia T, o Milou Groesen, símbolos todos de la androginia y ambigüedad dominantes.

Es lo cierto, como señala Felix Rodriguez, catedrático de filología inglesa de la Universidad de Alicante (Diccionario del sexo y el erotismo), que “ha habido a lo largo de la historia un culto al culo musculoso, especialmente de la mujer. Particularmente valorado en la edad de piedra, en la Edad Media y en los siglos XVI-XIX. En el siglo XX cabe destacar la década de los cuarenta, en la que triunfó la cintura de avispa con caderas prominentes y la década de los ochenta, en la que tuvo su auge el body building, dándose valor a las nalgas redondas, firmes y sin grasas”.

Y a todo ello no es ajena la tecnología y las industrias del bienestar y el bienlucir. Todo un arsenal de técnicas para lucir reversura (hermosura trasera): Desde los procedimientos quirúrgicos de alta precisión, la cibercirugía o la laserlipolisis para modular gluteos y eliminar rollitos hasta las microcorrientes múltiples (Slow Life House) que refuerzan la musculatura glútea; o la combinación de radiofrecuencia bipolar, luz infrarroja, succión y masaje mecánico (técnica VelaShape). También las menos costosas, por supuesto, natación o subir escaleras ayudan al culo destacado por el filólogo, y, en el  caso de subir escaleras, lo mejor  es calzarse unas zapatillas deportivas del tipo easytone,  perfectas para terminar luciendo un culo deportivo. Y, si no es posible el ejercicio asistido, ahí están los aparatos Slendertone que activan sin esfuerzo los músculos del culete en sólo 4 semanas dejándolos en perfecto estado de revista.

Para los casos más resistentes siempre cabrá una vuelta al pasado ajustándose una de las milagrosas fajas Spanx para incitar al caballeroso azote que se debería quedar en eso, pues cabe suponer que puede ser altamente embarazosa su presencia en el caso de accederse a estadios superiores del protocolo galante. El viejo Dacio Gil se malicia que son las que suele calzarse para determinadas sesiones fotográficas Michelle Obama, pero el usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia carece de otros datos que no sean su intuición al contrastar la imagen de su trasero (imperial por otras causas) según las sucesivas fechas.
Además, toda mujer de cierta edad recordará los milagros que obraron aquellas fajas Shape sensations de la afamada marca Triumph. Sin tener que ir tan lejos en el tiempo, cabe aludir a la más reciente faja Gemma Perfect que dice garantizar una talla menos de cintura y un mayor realce de los glúteos. Y para erradicar por completo el fracaso competitivo en estos lujuriosos (intercambios de capital erótico) tiempos que toca vivir, siempre quedarán las tiendas de ropa colombiana con sus vaqueros levantacola, sus bodys reductores y corsets. No es opción a descartar la de los levantacola dado el alto capital erótico de las mujeres colombianas. Y que es una opción aclamada lo demuestra el lanzamiento reciente de los vaqueros milagro de Benetton, los Pin Up: curvas modeladas en una sola pieza de tejido Power stretch con un cosido sin costuras que, junto a una pieza secreta que alisa el vientre, contienen una especie de canesú interno en forma de corazón invertido para maximizar los gluteos en su proyección a unas largas piernas. Todo -dicen- sin tener que contener la respiración, sin la incomodidad de los gases y sin tener que recurrir a un asistente para que los encaje mientras se está tumbada ajustándolos al cuerpo. Los vaqueros  levantacola a la italiana, con precios en euros.

Pero lo más de lo más, al humilde  juicio del viejo Dacio Gil, la mejor  de las alternativas  es el método de coaching  recientemente publicitado para conseguir el soñado culo 10 sin esfuerzo de ningún tipo, quitándose al menos 20 años de encima. Culitos que tomarán solos el camino del insti y hacia los brackets. Lo ha dado a conocer con gran éxito la empresa Campofrío.
¿Es a eso a lo que se refiere el ABC al aludir al culo de los abogados y abogadas del Estado? ¿A que en los cócteles oficiales se abstendrán de dulces y licores y tomarán exclusivamente pavofrio? El culo solo, todos los culos solos, unicamente pueden proporcionar éxito en el Insti; en la Universidad, las oposiciones y la puerta giratoria el culo sólo no es elemento  dirimente. Ese privilegio está reservado en exclusiva para los más excelsos y singulares gluteos.
¿No quedamos, tras la figura de don Manuel Fraga, que las oposiciones te meten el Estado en la cabeza? Pues ahora va a resultar, de seguir a pies juntillas al ABC, que lo que hace la preparación de las oposiciones es meterte todo el Estado y su dichosa ética pública  por el culo.

Más o menos como han hecho doña Soraya y sus compañeros de gabinete colegiado con las pagas extraordinarias, los moscosos y los demás derechos del funcionariado: pasárselos por el arco del triunfo, por el orto. No los derechos del funcionariato, que esa es una distinguida  manifestación del poder de obligar a los siervos y una forma de entrar y salir por las puertas giratorias en beneficio económico propio.

En sucesivas elecciones, sería recomendable que cada cual eligiese el culo que más se adapte a su cosmovisión. Que se acople al menos a los cánones estéticos que agiten su sensibilidad y sus ensoñaciones.

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