Ha andado estos días el usufructuario de esta tribuna alta preferencia intentando desentrañar qué sea eso de un optimista ilustrado a que se refiere el sabio Ignacio Sotelo (¿por qué será que casi todos los sabios que son considerados en esta tribuna son todos jubilados o dejaron ya el mundo de los vivos? Habrá que detenerse sobre ello en los próximos días). Sotelo se lo aplica a Jhon Maynard Keynes y, de rebote, a Carlos Marx pero no concreta ni vuelve a hablar del tema. Entiende este espectador que se refiere a la idea de progreso fundada en la razón humana propia del siglo de las luces, pero no alcanza a identificar a muchos representantes de esa corriente en los tiempos que actualmente corren. ¿Será optimista ilustrado alguno de los políticos españoles del momento más allá del marketing y la visión de campañario? ¿Hay algún optimista ilustrado entre los jueces? ¿Siquiera entre los sabios y escritores de auténticos libros? Hasta ahora lo más parecido que conocía era "maruja ilustrada". Este usufructuario de la tribuna conoce, en efecto, a una profesora de Universidad en la Facultad de Ciencias de la información -a la sazón compañera de estudios en Derecho- que siempre se ha autodefinido con ironía como una "maruja ilustrada". Aunque casi me arrepiento de haberlo rememorado - mi compañera de estudios, inteligente e irónica, no me podrá dejar en mal lugar negándolo- porque eso puede ser tildado hoy de "abuso de lenguaje" o "sexista" aunque sea dicho desde una tribuna alta de preferencia desde donde se escuchaban cada fin de semana (ahora con los imperios televisivos cada día de la semana hay futbol) improperios varios dirigidos a los árbitros y al equipo contrario.
El indagar sobre el optimismo ilustrado, el intentar localizar sin ningún éxito un indicio siquiera de sus representantes en el escenario patrio me ha trasladado a otras reflexiones próximas. La vejez y la juventud que van inextricablemente unidas. O, lo que es lo mismo, la experiencia y la iniciativa. Así, por ejemplo, este viejo Dacio nunca olvidará que su padre cuando le veía llegar a casa con libros adquiridoscon sus magros ahorros, siempre le recordaba una frase que a él le decía su abuelo contertulio de alcurnia, escudriñador de genealogías en los más antiguos libros y legajos y seguidor del Conde de Romanones: "Los libros no lo son todo. Hijo, si verdaderamente quieres saber comprate un viejo". Sin duda se refería a la experiencia.
Con experiencia y optimismo ilustrado conoce este abonado a la tribuna a Antoine de Cavanilles ilustrado hidalgo que ha llevado su optimismo al campo mas impensable que imaginar quepa: a la mismísima burocracia. Este hidalgo está tan empapado de lecturas -lo mismo te puede recomendar al memorable Slawomir Mrozek que al Francisco Sosa Wagner de la primera época docente, mientras lo adereza con citas literales de Zygmunt Bauman- que ha tomado la teoría de lalegitimidad de Max Weber como bandera (que no como fetiche, como malbaratan al alemán todos los burocratólogos) y cada día aplica una capa de optimismo (ilustrado e ilustrativo) a las desconchadas paredes de las oficinas públicas; ese optimismo tiene desconcertada a la función pública entera, entrenada como está para literalmente enzarzarse en pelear los cuatro reales que penden de una productividad mal entendida o un hipotético nivel o estatus imaginario. Por ser riguroso en la descripción, Antoine recurerda al funcionario listo del artículo de Alejandro Nieto (otro sabio emérito; sabio donde los haya) "la virtud recompensada". En otro momento volveremos a hablar in extenso de este árbitro de la elegancia, quede empero debidamente anotada su existencia y su magisterio; pero es justo traerle a colación ahora en su faceta de representante del optimismo ilustrado. Cronológicamente mas cercano s la edad semi-tardía pero con un espíritu de boy scout.
Otro exponente del optimismo ilustrado es Javo Caramanlis que, pese a su apellido, nada tiene que ver con la crisis financiera griega (¿será posible una crisis financiera en plena UE, tan burocráticamente estable?). Javo tiene más fácil ser optimista: reúne el ímpetu y la iniciativa de la juventud. Pero, por su edad, tendría más difícil ser ilustrado: lo mismo que la juventud es una enfermedad que cura con el tiempo, resulta extraño encontrar hoy jóvenes con el grado de ilustración, arrojo y dedicación a su vocación que él demuestra. Luis Landero (otro Santo Padre de esta tribuna; también tardío y también sabio) denominaría la sensatez de Javo impropia de su edad y la dedicación a su vocación con el certero vocablo "afán" (también habrá que volver sobre el alcance y contenido de la musical voz "afán", tan castellana). Javo conjuga la distancia y la cautela del sabio y la proximidad y el ímpetu del insulatentemente joven. Su afán es dignificar cada acción cominicativa que emprende y llenarla de sentido y significado. También es un optimista ilustrado y también volveremos a hablar de él cuando nos sumerjamos en los medios audiovisuales al tratar de su futuro, de las posibilidades y los peligros del "mundo vigilado" en el que nos encontramos y de la indefectible sustitución del modelo narrativo de la novela escrita, el cuento o el relato por la película y por el corto.
Cabe hoy, pues, el optimismo ilustrado. Pero no hay que buscar a sus exponentes entre los hombres públicos y las mujeres públicas (¡Oh Dios, otra incorrección sexista, otro abuso de lenguaje, otra traición del subconsciente!). Tiene que haber muchos más Antoines de Cavanilles y Javos Caramanlis y es preciso primero encontrarlos y luego, sin pérdida de tiempo, declararlos especie protegida.
Dacio Gil, lamentablemente se reputa un "optimista bien informado", que ni mucho menos es lo mismo que ilustrado. Un optimista bien informado dicen que es un pesimista. Por eso se alegra de encontrar -diferenciándolos de los lunáticos, políticos y publicistas mercenarios- exponentes de esa especie a proteger: los optimistas ilustrados. Son pocos, pero haberlos haylos.
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ResponderEliminarA tan optimista “post” o entrada en esta tribuna (alta y preferente, sí; pero también optimista, e ilustrada ¡cómo no!) no puedo por menos que corresponder al amigo Dacio con un oportuno enlace musical lleno de optimismo del granaíno tan admirado por él y por tantos y tantos, Carlos Cano (. . . que no Carli D´Atocha):
ResponderEliminarCarlos Cano – La Reina De Los Mares
http://open.spotify.com/track/1xd39RjY7wTpgHkQLHTXwe