Jugando con la asociación libre de ideas, hubiera sido extremadamente fácil para este viejo Dacio Gil al dar noticia de este segundo libro, segerir al subconsciente de cada eventual lector la figura a la que se refiere el título del libro. Es muy probable que hubiera mayoría absoluta o casi unanimidad. Esa concentración de suposiciones, con ser cierta, no sería completamente justa. Los perfiles del personaje tratado en el libro hoy compiten por tenerlos tolos los políticos de 1ª, 2ª, 2ª, 3ª división y categoría preferente y comarcal. Y no se pueden olvidar miles de directivos y mandos intermedios de todo tipo de organizaciones. Se trata también de una epidemia del siglo XXI. Dejemos, pues, que el espectro se le aparezca a cada cual según su acervo vital, pero seamos justos: no sólo es aplicable a quien todos pensamos que se trata. Una joven amiga de Dacio Gil que aspira a especializarse en liderazgos burocráticos, sociales y políticos (en modo alguno tardía), llamada Andrea, sabrá a lo que se refiere Dacio Gil. Tras los detalles, seguro que identifica otros personajes.
El libro noticiado en este segundo tranco es Liderazgo Zero del psicólogo Iñaki Piñuel y Zabala (LID editorial, Madrid 2009, 204 pp.) que, aunque editado en 2009, este viejo Dacio Gil ha accedido a él -de manera harto dificultosa, bien es cierto- a finales del mes de febrero de 2010. Iñaki Piñuel no necesita presentación en el mundo del acoso laboral. Lleva publicando sobre la materia más o menos desde el año 2000. Es el promotor y mantenedor de los Barómetros y los Informes Cisneros que se elaboran en la Universidad de Alcalá (de la que es profesor), que ya van por la entrega X y que versan sobre la violencia, acoso y maltrato en diversos ámbitos, aunque especialmente en el mundo de las organizaciones. Es conocido por ser el primer introductor del análisis serio y profesional sobre el fenómeno del Mobbing. Su lenguaje está libre de hipotecas: No tiene que convencer a los jueces, se limita a describir el fenómeno que detectan sus estudios y encuestas. Últimamente, manteniendo el acoso y la manipulación como hilo conductor, se viene centrando no en las víctimas tradicionales sino en como está alcanzando también la victimización a las "nuevas víctimas", los directivos. Así, en 2004 hablo de Neomanagement y jefes tóxicos y en 2008 publicó un libro titulado Mi jefe es un psicópata. Por qué la gente normal se vuelve perversa al alcanzar el poder. También en 2008 publicó un libro de sugestivo título (La dimisión interior) que venía a ser como una especie de recopilación de toda su teoría expuesta hasta el momento.
Se diferencia Piñuel de González Navarro en que aquél redacta en forma de píldoras o epigramas. Mediante frases cortas y físicamente diferenciadas. Podría decirse que construye Aforismos sobre psicología de la maldad en las organizaciones. Y eso es agradecido por las víctimas ya que ven facilitada la comprensión. Los detractores de Piñuel (hay detractores en todos los ámbitos en esta sociedad contruida sobre la envidia y Piñuel no podía salvarse) le imputan que repite sus consignas y silogismos, que practica la autointertextualidad. Puede que algo haya, pero eso no empaña su labor de descripción de una realidad rampante y dañina. A Piñuel se le entiende todo y hasta se clarea en su idea de que se ha dado cuenta que vende más el mercado de los directivos, el coaching. Incluso este viejo Dacio ha detectado que Piñuel bebe en algunas fuentes que luego no revela o desvela en la bibliografía explicitada. Pecados todos muy menores ( y frecuentes hoy en día con las facilidades de los ordenadores para el cortar y pegar) frente a todo lo que viene mostrando. Sin ir más lejos el presente libro pivota sobre una bibliografía muy notable y provechosa: León Festinger (la disonancia cognitiva), Stanley Milgam (la obediencia a la Autoridad), René Girard (el chivo expiatorio) y Philip Zimbardo (el efecto Lucifer). Y para Dacio Gil dos descubrimientos importantes: Dietrich Bonhoeffer (Ética) y Robert Gellately (No sólo Hitler. La Alemania nazi, entre la coacción y el consenso). Del teólogo alemán Dacio Gil desconocía todo y habrá que seguirle la pista a partir de ahora ya que se da a conocer en España. De Gellately sólo conocía la incisiva introdución a Las entrevistas de Nuremberg de León Goldensohn de la que se entresacará esta pequeña afirmación que aparece en la página 34: "Aún nos resulta difícil creer que la violación de los derechos humanos alcanzara tales extremos, o la escala de los asesinatos, o la magnitud de las crueldades indescriptibles". Esta breve digresión sobre la bibliografía tiene su justificación: Piñuel aporta y suscita muchas cosas. Claro que aporta. Y repetir tampoco es malo. En el dominó es toda una técnica.
Es difícil elegir entre los aforismos que Piñuel siembra en su libro: el vacío existencial, el individuo burbuja, la mentira del homo aparens, el idiota emocional, el directivo narcisista, el hambre existencial, el carácter tóxico de los sistemas jerárquicos y piramidales, la racionalidad instrumental y la necesidad de sacrificar a seres humanos, el endurecimiento afectivo y ético, los costes (psicológicos) de transacción, el liderazgo del miedo. De la primera parte (la huida psicológica hacia adelante ante el vacío) entresacaremos estas dos frases:
"Por eso cualquier ser humano que se resiste a la tentación de la identificación y decide seguir siendo libre, conoce, más tarde o más temprano, la experiencia de que no tiene dónde sentar cabeza, es decir, no dispone de clan o grupo de identificación alguno...
El ser humano, en la constatación de su vacío, se encuentra en permanente busca y captura de alguien a quién agarrarse (individuo o grupo) y de algo a lo que pertenecer y en lo que militar," (p. 81). La lógica del poder es siempre sacrificial, en la medida en que consagra el falso mantra de que conviene que un hombre muera para que no perezca todo el pueblo (p. 84).
A juicio de este Dacio Gil (¿nadie ha reconocido todavia a Dacio Gil aferrado a Augusto Faroni
en la frase transcrita más arriba de la página 81? ¿Dacio Gil es tan insignificante?) la parte central del libro es la relativa al Lado oscuro del Liderazgo, en la que -es cierto- se repiten bastantes de los aforismos del anterior libro La dimisión interior. En él, Piñuel incorpora, sin nombrarlo, a José Luis González de Rivera adaptando el síndrome MIA (Mediocridad Inoperante Activa) acuñado por éste al nuevo LIA (Liderazgo Inoperante Activo) y nos habla de falta de resiliencia y de carencia de inteligencia emocional, así como de la extensión del virús de la indiferencia social ante el mal ("indiferencia significa la sordera ética, y la ceguera empática y emocional autoinducida frente a las víctimas", dice en la p. 140) y de auge imparable de la psicopatía directiva o "aclimatación al mal", de linchamientos colectivos y de otras sugerentes cuestiones más.
Desde la lejana época de la juventud a Dacio Gil le ha gustado la psicología y su taxonomía porque le permitía jugar a identificarse con los tipos psicológicos (que si pícnico, que si leptosomo; que si somatotónico, que si viscerotónico; que si integrado, que si desintegrado; que si introvertidos que si extravertido etc., etc., etc). Piñuel apunta 20 caracteres que delatan al directivo psicópata y Dacio Gil va a intentar resumirlos al máximo para que sus eventuales parroquianos intenten jugar a identificar personajes o grupos de personajes:
1. Superficial capacidad de encanto; 2. Ausencia de resonancia emocional e incapacidad de empatía; 3. Tendencia a explotar a los demás; 4. Sentido grandioso de los propios méritos; 5. Mentira sistemática y compulsiva; 6. Sin remordimientos y sin sentido alguno de la culpabilidad; 7.Eficaz manipulación de los demás; 8. Experto en generar confianza y en defraudarla; 9. Elevada capacidad camaleónica; 10. sensación de poder hacerlo todo; 11. Experto en conocer el "precio" de los demás; 12. Ensañamiento con los más débiles o vulnerables; 13. Tipo de pensamiento simple y superficial; 14. Sus emociones son inexistentes, superficiales o artificiales; 15. Alternativa entre la compra y la aniquilación de los adversarios; 16. Transgresor de normas y de leyes; 17. Aduce argumentos morales finalistas o teleológicos ante los demás; 18. No tiene ni cura ni remedio; 19. Se rodean de clanes, facciones o mafias que ponen a su personalísimo servicio; 20 Son conscientes de sus actos y no les importa el sufrimiento que causan en los demás.
Muy resumidos esos son los caracteres. Es sólo un juego, pero Dacio Gil ya adivina el pensamiento de los eventuales concurrentes. Seamos justos: la tipología descrita por Piñuel se aplica a muchos colectivos y peronas. No sólo a uno. posiblemente a multitud. Aunque a ese también. Por supuesto.
El libro de Piñuel es mucho más que el juego propuesto por este viejo Gil. Sin ir más lejos, el autor encuentra un espacio para la esperanza en el último capítulo denominado Metanoia. Se trata de una interesante propuesta de cambio de rumbo organizativo que promete ser desarrollada en el próximo libro ( Management de comunión). Dacio Gil apuntará aquí una pequeña precisión de poca monta: Zugmunt Bauman viene utilizando con mucha frecuencia el concepto de Metanoia cristiana en la búsqueda de salidas a la modernidad líquida. Y Piñuel, también en este caso, guarda silencio sobre la fuente. Pecata minuta en un libro que, además de describir y ordenar, sugiere y suscita.
La joven amiga Andrea, todo pura sangre, empezará a comprender con Piñuel cómo se desarrolla -y mantiene- el liderazgo en las organizaciones. Y mucha gente más, supone Gil.
El libro noticiado en este segundo tranco es Liderazgo Zero del psicólogo Iñaki Piñuel y Zabala (LID editorial, Madrid 2009, 204 pp.) que, aunque editado en 2009, este viejo Dacio Gil ha accedido a él -de manera harto dificultosa, bien es cierto- a finales del mes de febrero de 2010. Iñaki Piñuel no necesita presentación en el mundo del acoso laboral. Lleva publicando sobre la materia más o menos desde el año 2000. Es el promotor y mantenedor de los Barómetros y los Informes Cisneros que se elaboran en la Universidad de Alcalá (de la que es profesor), que ya van por la entrega X y que versan sobre la violencia, acoso y maltrato en diversos ámbitos, aunque especialmente en el mundo de las organizaciones. Es conocido por ser el primer introductor del análisis serio y profesional sobre el fenómeno del Mobbing. Su lenguaje está libre de hipotecas: No tiene que convencer a los jueces, se limita a describir el fenómeno que detectan sus estudios y encuestas. Últimamente, manteniendo el acoso y la manipulación como hilo conductor, se viene centrando no en las víctimas tradicionales sino en como está alcanzando también la victimización a las "nuevas víctimas", los directivos. Así, en 2004 hablo de Neomanagement y jefes tóxicos y en 2008 publicó un libro titulado Mi jefe es un psicópata. Por qué la gente normal se vuelve perversa al alcanzar el poder. También en 2008 publicó un libro de sugestivo título (La dimisión interior) que venía a ser como una especie de recopilación de toda su teoría expuesta hasta el momento.
Se diferencia Piñuel de González Navarro en que aquél redacta en forma de píldoras o epigramas. Mediante frases cortas y físicamente diferenciadas. Podría decirse que construye Aforismos sobre psicología de la maldad en las organizaciones. Y eso es agradecido por las víctimas ya que ven facilitada la comprensión. Los detractores de Piñuel (hay detractores en todos los ámbitos en esta sociedad contruida sobre la envidia y Piñuel no podía salvarse) le imputan que repite sus consignas y silogismos, que practica la autointertextualidad. Puede que algo haya, pero eso no empaña su labor de descripción de una realidad rampante y dañina. A Piñuel se le entiende todo y hasta se clarea en su idea de que se ha dado cuenta que vende más el mercado de los directivos, el coaching. Incluso este viejo Dacio ha detectado que Piñuel bebe en algunas fuentes que luego no revela o desvela en la bibliografía explicitada. Pecados todos muy menores ( y frecuentes hoy en día con las facilidades de los ordenadores para el cortar y pegar) frente a todo lo que viene mostrando. Sin ir más lejos el presente libro pivota sobre una bibliografía muy notable y provechosa: León Festinger (la disonancia cognitiva), Stanley Milgam (la obediencia a la Autoridad), René Girard (el chivo expiatorio) y Philip Zimbardo (el efecto Lucifer). Y para Dacio Gil dos descubrimientos importantes: Dietrich Bonhoeffer (Ética) y Robert Gellately (No sólo Hitler. La Alemania nazi, entre la coacción y el consenso). Del teólogo alemán Dacio Gil desconocía todo y habrá que seguirle la pista a partir de ahora ya que se da a conocer en España. De Gellately sólo conocía la incisiva introdución a Las entrevistas de Nuremberg de León Goldensohn de la que se entresacará esta pequeña afirmación que aparece en la página 34: "Aún nos resulta difícil creer que la violación de los derechos humanos alcanzara tales extremos, o la escala de los asesinatos, o la magnitud de las crueldades indescriptibles". Esta breve digresión sobre la bibliografía tiene su justificación: Piñuel aporta y suscita muchas cosas. Claro que aporta. Y repetir tampoco es malo. En el dominó es toda una técnica.
Es difícil elegir entre los aforismos que Piñuel siembra en su libro: el vacío existencial, el individuo burbuja, la mentira del homo aparens, el idiota emocional, el directivo narcisista, el hambre existencial, el carácter tóxico de los sistemas jerárquicos y piramidales, la racionalidad instrumental y la necesidad de sacrificar a seres humanos, el endurecimiento afectivo y ético, los costes (psicológicos) de transacción, el liderazgo del miedo. De la primera parte (la huida psicológica hacia adelante ante el vacío) entresacaremos estas dos frases:
"Por eso cualquier ser humano que se resiste a la tentación de la identificación y decide seguir siendo libre, conoce, más tarde o más temprano, la experiencia de que no tiene dónde sentar cabeza, es decir, no dispone de clan o grupo de identificación alguno...
El ser humano, en la constatación de su vacío, se encuentra en permanente busca y captura de alguien a quién agarrarse (individuo o grupo) y de algo a lo que pertenecer y en lo que militar," (p. 81). La lógica del poder es siempre sacrificial, en la medida en que consagra el falso mantra de que conviene que un hombre muera para que no perezca todo el pueblo (p. 84).
A juicio de este Dacio Gil (¿nadie ha reconocido todavia a Dacio Gil aferrado a Augusto Faroni
en la frase transcrita más arriba de la página 81? ¿Dacio Gil es tan insignificante?) la parte central del libro es la relativa al Lado oscuro del Liderazgo, en la que -es cierto- se repiten bastantes de los aforismos del anterior libro La dimisión interior. En él, Piñuel incorpora, sin nombrarlo, a José Luis González de Rivera adaptando el síndrome MIA (Mediocridad Inoperante Activa) acuñado por éste al nuevo LIA (Liderazgo Inoperante Activo) y nos habla de falta de resiliencia y de carencia de inteligencia emocional, así como de la extensión del virús de la indiferencia social ante el mal ("indiferencia significa la sordera ética, y la ceguera empática y emocional autoinducida frente a las víctimas", dice en la p. 140) y de auge imparable de la psicopatía directiva o "aclimatación al mal", de linchamientos colectivos y de otras sugerentes cuestiones más.
Desde la lejana época de la juventud a Dacio Gil le ha gustado la psicología y su taxonomía porque le permitía jugar a identificarse con los tipos psicológicos (que si pícnico, que si leptosomo; que si somatotónico, que si viscerotónico; que si integrado, que si desintegrado; que si introvertidos que si extravertido etc., etc., etc). Piñuel apunta 20 caracteres que delatan al directivo psicópata y Dacio Gil va a intentar resumirlos al máximo para que sus eventuales parroquianos intenten jugar a identificar personajes o grupos de personajes:
1. Superficial capacidad de encanto; 2. Ausencia de resonancia emocional e incapacidad de empatía; 3. Tendencia a explotar a los demás; 4. Sentido grandioso de los propios méritos; 5. Mentira sistemática y compulsiva; 6. Sin remordimientos y sin sentido alguno de la culpabilidad; 7.Eficaz manipulación de los demás; 8. Experto en generar confianza y en defraudarla; 9. Elevada capacidad camaleónica; 10. sensación de poder hacerlo todo; 11. Experto en conocer el "precio" de los demás; 12. Ensañamiento con los más débiles o vulnerables; 13. Tipo de pensamiento simple y superficial; 14. Sus emociones son inexistentes, superficiales o artificiales; 15. Alternativa entre la compra y la aniquilación de los adversarios; 16. Transgresor de normas y de leyes; 17. Aduce argumentos morales finalistas o teleológicos ante los demás; 18. No tiene ni cura ni remedio; 19. Se rodean de clanes, facciones o mafias que ponen a su personalísimo servicio; 20 Son conscientes de sus actos y no les importa el sufrimiento que causan en los demás.
Muy resumidos esos son los caracteres. Es sólo un juego, pero Dacio Gil ya adivina el pensamiento de los eventuales concurrentes. Seamos justos: la tipología descrita por Piñuel se aplica a muchos colectivos y peronas. No sólo a uno. posiblemente a multitud. Aunque a ese también. Por supuesto.
El libro de Piñuel es mucho más que el juego propuesto por este viejo Gil. Sin ir más lejos, el autor encuentra un espacio para la esperanza en el último capítulo denominado Metanoia. Se trata de una interesante propuesta de cambio de rumbo organizativo que promete ser desarrollada en el próximo libro ( Management de comunión). Dacio Gil apuntará aquí una pequeña precisión de poca monta: Zugmunt Bauman viene utilizando con mucha frecuencia el concepto de Metanoia cristiana en la búsqueda de salidas a la modernidad líquida. Y Piñuel, también en este caso, guarda silencio sobre la fuente. Pecata minuta en un libro que, además de describir y ordenar, sugiere y suscita.
La joven amiga Andrea, todo pura sangre, empezará a comprender con Piñuel cómo se desarrolla -y mantiene- el liderazgo en las organizaciones. Y mucha gente más, supone Gil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario