Alarmado por un reciente artículo de Ignacio Echevarría en "El Cultural" de EL MUNDO ( p. 23)titulado el intelectual en la red, el usufructuario de esta tribuna alta preferencia tomó de inmediato la decisión de releer lo escrito por si se había extralimitado en algo o con alguien. Ignacio Echevarría merece a este abonado a la tribuna una elevada consideración inversamente proporcional a la que debe de merecer el CSIC (una estructura arcaica y hasta perversamente retrógrada a la que se han ido yuxtaponiendo nuevas perversiones inconcebibles) al que el autor de Telèpolis pertenece, ha pertenecido (a través del Instituto de Filosofía) o colabora. En Telépolis, publicada en 1994, Echevarría exponía los pros y las contras de la red y sus implicaciones políticas, sociales e incluso jurídicas. El libró dejo huella hace 16 años en este usuario de la tribuna, aunque se limitaba a establecer mayormente conjeturas sobre la futura evolución de la red.
El artículo el intelectual en la red, dedicado a la joven cubana Yoani Sánchez, si ha producido una inmediata paralización en quien esto escribe. Especialmente por lo apuntado en su último párrafo que paso a trascribir :
"(...)¿Una líder global? Asociada al perfil de Yoani Sánchez( que declara haber emprendido su blog a modo de "terapia personal"), la pomposidad de todos estos títulos resulta ilustrativa. ¿De qué? Cuando menos de una engañosa condescendencia a la hora de considerar la discursividad que suele generar y fomentar internet, amparada en un generalizado prejuicio de independencia y de alteridad respecto a los ciucuitos hegemónicos. E ilustrativa también -y eso vale, asimismo, para la enmarañada selva de los blogs literarios-, del muy dudoso desentendimiento que la llamada blogsfera pretende ostentar respecto a los poderes establecidos, que desde hace ya mucho vienen colonizándola por muy diversas vías, no satisfechos con la aplastante confirmación de su dominio que se desprende de la desinhibida insistencia con que la mayor parte de los blogueros obedecen espontáneamente sus consignas."
Este viejo Dacio siempre se ha mostrado reacio a mostrarse en la red. Sólo de la cariñosa invitación familiar y emprender la labor " a modo de terapia personal" cobró las suficientes fuerzas para expresarse en el blog. Ahora las dudas se han representado de nuevo. En estos momentos es dudoso que continúe en este peculiar parlamento terapéutico. Se aparece Paul Virilio con la ya vieja advertencia manifestada en el Franfurter Allgemmeine Zeitung de total supervisión y ciber-fascismo, cuando el 19 de abril de 1996, sacaba a la luz aquello de que "En el Pentágono se prepara algo así como una guerra de información, es decir, el control máximo de todas las actividades...No sólo existe un integrismo religioso sino también tecnológico."
¿Merece la pena todo esto en un mundo estrechamente vigilado? Ya veremos. Armand Mattelart ya viene preveniendo sobre la tensión en la red entre seguridad y el retroceso evidente de las libertades.
Al repasar lo escrito he comprobado que, de momento y habida cuenta lo escrito, nada habría que temer. Pero, a la par, he comprobado el buen número de errores y gazapos que contienen los textos llevados a la tribuna: el apellido del ilustrísimo literato de Stratford-Upon-Avon; los 60 años de la efeméride del anticonceptivo oral; la grafía correcta del vocablo campanario; del de médicos; demás abundantes erratas y gazapos etc., etc., etc. Ello denota la pésima calificación de este abonado obtenida en mecanografía, el espanto a supervisarse y corregirse y, mucho más aún intentar supervisar al corrector ortográfico instalado como herramienta de ayuda en el ordenador. Dacio Gil es en verdad un chapucero en esto de escribir, dejando en evidencia su mal endémico: su alergia a supervisar con morosidad y esmero milimétrico todo lo escrito, propia de un prisas. Pero hay algo más: el corrector ortográfico es una celada para los que somos poco minuciosos. Al encomendar en las manos de esa ángel de la guarda corrector nuestro espíritu (y nuestra prosa) creemos haber terminado nuestra labor. Vana creencia. No es verdad. Muchas veces esa herramienta correctora te hace aún mas grande el gazapo, dejándote en todavía peor lugar. Apelo a la experiencia personal de cada uno.
En cualquier caso, dada la advertencia de Ignacio Echevarría del sábado pasado, habrá que plantearse muy en serio seguir con esta tribuna alta de preferencia hasta que los sistemas operativos de los ordenadores no cuenten con un corrector de los políticamente correcto-otro ángel de la guarda- que nos elimine el vértigo de caer en "el generalizado prejuicio de independencia y de alteridad respecto a los ciucuitos hegemónicos" a que alude el profesor Echevarría.
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Tras haber perdido lamentablemente (¡al pulsar donde no debí!) el texto ya terminado -extenso sí, esta vez lo era- que le intentaba remitir a su tribuna de preferencia en respuesta o comentario a su última entrada, me propongo hacerlo de nuevo, si quiera brevemente, no sin antes hacerle ver jocosamente que "todos" nos equivocamos alguna vez -o muchas- y más en este mundillo de las teclas y los ratones que tiene entre sus defectos que es más deleble que los clásicos papel y tinta. Todo sea por sus también indiscutibles e innegables virtudes.
ResponderEliminarVamos allá:
Comparto algunas de sus reflexiones, Sr. Gil (espero que no sea usted también poseedor de unas "calzas verdes" . . . )en lo que comenta en este "Corrector Ortográfico" de hoy, pero no puedo estar más en desacuerdo con su pretendido planteamiento de no seguir con esta tribuna tan alta de preferencia debido a la alarma producida por la lectura de un artículo de Ignacio Echevarría y las dudas -relativamente razonables- que surgen de este mundillo de blogeros al que usted D. Dacio acaba de incorporarse.
Si continuara en sus temidos propósitos sea consciente que, sin duda, dejaría huérfanos a sus lectores/seguidores de esta altísima tribuna de preferencia dejándonos la miel en los labios y a medio camino de conseguir que despertáramos un poco de nuestro letargo en la "funesta manía de pensar" que algunos profesamos . . . a pesar de los pesares.
Cierto es que, en general , se exagera muchísimo en las calificaciones y valoraciones del mundo blogero y por extensión de todo lo que acontece en La Red, pero es cuestionable también la defensa que el autor de "Un intelectual en la red" mantiene sobre el interrogatorio casi judicial que el entrevistador francés hace a la famosa blogera cubana y de su (mal)intencionada conclusión sobre la capacidad intelectual de Yoani Sánchez. Se trata solamente de un blog, señores. Nada más, y . . .¡nada menos! con lo que tiene éste en concreto de dificultad añadida dado el lugar y las condiciones desde donde está escrito en la polémica Cuba de la actualidad. Ella tiene precisamente la virtud de no ser más que un ciudadano común y corriente sin pretensiones de excelencia ni magisterio alguno. De no ser por la globalización y los indudables pros y contras de la Red de Redes, blogs como éstos y tantos otros -como la mismísima Tribuna Ata de Preferencia a la que algunos ya somos adictos- no existirían y nos privaríamos todos de esta “nueva” libertad que también existe en esta gran Inter-Red que es internet que no por nueva es menos interesante y de impredecible futuro más o menos halagüeño.
Jamás hubo tanta libertad como ahora con la globalización; libertad que bien entendida y sabiendo quitar la paja incómoda y a veces malévola que la rodea no deja de ser algo muy, muy valorable.
Ojalá no insista, D. Dacio, en abandonarnos y dejarnos tristemente huérfanos de tan alta tribuna, a la que no deseamos, de ningún modo, perder de vista.
Esto es como en el deporte del balompié que por la foto de presentación se intuye que usted profesa, unas veces se gana y otras se pierde. A veces surgen dudas y apetece tirar la toalla, pero en el sosiego posterior uno puede ver las virtudes que compensan los defectos . . . a veces incluso con creces.
Ánimo y ¡a seguir entreteniéndonos y haciéndonos pensar!
Un abrazo de su “ya” amigo y como sabe “seguidor” Gruten.
P.S. Aclaro que mi comentario borrado en la anterior entrada de esta tribuna ha sido por error (otro más) al enviarlo. I´m so sorry!
Le agradezco mucho sus palabras. La aparición constante del error BX-q9qnrq me ha impedido contestarle como es debido. Lo hago ahora de manera escueta y ya le remitiré mi comentario al suyo por correo privado. Su ámino me anima a animarme a seguir escribiendo a pesar de las dificultades que se me presentan. Me honran sus palabras y me enriquecen sus reflexiones. de verdad siento tener que hacer este comentario tan escueto, pero quiero probar si el pertinaz error BX-q9qnrq ha levantado ya sus fauces reiterativamente canceladoras. Como dicen los comentaristas deportivos en plena retransmisión: si persisten los problemas técnicos nos hablamos por vía interna: ¡Aló!, probando...probando señal...
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