viernes, 30 de julio de 2010

¡CUIDADO CON EL GNOMO!

Espanto. Ver al personaje en televisión produce verdadero espanto. Un vocablo tan preciso y tan en desuso cuadra perfectamente con la impresión que el individuo y su imagen causan. En persona y por televisión. Algún día los ciudadanos se darán cuenta y le deberían pasar factura. A él y a sus asesores y gabinete. A su camarilla. Por coherencia ética quienes intentamos observar rigurosamente los valores superiores de la convivencia impartidos oficialmente deberíamos tener por principio decir la verdad. Intentar separarnos de la masa para tomar distancia y perspectiva, comprobando el esperpento y calificarlo. Después de todas esas escrupulosas acciones, propalarlo a los cuatro vientos sin miedo.

Realmente es que ha superado con creces el modelo más perverso. Si tuviera dignidad dimitiría o pondría a la totalidad de la sociedad –a la sociedad toda, no a sus lobbies preponderantes- las cartas sobre la mesa. Las cartas auténticas, no las marcadas de tahur clandestino. Nunca dirá la verdad porque no le interesa. Posiblemente porque se ha socializado desde muy joven en la mentira y en el secretismo. Tal vez sufra algún complejo inconfesable. Pero la realidad es que empieza a dejar las mismas desgraciadas consecuencias que el Othar famoso.

Suele decirse que en las perversiones la copia supera al original, y en el presente caso es un axioma:
- La denominada derecha cree en las privatizaciones. A nuestro hombre simplemente le gustan los ricos.
- Esa muestra de “coacción paternalista” –nosotros sabemos lo que es mejor para ti- es algo que a mucha gente le resulta desagradable en el triunfalismo de nuestro hombre.
- Transmite una impresión de profunda convicción, pero nadie sabe muy bien en qué. No es tanto sincero como Sincero (en el idioma inglés se aprecia muy claramente esta distinción).
- Para mucha gente y especialmente para los hombres y mujeres de más de cincuenta años no ofrece nada por lo que merezca la pena votar.
- Aunque nuestro hombre y su camarilla suenan falsos incluso a sus votantes más fieles, reflejan algo muy verdadero sobre el país en general.
- El es líder carente de autenticidad de un país carente de autenticidad.
- Sus decisiones son un “broma cruel”.
- Su política: un compromiso cuidadosamente elaborado entre la iniciativa económica privada y la compasión social. El resto, hueca demagogia.

Todo esto lo decía el historiador Tony Judt hace casi 10 años respecto del modelo británico sobre el que se encaramó, constituyendo su imagen pública, nuestro hombre para aspirar al Gobierno. Se encuentra recogido en el capítulo 13 (¡gato, gato!) de su libro Sobre el olvidado siglo XX. No sólo les es aplicable a rajatabla a nuestro hombre sino que, con creces, ha superado ya perversamente a su modelo de partida.

Todos estos recuerdos le han surgido a este viejo Dacio Gil hoy mirando por televisión la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros. Esa rueda de prensa donde los actores y el público rigurosamente seleccionado y sentado estratégicamente según su estatus, vienen produciendo espanto por los signos que emiten. Náuseas incluso.

Acaso algún lector parta de vacaciones o tenga un jardín. ¡Cuidado! Puede que el gnomo se les aparezca en el jardín (“el gnomo en el jardín” titula Judt el capítulo 13 citado). Y, aparecido el gnomo, las irreversibles consecuencias son las de Othar: el jardín se muere.

Verdaderamente con esto de la globalización, todos somos, allá y aqui, igual de necios y se nos ha contagiado la estulticia. En esa coordenadas, la baronesa Jay tendrá también razón sobre nosotros: Estamos satisfechos con que nos vaya cada vez peor. Somos también un pueblo capaz de alegrarnos no de los males ajenos, sino de los propios.

Así nos va. Así dicen que nos gobiernan. Entre la negligencia criminal y la mala gestión.

En vacaciones ¡Cuidado con el gnomo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario