Este viejo Dacio Gil, por lo general busca nutrientes para su nuda supervivencia de Diógenes, o sea rebusca y revuelve aquí y allá por todo tipo de lugares en los que pueda acampar, desprevenido o no; novedad, viejo o de ocasión, un libro “en soporte papel” que le arroje ideas o, al menos, le suscite la posibilidad de imaginar o conectar principios y valores que le conduzcan a ideas o pensamientos. Hay en ello, amén de un afán por intentar comprender lo mucho de incomprensible que rodea al “okupa” de esta Tribuna Alta Preferencia, una patología fetichista con la materialidad de un libro que se toque, se hojee y desprenda ese olor característico a nuevo, a viejo o a “semoviente”. Esta modalidad es cada vez más frecuente pues en las librerías de lance se encuentran últimamente interesantes libros relativamente recientes (4 ó 5 años) que antes de ser destruidos y reconvertidos a masa para papel (antes se mandaban en barco a sudamerica, pero hoy no debe de ser rentable), son ofrecidos en ese tipo de librerías especializadas (o en el Vips) al precio de una caña con un pincho. Se trata de libros importantes –aunque cualquier libro contiene algo importante, siquiera mínimo- que el bibliófago depredador tiene la tentación de adquirir a sabiendas de que mucha de la información contenida en ellos, al menos su sinopsis, se puede encontrar navegando en Google. El viejo Gil hay días que regresa ufano a su tonel diogénico con bolsas repletas de libros a muy buen precio y es reconvenido por su santa esposa por el enorme lugar que ocupan y por contribuir a la muy fundada sospecha de que este viejo Dacio Gil ya no podrá haber llegado a leer en su integridad antes de su ineludible óbito ni siquiera los libros adquiridos antes del año 2000 suponiendo –lo que es bastante atinado- que llegue a releer apenas un 0,1 % de los libros de su biblioteca. En ese sentido, es cierto, los libros resultan ya inútiles para tener información y contribuyen more geométrico a la acumulación de polvo y a la alarmante reducción de espacio. Lo trágico es que el viejo Gil sigue creyendo que la sabiduría está en los libros. Eso sí, siempre ocupando un lugar subalterno de la fecundante sabiduría que pueda destilar un viejo, de la que no siempre se aprovechan los atentos afortunados escuchantes.
El desproporcionado introito viene a cuento porque la semana pasada el viejo Dacio Gil se topó en una de las magníficas y bien pertrechadas bibliotecas municipales con el último número (el único bimensual) de la Revista de Occidente –siempre tan atenta al estado de la realidad y del pensamiento- que dedica su frontispicio monográfico al tema El azar y la pasión. El fútbol y la cultura global. Encabeza la exposición Vicente Verdú que desarrolla las incisivas ideas de 1982 ya noticiadas en un post anterior y los periodistas y escritores que le acompañan despliegan los aspectos simbólicos y rituales de este “símil del videojuego” al decir de Verdú que por sí y acompañado de los "medios” y el Poder ha tenido secuestrada la atención de la mayoría de la humanidad y no digamos al conglomerado de habitantes de España. Manuel Arias Maldonado (Después del partido. Para una antropología de la celebración deportiva) hace unas atinadas reflexiones sobre la pasión desatada y ya comentada en este blog.
Todo ha sido, en efecto, representación cabal de una sociedad y una época, y eso sería precisamente lo que debería preocuparnos ahora que ya sólo queda el rebufo mercantil de la pasión desbordada.
El usufructuario de esta “Tribuna Alta Preferencia” esperaba haber provocado en un anterior post con la alusión medida a la “áspera felpa roja” o lo de “toparse de pecho a tetas”. La falta de lectores ha manifestado su más descarnada faz, aunque bien es cierto que de nuevo ha aparecido la amiga Cuca (¡Esta Dama Dama con su espíritu de absoluta precisión!) remitiendo un correo en el que identifica la paternidad de ambas expresiones situándolas correctamente en el parágrafo 34 del libro Registro de recuerdos (contranovela) del sabio de Zamora y hace ver a este Gil la oportunidad desaprovechada de, al hilo de todo ello, sugerir tres lecturas, todas ellas muy apropiadas a la catarsis inducida que se ha vivido en España. La novela Elogio de la pasión pura del catedrático Sebastián Serrano. El cuento ¿Cuáles son los míos? de la prodigiosa mente de Juan García Hortelano. Y "last but not least" la farsa trágica Pasión del padre de las expresiones en cuestión que no es otro, claro, que Agustín García Calvo.
Juan García Hortelano ha sido un hombre y un escritor singular sobre el que hablaremos en un próximo post, pero -como atinadamente ha recordado Cuca en su email- el pequeño cuento ¿Cuáles son los míos? compendia en su brevedad todo lo importante de la vida, bajo el influjo de las horas inútiles dedicadas al futbol, el jugar a empatar o el gol en propia puerta. Juan García Hortelano, un genio tan genio que es difícil de degustar. Puro bouquet.
Elogio de la pasión pura es el universo cognoscitivo y afectivo de un deportista que reflexiona rememorando:
-“¿Pensamos alguna vez que el lenguaje y la comunicación pueden tendernos trampas? ¡Pobres de nosotros! Nos cargamos las culpas: ¡La culpa la tiene ella, él, mi marido, mi mujer. ¡Basta! (…) entre nosotros siempre hay diablillos que juegan con los signos. Entre nosotros y la realidad, y entre nosotros y los demás. Su tarea es la de ponernos trampas, si, es su trabajo, y nosotros, bobos, caemos en ellas.”
-“En realidad, aunque parezcan triviales los signos, las imágenes simbólicas presentadas por la televisión le ofrecen a nuestra gente un medio para situarse en un mundo ordenado. En otros tiempos fueron los mitos y las historias ligadas a las religiones las que ofrecían el marco donde las personas situaban sus vidas. Hoy, la pantalla ofrece los modelos para vivir la vida.”
– “… el mítico Enrique VIII que prohibía a diestro y siniestro, a las personas que no llevaban el sello de la nobleza todos aquellos juegos que hoy en día conocemos como deporte. Había castigos muy fuertes para los jugadores de tenis o de fútbol. Claro que el espíritu de esta voluntad de limitar los deportes a los “gentlemen” sobrevive aún en las anacrónicas reglas del amateurismo”.
Cuca, además en el email me anunciaba que me remitía la farsa trágica de García Calvo por correo ordinario (el librito pesa y abulta poco en sus 39 páginas en octava). Pasión es un librito cuyo mensaje vale mucho más que se precio venal de 6 euros: la tragedia de un deportista sirve para entreverar reflexiones varias sobre el mundo mediatizado por el Padrepueblo:
- “(Pienso) en esta vida que me traigo –dice el deportista-, pendiente de si gano o si pierdo, y en forma, siempre en forma, para un fin que ni sé ni quien me manda".
- “Todas las prensas y las ondas y órganos de educación viven pendientes de esta cita con la cucaña y, al compás de los Medios, vibran todas las almas de la población" –dice uno de los políticos.
- “No hay miedo: tengan conmigo todos fe, que es la fe que en mí habéis puesto lo que me afirma a mí en mi fe" –sostiene el deportista.
- “Es tu victoria de toda la Humanidad, que va progresando contigo metro tras metro, siglo tras siglo, hasta el juicio final "–canta el himno.
- “Víctima no se llama nunca al héroe triunfante" –proclama el Padrepueblo.
- “ ¡Maldito el que te hizo creer que tu fin era el oro del mundo y el ascenso, y te trajo a caer en este mísero fin, este monigote de la gloria! ¡maldito, quien fuera, el que inventó deportes ni competiciones, el que vació tu vida y tu amor para que lo llenaras en esta estúpida hazaña! ¡Maldito tú Dios, y mil veces te escupo a lo alto, que mandaste que fuese una madre yo, para hacerme madre de esto!" –llora la madre.
- "Escuche y calle de una vez: por encima de los vínculos y el amor de la madre está el servicio a los intereses de la nación y la Humanidad. Pero es que ahora ya no hay guerras, y en la paz es la competición que aspira a las metas más altas lo que hará que cada vez más alto el hombre sea y mejor." –cuela de matute el Padrepueblo.
- "El Hombre será cada día más alto y más fuerte, cada siglo irá el Hombre subiendo más alto hasta el cielo y la gloria de luz sideral. ¡Gloria, gloria al que ha dado su vida y su cuerpo por la fe y el progreso del Ser, del Estado y del Capital" –canta un coro para cerrar la obra.
Cuca como siempre ha dado en clavo y ha auxiliado a este viejo Gil e iluminado en vía de regreso a los hipotéticos lectores. Dice que ella prefiere a Agustín García Calvo en otras obras, como por ejemplo Contra la pareja o Relatos de amor, pero que para ser cabal y certero debería referir a esta obra en la Tribuna Alta Preferencia. Así lo hace este viejo Gil, Cuca: la mariquita Lucina ha ido leyendo los pasajes del libro que gentilmente remitiste mientras el viejo Gil intentaba confeccionar este post ajustándose a lo acontecido.
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