¡Ay Señor, la que armaron, la que liaron con la salía…!” Esta gente raya la zoofilia moral, o el bestialismo ético. Están literalmente desnortados o son malvados. Los políticos que han aprobado esa cosa de aspecto normativo que interdicta la tradición hispana son el paradigma de animal superior. Haciendo que protegen a los animales inferiores para que nada cambie y poder seguir viviendo al abrigo del frío que sufre el pueblo. Ozú hasta dónde se puede llegar para intentar mantener el voto. Pero nada hay de lo que nos debamos extrañar: es la política, la modulación de la angustia. Utilizando el nombre en vano de la democracia y el estado de derecho, terminarán prohibiendo las periquitas en las jaulas de las casas. Terminaran prohibiendo los acuarios domésticos. Terminarán prohibiendo el onanismo en el cuarto de baño. Terminarán prohibiendo el vermú dominical con la familia. Pero nunca suprimirán sus caducas instituciones parlamentarias ni las elecciones, ni la vida muelle de los políticos, ni los restaurantes, ni las grandes superficies que venden de todo además de carnes asépticamente empaquetadas. Consecuencias inmanentes de la cultura según Bauman. Otra vez el nefasto Nosotros la cultura.
Toda esta bullanga recuerda al siglo XVIII con sus embestidas contra la tradición y la sustitución de los dioses tradicionales por nuevos dioses. La ilustración mal entendida y manipulada de nuevo. La rigurosa separación entre gobernantes y gobernados a la que gusta aludir el sabio Ignacio Sotelo. Esta desdichada decisión hará correr ríos de tinta y será la realidad de nuevo manipulada por los políticos de aparente oposición para sus oscuros intereses. El viejo Dacio Gil -que ni es meapilas, ni jacobino ni simpatiza con el totalitarismo- está ya escaldado de estos asuntos del fumar, los toros, las multas, el terrorismo de Estado, la cleptocracia y la impunidad guatemalteca. Es decir: el estado de excepción del cuarto de baño y el domingo. ¡Ya está bien de toros de Osborne y contratoros de Osborne! ¡Ya está bien de narcotizantes como las celebraciones de “la Roja”! ¡Ya está bien de clasificar a los seres humanos por la práctica del fumar o no fumar! A la mierda con las arbitrariedades “culturales y felicitarias”. Que nos dejen de una vez seguir muriendo en paz. Da miedo el personal de animalario convertido en gestor eficaz y eficiente; igualico, igualico que el difunto CSIC. La institución que inocula la locura, el cáncer, la malaria, el estrés, el hambre, la sed a todo tipo de seres vivos bajo la mortaja del avance científico. Los animales en proceso de muerte que se "agencia" el Gobierno de España...
Quienes ahora prohiben las corridas de toros se reunen semanalmente en los mejores y más caros restaurantes con sus conmilitones para dar cuenta de solomillos, entrecots, estofados, filetes a la plancha entre otros muchos condumios para seguir intentando vender humo o encantar serpientes. Así de cínica es la vida pública. Acaso para aportar un granito de reflexión para que se les caiga la cara de vergüenza, pero ni siquiera para intentar cambiar su errada decisión–nada bueno debe de esperarse ya de los políticos actuales- sino para esperanzarse en que tengan algún que otro corte de digestión intelectual cuando les llegue a la mesa la comanda, el viejo Dacio Gil les pone el siguiente texto delante de sus ojos y su menguada mente, cual aceite de ricino, para que esos politiquillos de ocasión puedan leer –si no han olvidado leer y si no la conocían ya- la letra de la canción de aquel santo bebedor de corazón anarco que vestía un riguroso terno negro con camisa blanca y corbata también negra, de perfecto burócrata. Del autor de la memorabla “Stefanie”. Del incomparable Alfredo Zitarrosa. Para que recuerden antes de masticar, mientras se humedecen sus papilas gustativas, que el producto que humea ante su concurrida mesa también sufrió previamente Mobbing por parte del animal superior:
Temblando, con el frontal partido con el marrón, por el marronero, cae sobre sus costillas, pesada como un mundo, la res... Cae con estrépito, de bruces sobre el cemento... Balando al descuajarse su osamenta, ya sólo un pobre costillar enorme, ya sólo un pobre cuero y sangre, media tonelada de huesos astillados, hincados en toda esa vida temblorosa y atónita. . . Ahi se va alzando, como un pesado pingajo, atrapada por la pata por un gancho que le salta arriba, que la alza por un ojal abierto en el garrón de un cuchillazo en plena estupidez sentimental, en plena media tonelada de monstruoso dolor, incomprensible, absurdo, balando, plañidera y tonta, como un escarabajo que no piensa, mientras medita lentamente por qué duele tanto y por qué duele qué parte de quien que es ella misma, la res, abierta al descuartizamiento atroz por todas partes, que nunca habían dolido y que eran tantas partes, tan extensas. . . Y que pastando nunca había dolido... Haciendo leche, esperma, músculos, crin y cuero y cornamenta viva, que eran la vida misma manando hacia sus adentros, vibrando tiernamente como un sol cálido hacia sus adentros... Y nunca habían dolido... Ya está colgada... Las patas delanteras se enderezan, se endurecen y avanzan hacia adelante y hacia arriba, implorantes y fatalmente rígidas, rematadas en cortas pezuñas que hace un instante amasaban el barro del corral, el estiércol de otros cien balidos, Dinosaurios del siglo de las máquinas, nacidos para morir de un marronazo... Ahora ya es carne azul colgada en la heladera: "Uruguay for export"... Aquella res, que murió de un marronazo, cayó y tembló todo el frigorífico... Aquella otra res que recibió el marronazo en plena frente, de dos dedos de espesor, mientras entraba al tubo desconfiando porque allí no había pasto, alcanzó a comprender que había otra res delante, balando, que ya se la llevaba el gancho... Y cayó detrás, también, y el cemento tembló bajo esos huesos... Aquella otra res, que esquivó el marronazo y que cayó también, con un ojo reventado y una guampa partida, deshecha también cayó y tembló la tierra, tembló el marrón, tembló el marronero; la res, murió temblando de dolor y de miedo... De un marronazo en plena frente "for export" del Uruguay...
Sobran mayores reflexiones o argumentos. Desgraciadamente es la democracia del siglo XXI a la española. Bajo bandera. Bajo mortaja.
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