Encontrábase el viejo Dacio Gil hace una fecha tranquilamente sentado en el parque del Retiro, en la completamente tranquila, fresca y sombreada vaguada del jardín francés aledaño al campito de La Chopera, deleitándose con la prosa y la formulación de ideas de Elías Canetti, cuando se le acercó un viandante matutino junto a una imponente perra negra. Resultó ser Antonio de Cavanilles, antiguo compañero de colegio. Antonio era ya en la juvenil etapa de los estudios en los Dominicos muy inquieto y leído. Se caracterizaba por estar todo el día interviniendo en obras de teatro, festivales folk y actividades culturales. No cumplidos los 15 años ya contaba con su propia biblioteca de obras literarias, ¡su propia biblioteca comprada con su dinero y elegida por él! Dada su facilidad para los idiomas –lo que le homologaba al escritor que Dacio Gil leía esa mañana en el parque del Retiro- algunos le llamábamos Antoine, aunque otros le llamaban el poeta por la facilidad que hilvanaba ripios, sonetos y canciones e incluso algunos, en esa manía juvenil de los motes, llegaron a motejarle como el torero o Petronio, por su atildado porte aristocrático.
De Cavanilles siempre se caracterizó por la inquieta frescura, contenido y claridad de su pensamiento y de sus sueños de progreso. Atributos que no ha perdido ni un ápice con el paso de los años, como demostró en la conversación que se expondrá a continuación. Tras los saludos y remembranzas de rigor, de Cavanilles indagó de inmediato en la lectura de este Gil y al comprobar que se trataba de Canetti la conversación discurrió por los meandros de la biografía del escritor búlgaro-español-austriaco-suizo-inglés-alemán, su forzado nomadismo y su compleja y apartada vida. Salió a relucir, claro está, la relación con Iris Murdoch y los tintes de escándalo que se le han querido dar. Y ahí es donde surgió el cúmulo de conocimientos del compañero de colegio: articuló toda una teoría muy sugerente sobre “el amor y la atracción intelectual” no necesariamente sexual ni tampoco asexuada. De Cavanilles entiende que la decepción de Canetti con Murdoch que traducen sus propios escritos es fruto del distanciamiento intelectual, de la distancia crítica no por un repudio sexual o carencia de atracción. Mantuvo en aquella fresca mañana que analizar la relación con la óptica del sexo es errar indefectiblemente. "Ese tipo de relaciones –afirmó- se mueven en el plano de la atracción intelectual aunque haya otras atracciones". Dacio Gil lo miraba atónito aunque, como siempre, atrapado por el sugestivo análisis, cuando de Cavanilles apostilló: “Y si no, recuerda que la relación de Gabrielle Ménardeau con Julius Wittkop fue pura fusión intelectual”. "Si, si claro" –le respondió este Gil desconcertado ya que no había oído hablar de ambos. “Era una relación muy compleja basada en la libertad. Ambos buscaban y practicaban la libertad y la complicidad”. "Ya, ya" –apostilló este Dacio Gil intentando tapar sus deficiencias biográficas y literarias. “La historia de la literatura tiene exponentes similares a la relación de los Wittkop, ella lesbiana y él homosexual y separados en edad por 22 años. Además Gabrielle luego se enamoró también (amor total, su gran pasión, lo llamaba ella) de Christopher otro homosexual que frecuentaba los locales de prostitución en Bombay y apareció muerto acuchillado. Era tal su amor que le dedicó la obra el necrófilo. Según Gabrielle nunca mantuvo relación sexual alguna con él.” Este viejo Gil abrumado por los conocimientos del compañero de Cavanilles intentó parecer que sabía: “interesante mujer esta Gabrielle, esta Gabrielle…Men… Men...” – “Mènardeau –auxilió presto Petronio- aunque es más conocida como Gabrielle Wittkop. Los genios por lo general no son reconocidos por sus coetáneos y ni en Francia ni en Alemania se llegaron a entender sus libros, demasiado fuertes para la moral de la época. Sus novelas sacaban a la luz las contradicciones de la sociedad en un tono irónico y aparentemente morboso o macabro, pero también con ácido humor. Fíjate Dacio: una mujer que, declarándose lesbiana, proclamó su misoginia y llegó a decir que carecía de instinto femenino y escribía y vivía como un hombre. Nunca fue al colegio. Leía ocho horas diarias a partir de los cuatro años en la biblioteca de su padre que desde muy pequeña le dijo: Aquí no hay nada prohibido, los libros te ayudarán a pensar por ti misma, intenta no ser nunca una más en la masa. Alguna vez la preguntaron la razón por la que sus protagonistas tenían poco respeto a la vida y ella parece que respondió respeto es una palabra muy vaga. Si consideramos la historia de la humanidad con frialdad se verá que es una sucesión de asesinatos y muerte. Pero hay una gran hipocresía que niega que el Homo Sapiens sea malvado. ¡La literatura y las relaciones entre los literatos son reflejo de la sociedad, iluminan la caverna, Dacio! Sade, Voltaire,La Mettrie, Holbach, Condillac…” En ese instante la imponente perra de nombre Roda o Rolla, no recuerda bien este Gil, comenzó a ladrar impaciente tirando con fuerza de la correa y al cabo del amo. "Me marcho ya , me alegro mucho de verte Gil, de verte tan cambiado y tan apacible lector, tú que eras un abanto en el colegio" se excusó el colega de Cavanilles.
Cuando ya había avanzado unos metros tras despedirnos se volvió y dijo “¡los libros condujeron a Gabrielle a la vida que llevó, pero la salvaron de la desesperación, la soledad y el autismo!... Ah, por cierto ¿viniste a la Feria del Libro? El 30 de junio cumplió Slawomir Mrozec ochenta años y la editorial Acantilado ha editado un ejemplar gratuito homenajeándole e incluyendo el relato “el león”. Todavía en las librerías buenas lo regalan y si no lo consiguieses entra en acantilado.es y teclea Slawomir Mrozek. ¡Vaya tio! ¿Te acuerdas? En mi habitación la cama estaba allí, el armario allá y en medio la mesa. Hasta que me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí" – dijo de Cavanilles impostando la voz. Ambos nos reímos compartiendo la complicidad. Y ya de lejos nuevamente apostilló "¡Cuidado con los libros, las mujeres y las revoluciones: Pueden hacer tanto bien como mal!". Ambos nos hicimos señales con la mano. Era una verdad culta, consecuente, como las que solía anotar y suele decir este leído inquieto y siempre utópico y juvenil compañero de colegio.
Como sucedió lo cuenta este Gil para no desfigurar nada: Habrá que estar atentos a Slawomir Mrozek que parece que vuelve con renovados y justos bríos y descender a contemplar el mundo relacional entre escritores -y demás artistas- como la de los Wittkop u otras. Reflejo de la vida. La vida vivida y no sólo contada en abstracto. Los cuentos de Mrozek son parábolas irónicas sobre el absurdo de las instituciones, lo engañoso de la ingeniería social y la necesidad constante del entrenamiento del pensamiento y la razón. Las novelas de la Wittkop parecen estrafalarias y morbosas, pero no lo son: hacen pensar con cierto humor sobre el sexo, la atracción, la sociedad y sus atributos buenos y malos. Sigan el consejo del compañero colegial: busquen el librito gratuito de Acantilado referido a Mrozek e indaguen tanto sobre él como sobre la vida y las obras de Gabrielle Wittkop. La vida ironizada.
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Según parece, está usted leyendo o releyendo –y deleitándose con él, y en el mejor de los espacios para leer tranquilamente; ¡quién pudiera deleitarse con el “silencio” del retiro madrileño, tan lejano y tan añorado!- a Elías Canetti, y eso me recuerda la pesadilla que persigue al protagonista de “Auto de fe”, convencido de que si se separa de su biblioteca ésta podría ser pasto de las llamas, como le ocurrió curiosamente al autor de Un Mundo Feliz, Aldous Huxley, cuya biblioteca se incendió años después de escribir “Si mi biblioteca ardiera esta noche” . Canetti, como usted nos recuerda, aseguraba que acumular libros no leídos en una biblioteca es una manera de desafiar a la muerte, al considerar que las posibilidades lectoras vencen el tiempo futuro que nos queda por vivir. “¿Por qué soy prisionero de los libros?” se pregunta Enis Batur, quien considera que una biblioteca, símbolo del laberinto, refleja el modo de ser de su propietario aunque a éste no lo conozcamos personalmente, mostrándonos sus inquietudes, deseos y temores no sólo por los libros que componen su biblioteca sino también por el misterioso y singular orden de clasificación y su relación con el particular estado de ánimo al archivar cada libro leído, adquirido, recibido en depósito o regalado.
ResponderEliminarSi bien a mi modesta colección de libros no pueda denominarla “biblioteca” en sentido estricto, y dado que no me causa agobio alguno –aún- su acopio, gracias a su consejo (más bien al de su interesante, y al parecer sabio, compañero de colegio), he añadido un ejemplar con el librito conmemorativo del aniversario del ameno Slawomir Mrözek. Ya tengo un león en mi compilación de animales ilustres (como La Paloma, El Lobo Estepario, El Elefante ... entre otros).
Se va usted superando, D. Dacio, cada día; se lo digo muy sinceramente. Con independencia de que se pueda estar más o menos de acuerdo con sus opiniones, he de decirle que resulta muy ameno seguir sus afirmaciones, invectivas y diatribas aunque a veces nos cueste un poco seguirle el hilo de sus asertos. Siempre hay algo interesante que encontrar entre sus líneas que empiezan a no ser pocas: seguramente dejaría muy diminuto el libro de “El León” si juntáramos las páginas de esta Tribuna Alta Preferencia y las encuadernáramos en edición de lujo (como se merece). Y esto no ha hecho más que empezar, ¿verdad, D. Dacio?. Sus lectores se lo agradecemos/agradeceremos.
Un cordial saludo, para usted y para los posibles (sin cuantificar ni cualificar, haberlos haylos) lectores potenciales.
Por cierto: "Salus Reipublicae summa lex tibi esto"
He de confesarle, amigo Gruten, que tiene usted una facilidad enorme para mutar su apariencia. Diríase que Gruten, puede ser a la vez Dacio Gil y Augusto Faroni. o mejor aún: Don Quijote y Sancho. Siempre atento a socorrer a este viejo dacio Gil en su soledad escrita. Se ha convertido usted para este Gil en el auténtico Godot, transfigurado este comentarista en Vladimir o Estragón con este aspecto de "clochard" que otorga el tonel y los múltiples cahcivaches acumulados. Si. Ha de confesarlo este viejo Gil: espera ansioso su aparición siempre atinada y socorrista. aclara que la Tribuna Alta Preferencia sigue viva no sólo para Gil.
ResponderEliminar¡Que fina sensibilidad tiene usted Gruten! Se ha hecho con Mrozek. Bueno es un decir, pues ya quisiera usted -como este Gil- poder disfrutar siquiera un segundo (para la foto, aunque fuese sólo para la foto) de la compañía de tan insigne irónico. Pero, en efecto, se ha hecho con una parte de Mrozek, con la parte del león, y ha sabido perfectamente desmenuzarla y asimilarla.
Además, con sus certeras invocaciones a los libros y a la zoología ha provocado a este viejo Gil. Le alabo el gusto por aquello de la provocación del pensamiento. Muy certeras sus citas y la unión libro-muerte-animalidad-fuego que representa a la inaprehensible vida que a todos se nos escapa sin apenas gozarla (solo aspiran a gozar los poderosos, el gozo no nos es dable a los que rezongamos en la condición popular al decir de Miguel Espinosa). Eros y Tánatos.
Mientras este viejo Dacio Gil consigue vertebrar una contestación acorde a su comentario sobre "la espera meditada" (al usufructuario de esta Tribuna le va literalmente la vida en ello, en el contenido de la contestación) es de razón hacerle una pequeña digresión sobre los libros. La idea no es fruto de la infértil mente de este viejo Gil sino de la asaz provocadora de uno de los padres de este Gil, el indestructible Thomas Bernhard que califica cualquier biblioteca con un centro penitenciario "en los que hemos encerrado a nuestros grandes del espíritu...en una celda individual y a todos los demás en celdas colectivas, pero a todos para siempre jamás...para el fin de los tiempos y para la eternidad... Y ay de él si uno de esos criminales capitales se da a la fuga, se escapa, inmediatamente se le liquida y se le deja en ridículo, por decirlo así, esa es la verdad".
Si quiere usted profundizar en estas ideas de Thomas Bernhard - y no le tiene miedo a sus empujones espirituales-, le recomiendo "El malogrado" una obrita en la que el irredento provocador austriaco demuestra un profundo conociomiento sobre la música y en especial del canadiense Glenn Gould sobre el que hace pivotar una nueva denuncia de la impostura de la vida austriaca que ha devenido firmemente universal.
Pero no se aflija por anticipado. Usted ha dado muestras de empatía con este viejo Gil que ahora quiere devolvérsela con un florilegio del propio Bernhard en la obra de referencia y que describe perfectamente -cree con fe y esperanza este Gil- la esencia de los antecedentes armónicos de estos dos -a falta de otros más conocidos o por conocer- comentaristas Gruten y Dacio:
"Las amistades, pensé, en definitiva, como muestra la experiencia, sólo son posibles a la larga cuando se construyen sobre unos antecedentes armónicos, de los interesados, pensé, todo lo demás es sofisma."
De nuevo agradecido por su armónica y "abrazadora" luminaria amigo Gruten. Para nosotros no va eso de "Ave Caesar morituri te salutant". Que decidan sobre nuestros destinos los políticos turnantes, como enseña provocativamente también la parábola de el León de Mrozak.