Dado que el panorama es un auténtico esperpento se hace imprescindible hacer un paréntesis en el análisis del feminismo y la feminidad de Lou Andreas Salomé en comparación con el caos semiótico que nos rodea, más parecido a una escombrera que a una organización humana. Lou se avergonzaría de la fantasmagoría actual.
Hace más o menos 30 años se caricaturizaba al estulto ciudadano norteamericano, absorto junto a familia y amigos ante el televisor presenciando el correspondiente partido de beisbol, fútbol americano o baloncesto dando todos los congregados cuenta de una enorme pizza encargada por teléfono. Los españoles, enfrascados en otras ilusiones convivenciales –el sarampión democrático-, nos reíamos y criticábamos a los yanquis por su modorrez, carencia de criterio y encefalograma plano. Y hete aquí, que transcurridos 30 años los españoles hacen exactamente lo mismo conducidos por la histeria mercantil de los animadores (ya no son locutores, ni narradores, ni siquiera comentaristas) de la empresa televisiva respectiva. Mientras, los poderes fácticos y su vocero gubernamental (si, si, el gnomo imitador del otro gnomo al que tiran huevos en Dublín) se frotan las manos ante el resignado y estulto conformismo de una ciudadanía que no es tal sino un agregado de pijamas futboleros, camisetas rojas, pizzas, y prensa deportiva y del corazón. Y para más INRI a los acaudalados futbolistas les conceden un premio ¡por sus valores humanos! Así nos va.
Todavía turbado por la lapidación mediática del profesor Neira (hay aspectos económicos, jurídicos y políticos detrás, de los que nadie habla y la prensa silencia dócil con el poder), el viejo Dacio Gil viene reflexionando en relación al auge y caída de la nada. Respecto a los altísimos costes de los 5 minutos de gloria mediática. Sobre la ausencia de veracidad completa en todo lo que se manipula de forma ventajista en los medios de comunicación. Ni calvo ni con dos pelucas. Ni el docente Neira era antes un arcángel ni ahora es Satanás en persona por haber caído en uno de los múltiples controles-trampa administrativos (¿administrativos?, ¿en verdad son administrativos?) con los que los bandoleros del siglo XXI tienen sembrado el paisaje para poder sufragarse –es un decir, en el “gratis total”- unas vacaciones en el lago de Como, un lifting facial o la obtención del aprobado en las muchas asignaturas pendientes de la UNED para poder terminar una carrera universitaria que otorgue cierto barníz a la biografía del Ministro. A través de un “negro”, naturalmente, como aquel Presidente preautonómico al que también un negro -en adelante siempre potegido por el alto cargo- le elaboró la tesis doctoral y varios trabajos de investigación. Como el candidato a Alcalde, vamos; salvando algunas distancias.
Este gnomo va a terminar arrasando con todo, hasta con su propio partido. Y lo grande, y lo sorprendente, es que no se percata de ello por su ausencia de seso: Primero colocó al perdedor por naturaleza en Bruselas de Comisario, entendiendo que la capital del Mercado Común Bancario era el hábitat natural de él y su familia consorte (nunca mejor dicho). Luego continuó con el “affaire” Simancas- Socialistas de la base. Mas tarde con las mentiras económicas. Luego con las expropiaciones sin justiprecio, mera intervención de nóminas a los funcionarios, para paliar el desfalco de la Caja pública y ahora se saca el espantajo de la segunda unidad a -90%...o menos con eso de las primarias.
Algo huele a defunción, a Morgue y a duelo de muy larga duración en esa aristocracia capitalista del partido del gobierno. Aristocracia firmemente asentada en la convicción de la hueca demagogia de la compasión social mientras se privilegia la iniciativa económica privada para tener preparada una canongía para cuando se produzca su salida de la política que les proteja de las inclemencias del frio que se ven obligados a padecer los ciudadanos. Pero ya no engañan a nadie. Ni siquiera a los afiliados más veteranos ni a los trepas. Han perdido el rumbo y se aferran a su totalitarismo más arraigado con tal de codearse con empresarios, intermediarios y trincones. Han llevado al país a su nivel más bajo de consideración y –eso es lo peligroso- hasta se jactan de lo que hacen que hacen: retrocesos en todos y cada uno de los ámbitos de protección, eliminación de las garantías más básicas, desprecio por la dignidad humana, huída del derecho, emponzoñamiento de las ideas cardinales de la solidaridad, el interés general y el bien común.
Están haciendo tal daño a la convivencia que los ciudadanos afectados que todavía crean en las elecciones (o en la Junta General de su Comunidad de vecinos), si es que existiera realmente la elección racional, deberían echarlos a todos sin miramientos en las próximas elecciones, para que aprendan y se alimenten durante un tiempo de sus rentas aristocráticas. Aunque sea votando con los ojos y la naríz tapada a los otros bandoleros. Ya está bien de gente que no se ha bajado del machito desde prácticamente 1982, o incluso antes, como el candidato a Alcalde de Madrid. Ya está bien de mantener a gente que en vez de mejorar la convivencia la empeora.
Ahora han sacado del guardarropa lo de la segunda unidad a -90% o menos, o sea las primarias, para aparentar un debate de ideas cuando todo se mueve desde los albañales más sórdidos. En el fondo de esta estrategia mercantil (como no podía ser de otra manera en el PSOE de los pelotazos) de la “segunda unidad” late la intención de posicionarse en la burocracia del partido en el tránsito del largo desierto que se les debería avecinar. El acopio de sinecuras manejando las ambiciones de las personas dentro de la estructura interna del partido, que debería ser democrática y nunca lo ha sido, como en las Comunidades de Vecinos. Como la famila Pajín en Benidorm, para entendernos. O el clan de los leoneses o las innumerables familias, unidas o truncadas, que viven del presupuesto público sin pasar por unas oposiciones limpias a la función pública. No son suposiciones, todo es verificable.
No es extraño, pues, que el gallinero se encuentre alterado endógena o exógenamente. Se juegan seguir viviendo económicamente muy por encima de la media. Por eso lo de la segunda unidad. Pero el ciudadano debería entonar el "hasta aquí hemos llegado" y echarlos a todos a la calle. Muchos se quedarían en la puta calle, ya que no trabajaron nunca. Y luego habría que echar a los otros, a los tu(r)nantes, naturalmente, que no les van a la zaga a estas chicas y chicos. Pero hay que ser posibilistas: primero intentar echar a esta demagógica aristocracia presupuestaria, para que abandone la escasa escena pública que han dejado viva(rigurosamente vigilada de manera electrónica para cobrar, eso sí) con sus medidas totalitarias y antisociales.
El ciudadano, como en tiempos de la Revolución Francesa, debería de tener su espantajo al que poder alancear o hacer vudú. En este caso podría tomarse un muñequito vestido de político al que se podría denominar, verbigracia, Pichelo, como prototipo de muñeco trincón que nada habría hecho por la sociedad y todo por él mismo, pero que se habría sabido mover en las cloacas hasta vivir como el Maharajá de Kapurthala yendo y viniendo de una dieta a otra y de una promoción profesional o semi-profesional a otra. Y muñecos Pichelos hay muchos. Muchos más de lo que nos paramos a pensar.
Antes se nos vendía a tanto el conjunto de piezas. Ahora se nos intenta atrapar con la segunda unidad a-90% o menos. ¡Pobre del lenguaje, que es la primera víctima del totalitarismo imperante!
La estulticia de mercado. El porque tú lo vales. Por los valores sociales de la Roja (¡toma ya!). Por los años de honradez el socialismo expropiatorio de los gnomos, cruento con los pobres y entreguista con los poderosos. Ya lo adelantaron Tony Judt en 2001 y Carlos Cano ¡en 1983!:
¿Qué gloria se reparte? ¿Qué será lo que dan que hace perder el culo? ¿Dónde está la esperanza de nuestra generación?
Entera a su servicio, no hay problema zeñó, para lo que usted guste, dispuesta, en posición.
Tiempo de los enanos, de los liliputienses, de títeres, caretas, horteras y parientes. De la metamorfosis y la mediocridad que de birlibirloque te saca una autoridad.
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