No es secreto alguno la posición que mantiene este viejo Dacio Gil frente a la democracia contable de mercado en la que nos ha tocado vivir. No es preciso argumentar de nuevo sobre ello. El mundo casi en su totalidad es una enorme democracia contable de la que viven buen número de profesiones tradicionales y novísimas. Esa es la mayor grandeza de los regímenes titulados democráticos: que según van evolucionando permiten predominar y vivir (y en algunos casos vivir muy bien) a bastantes profesiones ingenieriles además de la de políticos. A grandes trazos puede decirse que comienzan los historiadores aportando legitimidad al régimen a través de hitos cronológicos; continúan los juristas, bajo birrete constitucionalista, dilucidando si se trata de república o monarquía; siguen los economistas aportando las líneas basilares de la financiación de las organizaciones del régimen; sobrevienen los sociólogos apuntalando la morfología de las estructuras y los movimientos sociales; subsiguen los científicos con su eterna aspiración de cientificismo omnicomprensivo de todo lo demás; y, tras muchas derivas intermedias, copan ahora la actualidad los psicólogos sociales, los publicistas y los comunicadores (los ingenieros suasorios ocultos). Como diría un clásico: la aristocracia para serlo de verdad necesita de escuderos para sus correrías.
Abrumado por el enorme ruido de la campaña electoral permanente,el viejo Gil llevaba dudando entre hacerse apátrida como Carlos Edmundo de Ory o buscar cobijo en una soberanía con futuro soberano y no tóxico. Al usufructuario de esta Tribuna Alta de Preferencia no le cuesta reconocer que ha ido de decepción en decepción y acaparando una desazón tras otra en esto de la soledad compartida que es la soberanía de Rojiquistán. Un Rojiquistán es campaña electoral permanente jalonada con campeonatos UEFA, FIFA o bolos mediáticos para hacer caja y fondos de reptiles. Entretenimiento de paisaje y paisanaje.
Cuando más desmoralizado se encontraba el viejo Dacio Gil, apareció el todavía presidente Rodriguez pertrechado de su sempiterno pensamiento Alicia (que pareciera ya un personaje protohistórico, perimido siglos ha, habida cuenta su mutis y el cambiazo mediático habido con su delfín Alfredo Brown) cantando las excelsas bondades del G 20. Una especie de gobierno mundial en la sombra engalanado de Gobernanza (que no gobernanta, que es otra materia más seria y–sobre todo para personajes como DSK- más tangible). Escuchando a Rodriguez el viejo Gil tuvo una iluminación: a partir de ese momento sería ciudadano del G 20, esa martingala que abduce soberanía pero que carece de responsabilidades de ningún tipo: Tirios y troyanos abrazando el amor y la francachela. Una “organización del desgobierno”, por utilizar la feliz expresión del ilustre Alejandro Nieto. Sin embargo, todo es precioso y hasta fantástico en el seno del G20 ya que esa institucionalidad fantasmal ni pone multas, ni organiza levas para sus ejércitos, ni siquiera te incluye en el censo electoral para colocarte de miembro de una de las mesas petitorias de voto. Estaba decidido: el viejo Dacio Gil intentaría jubilarse como ciudadano del G 20.
En ese contexto de todos mienten, de mentira estructural, tendemos a creer que la mentira es negativa por sí misma dada su contraposición a la verdad. La mentira vendría a ser el demonio en comparación con la diosa verdad. Pero, como explicase Gilbert Maurey en su excelente libro sobre la materia, hay muchas profesiones basadas en el secreto y en la mentira como valores superiores de su ejercicio y práctica. El autor apunta muchas, pero la añagaza es especialmente plástica en las profesiones que circundan a la Justicia, especialmente abogados y jueces. Naturalmente concierne también a políticos, publicistas y comunicadores.
Pero hete aquí que uno de los líderes nacionales por excelencia –que afortunadamente no se presenta a estas elecciones- utilizó una expresión la mar de didáctica: “a lo mejor contra la Real jugamos con un delantero mentiroso". Teoría y práctica. ¡Target! La concepción abstracta implementada a la perfección. Hasta ahora todo era ruido malamente mendaz. Y en esto apareció José Ramón. Sabido es que Rojiquistán carece de líderes y de liderazgo, por eso el ansiado líder no puede ser otro que don José Ramón Sandoval, que el pasado 6 de los corrientes, a través de tercero interpuesto (su colaborador don Ismael Martínez), dejó escrito un pasaje de puro primor en el manual de liderazgo del siglo XXI. El mentiroso como adalid de cultura, belleza y espectáculo. Cotas cimeras de fantasia, sueño y ensueño. Don José Ramón Sandoval se sirvió del delantero mentiroso (Michu) para dar una lección de táctica y estrategia. No como un tratado de violencia guerrera sino de dulce belleza. Cualidades que, como se desarrollaron en Vallecas y no en el Bernabeu, han pasado prácticamente desapercibidas para el gran público y para los sedicentes especialistas, ensimismados con el potaje mediático de Mou y CR7. De eso también viven muchos "profesionales".
El viejo Dacio Gil aunque aspire a ser ciudadano del G20, profesa la fe sandovalista. Mas que cientificista, Sandoval es cienciólogo estético. Y cienciólogo de pura cepa no puede ser cualquiera.
Y ¿saben desde dónde dirigió el líder máximo, don José Ramón Sandoval, el pasado día 6 sus operaciones estéticas? Ni más ni menos que desde la Tribuna Alta Preferencia. Sí, sí, desde la Tribuna Alta Preferencia, como se lee sin atisbo de gazapo. Un espectáculo sublime de fútbol fantasía y con el legendario Willy Willy dando fe a la efeméride.
Ni PP, ni PSOE, ni UPyD ni IU ni demás faramallas nacionalistas: José Ramón Sandoval for president.
El viejo Dacio Gil transpira a fecha de hoy felicidad a pesar de Rojiquistán y de las elecciones: Aún existe el liderazgo y algún destacado líder. En Vallecas está en estos momentos su máximo exponente. Un líder que pide paso entre los grandes con argumentos artísticos irrebatibles.
PS. Habrá observado el curioso lector que el viejo Dacio Gil está hoy de optimista subido pues -además de haber tenido la suerte de presenciar en vivo y en directo la opera magna de la filarmónica de Sandoval- ha sobrevivido sin escuchar ni una milésima de segundo el descomunal ruido del debate electoral televisado. Espera poder salvarse también de sus sevicias y secuelas que a estas alturas se conjeturan desmesuradas. Es un logro no enajenarse con los persuasores ocultos. Esos sí que infieren lesividad en sus mensajes mentirosos selectivos. Sandoval juega a mentir para intentar alcanzar la belleza y lo consigue. Si con lógica el sentido común no se pone coto a todo esto, los políticos de tres al cuarto y sus voceros -expuestos u ocultos- terminarán exterminándonos.
¿Se sacará algo en claro del debate televisado a bombo y platillo? Hasta el acto de depositar la papeleta, de seguro nos continuarán bombardeando con conclusiones científicas para condicionar nuestra sedicente elección racional. Quien se considere inteligente que indague en las diferencias entre Otto Pérez Molina y Manuel Baldizón y verá que proponen y, les dejen o no, harán lo mismito que Mariano y/o Alfredo. Está fuera de toda duda que las elecciones y el régimen de Guatemala en nada difieren de la democracia y el sistema del Reino de España.
Dado que el que no se consuela es porque no quiere, siempre será más ofensivo pensar en parecerse a Guatepeor.
Y el caso es que, bien mirado, ya presentamos sus mismas facciones.
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