Está visto que en los tiempos que corren todo está trastocado, nada significa ya lo que significó hace tan sólo una década. El lenguaje es lo primero que se ha pervertido: lo que antes significaba una cosa ahora significa otra bien distinta. Tanto en los afectos como en los intereses. La lengua es la primera traidora. O, mejor dicho, encubridora. Oculta la auténtica realidad. Zigmunt Bauman, con la perspicacia sociológica que le caracteriza, sostiene que en el mundo actual el lenguaje trata de contener en una misma frase o vocablo a la vez el sentido cabal y su contrario. En la frase evocada sería el sueño de pertenencia y el sueño de autoafirmación: la seguridad del abrazo y la libertad de la independencia. Como se intentará exponer más adelante, no parece que le falte razón al eminente pensador polaco radicado en el Reino Unido.
Tanto en el imaginario colectivo como en el individual, el sentido de la frase ¿Te has corrido bien? es fácil de identificar. Pero la cosa se complica en un universo material (afectos con fecha de caducidad) y “líquido” (auge del descompromiso) como el que nos movemos. Cualquiera con cierta experiencia y un mínimo de afectividad sabe situar la frase en el contexto que cree que le es propio. Denota si no empatía, sí, al menos, una preocupación por el compañero o la compañera. Revela también un algo de desconfianza, inexperiencia y hasta apocamiento. Puede significar extrema inseguridad o su contrario, la prepotencia. Y -¿cómo no?- trasluce una relación, una cierta unidad de destino en lo gozoso universal, al menos desde su inicio aunque su colofón puede ser dispar según haya sido la respuesta o el fingimiento. En principio debería referirse a una cuestión transitiva o sinalagmática en la que actuasen dos activos actores, aunque el viejo Dacio Gil no puede aventurarse a asegurar que sea siempre así, pues puede caber que el interpelante haya sido simple espectador, sin intervención activa de ningún tipo. Como más adelante se tratará de exponer con vocación de claridad, suele ser una cuestión de doble agencia, pues hoy la frase en cuestión es propia de manipuladores e incluso de sórdidos muñidores.
El ¿Te has corrido bien? actual, no necesita el añadido de la coletilla “cariño”, “amorcito” o “corazón”. Hoy es reflejo del cinismo puro recubierto de cierto protocolo hueco. Y no se piense que es privativo de hombres o de mujeres porque la experiencia demuestra que es hoy más paritario que nunca. Incluso – al viejo Dacio Gil le constan datos sobre ello- afecta también al tercer género.
¿Qué es una frase que denota empatía o preocupación por el otro? No. Rotundamente no, en el mundo rabiosamente actual, no.
¿ Que evidencia un cierto climax de identificación espiritual y física entre afectados y afectadas? No a todo. Ni mucho menos. ¿Qué se trata de un recurso erótico o post-erótico? Negativo. Si acaso estrictamente interesado. Casi mafioso.
- ¡No se ponga usted así!, mascullará de seguro el eventual lector, entendiendo que el viejo Gil chochea e intuyendo que ha perdido la perspectiva –y el deleite implícito- que comporta la preguntita. El dudoso lector pensará que el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia ya ni es capaz de recordar la aureola de triunfos que trasluciría indagar si se había producido o no dentro de los cánones, las ilusiones y hasta de las fantasías. Se equivocará quien así piense del viejo Gil. Y si no se equivocare es que lleva razón Zigmunt Bauman –que la lleva siempre- con aquello de la ambivalencia y los oximorones. Puede que el ¿Te has corrido bien? haya significado en la mayoría de los casos el top en el plano afectivo, sexual y humano, traduciendo una preocupación por el estado de “beatitud” accedida de nuestro partenaire, pero hoy se ha pervertido y deslizado a ámbitos mucho más sórdidos e inhumanos. Mafiosos sin el componente de macho seductor, victorioso y humano que dicen que portaban los miembros de la mafia con sus bellas acompañantes. El poder y su atracción en el sexo llamado débil.
Hoy la frasecita evidencia la más rastrera manifestación del embuste multidireccional. Es el quítate tú para ponerme yo pero con el cinismo propio de las organizaciones oligárquicas que se consideran (vana consideración, Vive Dios) selecta minoría frente a la plebeya masa de consumidores de bazofia. Es una frase protocolaria entre conmilitones hacedores de entuertos.
El viejo Dacio Gil se viene refiriendo, como el curioso eventual lector habrá captado rápidamente, a la confección de las listas electorales. Cimera manifestación de la manipulación humana piramidal. Estercolero desde el que se reclutan los próceres (¿acaso se lo creen?) que aceptarán unánimemente hacer lo que queda de política a espaldas y en detrimento de la gente que les eligió en la papeleta. Así ha sido desde el llamado cacicato estable que incomodase verbalmente a don Antonio Maura y se ha mantenido durante todas las etapas del franquismo: el genuino del alzamiento; el desarrollista; el de la transición; el de la UCD; el del PSOE felipista; el del PP de Aznar y ahora el de este franquismo desamortizador con rostro cínico que crece silvestre en las praderas sociales yermas del mal comenzado siglo XXI.
Hay un sinnúmero de pruebas concluyentes de la afirmación anterior. Entresacaremos sólo unas cuantas, que pueden tomarse como auténtica prueba del 9 de la perversión de la llamada democracia electoral. Pensemos, por ejemplo en don Francisco Fernández Marugán (Paquito, en aquellos tiempos gloriosos) que se ha mantenido contra viento y marea (auténticos tsunamis ha soportado su espalda económica, sóla o en compañía de otros) ahí en su escaño y en sus comisiones. Y hay muchos interesados en mantenerlo. Ahora con el PSOE sedicentemente renovado quieren colocarlo, de cunero pues hay apretujones en cualquier circunscripción con posibilidad de salir elegido. Sea donde sea, bien sea Extremadura o Soria. Lo mismo pasa con ese oscurísimo personaje (¿acaso siniestro?) que es don José Enrique Sarrano. Huelga cualquier comentario. Lo de aquel representante de Nueva Izquierda llamado López Garrido tiene algún asidero más, no en vano, además de parvenú, es archicátedroletrado y la tribu de Alfredo está muy necesitada de cierta pátina de pan de oro, como si de mostrar una piel semi-noble se tratase. Y si encima es con estudios en el colegio El Pilar, mejor.
Lo mismo puede predicarse del PP, sus ministrables y los emboscados que blandirán trienios para mantenerse en el balneario generosamente retribuido que son las Cortes Generales. ¿Son precisas mayores pruebas adveratorias? Están en la mente de todos. Bienes mostrencos
Estas “corridas” en las listas agravian ad intra y ad extra. Por un lado, a los militantes y machacas del partido (aunque para optar a las listas se necesita haber pisado muchos callos, saber acuchillar con nocturnidad y actuar en grupo en plan Four Lions). Por otro, al propio electorado, al pueblo, a la gente, que comprueba atónita, más allá de lo que parecía posible, cómo es todo un pasteleo infame. Hediondo, mendaz, humillante. No hay renovación que valga (en contubernio se encuentran, acá, aquellos que se hacían llamar “renovadores”, “guerristas” y seguidores del bien vivido"cambio tranquilo" zapateril; y , allá, los fraguistas, los aznaristas , los opusdeístas, los ex ucedeos, los campistas, los zaplanistas, Rafa Blasco y tantos más) aquí todo es cambalache y compadreo del más vil. Democracia de consentidores antisociales.
Luego, eso sí, todo se produce en un marco florentino: al desplazado, activo o pasivo, se le pregunta siempre ¿Te has corrido bien?
Por descontado, entre los muñidores, entre el cacicato estable establecido rodeado de pretendientes, aspirantes y advenedizos, el tono erótico (la desnuda erótica del poder declinante de la política: estercolero o centro de reclutamiento de la nueva estirpe de vagos y maleantes que pueblan el mundo occidental en este interregno del siglo XXI) de la frasecita tiene un tono más íntimo: Han conseguido colocarse en las listas con posibilidades de elección y, ellos sí, se corren de gusto. Gusto individual y onanista, pero especie de gusto al fin. De manera vergonzosa y vergonzante se ríen de los valores constitucionales.
Una coda final irresistible: Afortunadamente hay otros mundos donde priman los afectos en vez de los crudos intereses. En eso sí, la frase ¿Te has corrido bien? resulta humana y también divina.
El sabio Zigmunt Bauman lleva razón: el siglo XXI en España es un potaje de gozos y de sombras. Unas sombras oscuras, alargadas y difuminadas. También ellas se han corrido pues no resultan ni claras ni contorneadas.
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