Esta semana hemos andado revolucionados por los bancos. En esta vida que llevamos de prejubilados truncos y humillados, los acontecimientos nos han pillados desprevenidos. Narcotizados todos sin excepción por una extenuante precampaña electoral que ya dura 3 meses y lo que queda, parece que hubiésemos bajado la escuálida guardia que aún nos restaba. Extenuante una precampaña que ya se manifiesta como omnicampaña. Parece como si al Régimen no le viniera bien que esa estrafalaria organización oligárquica llamada PSOE se desplomase con el estrépito que parece justo y necesario, como hace años le pasó a la UCD. Todo el mundo se malicia que al PP de Mariano y a los detentadores de Rojiquistán (los bancos, los especuladores, los intermediarios de toda laya, los jueces –de cámara o simplemente vagos-, los vendedores de humo, la iglesia establecida y exonerada fiscalmente y hasta el tío Benito el cabrero) les interesa que la banda de Alfredo salve los muebles, dado que la mayoría absoluta del ala conservadora de este franquismo que largamente padecemos parece asegurada. Por eso nos machacan cada día en los medios de comunicación, para que nos confundamos en la falsa creencia de que el sistema es binario y que no cabe otra alternativa. Hay mucho pesebrista en ambas formaciones que quiere sólo un cambio cosmético sin adelgazar el Establishment. La eterna escisión entre los pocos y los muchos dentro de las democracias de mercado. El margin call generalizado.
Parece claro que al Régimen le interesa, pues, que la banda de Alfredo salve los muebles para demorar la metamorfosis partidaria a tiempos de bonanza económica, evitando ahora la revitalización de la sociedad civil indignada y poniendo sordina a las imprescindibles alternativas de participación. Cuando uno se detiene a contemplar objetiva y desapasionadamente esta transición franquista hacia el postfranquismo comprueba que ha sido una larguísima concatenación de desfalcos y convolutos a todos los niveles. Aquí no se salva ni Dios: lo asesinaron. Pareciera como si los únicos interesados entre el electorado de las próximas elecciones fuesen los sindicatos de las fuerzas de seguridad pues ellos sí se juegan mucho, dado que la estructura de sus puestos es toda de libre designación y sin rejillas, y el policía que hoy está sojuzgado aspira que con la vuelta de tortilla electoral cambie su suerte a mejor con los ganadores. Quienes somos viejos sabemos por viejos que los periodos electorales están trufadados de noticias filtradas por los sindicatos policiales. Y ante ellas los políticos de todo signo tiemblan pues en esta sociedad rigurosamente vigilada las “fuerzas del orden” conocen los vicios e intimidades más recónditos de todos pero especialmente de los políticos. Alarma social arrojable contra la mismísima cara de la llamada sociedad civil.
A lo que iba, que el usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia tiende a perderse en meandros poco recomendables. Menuda se ha montado en los bancos que frecuenta el viejo Dacio Gil esta semana posterior al 15 O. De una parte Obama invocando el amor delante del monumento de Luther King en Washington: Cualquier movimiento social tiene que canalizar la tensión a través de un espíritu de amor y solidaridad, le han hecho decir sus asesores. De otra, Zygmunt Bauman en su conferencia en el Matadero de Madrid conjugando Movimiento 15 O con aquel de Solidaridad de Walesa y recomendando cierto realismo y continuidad para que el movimiento ciudadano no se pierda en la evanescencia cuasi folclórica en un mundo de acumulación-consumo desaforado: el amor crítico y rebelde. Por su parte Antonio Gala con la amorosa clarividencia que siempre le ha caracterizado, renovada ahora con la espontaneidad sin tapujos de un Peter Noll, entona el descarnado ¡No cejéis! ¡No desmayéis! . Y por fin, el ¡fuera máscaras!: Gordon Brown aterrizado en Madrid intentando apuntalar a su siamés Alfredo y revocar la negra fachada del legado del siamés de Blair (Zapatero) tomando a los españoles por ligeros de cascos, como si no supieran de sobra éstos de la nefasta herencia dejada por el multimillonario Blair (al cual Zapatero ha tenido siempre de modelo), el dañino gnomo depredador de derechos sociales, según Tony Judt. El siamés de Alfredo (¡menudo marrón!), enterrador electoral del laborismo, se atreve a recomendar a los españoles que estén orgullosos de los logros del Zapatero-Blair. Está visto que estos autotitulados "progresistas" (?) desprecian a la sociedad, henchidos de elitismo hueco. Margin Call de nuevo.
En los bancos del parque todos somos prejubilados truncos, excluídos y humillados del mundo-consumo de los otros bancos, los genuinos del dinero. Somos mayoría abrumadora masculina como los participantes en la martingala esa del Global Progress de la Fundación Ideas. La peña del banco del parque ya no creemos ni a nuestro santo padre y la discusión política nos desazona. De tanto deambular cabizbajos mirando al suelo nos hemos hecho expertos en tobillos femeninos: hay unanimidad en que nos gustan finos y tenemos hecho un ranking de tobillos femeninos que desatan nuestro aletargado deseo.
En la vida humillada de los prejubilados truncos de la peña del banco, se produce una violación de la mirada: Ésta ya no es la mirada en horizontal, limpia y frontal sino en refracción descendente. Ya no es directa a las prominencias femeninas naturales sino diagonal hacia el suelo; hacia el empedrado, el calzado y los tobillos. De ahí la confección del ranking estético de los tobillos.
Es tal la deformación de nuestra mirada que por eso quedamos todos pasmados cuando el cultivado y prudente Luis Apolodoro soltó de improviso la frase que nos hizo enmudecer a todos. “Jolín que hastío. Ahora nos percuten psicológicamente con el debate electoral como si de una tortura de la CIA se tratase, y todo está ya en el culo y en el amor de Jenny”. Todos quedamos perplejos con la frase. "Entreveran amor en sus mensajes manipulatorios -continuó Apolodoro-, cuando el verdadero amor se concentra en Jennifer". Todos pensamos en una Jenny caribeña que se habría echado de novísima amante el bueno de Luis. Pero no, se trataba de Jennifer López cuyo sensacional trasero –sobre el que hay unanimidad unánime en el banco- mostraba el diario ABC el pasado 26 de septiembre. Pero no sólo del trasero se trataba sino de su forma de amar. El silencio era sepulcral pues cuando Apolodoro platica derrama exquisita inteligencia. “Todos ahora dale que te dale con el amor y Jennifer debería abrir una Universidad de excelencia. Eso si que es futuro. Y hasta alternancia política. Jenny y Marc son mucho mejor ejemplo convivencial que Cánovas y Sagasta o su ínfima potencia de remedo: Mariano y Alfredo. Lástima lo de su separación.” Todos callábamos perplejos mientras Apolodoro continuaba argumentando: “El álbum Como ama una mujer es un tratado de sociología de la rabiosa actualidad. ¿Acaso Qué hiciste no os recuerda a Zapatero?. Aquella frase desesperada de el sobrevivir de la batalla final es cruzar el desierto de Me haces falta, ¿no os recuerda al PSOE de Alfredo?. Eso de creer que el amor te lleva al cielo y que el destino se indignara que aparece en la canción Te voy a querer es de lo más actual ¿no creeis?. O el no necesito morir para saber que es por ti que se apaga mi alma aplicado al clan de Zapatero, gestionado por Alfredo y apuntalado por Brown."
"Yo prefiero eso de amémonos despacio y sin excusas o el alma estalla en mil pedazos si tu estas conmigo amor que aparece en Por arriesgarnos -continuaba en su soflama Luis Apolodoro-. Con estos dos partidos atrapalotodo, las etrofas de la canción Tú conmueven más que la propaganda electoral esa: Y sentir y esperar/ Yo tus ojos, tu voz y tus sueños habré de seguir/ y lucharte para conquistarte".
Luis Apolodoro no suele dar puntada sin hilo y en el cénit de su discurso, como colofón solidario, indignado y amoroso nos propuso cantar juntos tres canciones de su Jenny en homenaje al amor de mujer y a la paridad electoral y de la otra. Y allí estuvimos toda la peña en pleno parque entonando a capella Como ama una mujer, Amarte es todo y Apresúrate. Poco a poco se fueron arracimando fans en el parque como si de un concierto de los Sabandeños o del Orfeón Donostiarra se tratase. Los aplausos de la concurrencia engallaron a ese corral de gallos viejos acorralados, asqueados e indignados que somos los prejubilados truncos. Los congregados pedían un bis y una bella colombiana trigueña, que acompañaba a una distinguida señora bien mayor que también aplaudía, dijo: Y ahora canten Escapémonos. Y allí que nos vimos intentando cantar la metáfora de todo lo que está pasando cual si Marc y Jenny fuéramos:
Escapémonos tan lejos de aqui
distantes de todo
en la oscuridad donde no haya mas
que ver en tus ojos.
Escondámonos de la multitud
del absurdo día a día
donde todas esas cosas que perturben
no esten más en nuestras vidas, en nuestras vidas.
Para que estemos sólos amor
y el universo se nos quede en un abrazo
donde se esfumen esas dudas
y esos miedos que nos quedan del pasado.
Para que estemos solos amor
en un dia sin fin
sin preocuparnos mas
del que podran decir,
donde durmamos abrazados
y si entonces nos sorprende el amanecer
saber que estas ahi,
que estamos solos.
Escapémonos por necesidad
nos debemos tanto...
Si el amor está, no hay por qué esperar
el dónde o el cuándo
Escapémonos. Escondámonos.
Escapémonos
Luis Apolodoro es un sabio. Degustador sibarita de traseros excelsos de dulces damas y erudito en amores de mujer. Enciclopedia viva de canciones de amor.
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Recién leído el texto anterior suyo, me asomo por aquí, de nuevo, solamente para dejar constancia inmediata de mi aplauso sincero por esta su última entrada en su blog al que, como bien sabe, soy adicto. Chapeau! Hat! Sombrerazo! Hoy ha estado usted muy sembrado, sí señor. Salude y felicite ud.de mi parte a sus animosos parroquianos de banco.
ResponderEliminarNo sabe cuánto agradece el viejo Gil su intervención, amigo Gruten. Al leer su expresiones políglotas sobre el tocado (no del trasero apabullante de Jenny, sino del sonbrero) me inquieté pensando que su comentario giraría sobre la "margin call" para que desembolsase una pasta de la que carezco. Bien sabe -y si no se lo digo ya- que el viejo Dacio está más tieso que el perro de un volatinero y poco broker puede intimidarle con requerimientos.
ResponderEliminarAfortunadamente usted no es Jeremy Irons (asombroso el parecido con Mario Conde en el film), sino el afable y optimista Gruten que siempre aparece cuando más pesimista está el viejo Dacio Gil. Es usted como la Cruz Roja sólo que sin sirena (aunque vaya usted a saber...).
Transimitiré sus saludos a la Vieja Troba Truncoprejubilada, para dar ánimos a la muchachada, que bien los necesitamos todos.
Sólo me resta que me desvele una duda:¿le ha gustado el post porque le gusta Jennifer, sus protuberancia postdorsal o la letra y la música de sus canciones? Porque cantar, lo que es cantar, es dudoso que haya podido oír usted aquél día a la peculiar Vieja Troba poniendo en sus cánticos las reflexiones amorosas de tran sensacional culo, digo artista...