La urbanización de adosados en la que mora este viejo Dacio Gil es una especie de casa-cuartel en horizontal en la que viven o creen vivir representantes de la clase media baja urbana azotada por la postguerra impuesta por los poderosos financieros a la que se ha entregado con armas y bagajes el expropiador de salarios públicos señor Zapatero. Pareciera como si todos los habitantes de la casa-cuartel hubieran considerado que este fuese su último verano y todos han salido las dos semanas intermedias del mes de agosto (ya ni los ricos veranean todo el mes, aunque vacacionen todo el año). Los vecinos empiezan ya a regresar de sus vacaciones estivales sin apreciarse aún en sus rostros ni en sus expresiones síntomas de síndrome postvacacional ni atisbo del divorcio que dicen que se aparece, como Satanás, en todo septiembre. Todos aparentemente tan felices y dispuestos a enseñar a toda costa sus fotos vacacionando. Un auténtico engorro para quien se les encuentra, obligado a permanecer estoicamente visionando diminutas imágenes en el telefonito. Al menos antes para enterarte de las vacaciones de los demás tenías que aceptar una invitación a un café con pastitas y una vez en su morada te ponían el proyector de super 8 o te hacían visionar los videos. Más o menos, sabías a lo que te atenías si aceptabas la invitación a las pastitas. Ahora no hay precaución que valga, el recién llegado saca el teléfono móvil o, aún peor, el i-phode y te hace ver una por una ¡todas las fotos!, para lo cual hay que adoptar a veces las posturas más insospechadas ante la insistencia del interlocutor para que observes detenidamente y sin reflejos , evitando la incomodidad del sol, detalles familiares o de aquel lago, playa, montaña, acantilado o parque temático. Así, buscando la sombra de un árbol, una marquesina de autobus o, incluso, una cabina telefónica, cuando no una papelera o un banco, hemos de ir contestando “si, si, qué bonito”, o “vaya paisaje tan precioso” o “que gracioso el nene con el helado al lado del orangután y de la abuelita”. Lo peor es cuando el interlocutor te trata de explicar pormenorizadamente el contexto vacacional de la instantánea (Dacio Gil ha llegado a visionar las instantáneas del móvil en posición decúbito prono bajo un banco de la urbanización para poder apreciar en todo su esplendor a un matrimonio en un curso de kajak en aguas bravas leridanas). Y no digamos si son varios interlocutores (un matrimonio, unos novios, unos amigos, etc.) los que pueden irte desgranado los detalles. En ese caso: ¡Prepárate! Entre unas cosas y otras, el excurso fotográfico por las vacaciones del vecino puede durar fácilmente de una hora a dos horas. Al final no recuerdas nada de lo expuesto pues te has perdido por sobresaturación de imágenes y explicaciones.
Parece, en efecto, existir una necesidad de convalidar nuestro estatus a través del visionado del vehículo 4X4 por el desierto junto al beduino y el camello, de esculturas, catedrales, estadios de fútbol, parques temáticos, arenosas y atestadas playas y encierros populares. Instantáneas todas siempre sazonadas por indiscretos actores que se han colado en la foto intentando hacer, a su vez, su propia foto, su acta de que ellos también han viajado cámara en ristre. Demostrar que nos hemos movido, que no hemos parado quietos. El vértigo de la velocidad para poder seguir viviendo al que vienen aludiendo Paul Virilio y Giorgio Agamben.
Es raro ya el que te cuenta su experiencia sólo de viva voz y de manera sucinta, apelando a tu imaginación o a tus recuerdos. El viejo Dacio Gil no gasta teléfono móvil y por eso gusta de observar los espasmos fotográficos de los vecinos en su condición de veraneantes viajantes. Pura sociología de lo cotidiano. Entroniza a quien discretamente no te muestra imagen alguna y se limita a hacer funcionar tu imaginación.
En la “urbanata”, empero, no todo es mimetismo y emulación. Afortunadamente aún perviven seres humanos normales. Un vecino, padre de familia numerosa y pluriempleado, por la mañana bedel en un instituto y por la tarde instructor de culturismo en un gimnasio subvencionado por la Concejalía de deportes, a pesar de ser doctor en derecho y filosofía y haber preparado en su juventud oposiciones a catedrático de universidad en la rama derecho procesal (Delso Cantueso es su nombre y sin duda para desgracia de este país del toro y la roja se ha perdido un Giuseppe Chiovenda soriano), se acercó este lunes al usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia para comentarle que a su mujer le había dicho una vecina en la piscina colectiva que la esposa de este viejo Dacio Gil comentó un día con otra vecina que el viejo Gil escribía un blog. El vecino Cantueso reconoció que tras muchos intentos fallidos había logrado localizar dicho blog. Aludió al último post, relativo a los tríos y la triangulación con la prudencia y criterio que le caracterizan. Y ha hecho notar a este Gil que se había quedado corto en el desrrollo de la temática al omitir hablar de la expresión juntar un trío. Dado que el usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia jamás ha sentido afición por los juegos de azar, en un principio se desconcertó y pensó que tan egregio bedel-culturista se refería al juego de naipes conocido por poker; pero no, Delso no se refería a eso sino a lo que ocurre en las oposiciones, en las que “ligar un trío” es contar con tres votos inconmovibles de tres vocales del tribunal (o Comisión, como ahora se dice para que nada cambie) antes de que se celebren las pruebas selectivas; única posibilidad cierta de superar unas oposiciones. El vecino pluriempleado es un hombre de muchas lecturas y sabiduría aunque trata de de ocultar cualquier atisbo, para que los vecinos no le utilicemos como abogado de balde y para no recordar a aquel bedel de los pájaros que se hizo famosos en TVE porque lo sabía todo de aves siendo un bedel raso en un colegio público. Posiblemente lo hace para no estigmatizar dentro del vecindario a su propia familia numerosa con un cabeza de familia tan "de poca monta". Las urbanizaciones, plagadas de mediocres -ya se sabe- se dan mucho a eso de los motes. Con la ponderación que le caracteriza, sólo suele hablar de ejercicios gimnásticos, spinnin o complementos vitamínicos para cincelar la musculatura y, muy rara vez de fútbol o de prensa canalla. Digna opción vital la de este hombre para no parecer un raro en la casa-cuartel. Pero es, por así decir, un librelector, que es mucho más que un librepensador y siempre apuntala sus afirmaciones –cuando se atreve a hacerlas, que es casi nunca- con jugosas citas y estuvo aludiendo largo rato, para sustentar su tesis de los tríos perversos universitarios, a un libro de Alejandro Nieto titulado “la tribu universitaria” muy difícil de encontrar en la actualidad.
El viejo Dacio Gil reconoce que podía haber aludido en el anterior post al fraude en las oposiciones donde impera el “ligar un trío” en vez de la auténtica evaluación del mérito y la capacidad del opositor, pero eso tal vez le habría desviado por elevación de su refrescante propósito y le habría llevado a Miguel de Unamuno y a la historia de las llamadas “escuelas” que no son más que agrupaciones semi mafiosas dentro de la universidad y a la “llevada de carteras” (e incluso el traslado de los hijos del catedrático al colegio en su coche particular) de los aspirantes a ganar una oposición. Quede, no obstante, apuntado; aunque sea con octava. Con la indicación de que tampoco en este ámbito el gobierno de estas chicas y chicos ha hecho nada por desterrar tan odiosa práctica. Antes al contrario, la ha fomentado para intereses espurios particulares manteniendo la figura de la “acreditación”. Huérfanos de cerebros, estas chicas y chicos siguen la ominosa práctica de intentar tener catedráticos de la propia cuerda. Como siempre.
Por su parte, la fraternal amiga Cuca llama a este Gil telefónicamente para decirle que ha regresado ya de la playa onubense (por lo tanto, se cumple la observación sociológica apuntada de que ha cambiado el “tempo” vacacional) y para sugerirle que al echar un vistazo a la Tribuna Alta Preferencia en lo que toca a los tríos, el viejo Dacio Gil tal vez había perdido la oportunidad de haber entreverado las ideas de Agustín García Calvo en su librito Contra la pareja. Contra la pareja y contra las instituciones a las que interesa la pareja para conformar al individuo y sus ansias de libertad. Pues es cierto. Y cabal es también reconocerlo.
Además, siempre tan sutil Cuca, pregunta como de pasada por el silencio padecido también sobre aquel conjunto de cadáveres políticos llamado el Trío de las Azores y su recidiva actual por los hermanos Zapatero-Obama con, por ejemplo, la siempre ingeniosa y profunda Leire Pajín. Cuca planteaba asimismo una postrera cuestión a este viejo Dacio Gil sobre el significado y alcance del baño de la señora de Obama en Marbella. Sostiene Cuca si no habrá sido como aquel baño del señor Fraga y el embajador Biddle Duke en las aguas de Palomares, cambiando contaminación química por contaminación financiera.
¡Esta Cuca!
¡Ligar un trío! Tríos nuevos en odres camuflados de nuevos. El eterno retorno de la nada. Tanto saludo a los veraneantes regresados ha impedido que aparezca en el plazo previsto en la Tribuna Alta Preferencia la diosa que despreció los convencionalismos, mantuvo -según la opinión femenina dominante en la época- un escandaloso comportamiento con los hombres y desafió los valores establecidos con su indiferencia por las apariencias, puesto que sólo le animaba la búsqueda del conocimiento pleno y la libertad. Encontrar la libertad sin ataduras.
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