Decíamos ayer que ser antisistema es sinónimo de ser
optimista. Con el atinado Naces, consumes, mueres del Colectivo Primas de Riesgo se sumergió el viejo Dacio
Gil en su sepulcro siguiendo las indicaciones de Edward Snowden.
Es sabido ya que el viejo Dacio Gil es un triple o cuádruple
Raskayú (cimera es la versión de Bonet de San Pedro con los 7 de Palma) pues tras
la muerte civil en el CSIC, por decisión estrictamente personal optó por la
muerte laboral voluntaria y hoy se precia de haber dejado hueco para la
empleabilidad juvenil –que el Gobierno hurta a los jóvenes para ofrecer su
tributo a los amiguetes bajo veste de contratación por obra o servicio- siendo
ya oyente de pleno derecho en el
pudridero nacional que es España dentro de su contexto europeo, aunque aún le restan por
resolver algunas fétidas sevicias de Mobbing judicial corporativo.
El amable lector –si es que lo hubiere- permitirá que el todavía
veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia levante levemente la tapa
de su sarcófago y rememore la frase de Joseph Roth que debería ser lema de la
gente decente: “Un único hombre al que le importe un bledo que peguen a un
judío es más nocivo que los diez que lo apalean. Al judío, al gitano, al
pelirrojo, al de los ojos verdes. De ahí que, comparada con la “neutralidad” de
algunos, la bestialidad sea casi llevadera. EL ENEMIGO COMÚN, EN RESUMIDAS CUENTAS, ES EL INDIFERENTE".
Sobre todo esto recapitulaba hace unos días en su sepulcro al
hilo de la brillantísima e impactante adaptación del Rinoceronte de Ionesco
hecha por Ernesto Caballero en la que todo lo sustantivo y adjetivo, lo
objetivo y lo subjetivo resultan geniales. Pecado de lesa decencia habrá sido
perderse tan monumental obra teatral. Caballero debe ser el único que se salva
del tremendo hundimiento institucional que padece España. Deberíamos alzar a Caballero
como positivo paradigma de la reinstitucionalización de España con el aire fresco que se anuncia en la Europa del sur para no terminar muriendo todos de
asfixia aplastados por el Monstruo Amable,
el Rinoceronte mostrado por Ionesco-Caballero.
Apelando a la indulgencia del amable lector –si es que alguno
hubiere-, el viejo Dacio Gil se repetirá al modo que lo hace Zygmunt Bauman –a mucha
honra de Bauman, por supuesto- recordando aquellas palabras de Peter Noll en su libro palabras
sobre el morir que ya aparecieron en esta Tribuna Alta Preferencia. Hermanan hoy,
el Noll trascrito con el Bauman del recientemente editado antiguo libro Mortalidad,
inmortalidad y otras estrategias de vida en el que reflexiona sobre la relación entre muerte y
moralidad. Y ambos hermanan con los luchadores teatrales Petra Martínez y Juan
Margallo y su aleccionadora obra ¡Chimpón!
en su impagable papel de tábanos, búhos, gayos
-¡ni más ni menos que vallecanos!- frente al Rinoceronte:
"La mayoría de
las personas se tranquiliza al saber que los títeres del aparato ostentan el
poder en todas partes, pues opinan que no cometrán ninguna tontería. Sucede
justo al revés. La estupidez o locura no son individuales, sino que, por el
contrario, algo mucho peor, son colectivas, colosales e inevitablemente
inherentes al sistema. Nadie se responsabiliza de ello. Los sistemas actúan de
forma totalmente lógica y razonable, y lógica y razonablemente desencadenan la
destrucción total (...) Los títeres de los aparatos actúan según la ley, la ley
de la destrucción mútua. Sus ideas jamás son insólitas, y carecen por completo
de la capacidad de imaginar el futuro. En este sentido no saben siquiera qué
están haciendo (...) En todos los sistemas son los títeres quienes ostentan el
poder, los mediocres, los corrientes, los adaptados, los no creativos. Serán
ellos los que causarán el ocaso del mundo, y no los locos y los inadaptados. ES
NORMAL QUE DEL SISTEMA NO SURJAN PERSONAS CAPACES DE ROMPER CON LAS LEYES DEL
SISTEMA. Sólo este factor irrealizable nos podría salvar aún."
Por pura coherencia el viejo Dacio Gil, desafiará las
inclemencias del tiempo y todas las mordazas “antiviolencia” (oxímoron de los
oximorones) que -si no intentamos
evitarlo entre todos- nos terminarán devanando los sesos (el estado de shock descrito por
Klein), ajustará la tapa de su sarcófago
al tamaño de la mochila en la que suele
transportar su CPAP cuando sale a bailar las sardanas con el resto de los
esqueletos, convocará a sus truncos hermanos de la ATP y con la mejor sonrisa se
cargarán todos de esperanza para transitar el próximo 31 de enero por Madrid desde
Cibeles a Sol contra la desesperanza inducida institucionalmente.
Convencido está de que juntos PODEMOS desestabilizar al Monstruo Amable que tantos
cadáveres tiene primorosamente acumulados bajo la advocación de la Santa
Trinidad.
Convencido está de que juntos PODEMOS intentar una nueva institucionalidad mucho más
digna.
Juntos PODEMOS: el enemigo común es el indiferente…que
siempre termina en el bando de los Rinocerontes.