martes, 24 de julio de 2012

DE CULOS ARISTOCRÁTICOS.


El viejo Dacio Gil tiene a Andrés Ortega por un fino analista de la realidad política y social. Tal vez su único acusado defecto haya sido prestarse a ser miembro del oscuro gabinete dirigido por José Enrique Serrano en la Moncloa en le época negra del  gnomo Zapatero. A pesar de ello, su capacidad de análisis debe servir para convertir en venial su pecado de colaboración con el insulso tándem Zapatero-Serrano. Recientemente ha publicado un libro junto a Ángel Pascual-Ramsay (¿Qué nos está pasando?) que apunta cosas interesantes a la par que inquietantes perspectivas de futuro. Pascual-Ramsay es un profesor de ESADE que últimamente, haciendo proselitismo de las decaídas escuelas de negocios, clama contra el funcionariato que viene pastoreando España desde tiempo inmemorial (hay que reformar el funcionariato y la judicatura, que parecen perviven en el siglo XIX). Funcionariato sería el gobierno de los cuerpos de élite funcionariales. Emplea el voquible funcionariato como sinónimo de  mandarinato de los altos cuerpos, en la misma acepción que Pierre Bourdieu (La noblesse d'Etat: grandes écoles et espirit de corps) lo hacía cuando analizó ese peculiar estilo de sociabilidad y de manejo del capital social-simbólico de relaciones al que agudamente calificó de  Nobleza de Estado. El propio Pascual-Ramsay se posicionaba recientemente sin tapujos en una columna en el diario EL PAÍS : "Debemos para ello liberalizar la economía, rompiendo el corporativismo que la tiene atenazada, y que resulta en un mercantilismo plutocrático dominado por las grandes empresas, en connivencia con los poderes públicos y en detrimento de la mayoría de empresas y emprendedores. Debemos reformar la Administración, para acabar con el corporativismo conservador del alto ‘funcionariato' y su práctica monopolización de la vida política." Ese funcionariato, representado por los abogados del Estado tipo Soraya Senz, que parece consentir -si no auspiciar- que vayamos hacia un inexorable desastre.

Pierre Bourdieu lo dejó plasmado con tremenda claridad y crudeza:

La moral del servicio público que gustan de profesar los altos funcionarios o patrones “tecnocráticos” encuentra sin duda algún fundamento objetivo en las disposiciones heredadas de un medio familiar que, tanto en el caso de la burguesía de vestimenta como en el caso de las fracciones asalariadas de la pequeña burguesía, fomenta el interés por los negocios y el culto al dinero: todo pasa en efecto como si los individuos salidos de estas fracciones de clase no pudieran afrontar los negocios más que al término de un rodeo legitimador por el aprendizaje escolar y el servicio público que les conducen a administrar los negocios ya hechos más que a hacer los negocios todavía por hacer, con todos los riesgos y todos los compromisos que ello puede implicar (…)

Pocos grupos dirigentes han reunido jamás tantos principios de legitimación tan diferentes, y que, aunque en apariencia contradictorios, como la aristocracia de nacimiento y la meritocracia del éxito escolar o de la competencia científica, como la ideología del “servicio público” y el culto a las ganancias disfraza como exaltación de la productividad, se combinan para inspirar a los nuevos dirigentes la certeza más absoluta de su legitimidad. La gran burguesía. Ese conjunto de linajes, casi todos parisinos, de banqueros, de industriales, de grandes patrones de Estados y de grandes burgueses de vestimenta, entre los cuales se redistribuyen el conjunto de posiciones de poder económico y político, a merced de las “vocaciones” y de las cooptaciones, con discontinuidades aparentes en la cadena mecánica de las sucesiones –pudiendo el hijo del banquero convertirse en profesor de la facultad de derecho, mientras que el hijo del profesor de medicina puede devenir patrón del Estado- tiende a ejercer en todos los ámbitos de la práctica un poder equivalente al poder sobre el capital económico que le asegura su capacidad de movilizar el capital financiero. La interpenetración del sector público y del sector privado, la coexistencia del modo de reproducción familiar y de un modo de reproducción de componente escolar corregido por el juego de la cooptación –que tienen en común hacer de la cultura y del arte de vivir burgués, muy ampliamente reconocidos como realizaciones de excelencia humana,la condición del acceso al poder económico-, todo ello hace de la combinación histórica así realizada un forma altamente eufemizada y sublimada de poder, que las denuncias ordinarias dejan intacta, a falta de cuestionar los fundamentos de la creencia que le es otorgada.”

Claro y demoledor el sociólogo francés que buceó en la distinción y en el capital simbólico.

Viene todo esto a cuento porque el diario ABC del pasado 22 de julio insertaba en su cuadernillo Los domingos de ABC (pp 62 a 64) un artículo de Graciano Palomo que llevaba por título Una generación para cambiar a España. Ni que decir tiene que el artículo se mueve en un mar de tópicos (incluídos los del éxito en el aprendizaje y la excelencia en el conocimiento, analizados por Bourdiou en la cita transcrita) y denota su marcada tendencia a ensalzar a los nuevos santos civiles, a la nueva camada de “reconocidos socialmente a través del Estado”. Se trataba, como no podía ser de otra manera, de los abogados del Estado que, de un tiempo a esta parte, han decidido asumir todas las parcelas de poder en la gestión pública (en espera de marchar o retornar a la privada por el simple giro de la puerta) ya que el asesoramiento al Estado lo han despreciado, dejándolo en exclusiva al mercado, en manos de las grandes corporaciones  de abogados nacionales e internacionales. Ellos y ellas ya no tienen a bien asesorar o litigar a favor del Estado. El periodista Palomo alude a la "gloriosa"promoción de abogados del Estado de 1996, el llamado “Clan de Soraya” entre quienes cree apreciar gran preparación técnica, discreción y trabajo. El artículo es interesante porque el curioso e inquieto lector podrá detectar la endogamia y la cantidad de “puertas giratorias” que se establecen entre los miembros y miembras de esta pujante aristocracia continuadora de los también gloriosos Osorio García, Conde, Isla y demás próceres nacionales que, antes que ellos, opositaron también al cuerpo nacional de abogados públicos. A juicio del viejo Dacio Gil el más descollante -y el que aporta un mayor lustre intelectual a esta aristocracía jurídica con aficiones de gestión en el mercado y en lo público- con diferencia es Luis María Cazorla Prieto, una mente extraordinariamente sólida y estructurada. Esta nobleza de Estado, por lo demás, aspira a ser reconocida con el  mismo timbre de honor que se atribuía a la sangre azul de la nobleza tradicional. Y para eso, en la sociedad que nos movemos hoy, es imprescindible que ciertos medios de comunicación propaguen a los cuatro vientos las pretendidas virtudes teologales que vendrían a atesorar. 
Pero lo que verdaderamente ha dejado atónito al usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia es una enigmática frase que aparece casi al final del artículo: “Este elenco de personas que demostraron tener “culo” para aprobar unas oposiciones muy duras y en general con cierto sentido de Estado y de su servicio…” La frase ha desconcertado por completo a Gil, pues, por lo general, jamás ha reparado antes en los culos de los opositores a leguleyos/as del Estado y menos aún en el culo de doña Soraya. La atención del viejo Gil siempre se focaliza en sus tacones y a la ambición desmedida que rezuma la susodicha. A las 8 miembras de la promoción del 96 que aparece en la fotografía facilitada por el ABC es imposible pulsarles la calidad de sus glúteos, lo mismo que a los 22 grises trajeados miembros masculinos de la citada promoción: Ni sus culos, ni su sentido del Estado ni su idea de servicio público están al alcance de poder ser ponderados con el visionado de la foto. Después de la lectura del ABC sabemos, eso sí, que son “listos del culo” pero no sabemos muy bien por qué. Pudiera ser que la mención al culo sea porque han calentado banquillo muchas horas estudiando, convocatoria tras convocatoria, pero muchas horas de banquillo producen un culo flácido y no el culo distinguido, duro y cautivador propio de nadadoras u otros deportistas. Al menos sobre el culo de María Dolores de Cospedal, otra conspicua representante de la nobleza de Estado, sabemos algo más, ya que lucía un trasero distinguido, apenas velado por un elegante terno de gris y negro, en aquella boda institucional del año celebrada en octubre de 2010.

Sea como fuere, el viejo Dacio Gil no entiende eso del culo para aprobar unas oposiciones. No quiere siquiera pensar en aquello de la “promoción canapé” para obtener plaza en unas sedicentemente reñidas oposiciones púb(l)icas. Mucho menos evocar aquellas notas características del cacicato estable que la sabiduría popular puso su paternidad en boca de don Antonio Maura y que terminaron por hacerse máximas incontrovertibles del actuar y el derecho administrativos: Al amigo el culo; al enemigo por el culo; al indiferente la legislación vigente.
Debe, pues, de de tratarse de un error de criterio en anatomía en el que habría incurrido el periodista Palomo. Parece haber confundido el culo con las témporas. O, al menos, los codos con el culo. Las epicondilitis con las almorranas, por ceñirnos a las patologías que les son propias a los respectivos atributos.
Codos en el estudio sí, pero…¿culo? Algo habrá querido dejar traslucir subliminalmente el periodista Palomo (el palomo mensajero de la nobleza de Estado) que el viejo Dacio Gil no acierta a comprender al no estar imbuido de la jerga periodística, por no estar ducho en las claves del lenguaje semi-culto de los periodistas.

El viejo Dacio Gil ya se ha posicionado con anterioridad sobre los culos en esta tribuna y hasta se ha pegado algún tremendo batacazo desde ella ante la visión impactante de algunos culos espectaculares. Reconoce que existe toda una jerarquía sobre culos, y recientemente el periódico La vanguardia (http://videos.lavanguardia.com/20120720/54327767863/los-mejores-traseros-de-barcelona.htmlm ) ponía en conocimiento general la elección de los mejores traseros de Barcelona, remedando a aquella brasileña y aquel francés que en 2008 fueron declarados en París los mejores culos del mundo. Justo es reconocer también que en las bodas se suele establecer una espontánea competición sobre culos al estilo blanquísimo de Pippa Middelton. La vestimenta y la dedicación femenina por destacar bellamente su presencia juegan a favor de obra. Pasa lo mismo las noches de los viernes en primavera y verano en las grandes urbes cuando las quinceañeras lucen sus escuetas minifaldas o mínimos pantaloncitos. Son el máximo exponente a la Pasión trasera, de la devoción por la reta-guardia: del culete que reta al guardia. Pasión que no sólo la acaparan los culitos de las quinceañeras, la retaguardia pluscuamperfecta de Kim Kardashian o los traseros imperiales de Rihanna o Jennifer López, pues también bellezas de cierta edad como Jane Fonda o Daphne Selfe lucen unos reversos espectaculares que cuestionan las huellas del paso de  los años. Esa pasión tampoco conoce de razas, etnias o colores pues ¿alguien duda de los traseros de la hindú Anouska Shankar, de la ucraniana Natasha Yarovenko o de la cubana Camila Castro? Tampoco en base a las tallas cabe jerarquizar los culos pues para unos el modelo es el escueto de la china Shu Pei o el plano y longilíneo de la rubia del anuncio de DKNY; para otros, los más moderados y ponderados, subyugarán los canónes medios de la brasilera Raica Oliveira o las redondeadas formas perfectas de Lizzie Miller o Kriten Stewart; mientras que para otros el ideal estético residirá en el rotundo, sólido, inapelable y XXL size trasero de la norteamericana Candice Huffline. Por supuesto, no cabe  hacer una clasificación disociada por sexos pues es sabido que la mayoría de las mujeres –según confiesan ellas mismas- suelen fijarse en primer lugar en los atributos glúteos de los hombres, tipo Matt Schiermeier o Jakub Stefano. Pero sobre esto tampoco cabe ser demasiado determinante ya que para otros y otras los traseros que realmente cautivan son los del maniquí Andrej Pejic, o del músico Bill kaulitz. O los de Lady Gaga, Agyness Deyn, Lulia T, o Milou Groesen, símbolos todos de la androginia y ambigüedad dominantes.

Es lo cierto, como señala Felix Rodriguez, catedrático de filología inglesa de la Universidad de Alicante (Diccionario del sexo y el erotismo), que “ha habido a lo largo de la historia un culto al culo musculoso, especialmente de la mujer. Particularmente valorado en la edad de piedra, en la Edad Media y en los siglos XVI-XIX. En el siglo XX cabe destacar la década de los cuarenta, en la que triunfó la cintura de avispa con caderas prominentes y la década de los ochenta, en la que tuvo su auge el body building, dándose valor a las nalgas redondas, firmes y sin grasas”.

Y a todo ello no es ajena la tecnología y las industrias del bienestar y el bienlucir. Todo un arsenal de técnicas para lucir reversura (hermosura trasera): Desde los procedimientos quirúrgicos de alta precisión, la cibercirugía o la laserlipolisis para modular gluteos y eliminar rollitos hasta las microcorrientes múltiples (Slow Life House) que refuerzan la musculatura glútea; o la combinación de radiofrecuencia bipolar, luz infrarroja, succión y masaje mecánico (técnica VelaShape). También las menos costosas, por supuesto, natación o subir escaleras ayudan al culo destacado por el filólogo, y, en el  caso de subir escaleras, lo mejor  es calzarse unas zapatillas deportivas del tipo easytone,  perfectas para terminar luciendo un culo deportivo. Y, si no es posible el ejercicio asistido, ahí están los aparatos Slendertone que activan sin esfuerzo los músculos del culete en sólo 4 semanas dejándolos en perfecto estado de revista.

Para los casos más resistentes siempre cabrá una vuelta al pasado ajustándose una de las milagrosas fajas Spanx para incitar al caballeroso azote que se debería quedar en eso, pues cabe suponer que puede ser altamente embarazosa su presencia en el caso de accederse a estadios superiores del protocolo galante. El viejo Dacio Gil se malicia que son las que suele calzarse para determinadas sesiones fotográficas Michelle Obama, pero el usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia carece de otros datos que no sean su intuición al contrastar la imagen de su trasero (imperial por otras causas) según las sucesivas fechas.
Además, toda mujer de cierta edad recordará los milagros que obraron aquellas fajas Shape sensations de la afamada marca Triumph. Sin tener que ir tan lejos en el tiempo, cabe aludir a la más reciente faja Gemma Perfect que dice garantizar una talla menos de cintura y un mayor realce de los glúteos. Y para erradicar por completo el fracaso competitivo en estos lujuriosos (intercambios de capital erótico) tiempos que toca vivir, siempre quedarán las tiendas de ropa colombiana con sus vaqueros levantacola, sus bodys reductores y corsets. No es opción a descartar la de los levantacola dado el alto capital erótico de las mujeres colombianas. Y que es una opción aclamada lo demuestra el lanzamiento reciente de los vaqueros milagro de Benetton, los Pin Up: curvas modeladas en una sola pieza de tejido Power stretch con un cosido sin costuras que, junto a una pieza secreta que alisa el vientre, contienen una especie de canesú interno en forma de corazón invertido para maximizar los gluteos en su proyección a unas largas piernas. Todo -dicen- sin tener que contener la respiración, sin la incomodidad de los gases y sin tener que recurrir a un asistente para que los encaje mientras se está tumbada ajustándolos al cuerpo. Los vaqueros  levantacola a la italiana, con precios en euros.

Pero lo más de lo más, al humilde  juicio del viejo Dacio Gil, la mejor  de las alternativas  es el método de coaching  recientemente publicitado para conseguir el soñado culo 10 sin esfuerzo de ningún tipo, quitándose al menos 20 años de encima. Culitos que tomarán solos el camino del insti y hacia los brackets. Lo ha dado a conocer con gran éxito la empresa Campofrío.
¿Es a eso a lo que se refiere el ABC al aludir al culo de los abogados y abogadas del Estado? ¿A que en los cócteles oficiales se abstendrán de dulces y licores y tomarán exclusivamente pavofrio? El culo solo, todos los culos solos, unicamente pueden proporcionar éxito en el Insti; en la Universidad, las oposiciones y la puerta giratoria el culo sólo no es elemento  dirimente. Ese privilegio está reservado en exclusiva para los más excelsos y singulares gluteos.
¿No quedamos, tras la figura de don Manuel Fraga, que las oposiciones te meten el Estado en la cabeza? Pues ahora va a resultar, de seguir a pies juntillas al ABC, que lo que hace la preparación de las oposiciones es meterte todo el Estado y su dichosa ética pública  por el culo.

Más o menos como han hecho doña Soraya y sus compañeros de gabinete colegiado con las pagas extraordinarias, los moscosos y los demás derechos del funcionariado: pasárselos por el arco del triunfo, por el orto. No los derechos del funcionariato, que esa es una distinguida  manifestación del poder de obligar a los siervos y una forma de entrar y salir por las puertas giratorias en beneficio económico propio.

En sucesivas elecciones, sería recomendable que cada cual eligiese el culo que más se adapte a su cosmovisión. Que se acople al menos a los cánones estéticos que agiten su sensibilidad y sus ensoñaciones.

jueves, 19 de julio de 2012

EL PAPEL DE LA PRENSA EN LA CRISIS ESPAÑOLA.



El viejo Dacio Gil teme quedarse perdido para siempre en una multitud inerte. Trata de que el cambio de civilización anunciado no le deje definitivamente fuera de juego. Más aún de lo que está, tras una muerte civil impuesta que data de más allá de una década. Intenta comprender y hacer suyo el pensamiento complejo que viene promoviendo, como salvavidas, Edgar Morin. Le aterra la posibilidad de la catástrofe que parece despuntar por todos lados. Por eso busca con ahínco La vía de la mano del filósofo francés de 91 años (Actualmente, se pide a la gente que crea que su ignorancia es beneficiosa y necesaria, y, en el mejor de los casos, recibe alguna amena lección impartida por eminentes especialistas desde ciertos programas de televisión). El viejo Gil ha terminado por internalizar que debe de trabajar por insertarse en una democracia cognitiva. Por ese objetivo lucha. Y se niega, a pesar de su edad ya provecta, a acomodarse en la sociedad del espectáculo y del miedo, ahíta de mensajes contradictorios.

Este pasado domingo, en una postrera tentativa de pulsar dentro de sus posibilidades las consecuencias de la indignación social con las medidas anunciadas por el Jefe de Gobierno que no gobierna sino que escenifica, intentó hacerse, a pesar de su precio dominical algo desorbitado, con los dos periódicos de tirada nacional más representativos y de mayor altura técnica en orden a poder enterarse de lo que estaba aconteciendo. Por un lado, el periódico que, de creer a Luis María Ansón en su columna La memoria apagada del suplemento EL CULTURAL de El Mundo que él preside, del pasado día 13, que “ya no es el verdadero”: el ABC. Por otro, el diario al que, con la gracia y agudeza que le caracterizan, Luis Racionero (Entre dos guerras civiles. Memorias sociales y políticas) califica de “regeneracionista”: El País.


Las cosas están tan pésimas que es preciso pulsar siquiera la opinión publicada ya que, al menos el usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia, necesita la información para vivir, para protegerse, para tratar de identificar a quiénes le agreden y poder columbrar las razones que puedan tener éstos para inferir daño a los demás. El detenido análisis de ambos diarios ha dado como resultado lo que es sabido: que la información ya no es ni completamente independiente, ni completamente veraz, ni completamente exacta, ni completamente ecuánime, a pesar de que  elementos de esas connotaciones están presentes en los mensajes. Que el lector, en su papel de consumidor de prensa escrita, ocupa un lugar muy secundario en la actividad de de la empresa informativa. Tal como reconocen Kovach y Rosentiel (Los elementos del periodismo. Todo lo que los periodistas deben de saber y los ciudadanos esperar), “ser imparcial o neutral no es un principio esencial del periodismo” y eso se notaba a la legua en ambos diarios el pasado domingo día 15.

Empezaremos por el ABC “inauténtico”, según Ansón. Apelaba al patriotismo desde su portada misma con una imagen de Nadal portando una bandera bajo el lema “España por bandera” y ligeramente más abajo, en caracteres también destacados, una frase descontextualizada de una entrevista con el ministro Soria: “Tienen razón los que se quejan del IVA”. Para remachar el mensaje icónico el director, Bieito Rubido, se larga una poco justificable loa de Rajoy que no tiene desperdicio: desesperado intento de aplacar el malestar de los tradicionales votantes del PP (la mayoría de los lectores del diario) con el presidente Rajoy que dice estar adoptando medidas (en rigor eso no es gobernar) en contra de sus propias convicciones y, por descontado, perjudicando intencionadamente a mayoría de sus votantes. En una estrategia calculada y sistemática, la página 5 se dedicaba íntegra al presidente francés Hollande bajo un texto intencionado de Jesús Lillo. A doble página (6 y 7) de nuevo aparece el patriotismo deportivo con gran despliegue de signos y un mensaje textual de “orgullo” (imagen de Nadal y bandera que vuelven a cobrar protagonismo en las páginas 72 y 73 bajo el título “Nadal, en el nombre de España”). Y sigue la concatenación de imágenes simplificadoras, en la página 8, a toda plana con la imagen de Rajoy en el congreso del PP anadaluz y un texto (Angel Expósito) titulado “Campeón”. El monográfico Primer Plano (pp. 16 a 25) se titula “Ajustes para una España viable” y trata igualmente de conformar la aceptación del tradicional lector de ABC a las múltiples medidas sacrificiales de ajuste de Rajoy. Y para remachar el mensaje y ampliar el ámbito cognitivo se dedican las páginas 26 y 27 a la sedicente  oposición bajo el lema “Rubalcaba no remonta su perfil de líder fallido”. Todo en el ABC del pasado día 15 preparaba de manera ineluctable a la conducción de la aceptación del votante indignado con una especie de arenga (p 28), con Rajoy diciéndole al PP (y, por la oblicua, a su tradicional electorado): “No tenemos nada de lo que avergonzarnos”. El diario luego iba rebajando paulatinamente el tono del mensaje hacia el infotenimiento, para terminar tratando, entre otras cosas, la Isla de Perejil, la labor humanitaria con inmigrantes de la fragata Almirante Juan de Borbón, los Sanfermines o las muertes de montañeros y turistas en el Mont Blanc.


Tras un análisis semiótico del ABC del domingo 15 de julio, la conclusión no puede ser más clara: el diario adopta una estructura propia del nuevo periodismo y no pretende ser independiente ni informar con completa veracidad, objetividad o ecuanimidad. Acomoda los mensajes a su mercado. Por arriba para congraciarse y ser funcional con el poder político. Por abajo con la aspiración de mitigar el lógico descontento de sus lectores (votantes tradicionales del PP) con las medidas ejecutadas por Rajoy contra la mayoría de los españoles. El lector ávido de información objetiva comprueba que el ABC renuncia deliberadamente, como otros muchos medios informativos, a ejercer un cierto control independiente del poder y entre mensajes simples de patriotismo deportivo intenta elevar el ánimo político de sus lectores. Lo hace mezclando información y entretenimiento con un objetivo fijo: mantener su nicho de mercado, simplificar y banalizar los mensajes y conformar con ello el ánimo de sus lectores, a la sazón caladero electoral del actual Gobierno. En esto el ABC intenta ajustarse al diario “verdadero” al que parece añorar Ansón, pero lo hace con las nuevas técnicas conductistas descomprometidas dirigidas a unos  consumidores que no demandan una excesiva especialización en los mensajes. Al viejo Dacio Gil el ABC –al menos el del domingo de marras- le defraudó en alguno de sus contenidos, demasiado funcionales a los poderes político y económico actuales. El diario opta por insuflar ánimos –o limar el descontento- al granero de sus tradicionales lectores. No es preciso ser Umberto Eco, Abraham Moles o Martín Serrano para constatar este hecho.


El diario “regeneracionista”, por el contrario, azuzaba ya desde su portada con un mensaje del todo cierto pero impactante:  Destaca “El Gobierno endurece en el BOE el recorte a los funcionarios y parados" sobre una imagen del reciente presidente francés Hollande con la entradilla “Hollande se propone moralizar la política”. El mensaje simbiótico estaba servido desde la portada. Tras dedicar 11 páginas a repasar la actualidad internacional, se detiene en un aspecto del periodismo que antes este diario despreciaba en sus coordenadas técnicas: el periodismo de investigación. Así, le dedicaba dos páginas (12 y 13) a la red de tráfico de datos, revelando que tenía contactos con agentes oficiales del CNI. Como pasa siempre, en medio del caos y el desgobierno los espías y detectives  hacen negocio. Y su revelación también lo hace. Por descontado, para los agentes dobles el negocio es doble. El diario global mezcla en la página 15 la declaración de Rajoy “No tenemos nada de qué avergonzarnos” con la imagen de los Fabra (padre e hija) besándose con un mensaje subliminal: “Carlos Fabra alaba la ética de su hija Andrea”. Otra simbiosis icónica. Y una página más allá, con gran lujo de caracteres, “El Gobierno teme protestas sociales, pero descarta movilizaciones masivas”. Y para remarcar el regeneracionismo que le imputa Racionero, dedica también una página al paisano del autor de Carcamón, el exalcalde, diputado autonómico y exconsejero catalán Jordi Ausàs, con este titular “Ha caído como un pajarito”. Y la entradilla “El entorno de Jordi Ausàs se muestra estupefacto por la actividad contrabandista del exconsejero catalán”. Al ser de ERC no tiene demasidos costes para el diario... Por su parte, El tema central, que consta de 10 páginas, versa sobre “El mayor recorte de la democracia. Los efectos sociales” y pasa a repasar la dependencia, el aumento del precio de la luz, la confiscación a los funcionarios, la entrada a saco la soldada sobre una nómina concreta etc., etc., etc.


El análisis del diario El País denota que es otro el perfil de sus consumidores-lectores. Opta por destacar los efectos negativos de las medidas del Gobierno. Tampoco busca la independencia ni la ecuanimidad (ya hace tiempo que retiró de su cabecera su mención “independiente”, trocándola por la más atinada “global”) sino captar la atención de unos lectores con un perfil determinado. Otra indignación más militante de unos lectores que se autoperciben como ilustrados. Por descontado, sigue siendo el periódico técnicamente más logrado (por encima del ABC) pero es claro que defiende unos determinados intereses empresariales y políticos.


El análisis de los dos mejores periódicos de tirada nacional (junto a La Vanguardia y, a veces, El Mundo) muestra una ajustada radiografía de España. Se aprecia en su continente y contenido que no pretenden ser independientes o neutrales y que su compromiso con la verdad se encuentra tamizado por influencias de diverso orden. Por eso sus noticias se han transformado en un peculiar “servicio al cliente”. Cliente que en la mayoría de los casos no es el ciudadano lector el preponderante –y a veces tampoco los anunciantes- sino los entramados de Poder. Las empresas editoras sabem que en la actualidad ese cliente individual busca ya exclusivamente confirmar su sistema de pensamiento ya que todo lo demás le resulta fatigoso y, en muchos casos, poco digerible. De ahí la polarización que se aprecia en los mensajes elaborados tanto por el ABC como por El País.


Acaso no sea negativo que la prensa haya quedado reducida a ese papel de unas veces intentar reconciliar a sus lectores con el Gobierno y en otros casos predisponerlos en su contra. Sería el resultado de las relaciones triangulares (o cuadrangulares) que se establecen en los mensajes de las modernas empresas periodísticas: empresa, soporte publicitario y lector (además del Poder). Fenómeno que es especialmente notable en el periodismo radiofónico. Esa es la prensa que nos queda o que hemos terminado mereciéndonos.
Al fin y al cabo, tal como sostienen Kovach y Rosentiel “Sólo un 47 por ciento de la población lee la prensa y el cien por cien no sabe más del mundo de lo que sabía hace 50 años. Es posible que, tras un examen detenido de la situación, la idea de que la prensa proporciona la información necesaria para que los ciudadanos se gobiernen a si mismos resulta ilusoria. Quizá no nos gobernemos en absoluto. El Gobierno actúa y el resto de nosotros nos limitamos a ejercer de testigos (…) Hemos desarrollado un periodismo que se justifica a sí mismo en nombre del ciudadano, pero en el que el ciudadano no desempeña ningún papel excepto el de audiencia”.

martes, 17 de julio de 2012

MORALIDAD Y EJEMPLARIDAD PÚBLICAS.

Va ya camino de los 20 años que las modas que dirigen el actuar público  obligaron a todos los que aspiraban a servir a la colectividad a empaparse del famoso Informe Nolan. Dicho informe era una enumeración de reglas sobre cómo debería ser el comportamiento público hechas por un Comité británico presidido por un juez. En España fue el catecismo para quienes se apuntaron a la concepción de las Políticas Públicas de tinte economicista que partían de un recelo de la pétrea escasa eficacia del normativismo jurídico. No por casualidad ese auge de la propagación de la ética pública vino a coincidir con la época de los pelotazos varios y de la fiebre incrementalista del gasto en los ámbitos públicos. Con visión retrospectiva podría decirse hoy que el catecismo Nolan y sus innumerables versiones vulgatas nacionales vinieron a operar como caballo de Troya del control previo y posterior en el terreno público: en aras a una ética sublime se flexibilizó la gestión. Todo se redujo a un angelical comportamiento ético, por lo que los controles ex ante y ex post devinieron prácticamente inexistentes por innecesarios. Poca cabida para Satanás  en un guateque de ángeles. El eventual lector –en la dudosa hipótesis de que hubiere siquiera uno- puede recurrir a las hemerotecas o las publicaciones del INAP y las demás escuelas similares autonómicas y locales para comprobar la impronta de la moda de la ética en el ámbito público. Apreciará que se elevaban a la categoría de dogmas el interés público, la integridad, la objetividad, la responsabilidad, la transparencia, la honestidad y el liderazgo. El juicioso juez británico y sus compañeros de comisión fueron desgranando uno tras otro hasta 38 razonables aspectos de la ética pública. Tan noble texto vino a constituirse en catecismo Ripalda del actuar administrativo de la misma forma que los códigos éticos se habían implantado antes en la corporaciones mercantiles para tener menos controles. Como todo código ético que se precie, tanto el Informe Nolan como sus hijastros estatales, autonómicos y locales confiaban sobremanera en la bondad del ser humano, despreciando aquella reserva que mantuvieron los pitagóricos –y que Montaigne dejó plasmada en el capítulo IX de sus Ensayos-, que afirma que el bien es cierto y limitado, el mal infinito e incierto.
Simplemente con evaluar a fecha de hoy cómo han ido desenvolviéndose las cosas en el ámbito público  en Europa –y no digamos en España- se obtendrá una conclusión neta, objetiva y contundente. Conclusión que discurrirá paralela al desplome del derecho administrativo “continental”, del orden jurídico en general y los sistemas de control interno en particular.

Escasa vinculación han tenido siempre lo político y lo moral. Al menos en el plano argumentativo. Cuando se quiere desacreditar en un debate político cualquier argumentación se acude a la moral para socavar la legitimidad del oponente mediante “esos son argumentos morales, esto es una discusión política”. Y algo parecido ha venido ocurriendo entre ética y moral. Dos idénticos significados separados por la linde difusa entre pensamiento y acción. Algo así como la diferencia entre ser persona de gabinete y serlo de gestión. Mundos separados cuando no antagónicos.

Es un hecho incontestable que la sedicente izquierda en Europa se encuentra en un desierto sin cantimplora y sin oasis ni siquiera en espejismo; no sabe bien por dónde sopla el viento económico y carece de alternativas al liberalismo. Se limita a camuflar su incompetencia. Pero lo más grave es que los demás, ni siquiera los liberales puros europeos, tampoco saben lo que quieren y hacia dónde dirigir sus medidas políticas, una vez desamortizado hasta el más pequeño espacio público y desmantelado todo el entramado institucional estatal en beneficio de una pujante –y segmentada- burocracia supranacional presa de los Lobbies.

El adalid de la esperanza de izquierda europea, François Hollande, anda dándole vueltas al magín para ofrecer algo, si no tangible, sí al menos con tintes esperanzadores. Reducido es su campo de maniobras en un país que esconde bajo la alfombra enormes casos de impunidad y de corrupción, dado que sólo en lo adjetivo se diferencian los grandes países europeos de Irlanda, Grecia, España, Chipre, Italia, Portugal y demás. La descolorida izquierda es tendente a crear “grupos de reflexión” en torno a las situaciones sin salida. El día de la fiesta nacional francesa se ha sacado de la manga su recien elegido Presidente una Comisión, que se ha dado en llamar Comité para separarse del precedente de aquella frase de Napoleón en las inmediaciones de Santa Elena ("Si quieres que se resuelva un problema, nombra un responsable, pero si quieres que se aplace eternamente, nombra una comisión"). Un Comité de sabios ni más ni menos. Ha puesto a su cabeza a Lionel Jospin (el Almunia francés). Son 14 sabios (7 hombres y 7 mujeres) que debatirán sobre la ejemplaridad de la República:

1. Reglas de deontología para los cargos públicos.
2. Mejora del sistema de elección presidencial.
3. Imputabilidad jurisdiccional del Presidente.
4. Reformas en el sistema electoral.
5. Propuestas para que altos cargos y parlamentarios puedan compatibilizar responsabilidades ejecutivas locales sin incurrir en ilegalidad.

Allá por  finales de noviembre,en escasos 4 meses, deberán haber presentado su Informe al Presidente en orden a moralizar la vida pública.

El viejo Dacio Gil recuerda al hilo de la moralización que pretende Hollande las expectativas que  se fletaron en España para los expertos administrativistas con la Comisión García de Enterría, que pretendía una racionalización del hecho autonómico que empezaba a desbocarse por tanto mimetismo. Hoy, con la debida perspectiva, que podemos ver hoy en la lontananza del fiasco autonómico de la LOAPA convertida en LEPRA tras la maniobra del café para todos y el dictamen “interpretativo” del Tribunal Constitucional, podemos calibrar sus efectivos resultados. También puede contemplarse aquella Comisión desde el Panteón de Disciplinas Ilustres en el que descansan los restos del derecho administrativo de organización.

De seguro el ejemplo francés se extenderá con rapidez por todos lados  y veremos en breve todo tipo de órganos sinodiales en cada orden territorial. El debate está servido. El Colegio de Políticas se aprestará raudo a sugerir la inclusión de sus miembros en todas y cada una de las comisiones, al modo que lo hace la Fundación Nacional de Ciencias Políticas en la de Jospin. Y aunque lo suyo sería que al menos la Comisión estatal la presidiese Javier Gomá Luzón, lo mismo ponen a presidirla a Martín Villa, Álvarez de Miranda o a Manuel Marín o a Rubio Llorente. Eso en el mejor de los casos, que siempre pueden intentar poner a un descolocado en las negociaciones para cubrir vacantes institucionales, del tipo González Pons, Álvarez del Manzano o Arenas. Ese es el juego: que los muchos ladren mientras los pocos siguen cabalgando

Bienvenido sea, pues, el debate de ideas, bienvenido el remedo de aquel añejo debate Common Law vs derecho continental (trocado ahora en ética anglosajona frente a moralidad francesa) para que los profesores se lancen a escribir sobre moralidad y ejemplaridad públicas. Tomarán como referente al brillante Gomá (el sábado 14, conocida la intención moralizadora institucional de Hollande en Francia, fue llamado a  comparecer casi a la misma hora en radio Nacional y en la cadena SER), pero éste ya ha dejado plasmado, entre bromas y veras en su libro recopilatorio Todo a mil (Capítulo 31, Desmiento los rumores)  que no ambiciona por ahora ni puestos de relumbrón ni mayores responsabilidades institucionales, que se encuentra como pez en el agua escribiendo y observando  en su atalaya de la Fundación Juan March desde la que contempla el desenvolvimiento de la faramalla nacional y europea.

Desde esta Tribuna Alta Preferencia (la particular –y modestísima en recursos- Fundación Juan March del viejo Dacio Gil) se contempla a Europa paralizada por sus propias contradicciones institucionales, en la que empiezan a proliferar los arbitristas y los regeneracionistas. Demasiados informes y Memoranda. Demasiados opinantes. Hartan ya los optimistas de ocasión y hasta los pesimistas estéticos, por más que sea preferible un optimista bien informado a un positivista fundamentalista. Han salido a la luz demasiadas felonías y abundantes medidas arbitrarias adoptadas sin sentido, razón ni deliberación y obviando sus consecuencias victimizatorias. Acaso sea más necesario que nunca un Ortega que quiera ocupar el punto medio en este griterío bullanguero. Javier Gomá Luzón podría ocupar perfectamente el papel de Ortega. Lo único malo es que Ortega intentó con sus intervenciones poner cierta razón y orden en un momento de profunda desolación moral de los españoles ante el desconcierto de una élite gobernante paralizada y sin recursos. No cabe olvidar que Ortega expuso su brillante criterio justo antes de una absurda y cruenta guerra civil entre los españoles con los dirigentes y mercaderes europeos bien dispuestos en su tribuna observando la lucha fratricida entre españoles.
Absortos en la representación ajena de la muerte y del ajusticiamiento sin sentido, parece que no apreciaban el fuerte olor a fuego que se avecinaba con la II Guerra Mundial en su propio territerio.
 Arbitristas y regeneracionistas a la moralidad y la ejemplaridad públicas.

jueves, 12 de julio de 2012

LOS FUNCIONARIOS COMO CHIVOS CONFISCATORIOS

Tal como se han despeñado los acontecimientos, no nos cabe ni el recurso de decir que nos sentimos gobernados por un gobierno legítimo. Ni gobernados ni que las medidas adoptadas  proceden de un gobierno con legitimidad electoral. Se trata de medidas –nos dicen- “impuestas” en no se sabe bien qué mesa de  negociación y defendidas –o refutadas patrióticamente- por ignotos negociadores ocultos. Por supuesto se escamotea cualquier atisbo de transparencia del eventual debate entre los negociadores. Lo de ayer fue una simple puesta en escena, una mala representación. Puro simulacro constitucional ante el que todos nos indignamos pero callamos por miedo o por falta de vergüenza. Aparentemente se exigen sacrificios. No lo son, se trata de puras, simples y estrictas confiscaciones informáticas: el dinero no fluye, se trata de asientos presupuestarios  en una inmensa ingeniería contable. No dan para más en sus contabilizaciones binarias: bancos buenos y banco malo; ladrones buenos y funcionarios malos. Se trata de una gran estafa, de un engaño sin precedentes. La democracia desfalcada corpore insepulto. Y quienes guindan a la finada  son precisamente sus familiares más directos. Quienes recabaron los votos con otro programa explícito –todo el arco parlamentario, de consuno, “comparte y hace suyo" el programa oculto- son los que manejan el descabello social. ¡Han descabellado a la democracia cuando yacía cadáver en el suelo!. Todos concernidos por el engaño pero son ellos -los vencedores electorales- los ejecutores, los que han empuñado el verduguillo. Verdaderamente no hay salida dentro de este  sistema. Quien lo salve –si es que alguien lo puede salvar- habrá de venir de fuera.

Es profundamente injusta la orquestada campaña de demonización social de los funcionarios. Resulta radicalmente injusto que sea la gran masa de funcionarios la que aporte la parte mollar de las confiscaciones para la perversa ingeniería contable. Entre los funcionarios de base pocos hay que hayan robado o se lo hayan llevado crudo. La mayoría no conoce lo que es una bufanda, un fondo de reptiles o una gratificación extraordinaria Ni siquiera pudieron llenar sus bolsillos con facturas sin IVA y en “negrete” como los encofradores y soladores de ocasión.  Y no digamos arquitectos, promotores y concejales de la cosa. ¿Por qué pagan el honesto catedrático, el honorable vigilante nocturno o el emprendedor auxiliar que se ha limitado a cumplir con lo que le solicitaban? ¿Por qué se mantienen todavía en el limbo las responsabilidades en las sustracciones y las culpas in vigilando? ¿Qué ha pasado con quienes diseñaron las ambiciosas campañas de huída del derecho administrativo y se liaron a crear las personalidades distintas del Estado? Los hay de todos los colores y se blasonaban de tecnócratas y de estar a la última en eso de la nueva institucionalidad pública ¿Qué les toca reintegrar a quienes se lo llevaron crudo (en el plano legal o en el ilegal) dentro del ámbito público? ¿Cuántos han hecho acto de contrición y han confesado que, con sus actos reiterados, se desviaron de la ética pública y bordearon la otra linde de la legalidad?

España en los últimos años ha demostrado ser un enorme albañal indecente,  pútrido  e insolidario. Y no precisamente la mayoría de los funcionarios de base eran los adalides de la indecencia y el codicioso egoísmo. Pensar que lo fueron es desconocer las bases mismas en las que se mueve el funcionariado de base. Sin comparación con las tropelías que llevaron a cabo los empleados bancarios, los de la MM y demás entidades aseguradoras en estado de latencia en sus escándalos, los empleados de las consultoras externas y de auditoría, los corredores inmobiliarios y tantas y tantas áreas profesionales más. ¿Qué responsabilidades tiene, además, la llamada “aristocracia de Estado” que ha venido consintiendo lo que pasaba apartándose de su funciones tasadas  usando con demasiada frecuencia sus contactos para ir y venir por la puerta giratoria? ¿Cuántos han reingresado ultimamente subrepticiamente en la administración, bien cubierto su riñón, cuando las empresas que los contrataron por su vinculación pública han quebrado o han participado del “concurso” nacional de quebrados?

Lo fácil es buscar el chivo expiatorio en la mayoría del funcionariado de base. En realidad es chivo confiscatorio pues en la consideración de la élite del poder no alcanzaría el funcionario de base a la condición siquiera de chivo expiatorio al modo planteado por René Girard. Al funcionariado de base se le ha puesto en el disparadero, obligado a hacer el papel  de Job en La ruta antigua de los hombres perversos. La utopía felicitaria de las TIC transmutada en  sacrificial razón instrumental para la sustracción salarial de los segmentos más débiles y completamente exentos de responsabilidades. Luis Candelas en la Moncloa entregando sus óbolos entre oraciones y lamentos a la diosa Bruselas. Europa pastoreada por venales carceleros enajenados. Es el cinismo superlativo del callar  y mirar para otro lado mientras se forraban (sin declarar IVA) los implicados en las burbujas financiera e inmobiliaria y recurrir ahora al sedicente ahorro con las soldadas de los más necesitados. Les importa un bledo la clase media; esa clase media en la que se ha autopecibido  siempre el funcionario de base. Así genéricamente formulados puede sonar a hueca demagogia estos lamentos del viejo Dacio Gil pero nadie podrá dudar que las víctimas tienen nombres y apellidos; carne, osamenta y vidas honestas concretas. Cada cual sólo tiene que mirar en derredor. Desde esta Tribuna Alta Preferencia se divisan múltiples casos concretos, familias enteras, cuya ética era la del servicio y no la de la ganancia rápida y sustanciosa. Personas que jamás han jugado al trile.

Todo lo que está pasando en España se saldría del modelo taxonómico de José María Maravall: Ni es democracia sin estado de derecho ni, en rigor, es estado de derecho sin democracia. Los últimos reductos de uno y otra han saltado por los aires hechos añicos. Es un permanente y estructural estado de excepción contra los más débiles mientras se van dosificando sucesivos planes de estabilización y devaluaciones encubiertas entreverados  con manipulaciones institucionales del patriotismo futbolero. Residimos en el ¡Estado de no hay Derecho!. En el que las instancias de representación, todas ellas sin excepción, se encuentran enrocadas en simulacros de sustitución que sólo buscan  confundir a las víctimas en un desesperado tente mientras cobro en espera de un adelanto electoral. Nadie se marcha, ni dimite ni  renuncia asqueado por tanto desatino. Prietas las filas.

Pretenden que transitemos de la cleptocracia a un totalitarismo que solo quiere contar con ciudadanos resignados y conformes. Y piden sacrificios a quienes menos entienden de cleptocracia. Aspiran al tabula rasa del rey abajo ninguno. El ejemplo más evidente de cuanto viene aconteciendo es Paquito Marugán. Sus conmilitones han tratado de evitar por todas las vías que este experto practicón en financiación de partidos  se reintegrase a su puesto funcionarial y pueda acogerse a “servicios especiales”. Intentaron colocarlo en el Tribunal de Cuentas, que es quien debe de vigilar la contabilidad de los partidos, y al ser repudiado en la casa del hijo del antiguo presidente del Congreso de UCD  y cercenarle la posibilidad de esa nueva  jubilación dorada, lo han situado, con forceps, en una adjuntía de esa institución absolutamente fallida que dice llamarse   Defensor del Pueblo, con sueldo equivalente al del Congreso de los Diputados. ¿A quién va a defender el señor Fernández, si el pueblo esta siendo exterminado por todos los medios? ¿Cabe un Defensor de menos de medio Pueblo? ¿Es eso serio?  ¿No es oneroso baldón una institución fallida en las actuales circunstancias económicas? Consecuencias del imperio de la razón cínica. Del albañal que lo contamina todo.

El viejo Dacio Gil no quiere ser tildado de pesado, pero forzoso es recomendar en estos tristes momentos históricos el visionado detenido de dos entrevistas de Alejando Nieto en televisión que recogen de manera cabal el extrañamiento al que quieren forzar a la gente de bien en este país del doble nivel de mensaje institucional. En el Reino de la mentira y el pillaje: http://www.youtube.com/watch?v=QrCJmLXX9oY

¿De qué sirven las instituciones, de qué sirve el estado de derecho, de qué sirve la democracia si nadie dice conocer a los responsables de la adopción del conjunto de medidas sacrificiales de una víctimas que no se lo merecen? En esas coordenadas ya no quedan ciudadanos, los escasos espectros que se atreven a pulular por las calles y plazas enfundados con sus camisetas de la Roja son personas que en su día se inclinaron por hacerse funcionarios destinando años y dinero a preparar unas oposiciones que les enseñasen los fundamentos de lo que debería ser la ética pública. Hoy los han convertido en  manifestación cabal del chivo confiscatorio: perdieron años y dinero al comienzo de su carrera. Se ajustaron el cinturón y administraron sus moscosos a lo largo de ella. Al paso que vamos, terminarán babeado su incipiente Alzheimer ante los administrados sin que se les reconozcan, no ya los derechos estatutarios económicos adquiridos, sino los trienios y una soldada digna homologable a la de los empleados de los bancos y las aseguradoras del tipo MM  o Mapfre que son ya como casi un Ministerio.     

domingo, 8 de julio de 2012

PROYECTO MILGRAM: DRAMATURGIA "IN FIERI"

Cada vez nos queda menos tiempo. O cobramos verdadera conciencia de que la maquinaria está infiriéndonos ya diferentes grados de aniquilación moral o terminaremos siendo simples juguetes a merced del monstruo amable, del totalitarismo invertido. Es precisa una reacción a nivel colectivo, de poco sirven ya las resistencias individuales. O hacemos en cada ámbito de nuestras vidas de la necesidad virtud o el atosigante acoso institucional que padecemos terminará por vaciar nuestro patrimonio ético y por desquiciarnos psíquicamente. Eso en la favorable hipótesis de que no hayamos sido objeto  ya de pura anaquilación por otros medios. Habrá que replantearse qué es en la actualidad eso de la autoridad y quienes se están prevaliendo escondidos detrás del espantajo. Habrá que apartar de una vez las celebraciones futboleras y detenerse a pensar. Deternos a pensar aunque estemos en el borde mismo del precipicio. Una simple huelga ciudadana a la japonesa levantaría el velo con que se adorna el monstruo. Pero para eso se necesita más compromiso moral, más masa crítica (en el sentido literal del término) y menos miedo. Debemos atrevernos a pensar.


Cualquier medio es bueno para la reacción, pero ya no puede demorarse. Debe haber un llamamiento a las conciencias y al compromiso. El teatro ha sido siempre un buen medio para ello, tanto por su recogimiento y los pocos efectismos, como por la proximidad entre todos los intervinientes. De la misma forma que corren malos tiempos para el cine parecen ser extraordinariamente favorables para el teatro, que lenta pero inexorablemente viene recuperando a los jóvenes para la causa. Brotes verdes en el desierto moral (urdido por los gerontócratas del dinero) que nos asola.


En ese contexto adverso, la dirección del Centro Dramático Nacional no se cansa de ir cosechando un éxito tras otro. Tras los rotundos aldabonazos de El inspector o La loba, se ha presentado ahora el ciclo Escritos en la escena en el teatro Valle Inclán de Madrid. Se anunciaba en la programación Proyecto Milgram de la joven autora alicantina Lola Blasco. Serán unas escasas dos semanas las que durarán las representaciones, pero el éxito ya está plenamente asegurado. El ciclo comienza con magníficas perspectivas y augurios. Urge recomedar acudir a esta representación que va madurando mientras se representa. Ayer sábado se anunciaba una especie de fórum o coloquio tras la representación y fue eso lo que movilizó el ánimo de este viejo Dacio Gil a adelantar su asistencia: deshizo todos sus compromisos, intentó hacer compañeros de viaje y de audición y se dirigió raudo por la tarde a la plaza de Lavapiés. A nivel personal el tema no podía interesar más al veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia como ponen en evidencia varias sucesivas entradas sobre el acoso institucional, los verdugos voluntarios, Eichmann, la forma de amar de las bestias y la servidumbre voluntaria, por poner sólo algunos ejemplos. Al viejo Dacio Gil preocupan el sufrimiento de las víctimas y los sistemas arbitrarios de castigo. Acaso no por pura casualidad la necesidad de acudir a Proyecto Milgram  se acrecentaba en el viejo Dacio Gil por el hecho de llevar unos días  recreándose en la lectura de la monumental obra de Mijaíl Bulgákov El Maestro y Margarita, que versa también, en clave satírica, sobre pretericiones humanas y literarias y sobre el embotamiento y aniquilación de todo un pueblo entero, con Caifás (es preferible que muera un hombre digno a que se desacrediten las instituciones de todo un pueblo) y Poncio Pilatos (¿no será Stalin?) siempre de referentes.


Habrá que retener el nombre de Lola Blasco como en su día hubo que hacer con Ernesto Caballero, pues apunta muy alto en la concepción de su obra, además de ser un prodigio en eso de ensamblar con asombrosa facilidad descargas cognitivas e intelectivas de las de verdad, de las que hacen pensar, de las que provocan la reacción y animan al compromiso. Tiene Lola Blasco una asombrosa predisposición mental a hacer fácil lo difícil, integrando en una cuidada obra arquitectónica precisos y frágiles elementos de fina relojería. Pero de relojería de calidad, nada de montajes de maquinarias chinas. En la obra se sincronizan más de seis planos de mensaje, desde el laboratorio norteamericano de Milgram hasta el tribunal de Jerusalén. Por Proyecto Milgram desfilan las ideas más actuales, fogonazos de Frans de Waal, de Philip Zimbardo, de Hannah Arendt, por supuesto de Stanley Milgram, de Kafka, de Montaigne de… Todo un mundo de sugerencias al alcance del espectador. Bien es cierto que la escritora teatral no se encuentra sola en su proyecto sino muy bien acompañada. Una magnífica puesta en escena: así, por ejemplo, está perfectamente resuelta la pluralidad de tipologías psicológicas de los intervinientes  en el experimento de Milgram, con las rotaciones en una especie de juego como el que jugábamos de niños al que llamábamos, para entendernos, “ el que se fue a Sevilla perdió su silla”. En eso, como en otros muchos aspectos, se apunta un tanto el director Julián Fuentes. Es a los actores a los que les queda un papel más complicado en este acierto de los Escritos en la escena pues deben actuar indisolublemente unidos a su sombra teatral, el cuaderno. Esta pequeña limitación la resuelve cada cual perfectamente y con completa profesionalidad. Cada uno de los cuatro cobra un merecido protagonismo que eleva su caché alcanzando la gloria: el baile del "académico"  Pedro el Rojo (R. Sacristán) que acompaña las tremendas reflexiones morales de Margarita (I. Rodes); la autoconciencia moral de la maestra Rosenberg (Delfín Casset) o la hierática banalidad del mal de Eichmann (P. Huetos), Todo en el montaje parece perfectamente ensamblado y sabiamente resuelto, a pesar de que todos los intervinientes en la obra reconocen que la experiencia de los Escritos en la escena es una obra abierta, siempre in fieri, nueve meses de gestación en hora y media de buen teatro. Lo cierto es que el espectador –salvada la inicial reserva de la sombra-guión que acompaña a cada actor- saca la conclusión de que se encuentra ante una obra perfectamente redondeada, un producto teatral terminado de alta calidad para ser representado en cualquier plaza de primer orden, un resultado completamente conseguido para disfrute de los espectadores más exigentes. Desde el logrado contexto musical (O. Villegas) hasta el fogonazo icónico que preside algunas escenas impactantes (la terrible banalidad del mal y ADN pueden leerse en una discreta lontananza icónica) todo está pulcramente concebido y presentado.


Y habrá que reconocer que no es nada fácil engarzar, ajustándose a lo realmente acontecido, el experimento de psicología social de la obediencia a la autoridad llevado a cabo por Stanley Milgram, pasando por las escenas del Monte Calvario entre Pilatos y Caifás hasta llegar al climax impactante de la declaración de no arrepentimiento del teniente coronel Adolf Eichmann en pleno tribunal de Jerusalén presentando su teoría de la obediencia debida a la autoridad. Su autoconciencia de idiota moral.


El viejo Dacio Gil juega con ventaja a la hora de destacar los elementos positivos de la obra Proyecto Milgram pues ha tenido el privilegio de asistir al coloquio con todos los intervinientes. Es claro que Lola Blasco tiene constatado que en el mundo actual proliferan los idiotas morales. En la obra no los demoniza sino que nos lo presenta delante mismo de las narices desprovistos de velos protectores, en su mayor obscenidad y en un contexto de avance científico. Apela a la capacidad cognitiva e intelectiva del espectador aunque deja constancia explícita a lo largo de la obra que son precisas actitudes de compromiso moral con las víctimas.


Frans de Waal viene hablando de empatía dentro de los avances en el estudio del comportamiento de los simios, una empatía sobre la que deberíamos extraer consecuencias los animales sedicentemente pensantes. Lola Blasco lo recuerda con la mención al fallido experimento alemán de descargas eléctricas en monos y orangutanes en el lejano Tenerife de 1914 y con la danza moral de Pedro el Rojo de Kafka. Stanley Milgram representó un avance en el estudio de la agresividad humana bajo influjo de la obediencia a la autoridad, tal y como recuerda el aséptico prospecto de mano de la obra. Lola Blasco, por su parte, toma a la ciencia de bata blanca como contexto pero desciende a las simas mismas de la condición humana en las organizaciones ya sean jerárquicas o flexibles. Aporta elementos para la reacción ética y moral y pone a disposición del espectador lo que el sistema (el monstruo amable) trata de escamotear a toda costa con bullangas inducidas y celebraciones futboleras.


Lola Blasco es ya un valor teatral seguro al que habrá de seguir con atención. Es el ciclo Escritos en la escena una opción teatral innovadora, didáctica, de futuro y de prospección de genios artísticos de primer orden. El Centro Dramático Nacional es una joya en manos de un ministro de cultura que hasta ahora parece un simple necio futbolero. Habrá que encomendarse a las divinidades para que desde la burocracia supérstite no dificulten la labor del CDN. El teatro Valle Inclán concita en torno a su programación gran cantidad jóvenes espectadores, tal como ayer sábado pudo constatar en vivo y en directo el viejo Dacio Gil al acomodarse en su butaca entre inquieta gente joven. Gente joven respetuosa con la autoridad que dimana de la auténtica cultura crítica y el buen saber teatral. Juventud que sabe hacer la disección de los argumentos de autoridad moral y del descarnado poder.


Ya lo anunciaba Carlos Cano en su canción La metamorfosis cuando se preguntaba ¿Qué gloria se reparte? ¿Qué será lo que dan, que hace perder el culo? Señor, ¡qué barbaridad!
Y más adelante se lamentaba: "¿Y ese chico de barba? De todo se ha olvidado, tiró por la ventana los sueños del pasado.


El mismo que decía: ¡compañero a luchar! en la gastronomía encontró su ideal.


¿Qué queda de aquel tiempo? ¿Qué fue de la ilusión? ¿Dónde está la esperanza de nuestra generación?


Entera a su servicio. No hay problema señor, para lo que usted guste, dispuesta, en posición.


Tiempo de los enanos, de los liliputienses, de títeres, caretas, de horteras y parientes.


De la metamorfosis y la mediocridad que de birlibirloque te saca una autoridad.


Es tiempo ya de invertir la metamorfosis y desenmascarar los juegos de autoridad que terminan en la banalidad del mal. En Lola Blasco hay un hontanar de enorme ilusión.
Ella es, a no dudar, una de las esperanzas de esta generación.