Dicen los que creen entender, que esta crisis múltiple que asola occidente ha encontrado mejor dispuestos a los países latinoamericanos. Ya era hora de que América Latina pudiera desplegar todas sus potencialidades por sí sola, sin la tutela del vecino norteamericano y sus primos los europeos. Si les dejan, los hombres y las mujeres (¡vaya mujeres!) latinos de América demostrarán al mundo de lo que son capaces dejando volar su idiosincrasia y sus talentos naturales. Buen exponente de lo antedicho es la celebración hoy sábado 17 de septiembre del día del amor y la amistad en la querida Colombia. El tercer sábado de septiembre se celebra lo que los europeos celebramos en fecha intempestiva en pleno carnaval y en el invierno que adormila determinados sentidos.
Colombianos y colombianas son gente caliente y buscan alternativas al descrédito de las instituciones públicas. Mientras preparaba un post sobre “la fe en el amor que sube montañas”, por casualidad –como ocurre todo en esta vida- el viejo Dacio Gil ha tenido conocimiento de que en una conocida discoteca latina se celebra hoy día 17 de septiembre el día de los enamorados y se han organizado diferentes eventos para celebrar tan significativa fecha, que afortunadamente, al solaparse con la vuelta al cole, no está patrocinada por El Corte Inglés ni por Inditex. Entre tales eventos cobran relevancia propia sendos concursos sobre besos a celebrar esta noche: por un lado el beso más largo; por otro, el beso más apasionado. El viejo Dacio Gil no es de natural trasnochador y lo más probable es que no se acerque a los concursos aunque bien le gustaría contemplar en vivo y en directo cuánto dura el mejor beso y cómo sea el mejor beso apasionado. Aunque el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Prefrencia conoce a personas de carne y hueso capaces de dar, con sentimiento máximo, besos larguísimos que desafían las normas de la apnea y que osculeando en nada, absolutamente en nada, tienen que envidiar a ese matrimonio (¿será posible que el beso más largo se haya dado entre esposos legales y no sea patrimonio exclusivo de novios o amantes adúlteros?) tailandés que tiene el record en casi 46 horas y media unidos en un casi inconmensurable beso que es de suponer estuviese también acompañado del correspondiente abrazo transmisor de valor añadido energizante. Y de pasión. Sobre pasión el viejo Dacio Gil no quiere vanagloriarse ni ser jactancioso pero tiene conocimiento de alguna bella criatura capaz de besar como un tierno animalito, con un lirismo y un mimo que supera el umbral de lo humano. Por lo demás, el viejo Gil, tras las decepciones de ese objeto de estudio de los arqueólogos denominado Derecho Administrativo continental y habida cuenta el sinfín de instituciones garantizadoras fallidas que desazonan su razón, se dedica desde hace tiempo, con el ahínco de un joven explorador, a investigar y documentarse sobre las manifestaciones del amor más noble y más entero y tiene una especial sensibilidad para captar cualquier aspecto, por insignificante que pueda parecer, sobre el genuino amor. Al fin y al cabo, como dice Cuca siguiendo a Albert Espinosa, el viejo Dacio Gil no deja de ser “un luchador en el cuerpo de un cobarde”.
Porque el amor es una "emoción díscola"–como apunta acertadamente Lissa Appignanesi, en su reciente libro All about Love- dado que “el arrobamiento tiene algo de asocial, de criminal, y puede que el deseo esté efectivamente impulsado por la ruptura de vínculos, ya sea con clanes, familias o normas divinas y sociales". Criminal pero del bueno, no como el de los canallas o de aquellos que se dedican a robar joyas o cosas por el estilo. Pero Lissa Appignanesi desvela un dato trascendente en su estudio sobre la mejor de las emociones. Y se refiere -¿cómo no?- a los besos y a los abrazos: Dice que los besos y los abrazos son sumamente importantes para nuestras vidas, hasta el extremo que cuando dejamos de besar o de abrazar a quien más queremos, o estrangulamos contra nuestro propio instinto esos signos de amor, las consecuencias rebasan la simple frustración. Parece que dejan secuelas indelebles en nuestra salud mental que se manifiestan con posterioridad. Apunta la autora que esos déficits afectivos pueden transmitirse ¡durante tres generaciones!.
Así las cosas, deberíamos aplicarnos con denuedo, pues, a besar y a abrazar sin perdernos en restricciones y limitaciones. Eso sí, con el máximo cuidado y siempre mediando amor no sea que luego queramos justificar nuestros más infectos actos “impuros” como están haciendo los abogados del ex director del Fondo Monetario Internacional, el ínclito DSK, que dice que a la entrevistadora sólo intentó besarla para que “luego consintiera”. A lo que, con cierto juicio (de ese del que suelen carecer los jueces), responde la madre de Tristane Banon que si sólo fue un intento de beso robado, ¿por qué su hija llegó a su casa llena de magulladuras y con la ropa destrozada?. Desde luego, ni los efectos ni las consecuencias de un beso deben dejarse nunca a la consideración de un juez ni de una "jueza", pues es conocida aquella máxima que reza que en los juzgados puedes empezar litigando como hombre y salir del palacio de justicia como embarazada triple. Es posible que en el Poder Judicial se desconozcan los efectos de un beso de amor. Que ignoren sus Señorías qué sea el amor de verdad.
Escabrosidades judiciales aparte, bienvenido el amor y sus escuderos los besos y los abrazos. Y vivamos el amor en el más rabioso presente sin recurrir a contarlo en batallitas pasadas, como abueletes. Vale lo de ser y convertirse en polvo. Pero siempre polvo enamorado. Como de seguro ocurrirá hoy 17 de septiembre al calorcito del final del verano y de las fiestas latinas para enamorados como la que anuncia Fiesta F.M. y que tan súbitamente ha cautivado al viejo Dacio Gil. Pues el verbo amar (el verbo más bello, según Aute que confesó que le iba la vida en ello) debe de ser conjugado siempre en presente. Gozando con “te quiero” propio emitido o recibido por uno mismo. Aunque dicen que es mejor amar que ser amado. Si amar es querer mucho - tal como enseña Albert Espinosa en su obra de éxito Si tu me dices ven lo dejo todo…pero dime ven-, estar vivo es intentar dar mucha vida y recibir aún más vida por intermedio del amor. Como esa carta que insertaba un periódico levantino de un enamorado a su amor que partió. Una carta de amor bella, noble. Como la de André Gorz.
El beso más largo. El beso más apasionado. Preparémonos para esas contiendas en vez de tanta martingala hueca de reforma constitucional, paroxismo financiero, pauperización salarial y erradicación de derechos sociales inalienables.
El 17 de septiembre latino. Los besos interminables. El amor como pasión.
¿Acaso no existirá una Latin way of life? Esa parece la vía para afrontar tantos males que acechan nuestra aspiración de felicidad...
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