domingo, 25 de septiembre de 2011

"JULIUS" Y LOS SESENTA LADRONES.

Errará el eventual lector si piensa que el presente post versa sobre la piel que últimamente habita el irreconocible Alfredo (“Hola. Soy Vicente-Alfredo”) trasmutado en Helle-Gucci con las intenciones manipuladoras de Gordon Brown y sus secuaces para salvar los muebles de IKEA en las próximas elecciones generales en Rojiquistán, donde ojalá se produzca una definitiva transición con la salida del Régimen del tercio sindical, PSOE, como ocurriera en su momento con UCD: de momento los procesos son no sólo similares sino idénticos con el quítate tú para ponerme yo en las listas y la recuperación de los viejos dinosaurios del riñón y el monedero bien cubierto para aparentar legitimidad. Al fin y al cabo la previsión de 30 ó 40 diputados ya sería un rotundísimo éxito para esa tribu demagógica y sus cautivos sicofantas y sinecuristas, e, inversamente, un monumental fracaso para este pueblo atónito que viene soportando estoicamente tanta soflama de haz lo que digo pero no lo que hago. Tampoco se refiere la rúbrica a los componentes de la LFP de Florentino y Astiazarán que se reparten -y roban-, siempre a beneficio de inventario tras las concursales fraudulentas, los dineretes de los medios de comunicación del panem et circenses.

El protagonista de este post pertenece –y, por los hechos demostrados, lo es a mucha honra- a la llamada gente corriente que es menos corriente y vulgar que la autodenominada élite, esos vividores institucionales sin escrúpulos que se reparten el botín además de la reforma constitucional. Julius es un artista y eso llama la atención en este desierto de ex (burócratas y financistas truncos) y en medio del fuego cruzado en la forzada e intencionada bullanga entre los medios pro PP, a los que ahora se agrega el diario El País, y la SGAE y sus directivos emprendedores y heterodoxos. Podría decirse que a quien se refiere justamente el presente post es un sanador de mentes en el cuerpo de un artista. O, por decirlo en términos actuales, un Coach a lo Chema Buceta en un mundo miope, astigmático e hipermétrope. Un mundo incapaz de percibir el acervo de cultura musical y escénica con que este protagonista ciudadano cuenta: una auténtica enciclopedia viviente sobre todo tipo de música, de Mozart y Haydn a Sabina, Serrat o Miguel Rios pasando por José Mercé o José Menese. Archivo viviente es también de la cinematografía más variada y de todo tipo de teatro. Cualquiera que sea la melodía, la estrofa o la portada de EP o LP, Julius te la localiza y suministra solícito e infatigable como si de Gladis Palmera se tratase. ¿ Y qué decir de los papeles teatrales representados a lo largo de su vida de creador y comediante? Pues, que son innumerables y a cuál mejor Como lo es su memoria cinéfila.

Julius es -eso no se puede dudar- un ilusionista; un traficante de sueños y esperanzas. Epígono indirecto de los Freud, Lacan, Jung y demás sanadores y facilitadores, siempre presta su apoyo y experiencia ante cualquier adversidad. Pero, como buen conocedor de los beneficios de la humildad, no quiere ser nunca protagonista, prefiere que se le considere coadyuvante para que quien es asistido por él recupere cuanto antes lo mejor de su propia autoestima. Ahora que la fama de Bernardo Stamateas ha traspasado el océano desde la tan cercana Argentina, puede decirse que ese papel respecto a la gente tóxica, los fracasos exitosos y el autoboicot ya lo ocupaba y dominaba él en Rojiquistán. Realmente es un coach –muy madridista pero coach al fin- en el pleno sentido de la palabra aunque no alardee de ello: te aporta su consejo pero no pontifica porque no es su estilo. Tampoco lo hace respecto a la música, la composición ni el teatro. Como hombre culto, recela del término cultura pero se involucra en ella hasta la médula. Domina todo lo audiovisual y lo transfiere y dona sin buscar la codiciosa remuneración pecuniaria. Apostando por la humanidad, jamás le movió el lucro.

El viejo Dacio Gil ha tenido el privilegio de poder departir y confraternizar con este ciudadano involucrado y consciente (que ya son raros atributos en los tiempos que corren, siquiera por separado) en una multitudinaria celebración organizada hace unas horas por la familia y los fieles amigos. Numerosos ambos. Y ya es raro que se dé cita tanta gente para celebrar los dudosos éxitos a una asociación de malhechores. ¿En tiempos unidimensionales de pánicos, estados policiales y miedos generalizados puede la gente de bien reunirse para celebrar los logros de 60 terroristas en torno a un líder? Por lo constatado hay que afirmar que sí. Y, encima, con gran éxito. Sin necesidad de Faisanes, jueces de cámara y secretas más o menos inteligentes infiltrados. O sea, como las bodas de Camacho pero sin el fiscal Camacho.

Julius, además de su brillante historial humano es del signo zodiacal Libra, como Pedro Almodóvar y Adolfo Suarez. La piel que siempre ha habitado sin mutaciones electorales ha celebrado ayer su sesenta cumpleaños. Sesenta ladinos que han intentado perseverantemente día tras día cristalizar tanto su piel como su bonhomía además de intentar -de manera infructuosa tal como denota su porte- robarle juventud. Su código moral es super-sólido y siempre ha estado a buen recaudo frente a descuideros y carteristas, pues es literalmente inexpugnable. Y por eso los sesenta ladrones y el etéreo Satanás han fracasado siempre con él en sus tentativas. Julius no ha querido nunca ser ni fraile, ni militar, ni policía, ni político, ni juez, ni estraperlista. Jamás se colocó el antifaz de ladrón aunque sí múltiples máscaras teatrales. Apostó y sigue apostando por ser un ser humano sin deshumanizar. Un ciudadano que esconde, para no ofender, sus amplios conocimientos profesionales y artísticos siempre dispuestos a la ayuda.

El usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia lo tiene claro: Prefiere y elige a la gente sencilla que siempre habitó la misma piel y no necesita ser cunero en circunscripción alguna. Además, este Gil aprendió de Julius el significado cabal del beso entre hombres. El viejo Dacio Gil cuando quiere demostrar su afecto máximo y cercanía a un hombre de su mismo sexo no duda en besarlo. Y se enorgullece de ello, porque es muy selectivo en los grandes afectos.

Julius cuando llega a cualquier lado no necesita decir "hola soy Julius". Todos le reconocemos sin que tenga que identificarse. Alfredo, sin embargo, enfundado en la imagen de Gucci-Helle con la demagogia y background de un Gordon Brown tiene que tener cada día y su consiguiente noche un terrible dilema si no ético y de conciencia sí, al menos, de identidad. Debe de ser humanamente insoportable intentar aparentar lo que no se es. En eso Julius no tine problema puesto que la claridad es su bandera.

Son preferibles Julius y sus 60 ladrones que Alfredo o Mariano y su séquito de verdugos y trileros voluntarios que, a instancias de sus asesores de imagen, cultivan del ácido cínico como si de marihuana se tratase.

Por ley de vida es de esperar que la asociación de malhechores siga creciendo en torno a Julius durante mucho tiempo y de 60 pasarán a 70, luego a 80 y así sucesivamente. No necesitará teñir su pelo ni operarse de la vista para demostrar su liderazgo moral y seducir a su bien nutrido electorado de incondicionales… Y su ejército de apóstoles de toda edad - con el viejo Dacio Gil en lugar destacado- nos alegraremos enormemente de ello. Hoy -ya casi ayer- dejamos cumplida e incontrovertible constancia de ello. Y lo volveremos a hacer cuantas veces sea necesario con la misma alegría. Serán muchas, no cabe duda.

2 comentarios:

  1. FONDO DE ARMARIO (A Dacio Gil, de Julius)

    Me admira tu manera de expresarte
    tu claridad en la forma de escribir
    la riqueza de tu vocabulario
    ratón de biblioteca, fondo de armario
    del verbo, el adjetivo y la palabra.

    Leerte a diario es disfrutarte
    compartiendo una forma de sentir
    de solo amor, en tu eterno imaginario
    pastor del corazón, lobo estepario
    sin par, jefe del clan de la manada.

    Si, a veces, la injusticia ó el dolor
    que rondan ladinos al acecho
    nos dejan exhaustos, sin valor
    con miedos en el alma, algo maltrechos
    minimizas la pérdida y das alas
    transformando la derrota en pundonor
    y lucha, con la pluma no la espada
    “desfaciendo” los “entuertos” en tu “blog”

    Ya que en la erótica, ó la fé ó la religión,
    del poder
    no encontramos acomodo
    yo, cual Sabina, te diré pero a mi modo
    “qué manera de perder”
    ganándo, es todo.

    Madrid 29 Septiembre 2011

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  2. No sabes bien lo que celebro -y agradezco- que hayas decidido quebrar tu silencio para clarearte en este blog "Julius". Tu sola presencia lo engrandece. No digamos si lo haces mediante lírica, con lo perro que está el mundo actual para la poesía.

    He tardado en "duplicarte" porque este fin de semana me he sumido en mi propia revolución; ya sabes mi "otoño semi-árabe". Deprimido por la realidad circundante me he enfrascado en encerrarme en la habitación y dormir en el armario, en el fondo del armario, de pie. Al leer tu comentario ahora ya la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fuimos revolucionarios... como sugiere Slawomir Mrozek.

    Tu poesía sabinana me ha insuflado nuevos bríos y prometo volver a enfrascarme en intentar ser un hombre en busca de sentido, con logoterapia, amor o "blog" a la deriva.

    Soy, como te consta, mal poeta, pero se me ocurre ahora este ripio robado: ¡Que buenos ratos pasamos/ echando pan a los patos!/ Y cuanto más pan echamos/ más buenos ratos pasamos.

    Salud "Julius". Y agradecido y reconocido.

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