miércoles, 13 de julio de 2011

GUATEMALA'S "THINK BANG".

.
No podía ser de otra manera. Guatemala es la sede del think bang en el que se viene perfilando cómo será el sistema de convivencia para el inmediato presente y su futuro más próximo. No. No se trata de un error del viejo Dacio Gil en la mención inglesa a un laboratorio de ideas como los que proliferan hoy en el mundo. Dada la extrema presencia de la violencia en ese país centroamericano, no puede hablarse de Think tank sino de Think Bang, por la concentración de violencia institucional que regularmente termina explotando en Guatemala. El tanque termina en explosión. Un país que ostenta el dudoso record de vinculación de sectores institucionales completos en la violencia que se reparte a mansalva cada día: alrededor de 20 muertes violentas por día sólo en la capital del país. Violencia que nunca es esclarecida o se le da una apariencia de solución en modo alguno creíble o fidedigna. Cual auténticos clanes, en esa violencia vienen también participando las fuerzas de seguridad, el ejército, los jueces, los fiscales, los abogados, los políticos y hasta algunas legaciones diplomáticas. Nada importan ni el color político de los gobiernos, ni las manifestaciones populares, ni las campañas mediáticas. La violencia, el fraude y la omertá están instaladas en el corazón del sistema y es por eso que todo el mundo porta su arma con ostentación. Eso sí: tras cada manifestación de violencia aparece siempre el gobierno deteniendo en uno o dos días a los sedicentes sicarios perpetradores e identificando (sin ser detenidos, naturalmente) a los abstractos inductores. Narcotraficantes o quienes quiera que sean. Todo ello en el marco de una lujosa muestra de elementos de tecnologías de la videovigilancia y de la industria de la seguridad proporcionadas por las empresas norteamericanas.

El viejo Dacio Gil viene advirtiendo desde hace tiempo que se está terminando de imponer el modelo de impunidad guatemalteca en todo el mundo, que ha terminado por hacer desaparecer cualquier sistema de garantías en esta sociedad bloqueada de mercado. Que lo que hoy es tiranía de los lobbies económicos terminará deviniendo mañana mismo totalitarismo de las mafias infiltradas e instaladas a discreción en todas instituciones. Lo que Naomi Klein llamó “la puerta giratoria de las instituciones” en las que confraternizan altos dignatarios y capos mafiosos. La lógica extrema del mercado. El sistema calabrés de silencio no es nada comparado con la modalidad de “impunidad guatemalteca” que se terminará imponiendo en el mundo si nadie se atreve a hacerle frente e intentar remediarlo. En el plano económico el laboratorio de ideas para el equivalente moral a la guerra que asola el mundo hoy bajo veste de crisis financiera , fue el default, el corralito argentino. Los argentinos no se rebelaron del todo y quedó registrado en los ideológos de la doctrina del shock. En el plano político y de seguridad, el laboratorio es Guatemala y su violencia estructural de la que nadie está a salvo ni activa ni pasivamente. Puro esperpento aceptado por todos hasta tal extremo que cada cual porta sus pistolas –y hasta viejos pistolones y rifles- y, como no podía ser de otra manera, la profesión en auge es la de escolta o guardaespaldas: en las tiendas, en las farmacias, en los restaurantes, en las librerías, en las universidades…hasta en las iglesias. El arma de fuego en Guatemala es como el telefonino en Italia o el móvil en España o en Argentina. De uso absolutamente generalizado.

En Guatemala existe toda una industria de la seguridad, una “administración paralela”, una organización B para paliar el desgobierno público. Obviamente con conocidas malignas sinergias y concomitancias en las más altas instituciones. Regularmente aparecen en la prensa diputados, jueces, fiscales, policías, militares y un sinnúmero de altos funcionarios corruptos hasta el tuétano. Ya nadie se inmuta, está en la esencia un sistema que acepta la desprotección total para luego “reprotegerse” a precio de mercado…o de mafia.

Si uno se detiene a considerar el fenómeno morosamente, observará que en nada se diferencia Guatemala de lo que está aconteciendo en casi todo el mundo con escasas muestras de indignación. Occidente parece haber adoptado los modales preeminentes en Guatemala pues eso generaría riqueza y redistribución de los activos, mientras el ciudadano se encontraría con su capacidad de respuesta amputada paralizado por el miedo. No debe ser casualidad que Guatemala se encuentre colonizada por todo tipo de empresas y sectas norteamericanas.

¿Existen los divorcios fraudulentos? Habrá que responder que es posible, sobre todo si tercian factores económicos o de violencia. El bienpensado dirá que el divorcio es una solución para cuando la relación entre dos personas en las que medió contrato matrimonial se instala en el desamor. Convendremos, pues, que sobre todo aparecerá el divorcio express de naturaleza fraudulenta en el contexto de negocios turbios, empresarios trapaceros y defraudadores económicos con pocos escrúpulos o simplemente elementos de las mafias del terror. A pocos se les podía pasar por la cabeza que el motivo de la separación conyugal sea el querer acceder a la Presidencia de la Nación. Ese es el motivo que anima a Sandra Torres, la última esposa de Álvaro Colom: optar a la presidencia de Guatemala para sustituir a su esposo con el que ha convivido –y sigue conviviendo- en los últimos 12 años. Una maniobra mendaz para eludir las propias leyes del país que se pretende gobernar. Y con todas las instituciones haciéndo a la dama la campaña gratuita de imagen para las próximas elecciones.
Eso –y cosas mucho más graves- viene pasando en Guatemala sin que ya nadie nos alarmemos. Una Guatemala fuertemente supervisada por organismos internacionales y por el poderoso vecino norteamericano. Si es posible el fraude en la elección del máximo mandatario, ¿qué no puede ocurrir también? Por eso no puede ser casualidad la violación constante y reiterada del sistema formal de garantías jurídicas. Todo parece consecuencia de aprendices de brujos. De un siniestro Think Bang político y económico. Productor de ideas (perversas) pero instalado en la omertá mafiosa. No parece sólo propio de la tradicional justificación de tratarse de una república bananera.

El último asesinato de relevancia (cuando aún no se ha apagado el eco del asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg Marzano) es el del cantautor argentino Facundo Cabral acontecido el pasado sábado. Desde ese día, se habrán sucedido, según las estadísticas, otras 80 muertes violentas sólo en una Ciudad de Guatemala atestada de videovigilencia, guardaespaldas, rifles y pistolas. Esta vez le tocó al cantor del amor y la espiritualidad. A ese juglar de las mil caras que compuso la memorable canción “no soy de aquí” que cambiaba de letra en cada concierto; o aquella casi libertaria “pobrecito mi patrón”. El veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia creció con las canciones de los troveros latinoamericanos como bandera, y entre ellos se encotraba Facundo Canbral con aquellas dos canciones emblemáticas en una segunda fila tras Cafrune, los Chalchaleros, Horacio Guarany, José Larralde, Alfredo Zitarrosa, Quilapayún, Mercedes Sosa, Violeta Parra, Silvio Rodriguez y tantos otros. Luego perdió la pista de Cabral en los mundos de espiritualidad que el de Tandil se fue inventando. Desgraciadamente el nombre de Facundo Cabral volvió a la actualidad el pasado 9 de julio cerca de las 6 de la mañana -como su canción recitada- y no precisamente por el nacimiento del niño de la trabajadora María, sino porque fue acribillado a balazos por unos sicarios en el centro de Ciudad de Guatemala ante la presencia de los múltiples guardaespaldas. Ahora todo son elucubraciones y conjeturas más o menos interesadas. El gobierno y las instituciones -como pasa siempre- dice que ya han capturado a los autores materiales del crimen y nos muestran todo lujo de imágenes. El presidente Álvaro Colom se felicita por la rapidez con la que han actuado la policía, la fiscalía y la CICIG. Pero al cantor le han hecho callar para siempre. Y ha sido –cómo no- en Guatemala. En el paradigma de la deriva que ha tomado un mundo que dice adorar la seguridad. Mientras, en España, hasta Federico Mayor Zaragoza se ha condolido suavemente.

Guatemala es el auténtico Think tank del mundo globalizado. Es un paradigma de las sinergias violentas entre el sector primario, el secundario, el terciario, el informal y el literalmente mafioso. Sólo cabe esperar que Facundo Cabal pueda interceder ante Dios –con el que decía tener línea directa- para que detenga esta horrorosa oleada de violencia estructural interesada producida por los seres humanos contra otros seres humanos con el único objeto de seguir detentando el poder económico para imponerse a sus congéneres.

Habrá que considerar en serio de una vez el riesgo de la proliferación de la “impunidad guatemalteca” que se está enseñoreando de sociedades enteras muy alejadas geográficamente unas de otras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario