miércoles, 29 de mayo de 2013

PANTOPÍA DE LA FELÍZ GOBERNACIÓN: GUATESPAÑA, DE NUEVO





Está visto que, por razones que aún no se nos alcanzan, la diplomacia soft de los Estados Unidos, tiene tomada la decisión de poner a Guatespaña como ejemplo negativo. Los juicios-espectáculo,  la apropiación privada de fondos públicos, las connivencias de la judicatura con los Señores del poder, el más absoluto descrédito de la Justicia como mecanismo de resolución de conflictos y protección de la gran masa de desfavorecidos son algunos de los elementos que caracterizan la actualidad de Guatespaña. La enumeración de las miles de características más harían fatigosa su exposición en esta entrada. Piensa el viejo Dacio Gil que los Estados Unidos tratan de esgrimir el caso de Guatespaña para aliviar su mala conciencia moral e intentar “redireccionar” los acontecimientos. No puede olvidarse el papel jugado por los yankees en la inoculación masiva de enfermedades físicas y morales que están ahí para que las analice el curioso lector de la historia. Ahora parece que se pretende que la justicia norteamericana –tan desacreditada como los demás sistemas de justicia- redoble el eco mediático de una serie de casos elegidos no precisamente al azar de entre los que pueden entresacarse del albañal ético, económico e institucional que caracteriza Guatespaña.



Cuando aún se mantienen vivos los ecos del simulacro de justicia con Efraín Ríos Montt (y la infanta Cristina, y Blesa, y el Banco Santander, y Urdangarín, y Gürtel, y Bárcenas, y tantísimos más de menor repercusión mediática), ahora resulta que un tribunal federal de EEUU trata de juzgar –o hacer que juzga, para ahuyentar las posibles trazas de connivencia directa o indirecta y la mala conciencia del iniciado- al  extravagante expresidente Alfonso Portillo por lavado de dinero en aquel país. Resulta significativo, a la vez que sospechoso. A este paso Urdangarín, Bárcenas, doña Cristina o cualquier otro mangante, mandante, mandado o deficiente cognitivo terminará con sus huesos en algún remoto juzgado federal y –al igual que ocurre aquí- será al fin considerado no culpable por el doble juego jurídico de la martingala invertida. Entre tanto miles y miles de ciudadanos corrientes de Guatespaña serán perseguidos por la saña del censor judicial. ¿Simple cuestión de elección de la dirección letrada? ¿Errónea elección de la jurisdicción competente? ¿Mayor o menor pericia del conjunto de refulgentes estrellas de  la fiscalía del lugar?



En cuestiones de justicia e injusticia nada es lo que parece y no podemos llamarnos ahora a andanas. La mentira es la figura estelar en las salas de audiencia e impregna todos y cada uno de los pasos procesales, tal y como enseña desde sus primeras páginas el esclarecedor libro de Gilbert Maurey Mentir. Ventajas y desventajas. En los estrados sólo muestra sus encantos la mentira, pero, eso sí, una mentira camuflada de verdad y hasta solemnizada por unos jueces capacitados por el sistema para no enredarse en las verdades. Aceptado, pues, que en el sistema de justicia todos tienen que mentir si aspiran a subsistir, la desesperanzada conclusión es que sólo quien cuenta con el mejor careta tiene posibilidad de ganar un juicio. O eso o las influencias sotto voce o las fraternidades nunca confesables. En ese reino de la mentira aparentan impartir justicia los presuntuosos y prepotentes empuñetados togados y enmucetados: consideran vulgar retórica aquel cáliz ideado y amasado para consumo del rudo  vulgo cuya formulación retórica venía a decir aquello de ¿jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Cínicamente hemos consentido este sistema de cosas, aquí en Guatespaña y en otras latitudes.



Quien quiera hacerse una cabal representación mental de la Justicia que dedique siquiera unos minutos a una entrada en cualquier buscador informático indicando como descriptor justicia news. Podrá elegir entre Justicia news; justicia & news y oficinajudicial. La primera tiende a presentar más o menos la realidad con cierta ironía y sarcasmo. Las dos siguientes son pura propaganda comercial (¿institucional lo llaman?) de la venta de la bacalada judicial. Ejemplo paradigmático de la manera de tirar con una mano el dinero público mientras con la otra se hace entrega del resto a alguien que se lo embolsa bajo cuerda. Causa estupor que en momentos en que la justicia se encuentra literalmente en el barro, el ministerio covachuela despilfarre sus dineros -mientra el Estado se embolsa el tasazo- en vender una utopía para estadísticos, desamortizadores, vividores públicos –y privados- y enajenados. Así nos luce el pelo.



Ahora que, como siempre, bajan revueltas las aguas de la educación,  y que parece poco viable el método Jacotot  reclutando para la función pública “maestros ignorantes” al modo de como lo describe Jacques Rancière,  debería hacerse obligatoria la asignatura de Pantopía bajo el libro de texto Escuela de Mandarines de Miguel Espinosa, para intentar vertebrar la búsqueda de la verdad y entablar combate con la mentira institucional, desnudando el apotegma máximo de la completa sumisión ante el poder que utiliza el derecho y el proceso a manera de simple juego de “Sistemática Pugna”.



La lectura de Miguel Espinosa no es nada fácil pero resulta enormemente enriquecedora moral e históricamente pues con una belleza inusitada de pasajes presenta la descarnada historia de las instituciones (el Hecho, o sea: el Estado) a través de sus castas: mandarines, legos, auxiliares, becarios, aspirantes, alcaldes, lacayos del Poder, hombres de estaca, y así  hasta llegar al Pueblo. Es de esperar –aunque en modo alguno sea tarea fácil verter su denso contenido en obra teatral- que el buen hacer de Ernesto Caballero en la dirección del CDN pueda hacer visible escenográficamente Escuela de Mandarines de la misma brillante  manera  que han resuelto Juan Carlos Rubio y Eduardo Moreno al frente de un dignísimo elenco de actores y volatineros la vida de Catalina de Erauso en la obra La Monja Alférez aún en cartel en el María Guerrero.  



En el capítulo 69 de Escuela de Mandarines puede leerse un pasaje perfectamente aplicable a la realidad guatespañola:


-Prefecto, ¿qué dice el Derecho? ¿Me oyes?, ¿qué dice? –preguntó

- Desdichado, el Derecho nació para defensa de los señorones –repuso el Acusador-. Por tanto, presume mal de vosotros, los pobres y los rebeldes; empero no podéis sorprenderos ni protestar, porque se os advirtió desde la cuna.   

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