martes, 3 de abril de 2012

ES-TU-DIAN-TES: FISIOGNOMÍA DE LOS ROSTROS.

Ante el desplome –y las cada vez más frecuentes noticias de fraude- de la ciencia tradicional, parece lógico, o al menos razonable, replantearse los postulados básicos en los que solemos construir nuestros saberes. Hoy en día que priman la imagen, el capital erótico y el lenguaje no verbal positivo acaso habría que recuperar lo que la organización oficial llama pseudo-ciencias. Hubo un tiempo en que autores como Lavater y Lombroso gozaron de cierto predicamento social aunque luego fueron repudiados. Hoy en día con el auge desmedido de las ciencias policiales en relación con las nuevas tecnología, el análisis de las caras se está volviendo a poner de moda. Y ya se sabe: son las modas las que terminan trayendo y asentando las ciencias. Incluso Don Miguel de Unamuno llegó casi a considerar la cara un apósito de la boina, dada la condición “niveladora” de ésta. Bromas aparte, es bien cierto que hoy deberíamos detenernos más tiempo en analizar las caras. Y no porque lo diga la inteligencia emocional o porque la neociencia policial (¿polícía científica o ciencia policial?) haya encontrado un filón en la materia analizando caras con ayuda de los inter-faces.

Al viejo Dacio Gil le faltan conocimientos para entrar, aunque la recomienda vivamente, en la sabia distinción hecha por el psiquiatra social Carlos Castilla del Pino entre la cara y el rostro, primorosamente condensada en los magníficos Aflorismos. Pensamientos póstumos publicados recientemente. Como muestra valga un botón:

La cara se ve, el rostro se lee, porque el rostro es la cara en movimiento.

El rostro es la cara viva, habla, nos dice, hay que oírlo, leerlo.: en su conjunto está la clave del texto.

Hay que fijarse bien en los ojos, en la mirada. Si quieres retener lo fundamental del otro, atiende a sus ojos, fíjate en su mirada.

Habría que escribir un libro sobre las miradas, bien y sabiamente ilustrado. Sería como una enciclopedia sobre un detalle fundamental del rostro.


Viene todo ello a cuento porque alguien debería abordar un análisis minucioso de los rostros del nuevo Gobierno. Margallo, el sorprendente y sorpresivo Ministro de Exteriores muestra un rostro aturdido, desbordado. Si la descolorida izquierda tuviera la mala leche de la derechona ya habría propalado chistes diversos como en su época se lanzaron para desprestigiar a Fernando Morán. El bien vivido inspector de Hacienda,hoy jefe de los estirados diplomáticos y diplomáticas, se conforma con hablar de Gibraltar español y con nombrar a Trillo embajador para que lleve a sus niños en el coche oficial al cole y para que de vez en cuando hable de Shakespeare a los ingleses…aunque sea sólo en lo relativo al lenguaje jurídico. Las malas lenguas dicen que se trató de una tesis doctoral hecha de encargo…

Otro que muestra en su rostro el desconcierto supino es el Ministro del Agua y las Costas. Parece tratar de tapar su aturdimiento con gracietas de poca envergadura, a modo de maniobras de distracción. Pero el que verdaderamente es revelador en su rostro es el presidente Rajoy: traduce y contagia miedo. Mucho miedo. Ha encontrado su desfogue en los mítines, en los que aparece más relajado, pero el miedo que transmite el rostro y el lenguaje no verbal de Rajoy es abrumador, de manual. Sin duda es el peso de la púrpura y de las patologías organizativas connaturales al Estado… Luego está el rostro neutro de Gallardón, entrenado en mil batallas y en ORAS y ORAS de detraer dinero de los madrileños. El rostro de la ministra Báñez hay que analizarlo en comparación con sus antecesoras Vogue. Es un rostro de derecho comparado. El viejo Dacio Gil cree que la Ministra de la huelga fue elegida precisamente por su rostro de monja-alférez, alejado de los parámetros del capital erótico tan de moda. Y, en fin, el rostro de la señora Saénz de Santamaría es el prototipo de la sonécdoque visual: el todo por la parte. Sus ojos de tacones de aguja denotan una tremenda ambición no siempre buena. Es lo que tienen estas ministras semi-enanas: su frustración de no poder dar capones con la barbilla las hace insoportables y soberbias. Ya hubo un antecedente en el PSOE, la ministra Ángeles Amador. Realmente son un calco…al menos en los tacones y en la ambición desmedida y desbocada.

¿Qué decir de la cara de Rodrigo Rato? Pues que nada bueno debe haber en el subsuelo de Bankia, porque a Rato, desde que preside Bankia, se le ha puesto una permanente expresión sombría en el semblante. Su cara debería ser un termómetro inequívoco para los eventuales impositores incautos: parece sano huir de Bankia, por lo que pueda terminar aflorando.

Pero a lo que iba, que el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia –los años no perdonan- se suele perder por veredas accidentales. La larga convalecencia obligó al viejo Gil a huir de la radio y a refugiarse en las retransmisiones deportivas que no fuesen unidimensionales con Ronaldo y ese Real Madrid emprendedor de parque temáticos por el mundo, de los Emiratos Árabes a Uruguay (como el Las Vegas de Esperanza pero a la inversa). A las 12.30 del domingo pudo volver a ver al Estudiantes del que, a mucha honra, el viejo Dacio Gil ha sido seguidor desde los tiempos de las gestas de aquellos jovenzuelos atrevidos y elegantes junto a ese pivot armario llamado Taylor frente a Aiken, Emiliano y compañía (luego vendrían Russell, Pinone, Winslow y los laureados Orenga, Herreros, Azofra, Arroyo etc). Fue abonado hasta la trashumancia a Carabanchel. Ha vibrado enormemente con las hazañas del Estudiantes, pero ver al hoy Asefa es una auténtica pena: una deslavazada banda sin orden ni concierto. Sólo el renqueante Germán Gabriel se salva de la quema. Algo muy grave debe de estar pasando en el seno del Estu cuando la situación devora a Pepu y podría lapidar también, si se terciase, al “curita” Martínez, a Carra y a cualquier entrenador de renombre o practicón.

Trifón Poch es un entrenador serio y trabajador. Un filósofo del baloncesto sin trampa ni cartón. Su mensaje corporal denota asepticismo, pero su rostro era un poema el pasado domingo. Distinto al de Margallo. Más digno que el de Rajoy (Poch no traducía miedo sino perplejo distanciamiento de cuanto percibe) pero sumamente revelador. Sobraban las arengas en los tiempos muertos ante unos americanos erráticos e incluso pendencieros sin venir a cuento. Poch no merece que la situación del Estu le devore tambiéb a él; ha arriesgado mucho prestándose a venir desde Granada. La historia gloriosa del Estudiantes también merece mucho más que una lánguida banda de conocidos (que ni siquiera parecen amiguetes). Alguien debe de hacer algo para que Estudiantes se salve. Aquellos equipos de jovencitos con desparpajo se han trocado hoy en legiones de viejas glorias con todo hecho ya. Es cierto que el Ramiro ya no provee de cantera baloncestística pero algo habría que hacer y con urgencia: Desde hoy mismo frente al Fuenlabrada que parece decidido a desaparecer por las penurias municipales…

El Ramiro de Maeztu comparte campus con el CSIC, y ya es sabida la cleptocrática ingeniería financiera desbocada aplicada en el vecino en los últimos años. Cuestiones de Agencia, se supone. Puede que ambos se hayan contaminado fatalmente.

Precisamente el pensador que da nombre al instituto bilingüe que en su día fue cantera inagotable del baloncesto español, Ramiro de Maeztu, habló de la fisionomía moral, de la raza. Era una teoría discutible, pero tal vez al Estudiantes actual le falten raza y carácter. Es una mala mixtificación de desaciertos encadenados.

Desde luego el viejo Dacio Gil no aspira ya fundar ningún Instituto de Fisonomía dentro de los del CSIC, aunque caraduras y tipos delictivos hay muchos para poder analizar en el animalario. Hoy los Institutos se crean sólo para atrapar financiación europea y colmar ambiciones personales, pero el viejo Gil gusta detenerse en el lenguaje no verbal y en el brillo y limpieza de la mirada y los rostros de sus interlocutores. Así cree profundizar en la persona, en el ser humano. La mirada de Trifón Poch era un poema el pasado domingo: límpida pero triste. Aún con todo, el viejo Dacio Gil prefiere la mirada de Séneca del entrenador cordobés que la de Margallo, Cañete, Santamaria, Gallardón. La de Rajoy ya no digamos: ¡Contagia el miedo!

¡Ánimo Trifón! Intenta transmitir a esa banda que el Estu es una rica historia de dignidad y de sana humildad, de limpieza. Y al que dude, remítele a Garibaldi…o a Gavioto.

EL ESTU NO PUEDE DEJARSE SUCUMBIR.

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