Se empeña el economista Eduard Punset en intentar colocar en el mercado libro tras libro y ahora trata de inocularnos optimismo, para que el tinglado no decaiga. Pero la verdad es que no está el horno para bollos optimistas. España en los últimos años ha debido ser un enorme albañal o una macro escupidera: Del Rey abajo ninguno. No se salvan ni militares, ni científicos, ni curas, ni urbanistas, ni constructores, ni jueces, ni profesionales de género, ni deportistas, ni profesores, ni policías, ni informáticos, ni enterradores, ni aristócratas, ni pringaos, ni médicos, ni cómicos ni nadie. Está claro que sólo hemos conocido la puntita del iceberg de esta enorme escombrera. El coge el dinero y corre ha sido principio básico del deporte nacional y quienes no han robado y además han denunciado lo que venía ocurriendo han sido tildados de enajenados o simplemente apartados y excluidos. Los honrados están colocados al final de la lista del inmenso concurso de acreedores que es España y serán los únicos que saldrán perdiendo sin ver un euro en este eterno proceso judicial amañado. Los concursados –los trincones- harán lo de siempre: se pondrán en manos de un abogado practicón y "conectado" y negociarán luego a cencerros tapados, con los “subasteros” para recuperar todas y cada una de sus propiedades. Ley de vida.
Al viejo Dacio Gil le invade la desazón, porque esto no parece tener fin y no se recuerda su principio. Ahora se destapa todo porque los iniciados saben que se está urdiendo al más alto nivel un tabula rasa, un a otra cosa mariposa. Esta corrupción impune (luego vendrán otras muy similares) se meterá en uno de esos nichos tóxicos de los que cuenta la historia y nos olvidaremos de todo en cuanto empiece el próximo campeonato de fútbol o se enfrenten de nuevo Madrid y Barcelona en liga, copa, supercopa o cualquier otro torneo de la amistad. La Intervención General del Estado y la organización judicial harán el resto: el fino ajuste hacia la nada. El simulacro judicial será un mero carnaval festivo transitorio.
En estos días en los que los generosamente retribuidos funcionarios de la Casa Real se afanan por deformar la realidad a golpe de comunicado y nota de prensa, el usufructuario terapéutico de esta Tribuna Alta Preferencia se acuerda de Tomás Eloy Martínez y su memorable El vuelo de la reina. Las pasiones, el poder y la prensa. Las campañas de prensa como vehículo necesario para el engaño colectivo. Todo conspira para recordar el episodio de aquel locutor de Ponferrada que, después de cargarse en sus programas de radio la reputación de una empresa láctea por el destape de la visita de la escherichia coli, recibió de la empresa (presidida por un ex ministro de Sanidad) encargada de reflotar la imagen de la lechera una muchimillonaria encomienda publicitaria… Así son las cosas y así seguirán siendo.
Sobre el caso Urdangarín ya se ha manifestado el viejo Dacio Gil en esta Tribuna. También sobre la corrupción institucional institucionalizada y el sistema de garantías. No quiere traer a colación recientes antecedentes como el del quiteño don Manuel Prado y Colón de Carvajal, o el del armador José Cusí Ferret o el más remoto aún de don José de Salamanca y Mayol. Todos están ahí, para la historia y sus análisis colaterales.
Aquí, quien no tenga pasiones (el dinero, el sexo, el poder, etc.) que tire la primera piedra. Del Rey abajo ninguno. Todos pueden llegar a ser verdaderos profesionales en los suyo, pero no se salva nadie de ese axioma. Y en todo esto no hay interventores que valgan...si es que valen tras las reformas legales habidas al efecto para tal fin
Como para muestra vale un botón, el viejo Dacio Gil sugiere la lectura de La balada de la justicia y la ley del insigne Alejandro Nieto García. Además de apreciarse en este libro la más certera descripción del mundo del derecho existente en España, podrá constatarse de primera mano las peripecias judiciales de lo que el administrativista del Cerrato palentino denomina “los negocios urbanísticos en Sant Cugat del Vallés”. Con todo lujo de datos y detalles se apreciará el deambular institucional de la empresa Boehringer Ingelheim España S.A. de la que es -o era a la redacción del libro- consejero un cuñado del Rey. El exhaustivo informe de Nieto es tan demoledor que le conduce a la ineluctable conclusión de que contamos en España con una falsificación del Estado de Derecho (p. 211):
Nadie busque ni Justicia ni Derecho sino Poder y, en último extremo, Dinero. Cuando se trata de cosas que no existen, sólo cabe hacer literatura: la ciencia- ficción de las obras académicas de derecho urbanístico ( y de derecho local en general o en cualquier otro ámbito) o la balada del presente libro: cinismo rentable en unos casos y amarga melancolía en otros.
Siempre pasa lo mismo: ni interventores ni jueces ni nadie dan nunca con las cosas que no existen... Batallitas de los medios, como en El vuelo de la reina.
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