En ningún ámbito se aprecia mejor la simbiosis entre prensa y política que en el parlamentario. Sólo hay que pasarse por la cafetería del Congreso o del Senado (Arturo volente) un martes, miércoles o jueves, para comprobar el compadreo y la recíproca utilización entre unos y otros. Ayer ya y no hoy, se desayunaba el viejo Dacio Gil con dos noticias parlamentarias. Por un lado, del jolgorio en amor y compaña de la cena de la asociación de cronistas parlamentarios y su posterior premio a Francisco Fernández Marugán (“Paquito Marugán” en la jerga de ese simbiótico mundillo). Por otro lado, seguía coleando el tema de la constitución de los grupos de Amaiur y de UPyD, tras las consultas de S.M. el Rey.
Por cierto, en este punto el viejo Dacio Gil se ve en la necesidad de hacer un paréntesis para destacar como merece en esta Tribuna Alta Preferencia un dato semiológico objetivo extraordinariamente relevante: Todos los representantes, excepto quizás el de Amaiur, lucían un semblante gozoso por entrevistarse con S.M. el Rey. Y viceversa, S. M. el Rey sólo mostraba un semblante muy serio, distante e incluso incómodo en la conversación con el representante de Amaiur. Especialmente gozosa se mostraba Rosa Díez, pero el que se encontraba en pleno climax era el representante de IU. No cabía en sí de gozo. Don Cayo Lara se mostraba encantadísimo no de conocer al rey -que también- sino de haberse conocido él mismo en ese trance de consulta regia. Él, que al pueblo le viene engañando con la martingala atrapa-votos-indignados del republicanismo. Como es un dato objetivo (no hay más que tirar de vediotecas) el viejo Dacio Gil no tiene por menos que destacar el enorme cinismo –y acaso desmemoria con el pueblo- del señor Cayo Lara. Que en la imágenes visionadas por el viejo Dacio Gil parece la imagen misma del trofeo de Cayo Vizcaíno en manos de Rafael Nadal. Realmente, no se besaba porque no podía. Y hasta habría besado en la boca al Rey si hubiera olisqueado que un paparazzi de la Benetton se encontraba cercano. Las imágenes de don Cayo Lara en el trámite de la consulta regia traducen como nadie lo nauseabundo del mensaje político actual. Es del oxímoron del besuqueo y la untuosidad cínica de quien, junto a su partido, suele decirle al pueblo que propugna el republicanismo.
Avanzada ya la noche –el viejo Gil concluye estas líneas adentrado en el día 16- se ha conocido la noticia esperada: PP y PSOE rechazan la posibilidad de que Amaiur tenga grupo parlamentario propio. La verdad es que esta gente se pasa por el arco del triunfo los antecedentes escandalosos e irregularidades habidos en anteriores legislaturas, una tras otra. Alguién parece que asesoró sotto voce a UPyD a que aceptase la treta de la cesión del partido de Cascos. Y alguien en el PSOE debería de explicar también por qué, si venían proclamando que apoyarían lo contrario, ahora dicen haberse abstenido. Consecuencia de la contradicción estructural en la que se encuentra esa especie de farsa electoral titulada PSOE. El miedo a ser reconocidos en su propia esencia trapacera les lleva de manera recurrente al facilismo de la abstención. Así se viene escribiendo desgraciadamente la historia parlamentaria; y de las decisiones erradas de estos personajes políticos viene el arrollador resultado de Amaiur en el País Vasco. Eso no puede olvidarse. Alguien con dos dedos de cordura debería decirles que rezuma totalitarismo privar ahora a Amaiur de grupo parlamentario, dados los antecedentes pasados y presentes. La decisión, habida cuenta los datos y los precedentes, comporta inequívocamente, que PSOE y PP se cachondean de una buena parte del electorado vasco que también es pueblo soberano, como quienes no se acercaron a las mesas pepitorias. Que les importa un bledo esa porción de españoles que han votado. El señorito Posada (jolín su parecido con otro bon vivant: el cómico y ex baloncestista Fernando Romay) a la primera ha tenido ya un cogito interruptus: patentiza que no preside la cámara para todos los españoles.
Mucho se viene hablando, en cada tiempo de apertura de legislatura en la cámara baja, sobre los requisitos reglamentarios para formar grupo parlamentario dentro de esa entelequia que es el llamado Derecho Parlamentario. Una rama (?) del Derecho constitucional que ni siquiera reconoce el pomposo cuerpo de funcionarios denominado Letrados de Cortes cuya selección es más política que técnica: según quién ha ido presidiendo las Cortes así ha sido el color político de los Letrados seleccionados en ese tiempo. Las trayectorias de Astarloa y López Garrido así lo atestiguan con claridad. Y no son los únicos, obviamente.
En el pretenciosamente denominado Derecho Parlamentario (un conjunto de precedentes muy flexibles santificados por el propio Tribunal Constitucional para que pueda decidirse con criterios políticos) hay constantes escaramuzas de cesiones temporales de diputados de un grupo consolidado a otro con expectativa de consolidarse. No sólo de voz y debate viven los parlamentos, hay muchos más intereses en juego. Intereses que nunca se publicitan suficientemente. El reglamento de la cámara es deliberadamente ambiguo para que quepa la interpretación y la dádiva interesada. Esa institución evanescente que es el Tribunal Constitucional ha recalcado la amplia capacidad de la Mesa de Cámara y su Presidente por el juego de los interna corporis. De ahí la presión y la ingeniería cada inicio de legislatura y en toda ella: todos con la calculadora echando cuentas. No se trata de la repercusión económica presupuestaria del recuento de votos ni de escaños. Se trata de obtener dineritos contantes y sonantes de los presupuestos de la cámara. Un dinero que es (o debería ser) de todos los españoles que han votado o dejado de votar. Y las cesiones, como en el fútbol, cuestan dinero...
Lo mismo pasa con los EREs en las burocracias de los grupos parlamentarios: cuantos más diputados más burocracia, pues paga el pueblo. El eterno trasvase de financiación parlamento-partido con una fina ingeniería de por medio. Por eso cuando se produce un descalabro electoral se adelgaza la estructura burocrática del grupo parlamentaria y viceversa. Lo peor es cuando no se alcanzan los requisitos para constituirse en grupo, como le pasó a IU en la anterior legislatura que hubo de recurrir , como en los demás casos, a la ingeniería. En ese trance se suele suplicar la compasión de los demás grupos por si tienen a bien acoger algo de su personal por misericordia. Eso le ocurrió precisamente al grupo de IU que negoció a dos bandas una especie de "sucesión de empresa impropia" con el del PSOE por razones estrictamente económicas, hasta el extremo que un trabajador del grupo IU trasvasado al PSOE (a la sazón ujier de las Cortes en excedencia) es actualmente Secretario de Estado en el Gobierno en funciones. A eso se le llama fortuna en la sucesión de empresa.
Cuando un grupo parlamentario ha sido mayoritario y las elecciones le reducen su verdadera dimensión y condición, la estructura burocrática interna tiembla: sonarán sables por descenso de negocio. Se atisba el ERE. Y es lógico, pues el grupo parlamentario del partido del extinto Gobierno suele ser refugio de cesantes que no tienen dónde recalar en la vida civil pues ni siquiera les acoge el Lobby al que apoyaron.
Se podría escribir todo un tratado sobre sociología del Parlamento y los grupos parlamentarios a modo de remedo de la obra de Nieto que podría titularse La organización del desparlamento. Quedaríamos todos asombrados. Pero este no es el ámbito.
El viejo Dacio Gil no está para profundidades, por eso sólo se limitará a destacar el inmenso error totalitario que comporta permitir grupo parlamentario a UPyD, que, para más INRI, recurre a una práctica viciada que Rosa Diez recriminó en la anterior legislatura, y no se le permita a Amaiur con los mismos antecedentes del PNV o, incluso, el PSOE en la primera legislatura constitucional, que se “troceó” en varios grupos para obtener mayor financiación y reduplicar su mensaje en los medios. Tampoco se salva, por supuesto, de estos escabrosos antecedentes el PP que también ha participado en esa feria perversa de las cesiones. Posiblemente porque ninguno de ellos cree completamente en la democracia efectiva. La prefieren “racionalizada”, por emplear el eufemismo de los constitucionalistas franceses.
¿Derecho Parlamentario? ¿Qué Derecho es ese? Desnudo y cínico lenguaje de la "Élite del Poder". Aborto, Nasciturus e ingeniería genética.
Que no le extrañe a nadie la portada del último número de la revista TIME: el indignado en vez del Parlamento. Algo está cambiando y parece que no se lo huelen...
P.S. Siempre cabe la posibilidad, dado el cinismo imperante, que esta decisión discriminatoria sea sólo pura apariencia para calmar a lo más ultramontano del electorado de los dos partidos dominantes y que ya tengan pactado ambos que en trámite de revisión se conceda grupo a Amaiur. Desde luego, sería subsanar un enorme deslíz, pero seguiría denotando que todo está amañado para seguir engañando al electorado. A una parte importante del electorado.
Parecen estar atrapados en sus propias contradicciones y en las del Sistema.
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