lunes, 19 de noviembre de 2012

Y TE DEJASTE AMAR POR MÍ SIN PREGUNTAR.

El viejo Dacio Gil acabó el fin de semana realmente acalambrado, además de con la decepción propia de las derrotas deportivas. Su cuerpo declinante no está ya preparado para 20 horas de deporte, por más que haya sido en tiempo no excesivamente lejano un mediano deportista y algo mejor tenista. Calambres en cada milímetro del cuerpo, agotamiento psíquico. De nada ha servido que el viejo Gil se hubiese concentrado a nivel del mar para aislarse de agresiones externas perversas y para intentar contrarrestar la velocidad de bola en la pista de madera centroeuropea. Pero tantas horas frente a la televisión tratando de ayudar a meter la bola entre las líneas checas o de desviarla hacia afuera en las nuestras es una hazaña que acaso no pueda volver a reeditar el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia. A pesar de los estratégicamente sopesados preparativos el resultado ha sido una derrota aceptada olímpicamente. Una derrota más al viejo Gil no le afecta si es propia pero le duele especialmente por dos tenistas que merecen todo el encomio por lo que representan de lucha y ausencia de ñoñería glamourosa. Ferru ha demostrado en 2012 lo que ya se sabía: que es un enorme deportista y que, en cuanto a técnica de tenis, nada tiene que envidiar a los Nadal o Djokovic. El viejo Gil tiene predilección, empero,  por Nicolás Almagro y su estético revés a una mano. Tiene mucho mérito el murciano pues, de alguna manera, su condición y aspecto nada pijo le han provocado segregaciones injustas entre los niños bien del tenis español y hasta ser rescatado por Ferrero había sido emparedado por la mafia tenística barcelonesa-madrileña. A pesar de todo ello –y su mala cabeza contingente-, Almagro ronda siempre el top 12 mundial con sus enfados, apoyado en su prodigioso swing de revés a una mano y con sus crisis puntuales de autoestima. En conjunto, Almagro ha hecho un altísimo papel en Praga y por detalles mínimos no batió a Berdych. En un quinto punto, sobre madera, y en la altitud centroeuropea bastante hizo. Y, sobre todo, porque delante tuvo un genio del tenis de los que ya no quedan, heredero directo del francés Fabrice Santoro y similar en discontinuo talento a Marcos Baghdatis: imprevisible, con muñeca mágica, talento imaginativo, no mecánico, con múltiples alternativas de juego. Yerra quien, al compararlo con la demostración de número 1 de Ferrer, considere que Almagro ha fracasado. Sólo los profanos en tenis pueden pensar eso. Almagro ha iniciado la necesaria transición del tenis español más allá de los miedos generalizados y las lesiones de Nadal: el historial de victorias se escribe con dolorosas derrotas: fracasos exitosos suelen llamar a esto los “coaches”


En ese retiro voluntario para no molestar ni ser molestado, el viejo Dacio Gil casi se olvidó de la conversación telefónica mantenida la pasada semana con el hermano de la ATP Eutimio Cañizarreta para inquirirle qué había de verdad o qué de martingala en todo ese affaire del generalísimo David Petraeus. De Cañizarreta, a pesar de su perfil mutante propio de su arriesgada y bien retribuida (en dinero y en especies sublimes) profesión o profesiones ya tiene hecha una magra semblanza en esta Tribuna, necesariamente breve en una vida tan intensamente vivida en la que, para desgracia de la masculinidad, todas las hazañas no pueden publicitarse como debería ser debido. El bueno de Cañizarreta no quería hablar de esos temas mediante unos teléfonos rigurosamente vigilados sin previa autorización judicial, “cosas de la seguridad” –dijo. Citó a Gil, dado que las previsiones meteorológicas anunciaban lluvias, en desguaces Latorre en el depósito descubierto de chatarras de la derecha según se entra; sostuvo, sin réplica por parte de este Gil, que eso era lo más discreto y adecuado. Con puntualidad británica propia de Scotland Yard apareció Eutimio enfundado en trenka gore-tex que opacaba su sempiterno aspecto de dandy. Tras las salutaciones protocolarias el donjuanesco casanova (si es que no fuese tal calificación un oxímoron inaceptable en cualquier caso) amablemente disparó toda una batería de preguntas sin mayor transición: ¿Tu, con tu colección de diplomas en la universidad del escepticismo, también has picado el anzuelo? Bah.., como todos, estás cayendo en la ingenuidad más infantil: eres igual de manipulable. ¿Es que no hiciste la mili? ¿Ya no recuerdas lo que veías allí? ¿No dices conocer sistemas electorales y mecanismos de persuasión que distorsionan eso que llaman la elección racional? ¿Realmente crees que los nuevos Aníbales o Escipiones Emilianos de los imperios mantienen periodos de abstinencia sexual como los de la bella Pamela Anderson para que la líbido no distorsione sus inteligentes trabajos o que sean de natural asexuados o se encuentran en situación de supernumerarios en las aventuras galantes? ¡Vamos hombre, Dacio, no me seas cabeza de chorlito! A los generales Pretaeus y Allen y a cualquier militar de los de siempre o de los de ahora, en sus correrías bélicas, les es aplicable la frasecita de la escultural rubia en relación a Dancing with the Star (“Estoy a prueba. Es difícil no pensar en sexo cuando tienes a un hombre sudoroso pegado a ti todo el día. Siento lascivia. Pero lo intento, lo intento”) en todos los casos. Lo que pasa es que en el ejército actual en medio de las guerras mediáticas proliferan las bellas reporteras, espías, personal con graduación o tropa. Las generalas y algunas coronelas ya están demasiado maduras y se les ha pasado ya el arroz guerrero…al menos entre los pares…porque con la muchachada pudiera ser otra historia… -Dacio asentía en silencio con la cabeza, groggy ante tal ensalada de golpes dialécticos que estaba recibiendo en pleno rostro en un contexto fantasmal de pertinaz llovizna en medio de un auténtico cementerio de esqueletos de coches desvencijados y violentados en su ya raquítica osamenta metálica. Víctimas también –pero del otro bando- de la acción del hombre como esas que la DGT recordaba en publicidad pagada a toda página ayer 18 de noviembre, día mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico. En las guerras y en los accidentes de tráfico –pensaba para sus adentros el viejo Dacio Gil- la verdad es la primera víctima: en unos casos por tanques, drones e infantería real o imaginaria; en otros por aseguradores, abogados, jueces , fiscales y tablas reglamentarias pretendidamente objetivas.

Algo más calmado Cañizarreta, tras el trabajo sucio de su artillería dialéctica, aseveró lacónicamente que el caso era consecuencia de disputas institucionales dentro de un pulso electoral que se conjeturaba igualado. Como el existente entre las policías,  o entre la policía nacional y la guardia civil: juegos de fuerzas, sólo que,en este caso, entre CIA y FBI con la guerra de Afganistán y las elecciones por medio. No leas esas cosas Gil que te vas a volver más gil. Dedica los sábados a disfrutar de esos suplemetos para mujeres que anexan los diarios por un módico precio. -Enseguida entraron en juego los bombardeos aéreos argumentales: ¿No viste la semana pasada el magazine dominical de un diario que insertaba una "imagen infográfica" en un anuncio con apariencia de información (un "remitido" de unos hospitales privados) en el que aparece un bien formado culo de una mujer sólo vestida con unas gafas y un turbante operatorio, sugiriendo estar lista para una operación sin bisturí para esculpir su figura? ¿Y tampoco el de esta semana en el mismo magazine (página 19) y en forma igualmente de "remitido" de la misma red de hospitales, en el que aparece una bellísima mujer frente a un barroco espejo con el pelo recogido y sólo cubierta por un corsé blanco de encaje a medio ajustar sobre el que se impone, imperial en su mensaje icónico, un culo de una belleza excepcional bajo la leyenda "Recuperar las formas. Los últimos avances tecnológicos permiten modelar, alisar y reafirmar el cuerpo en una sesión en poco más de una hora"? Míralo, si puedes; parece haber pasado todos los controles, pero se acelera el corazón sólo de mirarlo. Pues no hay que ser Tzvetan Todorov para descrubir que las nuevas guerras y espionajes se llevan a cabo en medios de comunicación y nuevas tecnologías. Y parecen incruentas, sin bajas ni daños colaterales. Parece regir por todos lados el "Sálvese quien pueda", como todo en esta crisis. ¿Es que no has reparado en las calidades estéticas de los anuncios de Intimissimi, Canova, escenario de fondo (en sus dos versiones) y Un dia en Roma? Tu vista parece estar devastada de tanto leer cosas aparentemente serias. ¿No te quedas extasiado con la radical belleza de Desta Hailé en el anuncio de Gayubo? ¿No te ha llamado la atención el rojo culo de Tena protective underwear? ¿No has puesto atención en la que se nos avecina con los anuncios de las hermanas Cruz en la firma L’agent provocateur? ¿Acaso el culo perfecto que contextualiza el anillo de turmalina y zafiros de las firmas Hemmerle, De Grosogono y Bulgari te ha pasado desapercibido? ¿Y te ha pasado lo mismo con el primer plano de espalda y culo ejemplares que sirven de escenario para el collar de diamantes, platino y tanzanita de Tiffany? ¿Es que no te has fijado en la perla Morellato que luce, insinuando su bello busto, Irina Shayk? Déjate de gaitas, Gil, y analiza las nuevas modalidades de guerra y espionaje total y contraespionaje que acechan por todas partes. La vida –y el mercado… y el disfrute- está en otra parte, tal como anunciase Kundera. Ni Patraeus, ni Allen, ni Paesa, Sanz Roldán ni todos los demás somos de plástico. Hoy hay mucha mujer bella y ambiciosa en todos los frentes. Son mujeres de carácter y lo saben; por eso usan lencería de la firma Gemma en la línea my personality. Y prepárate para lo que se anuncia del desembarco de los pitillo push-up de Marie Claire o los de Yamamay Slim  que se anuncian como recuperadores de silueta con su uso prolongado. A mi –continuaba Eutimio- con esto de los pitillos me pasa como con las oposiciones al CNI, que no a todas valen ni sientan bien; que hay algunas portadores de esas prendas que hacen decaer la libido a bajo cero como el bromuro, aquella sustancia que subrepticiamente se suministraba a la tropa en los cuarteles franquistas. Los pitillo, como el fumar, unas veces hacen bien y otras mucho mal recíproco, agente y paciente; son prendas para juventud o para la primerísima mediana edad indefinida bien esculpida. Bienvenidas sean las mujeres, sobre todo para ampliar nuestros cánones estéticos y comerciales en cualquier tipo de guerra o espionaje emocional o afectivo. Déjate de sandeces solemnes sobre espionaje, Gil. Contextualízalo en eso de los mensajes suasorios en el juego perverso de la elección racional en las que decidía el voto femenino. Ya es hora de que nosotros, con lo que hemos vivido, con la cantidad de situaciones que hemos abrazado y en las que nos hemos metido en mil y una noches de aventuras, nos entrengamos efectivamente en el envejecimiento activo (y tan activo, hasta completar la vida laboral a los 80 años, tal como van las cosas), la solidaridad intergeneracional (con hijos y nietos viviendo a nuestras expensas) y la lucha por suprimir los límites de edad y las fragilidades jurídicas y debilidades psicológicas y emocionales que nos terminarán asolando a todos. Al fin y al cabo esa reciente novela-éxito de la británica Hillary Boyd, Los jueves en el parque, enseña que es posible la pasión de los abuelos sexagenarios mientras los nietecitos juegan por el parque en derredor. Y, si a pesar de cuanto te vengo diciendo, quieres profundizar en los secretos del espionaje y el amor en el océano de libros existentes, léete el de R. y D. Bear la vida en (la) compañía, que creo que está en Crítica, pues en él, entre otras sugerentes cosas, se contiene la siguiente frase : “Si no puedes mantener una relación amorosa en secreto, es que no sirves como agente”. Han hecho explotar la frase (o la relación) en el preciso momento en que interesaba. Sólo porque interesaba, porque en EEUU y en la Conchinchina quien esté libre de cualpa que tire la primera piedra… Y punto y final, amigo Gil, que ya no pienso hablar nada más sobre este asunto de porterillas.

Prosiguió amablemente Cañizarreta hablando de la acertada  nueva orientación de los debates adoptada por la ATP (asociación de truncos prejubilados)  y terminó proponiendo a Gil que auspiciase el establecimiento como santo civil (absolución del Santo Padre Luis Landero mediante) al vivido y polifacético mendocino recientemente fallecido Leonardo Favio y como himno de la entidad alguna de las canciones del  cantante del amor de voz grave y cineasta de cierto éxito. Apuntó que son un compedio sobre las cosas que sienten los amantes misteriosos y apasionados de cualquier edad, también generalísimos y espías. Y propuso elegir entre las bastantes que se refieren al amor y al desamor cantado de una forma tan convincente que parecen fruto de vivencias biográficas: La conocí en el parque; cómo poder saber si te amo; como un mendigo; quisiera morir ahora de amor; aquella noche de verano; como me duele la piel; tiemblas; que extraño es el amor; amar o morirqué te dirás mañana; sos mi religión; más que un loco; porque yo te amo; quiero aprender de memoria; ella esla cita...

Y en su recuerdo podríamos cantar todos al comienzo y al final de cada sesión general -afirmó Eutimio Cañizarreta a modo de conclusión-, a capella  como solemos hacer, las emocionantes  Anotaciones para Carola; Y te dejaste amar por mi:  El barquito de papel.  Expresan nuestras vicisitudes de lectores, amantes, frágiles y devenidos infotogénicos. Truncos en muchas cosas Gil, como la carrera del generalísimo yanki.

Deshechos todos los eventuales entuertos y ya Gil sin albergar duda alguna, ambos miembros de la ATP abandonamos el desguace de coches y nos prometimos perseverar en el envejecimiento activo y en el cultivo de otros ámbitos mucho más profundos que la política, las elecciones y el espionaje. Además, para ligar o enamorarse ya tenemos noticia de que no sólo hay que pasear por el parque -aún público por poco tiempo- a la perrita o al canario. A cualquiera, civiles, militares o espias, se nos puede aparecer el enamoramiento en el parque entreteniendo los jueves (¿o será cualquier día de la semana ahora que la tribu va a vivir toda junta?) a los nietitos... Mientras los espías y paparazzi a lo suyo: apostados detrás de los bancos, o de los chopos...o leyendo hasta enloquecer uno tras otro todos los correos electrónicos...

jueves, 15 de noviembre de 2012

UN SISTEMA JURÍDICO ABISAL.


La reciente crisis que padece el mundo occidental –que no es tan reciente y que es perfectamente recurrente- no es sólo una crisis del capitalismo. Tiene su raíz en zonas muy profundas en las que no cabe ni la transparencia ni la iluminación solar. La mampostería de nuestros edificios de convivencia se ha ido haciendo con materiales de derribo y de escasa calidad. La hipocresía y el cinismo son los principios esenciales de las instituciones y por eso el sistema de resolución de conflictos es puro decorado de cartón piedra: se mira pero no puede tocarse. Si lo tocas y sientes te duelen el alma y la cartera. Quien, transido de una inusitada buena fe y esperanzada esperanza en el llamado Derecho (con mayúscula, sin que sirva de precedente), intenta ventilar sus eventuales diferencias dentro de la legalidad vigente tiene todas las papeletas para terminar saliendo trasquilado: el juego de los círculos concéntricos del lenguaje institucional terminarán devorando sus esperanzas y violando para siempre sutilmente su buena fe. No hay que ser Mary Douglas para desconfiar –hoy más que nunca- de los voceros institucionales y sus escuderos los medios de desinformación social. Las instituciones se han acostumbrado desde que el mundo es mundo a una prédica impúdicamente falsaria. Mienten a conciencia y se justifican con la débil argumentación de que hay que mantener embridado el fantasma de la “alarma social”. Es completamente normal que cuando el más humano del común de los mortales descubre la tostada que hay detrás de toda normalidad institucional, se tope de bruces con un sistema radicalmente anómico e injusto (en el que priman los intereses informales sobre las proclamaciones solemnizadas) caiga en depresión y se cuestione de qué sirve la vida si al final  por el abuso se decide la jornada.

Sólo los patológicamente ingenuos albergarán la esperanza de que el titular (o su sustituta si se tercia cuando las cosas vengan mal dadas, o así lo decida sibilinamente el titular para eludir propias responsabilidades) del juzgado de  instrucción 51 de los de Madrid va a intentar arrojar luz sobre los excesos de la fiesta mortal de Halloween. Con una “pulcra concepción corporativa” el juez tratará de salvar la responsabilidad de las instituciones implicadas (el mayor ayuntamiento de España), salvaguardando con ello sus propias posibilidades de carrera. Y en esa dialéctica, que Dios pille confesado al que,despistado, pasase por allí en tan infausta deshora. Esa es la tiranía del statu quo y así la entienden escrupulosamente Sus Señorías con un espíritu corporativo que se mama desde su entrada por las múltiples puertas falsas de la carrera judicial (inhumados vergonzantemente los cristianos principios de mérito y capacidad) o internalizado naturalmente desde los primeros balbuceos de sus contactos con el preparador que les socializa de manera incruenta con el sistema. Descarnada ética corporativa, para entendernos.

Viene todo este exordio a cuento porque el viejo Dacio Gil columbra más por viejo que por lo que es: un pobre diablo. A palos ha aprendido la desidia y la vagancia judicial (y ahora quizás la temeridad descontrolada del espíritu corporativo chalaneador y potencial huelguista) que se esconden tras sus solemnes proclamaciones. El sistema jurídico, como no podía ser de otra manera siendo como es un aparato instrumental, no se salva de la falta de transparencia y claridad que padecemos. No penetra en él siquiera un tibio y tenue rayo de sol. Su sima es tan profunda y sucia que cualquier reflexión sobre el orden y el desorden, la culpabilidad y la inocencia, el ser y el no ser, la forma y lo informe, la vida y la muerte es puro divertimento de instalados o ansiosos de pisar las más refinadas alfombras o asistir a los cócteles de mayor lujo. El ciudadano corriente ni estará invitado ni se le esperará de mero espectador.

Pocos jueces y fiscalitos –acaso ninguno- habría ayer en las manifestaciones habidas en toda España. Presionan con la huelga pero odian en su fuero más interno mezclarse con la gente. Se autoperciben granados sociales. Lo han mamado desde biberón del ingreso en la carrera judicial o fiscal, constituye la parte esencial de sus entrañas. Están para servir al poder, sea este visible institucionalmente o no.
Un hombre con una visión tan atinada respecto al mundo de los jueces como el director teatral Ernesto Caballero lo ha vuelto a recordar en su brillante puesta en escena de Doña Perfecta, del burocratólogo canario, el en su tiempo denostado "garbancero", Benito Pérez Galdós. Sin aparecer en escena el juez periquito de la localidad de Orbajosa, la obra  aplica a rajatabla los principios y reglas de la tiranía de lo establecido: todos, desde caballuco o Licurgo hasta la Santa Madre Iglesia personificada en don Inocencio ajustan florentinamente sus diferencias sin un solo salivazo ni empellón; ni siquiera un improperio. Doña Perfecta como símbolo de la deformada institucionalidad democrática que asola España.

Y antes de seguir permita el eventual lector –si es que lo hubiere- que el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia destaque como merece el elenco de actores que se desempeñan en el teatro María Guerrero de Madrid bajo la dirección de Ernesto Caballero. Prácticamente todos ellos sacan un alto rendimiento a su personaje: Lola Casamayor, Alberto Jiménez, Israel Elejalde… todos, hasta las hermanas Troyas (las jóvenes y brillantes D. Bernardo, M. Gas y V. Vega cuya primera escena junto al tren es verdaderamente cimera) convertidas por Caballero en conciencia social difusa y cronistas de Orbajosa, además de objeto de deseo de la comunidad masculina toda. Mención especial merece para el viejo Dacio Gil, que la analizó con especial ojo crítico, Karina Garantivá que logra su mejor registro a las órdenes de Ernesto Caballero. Para el viejo Gil tiene la Garantivá un atractivo sensual enorme que se nota que tiene prendado a Caballero como director. En una atinada crítica en elperiodistadigital se dice “nos gusta esta Rosario que hace Karina Garantivá, tan lejos del registro habitual en nuestras actrices jóvenes, tan nada guapa y tan poco mona, tan real a pesar de su vertiginoso enamoramiento, tan loca sin serlo”. El viejo Dacio Gil comparte las alabanzas pero sólo si “lo nada guapa y poco mona” se circunscribe al papel de Rosario pues Karina Garantivá es una mujer con una belleza singular y un enorme encanto sensual además de una actriz que mejora con cada papel que representa.

Doña Perfecta en la versión final adoptada por Caballero es la representación exacta de la deriva de la democracia española, tan hipócrita, tan pegada a los intereses y alejada de los afectos. Ocasión única para ver reflejada en el espejo plano, no cóncavo ni convexo de las elecciones con agenda de discusión pactada de antemano, la imagen del colectivo drama dramatizado de los españoles en sus instituciones. No parece haber pasado el tiempo ni evolucionado las relaciones  institucionales.

Quien también tiene una idea precisa y cabal del sistema de garantías en el capitalismo socialdemócrata es el británico Ken Loach que en su último pulcro producto, La parte de los ángeles, muestra una descarnada semblanza del sistema jurídico británico, sus sistemas de compensación comunitarios y las remotas salidas de los miembros del lumpen para poder sobrevivir dentro el sistema. Loach tiene una fina sensibilidad para describir estéticamente los submundos que la gente llamada de orden se niega no ya a reconocer, ni siquiera a ver, en ese desorden organizado que hemos convenido en llamar la crisis. Capitalismo y lumpenproletariado; integrados y apocalípticos virtuales; ventajistas de chaleco, cuello blanco y labia pseudocientífica coexisten sin convivir con excluidos, lunáticos, perdidos, raterillos compulsivos y pendencieros. Sus único hilos conductores remotos son el whisky de malta y las inevitables trampas para sobrevivir dentro del capitalismo inmaterial de casino y puja. Para sobrevivir y promocionarse tanto el sistema establecido como el lumpen necesitan de las trampas y el engaño. La falsa ciencia y el sistema judicial y policial hacen el resto estableciendo las diferencias de grado: las aristocracias de los palacios y de los albañales; demonios en las instituciones y ángeles en las cloacas y el submundo. Los atildados timadores bajo los focos y los flashes en las subastas, los excluidos en la subrepticia oscuridad de cavas y bodegas. Intereses multinacionales en la planta noble. Afectos maridados con desdichas en tiendas de campaña o lagares. ¿Y dónde los amores?

La crisis y el descrédito del conjunto del sistema jurídico son graves y paradigmáticos. Nadie da con la fórmula para detener un desmoronamiento capitaneado por el primer iconoclasta del reino, el señor Ruiz Gallardón sólo preocupado por intereses corporativos que le aúpen a una presidencia del gobierno que, a no dudar, sería mucho más oprobiosa que la del gnomo Zapatero. Para colmo, el muy ladino quiere exportar su modelo de modernización jurídica a Guatemala. No conforme con los terremotos y la violencia institucional que asolan al país centroamericano quiere inocularles los virus de un modelo delirante de domolición planificada sin otros modelos de sustitución. El sistema jurídico hispano vislumbra el hundimiento y cada cual agita el espantajo del interés general que encubra sus propios interés privativos-corporativios. Antonio Hernández Gil, un hombre del régimen jurídico, bien instalado de cuna, desde las páginas de ABC viene hablando de miedo y de moral para mantenerse en el mayor colegio de abogados de España en espera de dar el salto a la presidencia del Consejo General de la Abogacía y, quizás, al tribunal constitucional. Mientras tanto se presta a ser el letrado de la reina Sofía en el litigio civil sobre la propia imagen de la consorte contra la empresa de adulterios discretos (¡el orden siempre ha demandado infidelidades y adulterios discretos! ¡Faltaría más!) Ashley Madison. Por su parte, Javier Gómez de Liaño imparte doctrina de vez en vez en su medio natural, El Mundo, sobre las bondades del sistema jurídico y judicial mientras cobra suculentas minutas por sus trabajos de insider e iniciado. Otro tanto hace Baltasar Garzón -en El País, claro- desde la distancia en espera de una rehabilitación más suntuaria que la de Liaño. El celebrity Javier Cremades –también desde el mismo diario de PRISA- blande el pretendido interés general de los abogados –a cuya cohorte de Madrid aspira a presidir como catapulta de carrera y celebridad- para sus interés inconfesos, precisamente hoy que nadie cree en los abogados ahogados con tantas Legalitas, Mapfre y M M recurre multas de tráfico  y demás martingalas e institutos, asociaciones de víctimas de todo, sindicatos de manos y calzones limpios y observatorios jurídicos de la propia Nada. Y, en fin –y cómo no-, el fiscal guatemalteco por excelencia –el de los silencios en el caso del rocambolesco “suicidio institucional por poderes” del abogado Rodrigo Rosenberg Marzano-, sale ahora con la discusión bizantina, propia del juridicismo más rancio, de la primacía de la cláusula rebus sic stnatibus frente al viejo brocardo que esgrimen los ejemplares malos (hoy todos los bancos, banqueros, bancarios y abogados de estos son malos a los ojos de los ciudadanos) del pacta sunt servanda aunque contengan cláusulas exorbitantes. Todos los ejemplares citados son bienvividos. Prototipos del sistema. Todos tratan de prevalerse del caos y el desconcierto imperante en el tema de los desahucios para granjearse la simpatía de la ciudadanía indignada. Cada uno de ellos, en su medio de deformación natural, juega con sus interés inconfesos y blande el trapo de la solidaridad con la cuidadanía. ¡Mentira! Cada cual va a lo suyo y trata de cobrar ventaja en sus pulsos institucionales o institucionalizados: colocarse en los puestos que otorgan canonjías, presionar al gobierno para consolidar privilegios para el futuro.

El derecho y su versión instrumental jurídica y judicial-fiscal es hoy un bien mostrenco. Un bien abandonado, a la deriva. Nadie cree en él como sistema de resolución de conflictos, ni siquiera el juez del 51 de los de instrucción de Madrid a pesar del dolor social padecido tras tanto despropósito: simple expediente corporativo.

Siempre se ha dicho que el Derecho es el lenguaje del poder. Lo malo es que ahora el poder es más invisible que antes y no reside ya en las instituciones. El derecho –decían los cultos- es la ciencia del orden establecido. Hoy el orden establecido es deletéreo. Se decía también que la mejor forma de hacer una sociedad conservadora era aumentando el número de propietarios. La perezosa jurisprudencia habida sobre los arrendamientos contribuyó a que todo quisque quisiese ser propietario. Creían serlo al suscribir sus hipotecas. Craso error. La legislación de principios del siglo pasado protege a los prestamistas. Los políticos siempre han estado auspiciados por prestamistas y otras mafias. Los políticos hacen y reforman las leyes. Y los ciudadanos, en la lógica de la Orbajosa de Galdós y Caballero,  nos solemos tapar nariz, ojos y oídos para que la fiesta siga y nos lleguen las migajas. Un sistema social no llega al delirio si cada cual no contribuye con su parte alícuota. Víctimas pero también verdugos. Voluntarios, eso si. Se llegó a considerar que el sistema no se podía hundir porque estaba implicado todo el mundo. Sólo algunos funcionarios y probos ciudadanos no participaron del engaño colectivo: ni se hicieron agentes de ventas, ni comisionistas, ni colocadores de preferentes, ni soladores sub-sub-sub contratistas, ni alardeaban de coches de potente cilindrara ni de 4X4. Helos ahí ahora pagando los primeros los destrozos de otros que aún guardan réditos en negro y en b aunque aparentan quiebra. Los cataclismos no distinguen a los honrados de la misma forma que en las burbujas se envidia y distingue a los que se pavonean entre signos externos.

Hace falta desahuciar a todo el sistema de garantías institucionales. Se hace precisa una revolución ética. Nada de reformas ni transiciones. Nada de infidelidades y adulterios discretos.

Pero nadie crea que esta entrada titulada un sistema jurídico abisal es un ejercicio de pesimismo. Nada de eso. Puestos a lanzar latinajos, aceptemos que ya no vale eso del Estado quo utimor (del cual usamos), que ha sido esquilmado por unos y por otros. Cuando todo está perdido, antes del recurso extremo a la muerte voluntaria, cabe la vía optimista que sorprendentemente aporta Ken Loach en su magnífico último film la parte de los ángeles: arrebatar las malas artes y los chantajes institucionales de los instalados en el sistema (ya ostenten Auctoritas o Potestas) y practicar sus mismas metodologías mafiosas que han venido practicando protegidas por vinateros selectos, mafias internacionales, jueces, policías, fiscales y altos funcionarios.

Y el que carezca de esos arrestos pero le falte cuajo para la muerte voluntaria debería conformarse con leer e ilustrarse sobre los clásicos como Piero Calamandrei, Adolfo Ravá o Francesco Carnelutti. O buscar la inspiración en aquellos otros clásicos más recientes como el asesor de Allende, el chileno Eduardo Novoa Monreal (El derecho como obstáculo al cambio social) o el jurista y diplomático cordobés Ernesto Garzón Valdés que viene advirtiendo sobre “la calamidad moral”, “el velo de la ilusión” o las instituciones suicidas. O versarse sobre las juristas guatemaltecas Rosa A González y Gladys E. Figueroa (derechos humanos en Guatemala). Sin olvidar los ya clásicos -por olvidados- teóricos del "uso alternativo del derecho" Pietro Barcellona (Alzata con pugno), Luigi Ferralloli (derechos y garantías. La ley del más débil) cuyos postulados han sido sistemáticamente ignorados por los magistrados españoles. O, sin ir más lejos en tiempo y en espacio, interesarse por los trabajos de María José González Ordovás (ineficacia, anomia y fuentes del derecho).
Incluso, los extremadamente tibios y pacatos (esos que proliferan en la magistratura española como setas en primavera y en otoño) pueden encontrar en un libro tan ecléctico como el de Wolfang G. Friedman (el derecho en una sociedad en transformación) un hontanar de dudas sobre esa verdad pretendidamente absoluta que aplican selectivamente a rajatabla sólo a los más débiles: Sed lex, dura lex.  

Quien, con independencia de criterio, discrepe en la actualidad de la enjundiosa camelística que siempre impregna los asertos de Ruiz Gallardón y sus adláteres puede constatar de primera mano la inaplicabilidad real  de  este  sistema jurídico abisal en el que es imposible siquiera un levísimo rayo de luz que nos permita distinguir en la oscuridad a pesar de tanto propagandista interesado.



viernes, 2 de noviembre de 2012

AGUSTÍN, LIBRE: SIEMPRE NUESTRO.


La desoladora noticia le ha sobrecogido al viejo Dacio Gil mientras, para alejarse del tremendo ruido electoral que nos percute sin piedad, contemplaba la belleza de un mar con forma de mujer. No estaba completamente embebido en el mar-mujer porque se encontraba leyendo a otro gigante de pelo crespo, decir brillante y admirador del amor y la mujer-guitarra; a Félix Grande y su monumental y emotiva Las Rabáiyátas de Horacio Martín. Desprevenido como estaba para asimilar el hachazo, el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia se ha sumido en un profundo duelo del que le será difícil salir. Recientemente había venido a la Tribuna don Agustín para recordarnos a todos qué es el pueblo, cómo hay que entender la realidad de la institucionalidad democrática y dónde estan los fundamentos de las raíces humanas de la indignación y la disidencia. Lo hizo escoltado de lo más granado de la inteligencia actual: Zygmunt Bauman e Ignacio Sotelo. La imagen de los tres sabios se proyectaba larga, fecunda, hermosa, llena de contenidos.

Agustín García Calvo fue siempre un valiente. Reunía desde muy joven todas las cualidades para ser encumbrado por el régimen franquista: de cuna acomodada, de una camada de universitarios que apuntaban ya como figuras literarias, de brillantez intelectual simpar, jovencísimo catedrático de instituto y, casi simultáneamente, sucesor en la cátedra salmanticense de Unamuno y Tovar; todo apuntaba a un futuro jalonado de laureles dentro de una institucionalidad española provinciana y pacata. Pero a don Agustín –al jovencísimo, inquieto y viandante Agustín- ese traje y corbatita ocuros y esa camisa blanca sin esperanza le quedaban ostensiblemente estrechos, su potencialidad hacía estallar unas costuras que amenazaban con paralizar todos y cada uno de los movimientos de su fecunda mente. Enfrentarse al franquismo (al primer franquismo, al que luego han ido sucediendo los posteriores, con otros nombres y otros hombres) era opositar a los fuegos del infierno. Don Agustín, consciente de que siempre era el número 1 en cualquier oposición, decidió ser libre y por ello perdió la cátedra a una edad en la que otros más mediocres siguen llevando la cartera del cátedro para ir haciendo méritos para poder alcanzarla rondando los 40. Eso le costó también sinsabores y presiones cercanas. La suerte estaba meditada y echada: intentaría ser libre y a fe que lo ha conseguido hasta que ha decidido partir hacia otros  montes preñados de eterna primavera. También los Dioses tienen sus secuelas de múltiples huérfanos con duelos irresueltos.

Desgraciadamente el viejo Dacio Gil es un hombre insignificante, del montón. Su extracción social y cronológica no le permitieron ser de los privilegiados que se codearon con don Agustín en sus academias (Escuela de estudio libre) aledañas a la gran vía madrileña, o en los cafés Manuela o Ruiz, pero por allí se le podía encontrar siempre rodeado de bellas ninfas y de acólitos. Tampoco pudo Gil ser de la élite que peregrinaba mensualmente a su santuario de los bajos de La Boule d’Or en París, pero ha tomado buena nota de los relatos de Azúa, Sánchez Dragó, Sánchez Ferlosio, Escudero, Savater o Racionero sobre sus encuentros báquicos, intelectuales y lingüísticos con el Maestro. Siempre disidentes.

Tras el honesto exilio, Leguina y Amancio Prada, entre otros, recuperaron a Agustín García Calvo como necesaria luminaria, aunque el espíritu naturalmente disidente y rebelde no le permitieran traspasar el umbral de la institucionalidad. Afortunadamente la editorial Lucina, su medio natural de expresión, permitió el contacto con unos seguidores inquebrantables. Recelaba de los medios de manipulación de masas pero antológicas son sus lejanas columnas en El País, La Razón y en algún suplemento dominical. El Ateneo de Madrid y una memorable reciente conferencia en la Fundación March, en la que repasa su texto vital y su contexto social, han sido los medios de espresión de su pensamiento.

La niña de sus ojos ha sido, a no dudar, Lucina su cuidada editorial zamorana. En ella hemos podido beber sus alumnos de la UZLED (universidad zamorana libre de educación a distancia). Al hilo de sus cuidados lenguaje y presentaciones teníamos oportunidad de reflexionar junto al Maestro sobre el poder, los medios de masas, los deportes, el amor, la felicidad, la pareja y tantos temas más. El hoy casi inencontrable texto cartas de negocios de José Requejo es un prodigio de formas y de fondo, que recuerda de alguna manera al gran Fernando Pessoa.

Este desconsolado –por viejo y por devoto del Maestro- Dacio Gil carece de las cualidades elementales para hacer una semblanza de un gigante como Agustín García Calvo por eso, en símbolo de sentido homenaje, transcribe una vez más, en estas épocas de enorme ruido electoral planetario, el artículo del diario El PAÍS de 24 de mayo de 1993 que condensa su firme –¡y muy actual, a pesar de los casi 20 años transcurridos!- convicción sobre las deformaciones institucionales de la democracia: ¡No vote! ni deje de votar. Hay cosas que hacer del gran AGUSTÍN GARCÍA CALVO:

Si todavía se cree usted que en unas elecciones democráticas se está jugando algo que le importe al público para nada, entonces este anuncio no vale para usted. Ande y vote. Si, después de tantos años (y siglos) de Democracia, cree V. todavía que el cambio de las caras y nombres de los figurones de turno va a tocar al Sistema en algo que no sea cambiar para seguir igual, si piensa V. que alguno de ellos puede hacer otra cosa que lo que está mandado, o sea, en definitiva, servir al Desarrollo, o sea al Capital, que es lo mismo que el Estado, si piensa que alguno de ellos va a poder, por ejemplo, mover un dedo contra la Banca o contra el Automóvil o contra la Televisión, en ese caso, deje V. de leer este anuncio, y pase al grueso de las hojas de este mismo Rotativo, que le ofrecerán abundantemente las declaraciones de Fulano o de Mengano y las diatribas de Zutano con Perengano, y las correcciones de las listas electorales y cómo anda la temperatura de los sondeos o pronósticos de las Agencias autorizadas.

En fin, si sigue V. dispuesto a aguantar el gasto milmillonario de dinero, de pinos papeleros y de horas preciosas que le va a costar a V. la fiesta de las Elecciones, y lo recibe con la misma paciencia y naturalidad que los caprichos de los vientos y las lluvias, entonces es que no nos entendemos y que no era con V. con quien estábamos hablando.

Pero, si no tiene V. tanta fe y tanta paciencia, si sospecha V. que en el Desarrollo se cumple (y mejor que nunca) lo que ya su abuelo le decía de que, con otros collares, los mismos perros, puede que sea momento de que atienda V. a las razones que en esta Agencia le ofrecemos, y que discurra con nosotros a ver qué es lo que podemos hacer ante esta avalancha la gente de sentido común que quede por acá abajo.

Farsa periódica

No votar, por supuesto. Pero las cosas han llegado a tal estremo, el Desarrollo se ha desarrollado tanto, que ese NO de "no votar" se ha quedado demasiado corto; que con la astención no basta (y hasta puede tranquilizarle baratamente la conciencia, y que crea V. que con astenerse ya está haciendo "algo positivo", o sea, en definitiva, votando a su manera), y que hace falta inventar maneras más eficaces de decirle NO a esta periódica farsa y estafa milmillonaria con que el Poder aburre y entretiene juntamente a su Masa de Personas.

La astención, mire usté, no puede ser un método suficiente, porque nunca puede llegar a ser tanta (digamos: menos de un 15% de votantes entre los censados, menos de un 5% de la población) que los dejara a Ellos, como se dice, en bragas, y denunciara por sí misma el engaño y que la gente se ha dado cuenta de que las Elecciones y Votaciones pertenecen íntegramente al Aparato del Poder y que a la gente no le sirven para nada (para nada más que para dejarse convertir en Masa de Personas).

Y a lo mejor se hace usted ilusiones al respecto, y sueña con esas tasas de astención del 80 y tantos % o del 90. Pero no se las haga usted: ese camino está cerrado. Cierto que nos cuentan que en Estados Unidos, donde no en vano llevan padeciendo el Régimen más tiempo, se han alcanzado en ocasiones tasas halagüeñas. como del 30 y pocos % de votantes; pero eso lo más que puede mostrarle es la potencia del engaño, y cómo el Estado (o sea, el Capital) puede llegar a arreglárselas con margen tan escaso para seguir como si nada, haciendo creer que Él representa al pueblo y que en las votaciones se espresa la voluntad del pueblo.

Pues no: a pesar del inestimable apoyo de los sencillamente perezosos (que es también una legítima manifestación del hastío y del escepticismo popular, y sin ellos poco íbamos a hacer los astencionistas a conciencia), con todo, la astención no puede llegar a ser tanta, por la propia ley de las Mayorías: así como, dentro de la votación, la Mayoría vota siempre lo que está mandado (y en esa seguridad se funda el Régimen Democrático), así también, antes de la votación, aquellas personas de la Masa que tengan que decidir si votar o si no votar, acabarán siempre, en su mayoría, yendo a votar, como está mandado y como es natural y conforme a las conciencias respectivas. Así que...

No: no puede V. quedarse tan tranquilo con no votar en estas Elecciones, con no participar positivamente con su voto en este tejemaneje y en el sempiterno recuento de la Mayoría, no: la istitución de las Elecciones y del Voto es demasiado importante y fundamental para el Dominio como para que nos podemos contentar con eso.

Hace falta encontrar maneras más ingeniosas y eficaces de decir NO a la Votación en bloque, NO al Sistema Democrático entero y en su pleno desarrollo, de hacer ver cómo la gente se vuelve de espaldas a esa fúnebre fiesta y se dedica en tanto (como si no retumbaran los bombos ni relampaguearan los mascarones) a seguir con sus inventos y tareas por acá abajo.

Y a buscar con nosotros esos métodos de decir NO es a lo que esta Agencia, modesta en sus contingentes, pero no en sus ambiciones, le está invitando por el presente anuncio.

Ya se irán encontrando. El camino se hace; precisamente por eso "no hay camino". Imagine lo que sentimos de los líderes y Sindicatos que proclaman por las paredes "Sin empleo no hay Futuro", haciéndoles el caldo gordo a los Productores de la Nada y Creadores de Puestos de Trabajo.

Pero el pueblo no tiene Futuro. Porque es que, a diferencia de Usted y de un servidor, el pueblo nunca muere. Por eso no tiene Futuro. Por eso tiene que irlo haciendo.



A partir de ahora las peregrinaciones (los años santos Lucinanos) a ver los Codex Agustinus y a recibir los panes que no saben su masa buena ya no habrán de ser a la conventual Zamora sino a esos montes preñados de eterna primavera con aromas de blancos azahares sobre la tierra.

Agustín García Calvo. Siempre libre. Gigante entre gnomos. NUESTRO por los siglos de los siglos.