El estío es una época propicia para el picoteo. Un poquito
de aquí, otro de allá, ahora que si esto, más tarde que si lo otro. Cualquier
bibliófilo que se precie habrá de terminar reconociendo que en el verano
picotea de varios libros a la vez. O, por mejor decir, busca en diferentes
fuentes de información sin concentrarse en extraer lo mejor de una sola
lectura. Por lo general ese picoteo suele degenerar en superficialidad lectora
aunque hay honrosísimas excepciones. Esa es la reconfortante coyuntura en la que se ha
encontrado el viejo Dacio Gil en estos dos últimos días mientras intentaba
ordenar sus ideas para plasmar negro sobre blanco el evento de días pasados que
pegó un considerable vuelco a las convicciones del usufructuario de esta
Tribuna Alta Preferencia.
Igual que de jovenzuelo admiraba a los jóvenes deportistas
de éxito, en la actualidad el viejo Dacio Gil tiene sus maestros de culto. Son
mentes lúcidas, longevas y de radical actualidad. Y por esos tres grandiosos
atributos que distinguen sus ídolos intelectuales,
Gil va viendo la luz en el eterno túnel en el que nos encontramos. La crisis es
un elefantiásico Estado de obras hacia ninguna parte. Bueno, sí, hacia el
enriquecimiento de los más ricos y la pauperización del resto de los
ciudadanos. Acababa de completar la
lectura definitiva del demoledor último libro de Alejandro Nieto y recomenzado el
reciente de Zygmunt Bauman cuando en el diario EL PAIS del día 4 de septiembre se
insertaban sendos artículos de otros de los sabios de obligada consulta del viejo Dacio
Gil: Ignacio Sotelo y Agustín García Calvo. El madrileño reflexionaba sobre lo
que se juega Europa en las próximas elecciones norteamericanas. El zamorano
sobre el Poder que carece de poder alguno. Comienza Sotelo el artículo Europa
ante las elecciones en EEUU destacando la mayor conciencia política de los europeos (el 40% de los norteamericanos ni siquiera se
registra para poder votar) y de ahí el interés de los europeos por quién salga elegido para mandar
en Washington y afirma que “la crisis
del euro nos ha hecho todavía más dependientes
(de la hegemonía norteamericana,
indiscutida desde la II Guerra Mundial) de lo que allí ocurra.” A lo largo del
artículo Sotelo va desgranando el porqué de sus
preferencias por Obama, pues desconfía de la compleja personalidad de
Romney, pero el más grande aldabonazo lo
da justamente al final del artículo cuando concluye: “En muchas de las grandes
empresas norteamericanas siguen tentados en continuar la batalla contra el
euro, el competidor más serio que les ha salido. Su caída llevaría a Europa a
una situación de depresión y anomia de tales dimensiones que el capital
americano podría comparla a precio de saldo.”
Sotelo es un sabio que muy pocas veces suele equivocar sus diagnósticos.
Habrá que estar atentos a que el futuro de Europa se juegue nuevamente en
Norteamérica.
Si alguien ha seguido con cierto interés el devenir de esta
Tribuna Alta Preferencia tendrá seguro que Agustín García Calvo es igualmente
un santo de culto imprescindible. García Calvo tiene una finísima producción
para iniciados. Su ironía iconoclasta atina la mayoría de las veces. Con una elegancia elitista que le es muy propia, el
zamorano es un clarividente especialista en levantar el velo de las cosas y las
instituciones. El artículo de opinión Lo que el Poder no puede es una obra
maestra (como todas las suyas) a disposición de las mentes inquietas. A través
de un diálogo garcía- calvinista (no todo va a ser platónico) el autor entra en
la esencia misma del Poder. Destaquemos varias perlas:
-
"El Poder, sea el que sea, ¿no es el que puede?
-
Sí, el Alcalde, el Administrador, el Banco, el
Padre de Familia, o Dios o la propia voluntad de uno, eso es el Poder, el que
puede, ¿no?
-
Y ¿qué es lo que puede?
-
¿Cómo que qué?: pues eso: lo que pueda más o
menos, 3 semanas, 5 siglos… (…)
-
Vuelvo a preguntarnos ¿qué es lo que el Poder
puede?
-
Pues lo que puede, ya está: ni más ni menos.
O sea, lo que está mandado. Porque ya sabéis: los que mandan son los que
obedecen, y, cuanto más obedecen, más mandan.
-
Por eso
será que el poder no ha podido inventar un truco con más poder de engaño que el
del régimen democrático.
-
O sea, el pueblo dominado por el pueblo. –Como si
el pueblo pudiera ser otra cosa que lo que sufre el pueblo.
-
Y ¿no será que viene usted aquí, para librarnos del Poder, a
engañarnos con ilusiones y esperanzas?
–No puedo, ese oficio está ya ocupado: es de lo que los políticos,
financieros o padres os informan cada
día, a cada momento, para que os creáis más y más que no hay más que eso: que
el Poder lo puede todo. (…)
-
Y entonces, ¿cuántas cosas hay que el Poder no
pueda? ¿Muchas? –Pues esas, esas: como las que el Poder puede nunca son todas,
estas son (¿cómo decírtelo?) casi todas, hermanita.
-
¡Ay, verano de 2011, si volvieras a reír como tú
sabías! Porque, lo que es los que nos
esperan…"
Genial –como siempre- el diálogo garcíacalvinista. Preñado
de esencias.
Después de su reciente y rutilante presencia en el juvenil Rototom Sunsplash,
Zygmunt Bauman ha demostrado ser una mente moderna, además de lúcida y longeva.
Las reflexiones recogidas en la prensa de su breve estadía en Benicasim
hicieron que el viejo Dacio Gil retomase con más convicción si cabe la lectura
del último de sus libros, Esto no es un diario, en el que el humanista de
origen polaco reflexiona sobre la cotidianidad más cruda. En uno de los
primeros capítulos, el titulado Cervantes, padre de las humanidades, que recoge
su discurso para la recepción del premio Príncipe de Asturias de la
comunicación, Bauman mantiene que la
única certeza de esta vida es la certeza de la incertidumbre, Mantiene que en
la derrota Don Quijote, tal como enseñara Cervantes, demostró que “la única cosa que nos queda ante esa
ineludible derrota que es la vida es intentar comprender (…) hacer pedazos el velo, comprender la vida.” En un capítulo
anterior, el epigrafiado como Del derecho a enriquecerse aún más, afirma: "una
vez más, la operación de “rescate de la economía del país” se traduce en un
permiso para que los ricos acrecienten su riqueza. Y, en cuanto a los pobres,
¿a quién le importan? (…) Los grandes usuarios de dinero que pueden
permitírselo toman prestado efectivo para almacenarlo y, si lo ponen de nuevo
en la circulación es con la idea de readquirir sus propias acciones o de
financiar nuevas fusiones y adquisiciones (hostiles en su mayoría) (…) Son
prudentes y no se precipitan construyendo nuevas fábricas o contratando más
mano de obra (…) lo más probable es que tengan intención de usar ese dinero
barato (y lo usen) para obtener tecnología sustitutiva de mano de obra y para
recortar empleos (…) Todas las medidas emprendidas en nombre del “rescate de
las economías” se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas
que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.”
En un capítulo más adelante, el titulado Del “no digan que
no se lo advertimos”, reflexiona el
autor respecto a la tendencia de los
inversores (muchos de los quebrados y
rescatados con dinero público) a comprar acciones de empresas de las economías
emergentes con el dinero ahorrado gracias a su reticencia a invertir en el
propio país que les subvenciona, siguiendo la estrategia parasitaria, en busca
desesperada de nuevos organismos huéspedes
tras haber matado a los anteriores: han descubierto una nueva tierra
virgen (la “crísis del tequila” en mexico 1994; la crisis asiática de 1997; la catástrofe
rusa de 1998; la debacle brasileña de 1999; el colapso argentino de 2002; las
recientes resacas de Grecia, Irlanda, Letonia… van marcando las tendencias). Todo ello ante “la inoperancia
de unos órganos concebidos con el propósito de poner frenos al capitalismo
antes de que este seque , agote y eche a perder los pastos de los que se
alimenta y lo sustentan (…) ¿cuántas tierras vírgenes habrá que conducir
forzadamente a la catástrofe para que rompamos de una vez con esta rutina? ¿o
acaso el capitalismo (y los estados y gobiernos que atienden sus necesidades)
entraña la imposibilidad misma de aprender?”
Buaman como siempre certero en el
análisis. Con otras reflexiones, viene a decir lo mismo que Sotelo y García Calvo.
Pero parecemos no querer comprender…
Sotelo, García Calvo y Bauman sirven de inexcusable
introducción para entender las amenazas que se ciernen sobre España con la
masiva retirada de depósitos bancarios y la pomposa creación del “banco de
excepción” (el Banco Malo) que según el representante del gobierno, no le
costará un solo euro ni a los ciudadanos ni a los funcionarios que un día sí y
otro también se les detraen de su nómina esa especie de “contribuciones o
anticipos (para la) Tesorería no reintegrables” o reintegrables vaya usted a
saber cuándo y cómo. Alejandro Nieto tiene perfectamente documentados este tipo de
procesos y lo ha vuelto a destacar en su última obra publicada: Mendizábal.
Apogeo y crisis del progresismo civil. En puridad es una nueva entrega de su
monumental teoría del desgobierno sistémico. Explicitados ya con enorme éxito el
desgobierno burocrático y el judicial, restaba sólo el legislativo. Ha merecido
la pena la espera y ni siquiera cabe estar pesarosos porque el desarrollo de ese desgobierno de la institución parlamentaria se circunscriba a la etapa 1836 y 1837, pues a buen
entendedor… bastan las densas y prolijas 1164 páginas del libro de referencia.
Por él pasan, documentados, los negocios de la Casa Real y sus testaferros; las tediosas
sesiones parlamentarias; las
confiscaciones indiscriminadas por parte de la Hacienda Pública, los generales y espadones, que eran, a no dudar, los
Iniestas, Messis y Ronaldos de aquella época: sus tristezas personales se
solucionaban con guerras que traían fajines y pensiones para ellos a la par que el empobrecimiento general de las poblaciones; el papel de “sujeto
pasivo confiscatorio” desempeñado tradicionalmente por funcionarios, agricultores y paisanos; el rol
desempeñado por los banqueros “de la cuerda” nacionales y extranjeros; el papel
siempre vacilante de las instancias jurídicas, la bolsa y el empréstito
nacional y así, una tras otra, todas las instituciones. Casi las mismas a las que
ahora Jiménez de Parga (Secondat en su Brevete: Las Instituciones. El Mundo
4-9-2012) llama en la actualidad a preservar por todos ante un descrédito generalizado que ha afectado
ya de manera irreversible a la esencia misma de la democracia española.
Alejandro Nieto advierte desde buen principio que el régimen
constitucional que se quiso establecer terminó siendo una Monarquía sometida.
Sometida en diferente grado a la tutela militar, a la de sus banqueros de
cámara, a “policías y conspiradores”, a bullangas,
a poderes fácticos bloqueadores, a camarillas, a censores, a ”la agencia de negocios que dirigía
Fernando Muñoz”, a propietarios-legisladores, a jornaleros y pegujaleros,
a eclesiásticos terratenientes etc., etc., etc. Prácticamente –salvando las
distancias- una metáfora de la situación actual española, dónde sólo se mantienen en pie los Lobbies, con un sistema
también sometido por todos los costados. Nieto afirma que en un contexto de una
guerra carlista tan sui generis, “al final había que echar mano de los expolios
sistemáticos y los saqueos."
Por su parte, al referirse a la contratación y los suministros,
afirma que imperaban el agio y la corrupción pues “si se respetaban las garantías
y los plazos establecidos en la contratación administrativa, los soldados
terminaban en el frente desnudos y descalzos. Y si no se respetan ¿de qué valen
entonces las leyes y los reglamentos? " Y afirma en ese contexto: “sabido es
que el sistema político y legal está montado de una forma tal que, a través de
las holguras reglamentarias, se pueden
hacer grandes negocios sin infringir las leyes”. Deja sentado que Mendizábal
fue personalmente honrado y hasta que perdió buena parte de su fortuna aunque
reputa como verdadera la acusación de “haber tolerado que sus amigos se enriquecieran
a costa de la guerra y del hambre" (como ahora la crisis) "y la desnudez de los
soldados" (como ahora la de los funcionarios). Como extraordinario jurista que es,
Nieto hace una pulcra distinción procesal entre requisas y saqueos aunque coincidan
ambas en el fin último. Y deja pasmado al lector
cuando recalca que “la realidad era mucho más triste que lo que lucía en los
partes oficiales”. La verdad es que la historia se repite inexorablemente.
Nieto lo deja claro cuando reconoce que en su libro (como, por otra parte,
puede apreciarse en todos y cada uno de
sus textos) lo que le interesa no son los textos sino la realidad: “Cuando los
militares, forzados por las circunstancias, creían conveniente comportarse de
una manera contraria a la constitución y
a las leyes, lo hacían sin vacilar sabiendo que de hecho eran impunes puesto
que ninguna autoridad civil tenía coraje para reprocharles y mucho menos para
hacerles frente o para exigirles responsabilidad personal (…) y en el supuesto
de que tuvieran escrúpulos o sus abusos superasen los niveles habituales de
ilegalidad, acostumbraban a buscarse una
constitucional mediante el estado de
sitio o de guerra que excepcionaba la aplicación de las garantías fundamentales.”
Es imposible destripar un libro de 1164 páginas, pero algo
habrá que destacar -siquiera mínimo- sobre la Deuda ante un estado incapaz de cumplir sus
compromisos y con un mercado de empréstitos cerrado totalmente: “se trataba, en
definitiva, de la historia de un deudor arruinado que no estaba en condiciones
de cumplir con las obligaciones ya contraídas, que no podía pagar los interese
que iban venciendo, y que para disminuir su importe no vacilaba en enajenar
patrimonio nacional adquirido de un golpe con la desamortización.” Así las cosas,
el libro Mendizábal: apogeo y crisis del progresismo civil. Historia política de las cortes constituyentes de 1836-1837 enseña que la
historia tiende a repetirse machaconamente.
Alejandro Nieto lo define perfectamente en el penúltimo
párrafo de su libro:
“El Gobierno, las Cortes, el Poder Judicial, y en definitiva
todas las instituciones y prácticas públicas desembocaron en el caciquismo, que
ha sido el único régimen constitucional que ha funcionado con eficacia en
España.”
Como habrá apreciado el inquieto lector, estas cuatro jóvenes
lumbreras coinciden en su diagnóstico histórico. Entre los cuatro suman la
friolera de 331 años pero se siguen mostrando con empuje juvenil en su forma de analizar
todo lo que nos acontece.
Tendemos a despreciar la voz de la experiencia y así nos
luce el pelo.
El usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia volvía a la realidad recordando a aquel joven abogado del estado que si, en vez de haberse preocupado tanto por que le colaran a su hijo en la guardería de la agencia estatal para engrosar así sus retribuciones en especie, sin reparar en que podía estar pisando la plaza al retoño de alguna familia más necesitada, se hubiera preocupado más por desentrañar las denuncias que, sobre graves y diversas ilegalidades, le llegaban pormenorizadas tanto por correo electrónico como en soporte papel, tal vez muchos de los sobresaltos que vive en la actualidad la agencia que le cobija podrían haberse detenido. Acudió el leguleyo estatal a la vía más fácil, a la de la elusión de la realidad mediante el lenguaje burocrático y optando por el modo de ir tirando balones fuera. Un prototipo más de la inacabable desejemplaridad pública que se ha ido enseñoreando de nuestras instituciones.
El usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia volvía a la realidad recordando a aquel joven abogado del estado que si, en vez de haberse preocupado tanto por que le colaran a su hijo en la guardería de la agencia estatal para engrosar así sus retribuciones en especie, sin reparar en que podía estar pisando la plaza al retoño de alguna familia más necesitada, se hubiera preocupado más por desentrañar las denuncias que, sobre graves y diversas ilegalidades, le llegaban pormenorizadas tanto por correo electrónico como en soporte papel, tal vez muchos de los sobresaltos que vive en la actualidad la agencia que le cobija podrían haberse detenido. Acudió el leguleyo estatal a la vía más fácil, a la de la elusión de la realidad mediante el lenguaje burocrático y optando por el modo de ir tirando balones fuera. Un prototipo más de la inacabable desejemplaridad pública que se ha ido enseñoreando de nuestras instituciones.
Si, por poner otro ejemplo, el Interventor de
Hacienda, ya fuera socio relevante del
Real Madrid, del Alcorcón o del Swansea galés, se hubiera preocupado más por
escudriñar los intersticios presupuestarios de la institución en a la que supuestamente debía controlar
internamente, acaso los desfalcos no habrían llegado a producirse o se habrían
podido detener y subsanar a tiempo. Luego pasa lo que siempre pasa en las
organizaciones tóxicas, que se negocia y
renegocia a cencerros tapados y a toda prisa, en desesperada operación de cirugía estética burocrática.
Tierra quemada y removida, como si no hubiera pasado nada…cuando ha pasado
mucho. Todos los concernidos por acción u omisión terminan encomendándose al santoral
entero, sin distinguir entre titulares y suplentes. No todo, pues, se produce por tristes
confabulaciones astrales. Alguna (por no decir una concatenación de muchas) intervención
negligente contribuyó a abonar aquellos lodos. Es más fácil mirar para otro
lado, taparse con gracejo la nariz y adherirse a las gabelas y a los repartos
de gratificaciones…y rezar para que lo que hay no estalle en su presencia.
Sucumbir a los destellos suasorios de las camarillas de las organizaciones. La
tumba de Bartolo. Esa ha sido la cultura burocrática que nos ha conducido a
este Default a la española. Cultura burocrática que ha contaminado las labores de los
empleados públicos superiores…y así una cascada de defecciones de la ética
pública, de la moral laica. De aquellos polvos indefectiblemente han venido todos
estos lodos y los que aún están por venir. Ahora pagarán los platos rotos los
de siempre. A aquellos que sucumbieron al embeleso y al halago institucional (de la camarilla),
el paternalismo que se termina imponiendo en todas las dictaduras ( la dictablanda, también en
las capitalistas y financieras gestoras de la crisis), les volverá a abrir la
vía de la productividad selectiva y a otra cosa mariposa. La vida misma.
Ese es el orden natural
de nuestras cosas. Ahora vienen ya las rebajas y los rescates. Un
banco malo del que se espera que trabaje dentro de la excelencia en la gestión
y con métodos de buen gobierno. O sea un banco malo que sea muy bueno. Con los Lobbies internacionales ladrando en derredor. Pidiendo, tras las exequias de las pagas extraordinarias, los moscosos y con el IVA rampante, que
desaparezcan los sábados feriados, el cafelito, las tapas, los puentes, la siesta, el jamoncito, las vacaciones
de verano en la playa, los toros, la tortilla de patata y todo lo genuinamente
hispano. Nueva tierra virgen, tipo Mallorca repleta de súbditos alemanes gastándose los cuartos en
biers, frankfurters y hamburgers de las suyas, mientras los de la tierra lamen la herida de su paro y se preparan para lo peor. España de nuevo paraíso del turista y del
inversor extranjero. Parecemos haber retrocedido a 1836.
Jimenez de Parga y Benigno Pendás, así como los banqueros, piden que, entre todos, recuperemos la credibilidad de las instituciones. Pero, ¿de qué credibilidad hablan? ¿De qué instituciones? Antes habrá que ponerse de acuerdo si han existido verdaderamente instituciones decentes que merezcan ser recuperadas.
Echemos antes una ojeada por la historia y escuchemos con atención lo que intentan decirnos sobre todo eso las mentes más lúcidas y longevas.
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