Ambas son sociedades mediterráneas; ambas se basan en un régimen con tintes totalitarios recubierto de democracia glaseada; ambas hacen pivotar su economía sobre el turismo; ambas tienen radicadas propiedades de insignes jerifaltes políticos -incluidos los socialistas-; ambas han tomado recientemente medidas de excepción para apuntalar sus peculiares regímenes institucionales de poder, utilizando a las fuerzas armadas a ese fin. Pocas diferencias hay para el profano entre “estado de alarma” y “toque de queda”, aunque muchos intelectuales a la violeta pueden enfrascarse durante días discutiendo sobre el contenido y alcance de las medidas excepcionales de cada gobierno. Ambas medidas, ideadas para paliar el caos, se han empleado por la fuerza para apuntalar unos regímenes que se resquebrajan por todos los costados.
No nos engañemos España es Túnez y Túnez es España. Los ciudadanos están hartos y lo manifiestan según su particular balance de pérdidas y ganancias. En Túnez la respuesta ha sido más contundente por varios factores sistémicos superestructurales (con perdón por el empleo de una expresión de “retroprogre”, muy útil a estos efectos descriptivos por su plasticidad) que el viejo Dacio Gil no va a osar desmenuzar para no invadir -cual tertuliano de medio de comunicación- el ámbito de libre evaluación de lo acontecido del eventual seguidor de esta Tribuna en orden a poder llegar a alzar la voz cuando no pueda más ante tanto y tamaño atropello. Algo muy grave esta sucediendo ante el silencio y el paripé de instituciones de garantía como la Unión Europea. La vergüenza y la decencia institucional ya no existen, igual que se ha perdido cualquier vestigio de legitimidad: maquillar el desfalco es el único objetivo de quienes se dedican a ello. En eso sí, los beneficiarios de ambos regímenes cierran filas (toque de queda o estado de alarma) y se muestran solidarios entre ellos: tras la omertá la devastación, sin que aparezcan responsables ni culpables de carne y hueso. Una crisis inmaterial con consecuencias materiales para los gobernados. El manido todo va bien mientras nada funciona.
Lo sucedido con la incautación salarial de Zapatero tenía que tener negras consecuencias más pronto que tarde y ahí las tenemos ya. Abierto impunemente el melón, todo era ya posible. Y no parece que haya sido casualidad que sea Murcia el Campo de Agramante. Una comunidad uniprovincial que ha disparado su consumo en los últimos años. A su presidente (en realidad a todos sus políticos) se le ha ocurrido descubrir el mediterráneo tunecino ya empleado por Zapatero: confiscar otra parte del sueldo a los funcionarios. En principio pretendían guindar 175 euros lineales a sus funcionarios por medio de unas medidas “extraordinarias” convalidadas jurídicamente por el parlamento regional, pero magnánimamente las ha dejado rebajadas a 75 euritos del ala para cada funcionario. El tandem Zapatero- Salgado señaló la via para meter la mano en la cartera de los más débiles, ahora todos les seguirán en su facilismo carente de lógica y sentido común. Con toda la razón del mundo los funcionarios murcianos se han soliviantado y se manifiestan a diario frente a la vivienda del Presidente en el centro de la capital murciana. Puede que el conflicto (legítimo, razonable y comprensible para cualquier persona de bien) esté siendo insuflado con intereses electorales y hasta sindicales, pero es justo y necesario que los empleados públicos digan ¡Basta ya! Alguien debería explicar a este desconcertado Dacio Gil qué diferencia cualitativa puede haber para que sólo los funcionarios murcianos manifiesten palmariamente su descontento.
A milímetros estamos de corralitos, patacones y demoras indefinidas en el pago íntegro de los sueldos mensuales de los funcionarios. James Petras ya lo anunció cuando el Default del 2001 en Argentina: ese iba a ser en lo sucesivo el modelo del capitalismo salvaje en todo el mundo. James Petras puede ser tachado de muchas cosas (quienes quieren ser tenidos por ortodoxos no se atreven ni siquiera a hacer su cita académica por miedo a una fulminante excomunión) pero hay que reconocer que, por lo general, tiene una extraordinaria visión de la jugada capitalista. Se está cumpliendo su vaticinio: es posible hacer quebrar sistemas y regímenes sin que las revueltas sean excesivamente relevantes. Un negro fatalismo parece haberse apoderado de las sociedades que se decían firmes y desarrolladas, atributos éstos que blandía Carlos Saúl Menem para atemperar el disgusto de los argentinos con sus sueños imperiales de capitalismo liberal desbocado.
Todo sin excepción es esperpento en esta cochiquera (con perdón para el hogar de los gorrinos en el que, de seguro, los guarros practican el amor y la solidaridad sin necesidad de créditos bancarios). Tomemos un ejemplo paradigmático. La experiencia piloto de la nueva oficina judicial también en la Región de Murcia, cuya competencia autonómica parece haber sido devuelta al Estado o rechazada por la propia Comunidad Autónoma por falta de recursos económicos para su mantenimiento y cabal desempeño. Y la lista puede extenderse hasta el infinito…sólo hay que esperar, pues todo llega. El usuario de esta Tribuna Alta Prefrencia se malicia que no ha habido casualidad en que se haya producido precisamente el tijeretazo funcionarial en Murcia una vez constatado en vivo y en directo el desfuncionamiento del aparato judicial. Desfuncionamiento por no emplear expresiones más graves y potentes.
El eventual lector sabrá entender que este viejo Dacio Gil se haya tomado una nueva licencia en su promesa de hacer aparecer en esta Tribuna Alta Preferencia a la maravillosa Lou, que, como cualquier diva que se precie, se hace esperar antes de dejarse ver con todos sus encantos. Y con la femenina demora, el viejo Dacio Gil disfruta sabiendo que esa maravillosa mujer se encuentra cerquita de él, en el cuarto de invitados, y mientras se acicala para aparecer aún más hermosa física y espiritualmente.
Además, este viejo Dacio Gil se ve en la obligación de anunciar al eventual sufrido lector que tras el bombardeo mediático de la sucesión en la dirección del grupo económico INDITEX no tendrá más remedio que vencer sus propias reservas personales y apostillar, con su punto de vista y vivencias personalísimas, lo aparecido estos días en la prensa. Tiene a medio terminar ya el post “La delincuencia del Mobbing viste de ZARA: Pablo Isla, su esposa, la financiación espuria del OPUS DEI y la alta toxicidad del CSIC.” Por puro imperativo vital lo hará el viejo Dacio Gil aunque con ello tenga que levantar el perverso velo institucional que cubre la inmundicia existente desde antiguo en las burocracias del régimen y en otras latitudes conexas. Con dolor pero identificando a quienes creen gozar de impunidad guatemalteca. Por pura salud pública e higiene moral personal.
Habrá, pues, que esperar algún tiempo más para detener nuestra mirada en el libro de Manuel Cruz que tantas cosas puede esclarecer a iniciados y desprevenidos en eso del amor. Un pequeño previo esfuerzo parece imprescindible. Tras el dolor rememorado esperemos que venga el prometido gozo amatorio.
Vendrá. Seguro. En Túnez y en España. En España y Túnez.
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