viernes, 19 de octubre de 2012

VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y ESTATUTO DE LAS VÍCTIMAS.



Abocados estamos inexorablemente a esa falacia cognitiva que es en la actualidad la “jornada de reflexión”. Las campañas electorales han devenido, por definición, ruido empaquetado que produce aturdimiento inducido. Eso parece ser lo que se pretende: que no haya reflexión ni elección racional. Viene pasando desde hace bastante tiempo atrás. Muñecos somos todos de las empresas de marketing político. Eslabones instrumentales para intentar dotar de cierto matiz de legitimidad a las camarillas que dominan las bambalinas y se van repartiendo cargos y canonjías elección tras elección. Pura ley de hierro de las oligarquías. Este año con las tres elecciones autonómicas de primera división unidas en casi el mismo lapso de tiempo hay una marcada novedad: la agenda electoral ha venido establecida por el espantajo del independentismo. En esto los catalanes de CiU han vuelto a saber cobrar ventaja: con una mano agitan el guante del independentismo con sus banderas y escarapelas y con la otra mano –desnuda de mitones para poder cazar al vuelo hasta el último céntimo- se llenan las alforjas con los dineros propuestos por el gobierno, detraídos de los presupuestos generales del estado, si se prestaban a llevar a cabo la maniobra de distracción. Lo han hecho siempre así, pero esta vez, dados los gravísimos problemas pendientes de solucionar, parece haberse ido demasiado lejos por parte de promotores y ejecutores del nuevo “agio” electoral. En un monumental esperpento, gallegos, vascos y catalanes debatiendo sobre Mas o menos independencia o centralismo. Aquí ya no hay programa o planes futuros de actuación concreta, todo se ha reducido a hablar de Mas arrinconando los aspectos que afectan a los bolsillos y a la propia vida de todos los ciudadanos . A saber cuántos dineros “reservados” (los dichosos costes ocultos de transacción) ha costado esta monumental campaña de distracción. Los políticos de todas las adscripciones sin distinción deben de estar inmersos hasta el corvejón en esta pomada porque nadie ha levantado –ni tímida ni enérgicamente-la voz denunciando tamaña mascarada. Los telediarios y los periódicos han monopolizado hasta ayer mismo el marco informativo con este debate constitucionalmente inane que beneficia sobremanera a los “nacionales” y a los “catalanistas (PP y CiU y otros más en vía de regreso en los otros comicios). Un debate que ha dejado pinzadas en su esencia a las demás fuerzas políticas –salvo el caso singular del PNV al que la argucia electoral le ha pillado con los deberes hechos-. Han quedado todos en bragas, si no es en cueros, pero aparentando que están luciendo sus mejores ternos electorales. Lo mismo dicen que es para evitar  “los males de la Patria”. Y, como puede suponerse, esta mascarada innecesaria a estas alturas del partido entre rescate y rescate, cuesta un porrón de millones que dicen que no disponemos de ellos.

Sólidas razones de peso habrán habido (?) para los tres adelantos electorales casi simultáneos (con la coda de las catalanas en día laborable) que no han sido explicadas claramente a la ciudadanía que, con su voto o su abstención, va a otorgar relativa carta legitimatoria a los vencedores electorales. El viejo Dacio Gil columbra que esta ingeniería electoral tiene mucho que ver con la “escisión” autonómica que se avecina volviendo a las falsas dos divisiones primigenias constituyentes (con Navarra y luego Canarias y Valencia como espectadoras expectantes). Ya se sabe que cuando se alude en el lenguaje culto a “racionalización” se está transmitiendo la idea de embridamiento. Racionalización autonómica, pues. Luego se venderá o no como un diseño de pizarra como aquél que blandió el sr. Guerra tras el fiasco de la LOAPA, pero parece claro que es el pistoletazo de salida para otro tipo de autonomismo. Entretanto, los miembros de la academia dale que te pego a disertar sobre federalismo cuando lo que parece que se tiene planeado es una nueva centralización “racionalizada” con leves aromas federales. La cláusula de comercio que muestra de nuevo su faz de imperativo categórico.

Desde el punto de vista interno del debate electoral, todo apunta a que la operación Emperador es un nuevo cuento chino de los muchos que pueden propalarse desde el ministerio del interior. Una nueva operación Puerto que podría quedarse también en agua de borrajas. Y puede resultar que todo se disuelva como un azucarillo (o una sustancia dopante, o una autotransfusión) por las implicaciones que pueda tener en las inversiones chinas en España. Cuesta creer que las autoridades policiales y financieras se muestren incapaces de detener la ingente y constante fuga de capitales al exterior, a los paraísos fiscales insulares, y hayan demostrado tanta eficacia con los cajones de euros en cartonaje chino. Como los asesores financieros de Botín pero en todo a cien: deslocalización de los dineros. Desde esta Tribuna Alta Preferencia parece que se divisa borrosamente una nueva distracción destacando las capacidades del Estado central en seguridad y ¡hasta en inmigración! No es lo mismo hablar de “los chinos” que de Mario Conde o de la saga Ruiz Mateos, para entendernos. Y los réditos electorales para quienes venden la visión centralista parecen netos…

Con todas estas escaramuzas electorales, habrá que irse preguntado hasta dónde estamos llevando a la llamada postdemocracia cuando hemos pasado de la condición –y su estatuto jurídico consiguiente- de súbditos, a la de pretendidamente ciudadanos y después a la de consumidores. Ahora, con la democracia sin ciudadanos, hemos pasado, como por arte de magia, a tener el estatuto de víctimas tal como lo pavonea el fiscal y petulante protopolítico ministro de Justicia Ruíz Gallardón. En este tema lleva completamente la razón Hester Collyer, la atormentada, enamorada e insatisfecha protagonista de la película The deep blue sea, cuando, al referirse al Fiscal General del Estado, partenaire tenístico y de promoción social de su marido oficial, el juez Sir William Collyer, asevera sentenciando: “¡Los fiscales siempre petulantes!”. Así parece ser el reino de las tierras. Desde esa jactanciosa distancia profiláctica, personajes como los fiscales tratan de aparentar que escriben la historia social de una comunidad. Aunque sea con reformas huecas para ocupar los titulares de los diarios en campañas electorales subestatales.

Habíamos convenido que el Estado de derecho nos había convertido en ciudadanos y ahora en esta escombrera que es el estado postsocial advertimos que hemos alcanzado el estatuto jurídico de víctimas y –según nos adelanta el cursi fiscal siempre político- podremos participar como tales en procedimientos y procesos de todo tipo. La cuestión radica en determinar si participaremos en nuestra condición individual cada vez más desfalleciente de seres humanos o esperarán a que lo hagamos con el aspecto con el que se les permitió comparecer a los judíos en su cita con el gas Ziklon B dentro de un estricto orden alemán que pareció contar con el consentimiento de la gran mayoría de la comunidad internacional. Mala defensa de nuestro acervo de intereses tendremos en esa tesitura de semi-cadáveres conducidos a la solución final. Y esa tesitura hoy parece posible.

Lo peor de todo está en lo que el ministro no ha desentrañado: quienes ostentarán el papel de verdugos. Será, sin duda, el desarrollo reglamentario el que perfilará los contornos de los verdugos oficiales, de los forzosos y de los voluntarios y de sus organizaciones formales e informales. Todo son hasta ahora conjeturas a la luz de la advocación del ministro del ramo. Habrá que esperar a ver cómo se desarrolla el lenguaje y los actos institucionales. De momento el viejo Dacio Gil ha vuelto a colocar en posición de lectura sus libros sobre maltrato, acoso, organizaciones tóxicas, dimisión interior, manipulación, desestabilización psíquica y violencias varias; incluidas las institucionales en sus diversas modalidades. Lugar destacado ocupan ya sobre su mesa de trabajo las obras de Leymann, Hirigoyen, Goldhagen, Piñuel, González de Rivera y demás expertos.

A pesar de su ya provecta edad, habida cuenta que el déficit de caja va a mantener en activo a los funcionarios hasta los 80 años, el viejo Gil piensa que tal vez empapándose de nuevo de la ciencia de la victimología pueda encontrar un hueco para colarse de rondón en los escalafones judiciales sin tener que opositar a codazos y recomendaciones con otros candidatos, ahora que los funcionarios judiciales van a estar generosamente retribuidos pues –de ser cierto lo que dice el ministro del ramo- parece que han sido repudiadas definitivamente las “sustituciones” a través de las cuales han hecho carrera infinidad de jueces y magistradas.
La realidad discurre siempre más veloz que los sueños, pues el viejo Dacio Gil se ha topado hoy con una noticia impactante que pudiera haber asestado el golpe de gracia a su eventual e inconfesa ambición de practicar el deporte que practica alguna magistrada de calzarse togas y mucetas para poder perseguir a ciudadanos de bien por imaginarios y delirantes delitos de calumnias a su señoría. En la página 40 del diario Información  de hoy se recoge que un jovencísimo recién egresado de la Universidad de Alicante ha obtenido plaza (BOE 18.10.2012) de magistrado suplente en la Audiencia Provincial de Alicante. La noticia lo dice todo y hace ocioso cualquier comentario adicional o sueño modernizador.

De nada parecen servir las proclamaciones del afectado ministro de justicia. Ni abriendo las 24 horas para atender a todas las víctimas los juzgados cumplirían su misión constitucional. De nada sirve proclamar derechos variopintos y estatutos diversos si de un plumazo fiscal (tasas exorbitantes) la justicia se hace inalcanzablemente onerosa para el común de los mortales.

Víctimas somos una gran mayoría. El acoso institucional (hard o soft, que tal da) es tan desmedido que ya no somos soberanos ni al intentar localizar nuestro nombre en los listados expuestos en los zaguanes del colegio electoral. Nos hacen votar –si es que lo hacemos- con el pensamiento rápido y relegando el pensamiento despacioso racional a un plano secundario y fatigoso. Es evidente que ya no podemos votar racionalmente pues hemos sido brutalmente condicionados en nuestras emociones desde instancias institucionales.
No hace falta haberse empapado de las añagazas que enumera –cabalmente argumentadas- el premio nobel Daniel Kahneman para afirmarlo. No hay más que observar en derredor. Oscura alternativa tenemos: siervos, ciudadanos, consumidores...víctimas.


martes, 9 de octubre de 2012

OXIGENAR MOMIAS


España sigue enfrascada en una incomprensible y onerosa campaña institucional de distracción. Todo parece apuntar a que las aristocracias del régimen y sus asesores de imagen han pactado esto del independentismo y las elecciones autonómicas como cortina de humo para ganar tiempo y seguir sacando capitales del territorio español. No es nada nuevo, ya ha pasado en otras latitudes como en Argentina en 2001: cuando los “iniciados” ya habían expatriado todos sus capitales y esquilmado las reservas del país, todo estaba dispuesto para reconocer el Default en perjuicio de quienes menos capacidad de maniobra, recursos y perpectivas han tenido siempre. Institucionalmente aquí parece estar pasando lo mismo. En mentes mínimamente racionales e informadas este constante si, no, de nuevo si, de nuevo no que contenía aquella canción la tarara  que recuperase para el patrimonio hispano ese folclorista erudito segoviano que es Ismael: el rescate sí; el rescate no; el rescate madre que NO pago yo, parecen cantar nuestros políticos y tecnócratas. Algunos, con cierta malicia, apuntan a que esta concatenación de elecciones incomprensibles se han concebido como elemento de chantaje o meramente dilatorio a los acreedores.

La experiencia histórica pone de manifiesto que tras los grandes fastos (olimpiadas, exposiciones universales, campeonatos deportivos etc.) aparece siempre la bancarrota tras un goteo constante de agujeros y desbarajustes económicos, presupuestarios y de corrupción en la contratación, pues tan corrupto es el que da como el que toma. Según esta lógica histórica a puntito estarán de estallar los escándalos económicos de las recientes olimpiadas de Londres. Vértigo da intentar hacerse la representación mental de lo que se descubrirá en Brasil dentro de unos años, rebasados el campeonato de fútbol, las olimpiadas y el boom del ladrillo que suelen acompañar al “desarrollo económico” del que se benefician irrespetuosamente unas pocas empresas multinacionales aunque a su rebufo se terminan lucrando las élites corruptas de las instituciones varias y los políticos de turno. El viejo Dacio Gil tal vez no llegue a ver la explosión de la corrupción en Brasil (a quien dejarán caer en caída libre), pero sí las generaciones más jóvenes. Esa es la lógica instrumental del capitalismo global.

Hace unos años, no tantos, nos llenábamos la boca hablando de mcdonalización de la sociedad o la toyotización de las organizaciones. Era el primado indiscutible e indiscutido de esa teología que hemos conocido como  calidad totalnormalización institucional. Raro ha sido el organismo público–el CSIC incluido- que no dilapidaba sus presupuestos de formación en cursitos de ese calibre presididos por transparencias, diagramas y retroproyecciones que repetían los lemas al uso de eficacia y eficiencia. Y nada extrañaba la proliferación de contingentes chiringuitos destinados exclusivamente a sangrar –con la connivencia de los responsables públicos- los presupuestos de las administraciones con letanías malamente digeridas de procedencia norteamericana o japonesa. Piadosamente, dando ejemplo de recogimiento y humildad humana, podemos inquirir ahora la pregunta del millón. ¿De qué han servido y qué legado nos han comportado todas aquellas monsergas extraídas de Tom Peters, López de Arrortúa y compañía? Pues es evidente: para movilizar un mercado (sospechosamente boyante en aquellas fechas) de intangibles inmateriales que nos ha hecho devenir en la actual crisis, pasando por la ingeniería financiera y presupuestaria y la Nueva Gestión Pública que lo ha devastado todo. Todos éramos ricos. España era un nuevo Eldorado, o eso nos hacían creer. Ahora la cruda realidad aprieta y los espectros de unas cajas esquilmadas legal o ilegalmente nos producen vértigo por la sima (puro cono de deyección) en la tendremos que instalarnos quienes ya carezcamos de las fuerzas imprescindibles para emigrar con la misma dignidad que lo hicieron nuestros antepasados.

Quien no tiene preocupación alguna por el futuro económico (es ubicuo y multiforme por naturaleza) es el ex Valdepeñaskari manchego José Bono que carece de otra empatía que la de consigo mismo aunque aparenta –sólo aparenta- preocuparse por los demás. El nuevo melenudo carece de visión panorámica descendente.  Uno de los más genuinos representantes hispánicos del “cacicato estable” acaba de presentar el primer tomo de sus memorias que le permiten seguir en el candelabro y en su vida acomodada. Se ignora quién ha sido su negro o amanuense, pero el veterousufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia, que ha hojeado el libro de marras, no le augura un sitial destacado en la historiografía memorialista española. De entre los memorialistas españoles vivos el mejor texto sin discusión hasta el momento es el de Jorge Verstrynge pues en los recuerdos recogidos por el tangerino se aprecia un componente de verdad y profundidad del que los demás libros carecen a primera vista. Al fin y al cabo Verstrynge es un hombre ilustrado y con un background internacional y personal del que carece el albaceteño. Acaso, de manera especial, porque la verdad institucional sólo la pueden propalar quienes han sido descabalgados con cierta violencia y no se empeñan en seguir viviendo como procónsules pisando callos y cabezas.

Aquellas Memorias de un maldito de Verstrynge enriquecen a quien  acude a ellas con ánimo de comprender el subsuelo de la institucionalidad y no sólo por el morbo del actuar hueco de las celebridades en sus relaciones palaciegas. El autor las presentó en público en 1995, cumplidos los 50 años, muy joven para lo que se estila en la piel de toro en el tema de desvelar secretos institucionales, pero contienen los enjundiosos juicios de un albatros. Por ejemplo (p. 151)  puede leerse la sigueinte reflexión “¡Si el pueblo supiera cuán poco cuenta en las decisiones de los políticos!... si supiera que éstos sólo le temen en el momento de sublime soberanía, en los segundos o fracciones de segundo entre cerrar el sobre de la papeleta y meterla en la raja de la urna”.

Para el viejo Dacio Gil la perla principal de entre las muchas que contienen esas memorias de un maldito es la contenida en la página 94, en la que el autor reflexiona al hilo de un consejo vital de su padrastro, René, al que el viejo Gil reconoce por lo leído gran categoría humana y filosófica siquiera sólo por lo que traduce el consejo: “Se lo que quieras, lo importante es que hagas lo que te gusta. Pero no seas nunca policía, que es feo fisgar y delatar, ni juez, que quien lo es y duerme tranquilo, es que no tiene conciencia, ni militar, por lo mismo, ni cura, porque se aprovechan de la debilidad de los hombres, ni banquero, porque se es por herencia, o sea, sin mérito; o por saber robar legalmente, o sea, sin ética…”. El viejo Dacio Gil tiene a gala haberse apropiado de tan sabio consejo y trata de esgrimirlo las poca veces que algún joven requiere su ayuda amiga.

Jorge Verstrynge murió para la política institucional víctima del fuego cruzado amigo y enemigo y tras una fiera campaña del diario “regeneracionista”. Por eso sus memorias son un rico vergel (a diferencia de las recientes del de Salobre) para hacerse con la cabal semblanza de cómo pueden funcionar los partidos y los políticos de la derecha como Bono, ya  militen en uno o en otro partido turnante o en los adyacentes. Tómese como ejemplo lo apuntado sobre, en aquellos momentos, un futurible como Alberto Ruíz Gallardón: “Descarté a Alberto Ruiz Gallardón (en la directiva de las juventudes de AP) por venir propuesto por hombres de Laureano López Rodó, es decir, por el Opus Dei…” Cuando el memorialista  hace recuento de su candidatura a la alcaldía de Madrid destaca que colocó a Gallardón junior “como número cinco (así me lo había rogado su padre, y la verdad es que no me venía mal un jurista ni que su padre me debiera un favor, que por cierto jamás agradeció: aún no sabía yo que los prohombres de la derecha española creen merecerlo todo y, por lo tanto, no tener que agradecer nada a nadie)”. Apunta también que, tras el 23 F los Gallardones –padre e hijo, es decir: Gallardón y Gallardín- trataron de resucitar la extrema derecha a través de colocar a Alberto al frente de una fórmula vertebrada en torno a una asociación de excombatientes. “Así-dice- los Gallardones se quitaban la careta”. Tras la destitución del profesor tangerino como secretario general de AP su sucesor sería Alberto Ruíz Gallardón “un perfecto facha cuya definición política se resumía entonces en No soy tan religioso como debiera (revista Tiempo 15.9.86)".
A pesar de desvelar importantes datos de los Gallardones, Verstrynge concluye sus memorias con generosidad y altitud de miras reconociendo que su opinión sobre Gallardón hijo había mejorado y conjeturaba que daría guerra en el futuro.

Alberto Ruíz Gallardón acaba de abrir un enorme boquete en la aparentemente homogénea política antifuncionarios del gobierno Rajoy: ha negociado bajo cuerda privilegios inadmisibles con las asociaciones de jueces que se habían levantado en armas egoistas (en togas y puñetas) contra las instituciones (el gobierno, el CGPJ y la sociadad misma): ni límite de moscosos, ni congelación de oposiciones, ni eliminación de bufandas, ni sustituciones ajenas, ni limitaciones en las bajas por enfermedad… A los privilegios y excepciones se han unido, por su cara bonita de aristócratas de Estado, los fiscales por aquello de que don Alberto es miembro del cuerpo.
Allá por finales de los años 80 del siglo pasado, ya los socialistas con las tan cacareadas leyes de incompatibilidades y de medidas para la reforma de la función pública mostraron la vía para establecer excepciones a las rígidas restricciones funcionariales: Por goteo se fueron excepcionando de los recortes a los altos cuerpos funcionariales (el funcionariato) que parasitan en la administración pública para provecho propio, de sus integrantes y de los grupos (los intereses del sector) a los que representan. Era el "cuerpo a cuerpo" en pos de la excepcionalidad. El rigor de aquellas leyes lo terminaron sufriendo los de siempre: subalternos, auxiliares, administrativos y personal vario y sin clasificar. Estos leguleyos públicos metidos desde pequeñitos a políticos desprecian al pueblo que les vota y al que dicen representar y gestionar. Su santo y seña es Carl Schmitt y su teoría del poder como mecanismo para impartir, a conveniencia espuria, excepciones a la regla general, del Estado de excepción permanente tan clarividentemente puesto al descubierto por Giorgio Agamben.

Lamentablemente, toda esta clase política y sus escuderos los que se autoproclaman nobleza de Estado, son esencialmente insolidarios. Su deporte es el de oxigenar momias como palanca para obtener sus privilegios. Emplean una técnica que parece infalible: El Sí, Ministro, tras haber amenazado con huelgas y paralizaciones varias. Con permanente desprecio del interés general y de los ciudadanos. El método de siempre que termina dejando con el culo al aire a todos los gobiernos, desenmascarando la falsa coherencia técnica de sus medidas. Bandolerismo de cuello blanco: Robar a todos aquellos otros parias para dárselo selectivamente a los nuestros.

Lo que nos queda por ver aún...



martes, 2 de octubre de 2012

EL LEGITIMADOR ILEGÍTIMO.

El viejo Dacio Gil –sería deshonesto no reconocerlo a estas alturas de su azarosa vida- lee para intentar comprender. Se sumerge en la lectura acaso para distanciarse de la realidad que ni termina de convencerle ni ya, lamentablemente, le mueve demasiado a la acción. De ordinario, las sombras de la banalidad del mal le suelen acechar cuando trata de hacerse una representación mental de las organizaciones y de las instituciones. Perdidos los iniciales ardores juveniles por intentar cambiar radicalmente el mundo para hacerlo más humano y equitativo a través de un “uso alternativo” del derecho administrativo, sólo aspira ya a poner su granito de arena para que el mundo –incluidas las instituciones- recuperen la decencia y la cordura. Humilde objetivo por completo alejado de las monsergas institucionales al uso. Aspira a intentar comprender vertiendo su experiencia vivida a la actualidad presente. Viene lanzando sus particulares mensajes dentro de unas botellas (de plástico, por supuesto, pues no da para más la exigua soldada) por si el destino hace que a alguien puedan serles de utilidad. Y en este punto valga un inciso para recomendar la película una botella en el mar de Gaza basada en la novela del mismo título de Valerie Zennatti. Sorprende el film por el tratamiento humano (nunca demasiado humano) dado a un conflicto incomprensible, ni siquiera desde la óptica del sufrimiento inveterado del pueblo judio. Sensibilidad (humana) contra la barbarie institucionalizada (e inhumana). Dos jóvenes que intentan comprender más allá de los mensajes (cruentos e incruentos) de todas las instituciones, incluido el entorno familiar. Una pedagógica cinta con final feliz pero sin empalago ni perdices.


Solíamos decir que el futuro era de los jóvenes, que los mayores debíamos ir dejando el paso franco a las nuevas generaciones. Que eso era ley de vida. Lo solíamos decir, pero la crisis globalizada se ha encargado de derribar tan precisos apotegmas de la solidaridad intergeneracional. A lo más que vamos a dejarles a los jóvenes es una deuda imposible de levantar por una sola generación y que previsiblemente ha de lastrar a sus descendientes. Ni ley, ni vida lograremos legar. Anomia y sinvivir, trampeando los innumerables obstáculos impuestos por los salvadores de los bancos.
Entre los sabios señeros, hay uno descarnado pero bellamente preciso (que viene llamando a la realidad por su nombre y levantando todos los velos, cual si de un Peter Noll hispano se tratase). No es otro que Antonio Gala, que desarrollaba recientemente en su Tronera (El Mundo 19-9-2012 Mis ninis) esta donación envenenada que hemos tenido a bien (¿o será, logicamente, a mal?) legar entre todos a nuestros jóvenes. Donación maligna a la que hemos contribuido todos los consentidores: desde los políticos a los ciudadanos corrientes, ambos por acción u omisión. En la de hoy, titulada Por Amor, Gala vuelve a radiografiar la realidad con plena lucidez y desconsuelo. Esta es la transcripción literal de la nueva Tronera:

A algunos de los gobernantes -por así decir- se les dice la palabra “cultura”, y exclaman “¿Escultura? Eso es cosa de artistas”. El resto, que tiene mejor oído, sonríe y dice: “De ella vienen nuestros males, es lo que hace que nos desobedezcan; con un 30% menos nos obedecerían mejor. No estamos para lujos”. Los museos, los libros, la belleza, los escarceos científicos están mejor inmóviles: dan más seguridad… Hablamos de dinero, de bancos, de bankias. De momento no se nos van a ir las cosas fijas que heredamos… Los súbditos más listos, por propia conveniencia, ya colaborarán: no tienen más remedio. Ahora tenemos que mostrar la mejor cara. Y procurar que los incendios no devoren los mejores paisajes. Y que con ello la gente confunda y obedezca. La creación es cosa de DIOS no de los hombres. Los museos que contengan lo antiguo: eso que ya está deteriorado, no se notará si se estropea algo más… Y el progreso parado nos hará menos daño. ¡Viva España! Pero, claro, con la boca cerrada: si no ¿qué pensarán de nosotros los de fuera? Sic transit gloria mundi. ¡A la mierda!.

El viejo Dacio Gil continúa aún impactado por la desproporcionada presencia policial en las últimas manifestaciones cívicas en la que predominaban los jóvenes a los que  les hemos extirpado la esperanza en la comunidad. Por la violencia física impartida y por la interesada violencia simbólica en los telediarios e informes autonómicos. Por la impresión deformada y totalitaria transmitida por los medios de comunicación. Por las justificaciones institucionales, incluidas las disquisiciones penales, procesales y constitucionales. Para el usufructuario de esta Tribuna Alta Preferencia, en su corto entendimiento jurídico, en modo alguno se trataba de violencia contra las instituciones sino una manifestación pacífica de insolencia juvenil a la que se sumaron pacíficamente grandes sectores de la sociedad que piensan lo mismo de las instituciones. TVE y Telemadrid focalizaron el tema en “agitadores profesionales” y –como siempre- en “anarquistas” y “antisistema”. Puro estalinismo o franquismo en sus reaccionarios rectores de los medios de comunicación. En un país en constante campaña electoral y en campañas institucionales de imagen (la de la Casa Real es abrumadora y pluridimensional, lo que permite imaginar grosso modo, el coste y la soldada de sus creativos, gestores y ejecutivos de cuentas) el disparate y zafia mentira de los informativos ya ni indigna a la ciudadanía: Circo sin pan. Las mismas instituciones que fomentan y auspician la toma y los destrozos de los espacios públicos para celebrar a la Roja, al Madrid o al Atletico, reprimen con violencia la manifestación cívica (y en la mayoría festiva) que únicamente trata de destacar la falta de respetabilidad sobrevenida de las instituciones, devenidas en mafiosas y cleptocráticas. En una palabra, poniendo de manifiesto (manifestándose) que el legitimador es ilegítimo: que el Congreso es una fachada hueca de cartón piedra. Para decirlo en chuscos términos jurídicos: que el vendedor (el ganador electoral,  sus colindantes y  sus verdugos voluntarios: ¡Que se vayan todos!, suele clamar la ciudadanía cuando tiene la mínima oportunidad) ha violado o ha consentido que se haya violado el contrato social y constitucional. Es por eso que, por imperativo legal y bajo los auspicios del Estado de Derecho  se le reclaman el saneamiento por vicios ocultos y el saneamiento por evicción. Esas han sido las señas de identidad de los manifestantes, que no eran sino la representación de la mayoría ciudadana, harta de este simulacro de democracia, transparencia y rendición de cuentas: identificados todos en destacar que el legitimador se encuentra encastillado, premeditadamente aislado del pueblo: impartiendo ukases y decretos de excepción y de autoridad, no de consenso. El pueblo parece harto ya de que sólo los que hacen la Ley y sus adláteres puedan eludir siempre su cumplimiento por el método de la martingala invertida. ¿Cómo si no Gallardón, el mayor tenedor de esquinas comerciales en la capital, puede presentar una declaración de bienes como la que presenta? ¿Es acaso creíble de buena fe que una de los dos secretarios de Estado con abultado patrimonio, Montserrat Gomendio, lo tenga, y así lo declare, por los contratos de obras –también los institucionales, incluso en el CSIC- obtenidos por sociedades familiares o por su marido dedicado a la edificación? ¿Con las esquinas comerciales en Madrid qué es lo que ha pasado? ¿Se han esfumado o desintegrado?

Quienes, premeditada o negligentemente, han demonizado a los manifestantes de Cerca el Congreso tratan de engañar a la ciudadanía. Tratan de ocultar que, desde su origen en la Edad Media, las fiestas de Navidad tiene su origen en las fiestas de los locos, las fiestas de los sandíos, las fiestas de los inocentes o las fiestas de los subdiáconos en las que el bajo clero organizaba una semana de bacanales en contra de sus superiores jerárquicos. La fiesta contra el legitimador ilegítimo ha tenido siempre tanto arraigo popular que fue adoptada en el mundo laico con las fiestas del carnaval que han llegado a nuestros días.

En las manifestaciones de Cerca el Congreso había ciudadanos españoles corrientes como Miguel Ángel Quinteiro, de 72 años, arrastrado por dos agentes en la Carrera de San Jerónimo o simples (pero enormes en su humanidad) ciudadanos normales que se prestaron a auxiliar a los apaleados por las fuerzas de seguridad (¿de quién?) como el camarero de la cafetería Prado, Alberto Casillas, al parecer posteriormente sancionado por la declaración de un UIP en el papel de sicofante delator de miembros pacíficos y silenciosos del pueblo. Según los medios de comunicación de hoy (por todos, El mundo, pag. 11), los sindicatos policiales cargan ahora verbalmente contra los políticos que -según proclaman ahora- “se esconden detrás de la policía para no dar explicaciones”. Un buen termómetro político el de las voces airadas de los sindicatos policiales: denotan una extrema debilidad del gobierno de turno, proclive al chantaje por seguridad. Tónica general ésta en todos los países del mundo. La irresponsabilidad organizada de la que se viene hablando en esta Tribuna Alta Preferencia.

El viejo Dacio Gil atisba elementos totalitarios institucionales y deriva generalizada en lo que viene aconteciendo ultimamente. A su entender, no se salva nadie, absolutamente nadie del espectro parlamentario y en especial de entre los turnantes. Tómese como ejemplo, entre los muchos habidos en todos los partidos, al señor Ruíz-Gallardón, el político más fatuo, devastador de presupuestos con sus ambiciones personales y decisiones “imaginativas” y delirante endosador de deudas astronómicas a las generaciones presentes y futuras mientras, sin pausa alguna, se ha ido haciendo, como ha quedado apuntado más arriba, con un ingente patrimonio de esquinas comerciales en la capital sin que ello haya entrañado medra alguna en su reputación política o tacha patrimonial. Pero esa es otra historia, digna de una posible próxima entrada específica en este blog.

Las manifestaciones ciudadanas son festivas y no tributan pero pagan un alto precio. Los poderosos sólo las consienten cuando dejan de molestarles. Siempre pueden echar mano de jueces dispuestos a reprimir la lucidez insumisa de los ciudadanos. Detengámonos siquiera un breve instante a pensar a qué tratan de dejar reducida la autonomía de pensamiento. Las demás autonomías y libertades personales, junto a la razón y al componente humano, despojadas de cualquier atributo, yacen ya en fila de a uno en la Morgue de la crítica. Quienes dicen detentar el Poder, por decreto-ley han impuesto que no se realicen autopsias...